“Un ministro de la clase correcta”
1. ¿Cómo llega uno a ser ministro de Jehová y demuestra que lo es?
EL TÉRMINO ministro (griego: diáconos) como se usa en las Escrituras griegas significa, literalmente, un siervo. (1 Tim. 4:6, NM) Aquí se refiere a uno que es un siervo público de Jehová, y es ordenado por él, después de primeramente haber dado el paso de dedicarse mediante un acuerdo solemne a hacer la voluntad de Dios. Dicho ministro, con el fin de demostrar que es digno de ese nombre y de retener el favor divino, fielmente se esfuerza por llevar a cabo cualesquier mandatos y comisiones que le impongan las “autoridades superiores.” Dicho ministro también, forzosamente, demuestra ser un cuidadoso seguidor de las pisadas de Jesucristo, el principal ministro de Dios, y, semejante a él, reconoce la obligación primaria de ser un predicador de las buenas nuevas del reino establecido de Jehová mediante Cristo. Así, igual que Jesús, él demuestra ser un testigo de Jehová, dando testimonio acerca de la verdad.—Rom. 13:1; Juan 18:37, NM; Isa. 43:10.
2. ¿Puede dársele responsabilidad en el servicio de Jehová a un siervo o esclavo?
2 Pero aunque el significado esencial relacionado con el término ministro es el de siervo, o aun el de esclavo, sin embargo eso no niega la posibilidad de que dicho siervo sea colocado en un puesto de considerable responsabilidad, que implique la superintendencia y cuidado de otros. Los textos de Mateo 24:45-47, citados al final del artículo anterior, son un buen ejemplo de esto, junto con lo que Jesús dijo en la parábola que siguió poco después.—Vea Mateo 25:21, 23, NM.
3. ¿Qué forma primitiva de sociedad tuvo la aprobación de Dios, y mediante ello qué se mostró concerniente a personas en puesto de guías?
3 Desde que los hombres han morado juntos, haya sido en vida de familia o en vida nacional o comunal de la clase que fuera, ha sido necesaria alguna forma de sociedad organizada. El resultado de esto ha sido que algunas personas han sido colocadas en un puesto de autoridad y guía, siendo responsables del entrenamiento de otros y de conducirlos en el camino correcto. Dicho arreglo tiene la aprobación de Dios, porque, comenzando particularmente con Noé y siguiendo a través de Abrahán y sus hijos, todos los tratos de Dios con estos hombres y sus asociados tuvieron como base el reconocimiento de la forma de sociedad patriarcal que entonces prevalecía.—Vea La Atalaya del 1 de diciembre de 1952.
4. ¿Cómo puso Noé un ejemplo de buena guía?
4 Considere a Noé, por ejemplo, como un modelo de buena guía, principalmente respecto a la adoración verdadera de Jehová. Adicionalmente, él debe haber hecho un trabajo excelente en cuanto a entrenar a las siete personas que estuvieron bajo su jefatura de familia, cada una en su parte respectiva, en la tarea estupenda, sumamente extraordinaria y exigente de construir aquel barco enorme. Recuerde, también, todo el escarnio y oposición a que deben haberse enfrentado. ¡Qué valor de guerrero demostró Noé por causa de su fe firme, y qué tenacidad de propósito y amor benigno demostró para con los que estuvieron bajo su cuidado, mientras “construyó un arca para la salvación de su familia”!—Heb. 11:7, NM; Gén. 6:9; 8:20.
5. (a) ¿De qué manera fué Abrahán un buen ejemplo en conexión con esto? (b) ¿Qué encargo especial se le confió al esclavo más antiguo de Abrahán?
5 Abrahán, también, fué un gran ejemplo de guía fiel, otra vez en primer lugar con respecto a la adoración pura de Jehová. No sólo puso el ejemplo correcto con su propio comportamiento, sino que hay prueba de que cabalmente entrenó y condujo a su entera familia, incluyendo a cientos de esclavos, en obediencia leal en cuanto a pelear a favor de la justa causa de Jehová y también en cuanto a llenar los requisitos teocráticos. (Gén. 14:13-20; 17:9-14, 22-27) Pero mientras hablamos de esclavos, queremos acordarnos de aquel que era el que más tiempo había estado en la casa de Abrahán. Se le confió la misión de viajar hasta la propia parentela de su amo en Carán y, bajo guía angelical, encontrar y traer consigo de regreso una mujer que habría de ser la esposa del hijo de Abrahán, Isaac. El registro manifiesta que este siervo apreció profundamente su responsabilidad, y estuvo alerta al vigilar cuidadosamente cada detalle mientras efectuaba su comisión. Él no confió en su propia sabiduría, sino que con fe semejante a la de su amo buscó la dirección divina en el asunto.—Gén. 24:1-27.
6. En resumen, ¿qué puede aprenderse de los ejemplos ya considerados?
6 Por eso, ya sea que consideremos las palabras de Jesús y los apóstoles, o nos remontemos a las sombras más primitivas de la historia humana registrada en las Escrituras; ya sea un asunto de trabajo práctico, manual, como el de construir un barco, o la misión delicada de hallar una esposa para el hijo y heredero de su amo, no hay duda de que los siervos y esclavos de Jehová a menudo han sido colocados en puestos de gran responsabilidad, que han requerido el ejercicio de las cualidades genuinas de dirección. Y ¿qué hay del pueblo de Jehová en la actualidad?
UN MINISTERIO DE ENTRENAMIENTO
7. ¿A qué preguntas personales nos enfrentamos hoy, y cómo pudiéramos ser incitados a evadirlas?
7 Hoy, como nunca antes en la historia humana, hay una tremenda obra que hacer aquí mismo sobre esta tierra por los que han llegado a un conocimiento de la verdad y que han discernido y dado el paso de dedicarse. ¿Ha dado usted ese paso, ha hecho usted ese voto, ingresando así en el servicio de Jehová para siempre como esclavo teocrático suyo? Tal vez usted diga: ‘Sí, he dado ese paso, pero no soy de la clase del resto ungido; y con mis muchas limitaciones y deberes seglares no descansa otra obligación sobre mí además del asistir a las reuniones y participar en la obra de testificación a medida que se ofrece la oportunidad.’ O tal vez usted diga: ‘Soy una hermana en una congregación donde hay hermanos en todos los puestos de responsabilidad, así que no es necesario y tampoco sería correcto el que yo obrara como caudillo de alguna manera.’ Bueno, examinemos el asunto más detenidamente.
8. (a) ¿Qué trabajo ha de hacerse a favor de los que son de buena voluntad y que están en la cristiandad? (b) ¿Se termina nuestro trabajo cuando éstos han sido recogidos a Sión?
8 Como los textos ya considerados lo manifiestan claramente, ¡hay una obra urgente y grande que se tiene que hacer en estos últimos días al declarar la verdad, el mensaje del Reino, y al dar la amonestación de que se acerca la destrucción de Babilonia y que hay necesidad imperativa de huir ahora! ¿Pero completa eso nuestra comisión? No, hay un trabajo adicional que hacer a favor de los que gimen y lloran por las abominaciones que se perpetran en la cristiandad y quienes están dispuestos a escuchar el mensaje amonestador. Como usted sabe, estas personas buenas generalmente se encuentran en una condición espiritual tan confusa y famélica que saben poco o nada de las verdades fundamentales de la Palabra de Dios, y no tienen ninguna idea de lo que es Sión, la organización teocrática de Jehová, como el lugar al cual tienen que huir para ser protegidas. Por lo tanto tenemos que ocuparnos en ayudar a estas personas, no sólo a conseguir un conocimiento de la verdad, sino también a apreciar lo que deben hacer acerca de ello, ayudándolas a ir por el camino que conduce de Babilonia a Sión, recogidas al fin bajo el dominio protector de la Señal exaltada, Jesucristo el Rey reinante. ¿Podemos decir ahora que hemos cumplido con nuestra comisión a favor de estas otras ovejas que al fin están dentro del arreglo de “una sola manada, un solo pastor”?—Eze. 9:4; Isa. 62:10, UTA; Juan 10:16, NM.
9. ¿Qué principio aplica a todos los creyentes verdaderos, y cómo se demuestra éste en las Escrituras?
9 Dirigiéndonos de nuevo a la Biblia para conseguir nuestra respuesta, hallamos repetidamente esa forma de argumento, tanto en precepto como en ejemplo, que manifiesta que los que aceptan la verdad del evangelio, el mensaje de luz, tienen que llegar a ser ellos mismos portadores de luz. Tienen que estar dispuestos a ser como David, quien fué una oveja de Jehová, pero que con el tiempo fué llamado para ser el pastor de Israel, la herencia de Jehová, después de haber sido entrenado en las cualidades correctas cuando cuidó las ovejas literales de su padre. (Sal. 23:1; 78:70-72) O, expresándolo de otra manera, los que han ejercido fe hasta el grado de dedicarse a hacer la voluntad de Dios desde entonces en adelante tienen que demostrar esa clase correcta de fe por medio de obras apropiadas, “porque con el corazón se ejerce fe para justicia, pero con la boca se hace declaración pública para salvación.” El mismo principio lo manifestó Jesús en el modo que trató con sus primeros discípulos. El que ellos lo aceptaran como el Mesías no era suficiente. Él no quiso que ellos sólo fueran creyentes. En vez de eso, inmediatamente los llamó de su ocupación regular, tal como la pesca, y comenzó a entrenarlos para que ‘llegaran a ser pescadores de hombres.’ Él manifestó que los que ‘oyen la palabra con un corazón recto y bueno’ tienen ellos mismos que ‘retenerla y dar fruto con aguante.’ Hablando de la responsabilidad que viene sobre ellos, él dijo: “Presten atención a cómo escuchan; porque al que tiene, más le será dado,” y recalcando el vínculo estrecho entre él mismo y estos discípulos de ánimo obediente, él dijo: “Mi madre y mis hermanos son éstos que oyen la palabra de Dios y la hacen.” En suma, todo creyente de la clase correcta tiene que ser entrenado para que llegue a ser un ministro de la clase correcta.—Rom. 10:10; Mar. 1:17; Luc. 8:15-21, NM; Mat. 5:14; Sant. 2:17.
10. ¿Cómo tiene aplicación particular este principio hoy?
10 Si el principio que se acaba de declarar fué veraz en el día de Jesús, y, aun más, después que el santo espíritu autorizador vino sobre ese grupo primitivo de creyentes, ¡cuánto más poderosamente aplica ese mismo principio en estos días del cumplimiento final de la profecía de Joel, como se citó por Pedro en el día del Pentecostés! Aquí, entonces, tenemos la respuesta a nuestra pregunta. Estos mismos que han respondido a la predicación de la verdad tienen que ser entrenados y educados para que lleguen a ser predicadores fidedignos y eficaces de ese mismo mensaje del Reino. A causa de la gran obra que debe hacerse por todo el mundo, y a causa del provecho que significará para ellos mismos, es vital que todos los que entren en la verdad aprendan a tener una participación activa en “el ministerio de la reconciliación,” y aprendan a hacer una súplica eficaz a otros mediante el apropiadamente explicar “el mensaje de la reconciliación.” Pues, es en relación con esto mismo que Pablo escribe: “Trabajando junto con él, nosotros también les suplicamos que no acepten la bondad inmerecida de Dios y pasen por alto su propósito.”—2 Cor. 5:18 a 6:1, NM; Hech. 1:8; 2:17, 18.
11. Cite otros textos que recalcan la necesidad de una obra de entrenamiento hoy día.
11 Todo esto irresistiblemente recalca la necesidad imperativa de que haya una intensa obra de entrenamiento que se haga a favor de todos los que vienen a la organización de Dios, Sión. En el principio los que llegaron a ser “conciudadanos” y “miembros de la casa de Dios” fueron “edificados [entrenados y educados] sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, . . . siendo edificados juntamente para ser lugar donde habite Dios por el espíritu.” Usando exactamente los mismos símbolos de la casa y ciudad de Dios, y hablando del programa de entrenamiento para estos “postreros días,” cuando “el monte de la Casa de Jehová será establecido como cabeza de los demás montes,” Isaías escribió: “Caminarán muchos pueblos, diciendo: ¡Venid, y subamos al monte de Jehová, a la Casa del Dios de Jacob! y él nos enseñará en cuanto a sus caminos, y nosotros andaremos en sus senderos; porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalem la palabra de Jehová.”—Efe. 2:19-22, NM; Isa. 2:2, 3.
12. Si este trabajo se limita a los siervos nombrados por la Sociedad, ¿qué dificultades se encuentran, conduciendo a qué conclusión?
12 Pero ¿quiénes van a dar toda esta enseñanza y entrenamiento? ¿Serían sólo los miembros varones maduros de la congregación, nombrados por la Sociedad Watch Tówer Bible and Tract como siervos en puestos específicos, junto con los representantes viajeros de la Sociedad nombrados como siervos de circuito y de distrito? Si ésa fuera la respuesta, entonces, en vista de los grandes números de otras ovejas del Señor que ahora responden a su voz en toda tierra o país, eso inevitablemente significaría que la mayoría de éstos tendrían que esperar un tiempo muy largo antes de que pudieran recibir la ayuda personal y el entrenamiento personales que necesitan para estar capacitados para ser predicadores y publicadores fidedignos y regulares. Además, ¿no es cierto que aun entre los que han estado asociados con la organización por algún tiempo hay muchos que todavía necesitan mucha ayuda? La respuesta correcta y práctica, por lo tanto, es que todos los que están establecidos en la verdad, sean hombres o mujeres, pueden tener alguna participación en esta obra vital de entrenar a otros que no están tan adelantados como ellos mismos.
13. ¿Qué se ha hecho para hacerle frente de manera teocrática a la necesidad que existe de efectuar la obra de entrenamiento?
13 Sin embargo, no se deja a cada uno que decida al estilo democrático o libre si él o ella está en posición de entrenar a otros o no y juzgar por sí mismo en cuanto a quién necesita ayuda y cómo debe dársele. En vez de eso, de manera verdaderamente teocrática, como recordarán los que estuvieron en aquella gran asamblea que se verificó en el estadio Yanqui en 1953, se hizo frente a este mismísimo problema y se trató con él de manera práctica cuando se anunció que se efectuaría un intenso programa de entrenamiento de casa en casa. En esa ocasión se manifestó poderosamente que cada publicador debe estar capacitado para predicar las buenas nuevas de un modo eficaz de casa en casa y hacerlo con regularidad. Luego se explicaron los nuevos arreglos mediante los cuales todos los siervos nombrados podrían dar la atención requerida a esta obra. A su vez estos siervos habían de invitar a otros en la congregación, que estuviesen establecidos en la verdad y que fuesen confiables en el ministerio, a asumir el privilegio y responsabilidad de entrenar a uno o más de estos inexpertos o débiles que necesitaran ayuda. Dado que este programa de entrenamiento ya ha estado en funcionamiento por algún tiempo, existe toda posibilidad, por lo tanto, de que a usted se le haya pedido que participe en esta obra, es decir, si usted mismo es un publicador confiable, aunque quizás usted no sea del resto ungido, o aunque usted sea una hermana en una congregación en la que hay varios miembros varones aptos.
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL
14. Para ser “un ministro de la clase correcta,” ¿qué cosas tienen que observarse y qué cosas tienen que evitarse?
14 ¿Es usted un siervo nombrado directamente por la Sociedad? o ¿es usted alguien a quien estos siervos han invitado a participar en este ministerio de entrenamiento? Si es así, le instamos a que sea “un ministro de la clase correcta,” así como Pablo exhortó a Timoteo. No rehuse participar ni resista, haciéndose perezoso en el asunto, porque usted sabe que Jehová desaprueba dicha actitud. (Luc. 9:62; Heb. 6:11, 12) Por otra parte, no se haga arrogante si se le da a usted dicha responsabilidad, sino que trate de ejercer una mente sana y conseguir una vista equilibrada del asunto. En cuanto a esto usted hallará la exhortación que Pablo da en Romanos 12:3-8 sumamente apta. Estúdiela bien y téngala presente. No cometa el error de los caudillos mundanos que tienden a exagerar, ya sea conduciendo galantemente desde un puesto seguro en la retaguardia o yendo en la vanguardia con un espíritu de ambición orgullosa. Recuerde, más bien, el espíritu de la organización de Dios, el espíritu de guerrero listo a defender a los que necesitan protección, también el espíritu de amor y de humildad, como fué demostrado por el Maestro y Amo, quien lavó los pies de aquellos a quienes él estaba proporcionando dirección de la clase correcta. Como Pablo escribió de nuevo: “En amor fraternal ténganse cariño tierno unos a otros. En mostrarse honor unos a otros lleven la delantera. No sean holgazanes en su trabajo. Fulguren con el espíritu. Sean esclavos de Jehová.” Si usted tiene presente estas cosas jamás será despótico, exigente o impaciente con los que se colocan al cuidado suyo, sino que manifestará usted la misma tenacidad y ternura que manifiestan los grandes Caudillos, Jehová y su amado Hijo, Cristo Jesús.—Rom. 12:10, 11, NM; Juan 13:12-17.
15, 16. (a) ¿Qué ayuda y estimulo nos dan las Escrituras al enfrentamos a esta obra de entrenamiento? (b) Al mismo tiempo, ¿a qué responsabilidad hay que hacerle frente?
15 Pero quizás usted todavía no se sienta suficientemente apto para la tarea de ayudar a entrenar a alguien más, pensando que la obra es demasiado complicada, recordando el uso apropiado de todos los detalles del equipo provisto por la organización, también la oposición y las preguntas espinosas que probablemente se encuentren en la obra de casa en casa. En respuesta le recordamos de las palabras finales de Jesús a sus discípulos: “Vayan pues y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos . . . [y] enseñándoles que observen todas las cosas que yo les he mandado.” Ellos no habían de ramificarse independientemente por su propia cuenta, sino que, así como ellos mismos habían sido enseñados cabalmente a desempeñar el ministerio en obediencia a los mandamientos de Cristo, así exactamente habían de enseñar esas mismas cosas a otros para que las observaran; nada más, nada menos. Seguramente no debe ser demasiado difícil el ayudar a alguna otra persona de la misma manera que usted mismo ha sido entrenado, especialmente cuando usted recuerda que hoy, como en el principio del cristianismo, hay aquellos siervos en diversos puestos que la organización ha nombrado particularmente “teniendo como mira el entrenamiento de los santos para la obra ministerial.” Naturalmente, usted no debe tratar de hacer esta obra con su propia fuerza y sabiduría. Aun Jesús, el Siervo perfecto, confió enteramente en el espíritu y Palabra de su Padre como fuente de sostén y dirección mientras cumplía con su comisión.—Mat. 28:19, 20; Efe. 4:12, NM.
16 Para ayudarle a usted a mantener el punto de vista propio y equilibrado sobre su ministerio, también queremos indicarle que no es un asunto de comparar un puesto con otro en la obra de entrenamiento. Ora que sea usted un misionero, o un siervo de circuito o de distrito, o una hermana a quien el siervo de congregación le haya pedido que ayude a otra hermana menos experta en la obra, las cualidades de dirección requeridas son las mismas en cada caso. Usted es como un administrador, y “lo que se espera de los administradores es que el hombre sea hallado fiel.” Confirmando el mismo principio, Jesús dijo: “La persona que es fiel en lo muy poco es fiel también en lo mucho, y la persona que es injusta en lo muy poco es injusta también en lo mucho.”—1 Cor. 4:2; Luc. 16:10, NM. Véase también Mateo 25:14-30, NM.
17. (a) ¿Cómo han de entenderse las palabras de Pablo en 1 Corintios 4:15? (b) Respecto a esto, ¿qué puede aprenderse concerniente a Timoteo?
17 Al acercarnos a la conclusión de este estudio queremos recordarle las palabras de Pablo a los corintios: “Aunque ustedes tengan diez mil tutores en Cristo, ciertamente no tienen muchos padres, porque en Cristo Jesús yo he venido a ser padre de ustedes por medio de las buenas nuevas.” (1 Cor. 4:15, NM) ¿Cuál es la diferencia entre un tutor y un padre? Un tutor pagado está interesado principalmente en cumplir con sus obligaciones dando la instrucción o entrenamiento que se requiere de él, aunque no esperaría tener que repetir una lección demasiadas veces a causa de que su alumno fuera lento en entender las cosas. Cumplido su deber, está satisfecho, termina y espera su paga. Por otra parte, un padre verdadero no está interesado principalmente en sí mismo sino en ayudar a su hijo a progresar verdaderamente y por amor, aun más que por deber, está preparado para ser infinitamente paciente y considerado, dando gozosa y altruístamente de lo mejor que posee. En cuanto a cómo el apóstol demostró ser un padre para con los hermanos de Corinto referimos a usted a sus palabras previas en 1 Corintios 4:11-13 (NM). Interesante, también, es notar sus palabras subsiguientes en los versículos 16 y 17 con referencia al bien entrenado Timoteo, para quien Pablo fué un verdadero padre. Concerniente a los métodos de enseñanza mencionados, una buena idea de éstos puede obtenerse de un estudio de las dos cartas del apóstol al amado Timoteo, donde notamos el sano consejo bíblico que dió como exhortación y amonestación, con detalle práctico para ayudar a este ministro joven a cumplir de la debida manera con sus propias responsabilidades al entrenar a otros. Como Pablo dice: “Dando estos consejos a los hermanos serás un ministro de la clase correcta de Cristo Jesús, uno nutrido con las palabras de la fe y de la enseñanza correcta que tú has seguido cuidadosamente.” Sí, Timoteo siguió fielmente la dirección fijada para él y así se le enseñó cómo servir de buen caudillo a otros en el ministerio. Nosotros, también, queremos aceptar la bondad inmerecida de Dios en este día y cumplir su propósito al ser entrenados para ayudar a otros a que se establezcan como predicadores de las buenas nuevas.—1 Tim. 4:6, NM.
18. ¿Cómo tenemos que ser cuidadosos al formarnos un cuadro mental de Jesús cuando estuvo sobre la tierra?
18 Ya hemos prestado alguna atención a la descripción profética del Siervo y Caudillo de Jehová, Cristo Jesús, como se reveló por medio del profeta Isaías. Sin embargo, puesto que todavía estamos en la carne, consigamos finalmente un cuadro breve de la clase de hombre, de la clase de caudillo que fué Jesús cuando estuvo sobre la tierra con sus discípulos. Tenemos que despedir de la mente cualesquier impresiones falsas que hayamos conseguido de libros o cuadros religiosos donde a menudo se comunica la idea de que Jesús fué extraordinario en su apariencia física, teniendo una sonrisa magnética que nadie podía resistir y una mirada imponente que nadie se atrevía a desobedecer. Al contrario, es patente de la opinión menospreciadora que se tenía de él en su territorio natal que Jesús no ostentó sus cualidades perfectas ni hizo que otros las notaran a la fuerza. No, él ejerció perfecto buen sentido y modestia.—Mat. 13:54-56.
19. ¿Qué clase de caudillo demostró ser Jesús, y cómo manifiestan esto sus propias palabras?
19 Pero pensando más en términos modernos, ¿nos imaginamos a Jesús como un caudillo que daba pasos largos al llevar la delantera, siendo la última palabra en eficiencia y organización, impacientándose por las faltas y defectos de otros? Apenas. Recuerde usted, no había duda alguna en cuanto a sus habilidades perfectas en todo respecto. No había equivocación, ningún desperdicio y jamás una palabra incorrecta. Pero sus seguidores, aunque reconocían que era su Señor, no fueron intimidados por su personalidad, creyendo que él estuviera muy adelantado a ellos, como si estuviera en una categoría separada. Al contrario, tanto en espíritu como en acción él estuvo muy cerca de sus seguidores, fué amigable y comunicativo, salvo cuando de vez en cuando la ocasión exigía algo diferente. Y esta idea de la proximidad estrecha es una de las principales ideas que tienen que ver con el dirigir, como cuando un padre dirige a su hijo, o un perro guía a un ciego. ¿Qué dijo Jesús cuando invitó a algunos a que se hicieran discípulos suyos? Note sus palabras benignas: “Vengan a mí, todos ustedes los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.” Esto significa que él fué de genio apacible, razonable, misericordioso y considerado para con los que él entrenaba. Él no se desconcertó por pequeñeces. También fué de disposición humilde en sus tratos con ellos, sin ninguna idea grande de lo que él mismo era o creando una impresión de superioridad, aunque era perfecto. Siempre fué un compañero alentador, porque en verdad tuvo una personalidad sumamente amorosa y amable. Naturalmente, no dejó esa impresión en los fariseos, pero por el momento estamos limitando nuestra consideración de Jesús a Jesús como caudillo y entrenador de sus amigos, los discípulos.—Mat. 11:28-30, NM.
20. A medida que avanzamos en la obra de entrenamiento, ¿qué cosas hay que tener presentes?
20 Aunque Jesús no está con nosotros visiblemente hoy en día, sabemos que él no ha cambiado en personalidad ni un ápice. (Heb. 13:8) Él es nuestro ejemplo y modelo, y todo el que tiene el privilegio de tener alguna participación, grande o pequeña, en dirigir correctamente a sus hermanos hará bien en seguir ese ejemplo cuidadosamente. Entonces usted, semejante a Jesús, siempre será alentador a sus hermanos y de esa manera usted, también, estará dando de lo mejor que tiene y conseguirá lo mejor de parte de otros. Para provecho y ejemplo nuestros, siempre tengamos presente esa inspiradora descripción de la obra de caudillo que ahora está siendo cumplida por Jehová mediante su “siervo,” Cristo Jesús: “Como pastor, apacentará su grey; en su brazo recogerá los corderitos, y los llevará en su seno, y conducirá suavemente a las recién paridas.”—Isa. 40:10, 11.