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  • ¡El chismear puede destruirlo a usted!

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  • ¡El chismear puede destruirlo a usted!
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1956
w56 1/1 págs. 16-21

¡El chismear puede destruirlo a usted!

“Les digo que, de todo dicho inútil que digan los hombres, rendirán cuenta en el Día de Juicio; porque por tus palabras serás vindicado, y por tus palabras serás condenado.”—Mat. 12:36, 37, NM.

1. ¿Qué es característico de los que chismean, y por qué debemos estar alerta contra el chismear?

EL CHISMEAR comenzó con Satanás el Diablo. Eva prestó oído a su cuento calumniador acerca de Jehová, lo creyó, actuó en armonía con él, lo propagó a su marido, y el resultado final fué que la primera pareja humana fué separada de su mejor Amigo. Desde aquel entonces hasta el día de hoy los hombres han chismeado y sufrido a causa de ello. Pocos, si acaso ha habido algunos, no han sido culpables de hacerlo o no han sido hechos víctimas de ello. A menudo los que repetidamente son culpables de ello son los que más se indignan cuando llegan a ser el blanco de los chismes. Cuando los chismes tratan acerca de ellos los odian. Cuando ellos chismean hacen que parezca bueno. Muchos anteceden su chisme con una disculpa y de esa manera revelan una conciencia culpable. Frecuentemente comienzan: “No me gusta decir esto, pero . . .” y luego prosiguen gustosamente a decirlo. O la introducción quizás sea: “No sé si esto sea cierto o no, pero . . .” y proceden a decir lo que ellos sospechan que es falso. Realmente, no debemos ignorar los artificios de Satanás. Debemos estar alerta contra el chismear, que es un arma del Diablo.

2. ¿Qué debemos tener presente a medida que estudiamos este artículo?

2 ¿Estar alerta contra quién? Contra nosotros mismos. Al leer esto, piense. Piense en cómo aplica a usted, no a su prójimo. Cierto, ello aplica a su prójimo. Él lo reconoce. Pero lo importante es que usted reconozca que aplica a usted, que usted lo aplique a usted mismo. Usted puede efectuar un cambio en usted mismo. Usted tal vez no pueda cambiar a su prójimo. Concentre en usted mismo. Luego cuando haya quedado sin tacha en este asunto ayude a su prójimo a quedar sin tacha en ello también. Cuando usted haya removido la viga de su propio ojo entonces usted puede tratar de extraer la paja del ojo de su prójimo. Estamos propensos a ser condescendientes con nosotros mismos y severos con otros. Para nuestra propia seguridad, invirtamos esto y seamos severos con nosotros mismos y condescendientes con otros.—Mat. 7:1-5.

3. ¿Por qué exageran los chismosos, y en qué clasificación caen los que revelan secretos?

3 ¿Qué es el chismear? Es habla que perjudica. Puede hacerse con malicia y con intención de perjudicar, pero a menudo se hace inocentemente sin ningún deseo de lastimar a persona alguna. Una declaración inofensiva al repetirse se hace perjudicial porque se le desfigura o se le tuerce o se le exagera para agregarle sabor. Una persona quizás haga esto sin malicia para hacer el cuento más atractivo, más aceptable a los oyentes, capaz de producir una reacción de sorpresa, desmayo o susto más satisfactoria, y en su celo por agregar sabor al cuento el chismoso jamás piensa en el daño que descarga contra la persona que está implicada en ello. Su boca llega a ser una trampa en la que él mete su propio pie y es atrapado violando el mandato de Jehová: “No debes estar andando entre tu pueblo con el fin de calumniar.” “No debes repetir un informe falso” y “no debes seguir tras la muchedumbre para efectuar fines malos.” Aunque un informe falso sea repetido por muchos, no tenemos que seguir a esa muchedumbre y unirnos a ella en calumniar a nuestro hermano. Si no estamos seguros de que el informe sea verídico no debemos repetirlo. Y a veces aun si es verídico no debemos repetirlo. “El que anda chismeando revela los secretos; mas el que es de espíritu fiel encubre el caso.” “El que anda chismeando revela secretos; por lo tanto no te asocies con el que habla insensatamente.” Aquel que revela asuntos secretos que no atañen a otros está hablando insensatamente, se está entremetiendo, está trayendo y llevando, comadreando, chismeando. Traiciona una confianza y perjudica.—Lev. 19:16; Éxo. 23:1, 2, NM; Pro. 11:13; 20:19, Norm. Rev.

4. ¿Cuándo y a quiénes hay que revelar secretos a veces, y son dichos informes chisme perjudicial?

4 A veces hay que decir un secreto aun cuando alguien resulte perjudicado. Cuando usted sabe que alguien secretamente está pecando y poniendo en peligro su posición ante Jehová y está estropeando la pureza de la congregación usted tiene que hablar. ¿Hablar a quién? ¿A todos los de la congregación? No hay razón para que haga eso. El esparcir la información así sería incorrecto, sería perjudicial tanto para la persona como para la congregación. En algunos casos puede ser suficiente hablarle a la persona implicada; más frecuentemente será necesario hablar al comité de siervos de la congregación. El hacer dicho informe tal vez resulte en algo que parezca perjudicial a la persona culpable, pero realmente el resultado final será para su bien. Ninguna disciplina parece gozosa en ese momento, pero el que se somete a ella y es entrenado por ella finalmente saca provecho de ella. El punto que ha de recordarse es que cuando se revele dicho secreto, éste debe revelarse a los que están capacitados o están comisionados para corregir el asunto, y no a chismosos para que se den gusto parloteando acerca de ello. Pablo escribió a los corintios: “Porque se me hizo saber acerca de ustedes, mis hermanos, por los de la casa de Cloe, que existen disensiones entre ustedes.” ¿Estaban los de la casa de Cloe chismeando acerca de los hermanos de Corinto? No, el informe fué hecho para bien suyo. Se hizo al que podía remediar las cosas por medio de corregirlos autorizadamente y ponerles los pies de nuevo en la senda a la vida y en las pisadas de Jesús.—1 Cor. 1:11; Heb. 12:11, NM.

5. ¿Por qué rehusan algunos informar contra un amigo, y son ellos realmente amigos verdaderos?

5 La ley de Jehová hizo provisión para que testigos dieran testimonio en contra de malhechores. No se nos prohibe el dar testimonio; sólo se nos prohibe el dar testimonio falso. Muchos del mundo condenan como “delatar” el revelar hechos que desenmascaren a otro. Este es especialmente el código de la clase criminal, el cual dice que está bien quedarse callado o testificar falsamente para escudar a un criminal, pero que es repugnante el decir la verdad si eso descubre a un malhechor. En la congregación cristiana es un sentimiento equivocado de lealtad hacia un hermano el escudar sus pecados cuando esos pecados ponen en peligro su vida y la pureza de la congregación. El verdadero amigo del hermano y de la congregación de Jehová lo reprenderá, o si es necesario informará al comité para que se le pueda dar una reprensión de mayor fuerza para sacudir al pecador y hacerle recobrar el sentido. Un amigo verdadero infligirá esta herida temporal para la curación eterna del pecador: “Pruebas de lealtad son las heridas del amigo, y engañosos los besos de enemigo.” Por eso el amigo que encubre una práctica continua que es pecaminosa no es un amigo verdadero, sino realmente un enemigo. Tal vez eso sea ensalzado por el código de los criminales, pero es condenado por los principios bíblicos del nuevo mundo.—Pro. 27:6, BC.

6. ¿Qué habla no es chismear, cuándo se convierte en chismear, y qué preguntas nos ayudan a determinar el habla correcta e incorrecta?

6 Por consiguiente no es chismear el informar a los siervos apropiados acerca de una práctica pecaminosa continua, pero sí sería chismear el esparcir esa información a otros de la congregación que no se hallan en posición de emplear las medidas correctivas, y sería incorrecto revelar un pecado pasado de alguien que verdaderamente se hubiese arrepentido y reformado y que lo estuviera demostrando por medio de hacer sendas rectas para sus pies. Tampoco significa chismear el hablar acerca de nuestros hermanos, de lo que están haciendo, adónde van o qué les pasa. Nos interesa la gente, y especialmente nuestros hermanos, y no hay nada malo en hablar de sus actividades si somos precisos y si no les resulta en ningún daño. Pero esta habla se convierte en chisme cuando indagamos sobre sus asuntos particulares, personales, o cuando hacemos surgir preguntas acerca de sus motivos o arrojamos duda o sembramos sospecha acerca de su comportamiento. ¿Está el habla de usted desacreditando a la persona? ¿perjudica su reputación? ¿causa que sus amigos se separen de ella? ¿lastima sus sentimientos o siembra la discordia? ¿le hace perder privilegios de servicio? ¿es verídica su habla? Si es verídico lo que dice, ¿ha sido exagerado o desfigurado de modo que la impresión que deja es falsa? ¿se dice con un sentido de superioridad, presunción, envidia, malicia o amargura? ¿lo puede usted decir con una conciencia clara, tan clara que se lo diría a la cara a la persona con exactamente las mismas palabras y tono? Y ¿cuál es el resultado de sus palabras? ¿Es el fruto de su habla bueno o malo? Por su fruto puede ser reconocida.

7. ¿Qué indica que las mujeres pecan con la lengua más a menudo que los hombres?

7 No todas las personas tienen las mismas debilidades. Para combatir nuestras debilidades primero tenemos que conocerlas. ¿Tiene usted la debilidad de chismear? Si la tiene, reconózcala; millones de personas le hacen compañía. ¡Reconózcala, y luche contra ella! ¿De qué otra manera puede vencerla? Aunque no les agrade a las mujeres oírlo, la Biblia parece indicar que las mujeres pecan con la lengua más a menudo que los hombres. Esto no quiere decir que los hombres no chismean. Sí chismean; algunos más que las mujeres. Pero las mujeres como grupo son más culpables de chismear que los hombres como grupo. La Biblia aconseja especialmente a las mujeres: “Que las mujeres ancianas sean reverentes en su comportamiento, no calumniadoras.” También: “Las mujeres deberían igualmente ser serias, no calumniadoras.” Es cuando se está hablando de mujeres que la Biblia declara: “Al mismo tiempo también aprenden a estar desocupadas, vagando por las casas, sí, no sólo desocupadas, sino también chismosas y entremetidas en asuntos ajenos, hablando de cosas que no deben.” No es la lengua masculina, sino la femenina la que es señalada con especialidad como la cosa irritante en el hogar: “Las contiendas de la mujer son como una gotera incesante.” Otra vez, “Una gotera incesante en un día lluvioso y una mujer rencillosa son cosas parecidas: quien a ella refrenare, refrena al viento, y su mano derecha aprieta el resbaloso aceite.”—Tito 2:3; 1 Tim. 3:11; 5:13, NM; Pro. 19:13; 27:15, 16.

8. ¿Por qué chismean las mujeres más que los hombres, sin embargo cómo es que frecuentemente su locuacidad es una ventaja?

8 ¿A qué se debe esto? ¿Se debe a que los hombres tienen principios más elevados en este respecto? No necesariamente. Las tendencias agresivas del hombre lo hacen pecar en una dirección diferente. Como grupo, los hombres están más propensos que las mujeres a perpetrar violencia física o asesinato. Pero a las mujeres les gusta hablar más que a los hombres, y están muy interesadas en la gente, en las actividades, en los problemas y romances de la gente. Cuando las mujeres hablan, discuten acerca de lo que les interesa a ellas, lo cual quiere decir que hablan acerca de la gente, lo cual a su vez significa que siempre hay peligro de que la conversación deteriore y llegue a ser chismear. Los hombres están más interesados en temas, ciencia, acontecimientos mundiales, economía política o en su trabajo, y cuando ellos hablan de estas cosas el peligro de chismear no es tan grande como cuando se habla de personas. En sí mismo el hablar no es malo. La inclinación que tienen las mujeres puede ponerse y a menudo se pone a buen uso. Es debido a la locuacidad de ellas que los niñitos aprenden a hablar. Debido a su habla ágil, es posible que las mujeres ministros presenten la verdad a otros con más facilidad que los hombres, y quizás contribuyan más a las reuniones de congregación al comentar voluntariamente cuando el programa requiere la participación del auditorio. Sin embargo, esta ventaja puede llegar a ser una trampa cuando la lengua se suelta y se desenfrena en el chismear. Por eso, tanto los hombres como las mujeres harán un examen de ellos mismos para ver si tienen la debilidad de chismear, y si descubren que sí la tienen procurarán mantener una vigilancia especial sobre su lengua.

LOS MALES DEL CHISMEAR

9. ¿Qué dice la Biblia acerca de los entremetidos?

9 La Palabra de Jehová repetidamente amonesta en contra del chismear. Los chismosos son entremetidos y cuidan de los asuntos ajenos mientras que descuidan los suyos. A los cristianos se les aconseja: “Algunos andan desordenadamente entre ustedes, no haciendo ningún trabajo pero entremetiéndose en lo que no les atañe.” Si sufrimos debe ser por retener la integridad cristiana, no por ser entremetidos: “Que ninguno de ustedes sufra como homicida o ladrón o malhechor ni como entremetido en los asuntos de otras personas. Pero si sufre como cristiano, que no sienta vergüenza.” En lugar de ruidosamente meterse en los asuntos ajenos, hay que “tener como mira suya el vivir quietos y . . . ocuparse de sus propios asuntos.” “Todos los necios se meten en pendencias,” nos dice la Biblia. ¿Por qué dejar que le venga bien a usted la descripción de los necios?—2 Tes. 3:11; 1 Ped. 4:15, 16; 1 Tes. 4:11, NM; Pro. 20:3.

10. ¿Cómo comienzan la dificultad los chismosos y la mantienen en acción, y por qué no son ellos amigos?

10 Los chismosos entremetidos causan dificultad. Balbucean los asuntos de otros, los exageran, los desfiguran y los tuercen, y amontonan a grande altura sus murmuraciones inflamatorias: “Como en faltando la leña, se apaga el fuego, así donde no hay chismoso, cesa la contienda. Lo que es el carbón para las brasas, y la leña para el fuego, eso es el hombre rencilloso para encender las contiendas. Las palabras del chismoso son bocados muy suaves, pues descienden a lo más interior del cuerpo.” En lugar de que las palabras se hablen en voz alta a la cara de la persona, éstas son susurradas detrás de su espalda y la calumnia es vorazmente engullida por oídos que son glotones para el chisme. Estas murmuraciones no causan una impresión superficial, sino que se introducen profundamente para ser bien masticadas y digeridas. “El amigo ama en todo tiempo, y el hermano es nacido para la adversidad,” pero el chismoso no es amigo. Precisamente cuando la persona más necesita de amigos y hermanos, cuando está en cierta dificultad o sufriendo adversidad, entonces es que el chismoso ataca con más fuerza para quitar los amigos al que sufre: “El chismoso separa a los amigos más íntimos.” “Aquel que sigue mentando el asunto, separa . . . al amigo más íntimo.”—Pro. 26:20-22; 17:17; 16:28; 17:9.

11. ¿Qué clase de habla fué predicha para estos últimos días, y cuál es la responsabilidad del chismoso que inconscientemente esparce mentiras?

11 “Aquel que profiere la calumnia es un insensato.” La mayoría de los chismes son calumniosos. A cualquier verdad que en un tiempo haya estado presente pronto se le añade tanto que la mayor parte del cuento llega a ser mentiras. Los amigos empiezan a alejarse del que está siendo calumniado, y la ira de Jehová viene sobre el chismoso “que siembra discordias entre hermanos” dentro de la congregación. La calumnia es uno de los pecados que se predijo florecerían en los últimos días y que hace a este viejo mundo digno de la destrucción; de modo que los cristianos especialmente deben evitar la “hipocresía y envidias y toda clase de difamación solapada.” (Pro. 10:18; 6:19; 1 Ped. 2:1; 2 Tim. 3:3, NM) A menudo el chismear no es malicioso y no se tiene intención de perjudicar, pero de todos modos resulta en daño. Si usted accidentalmente mata a un hombre él está tan muerto como si usted se hubiera propuesto matarlo. Si usted esparce mentiras creyendo que son verdades, éstas siguen siendo mentiras y usted está mintiendo. Usted quizás trate de pasarle la culpa a otro diciendo que él le contó el cuento a usted. Muy bien, él mintió. Pero cuando usted lo repitió, usted mintió. De acuerdo con las leyes de algunos países sobre difamación si uno repite una mentira imprimiéndola es culpable, prescindiendo de quién la empezó o a quién se estaba citando. Después de todo, si solamente el originador de un rumor lo contara, el rumor no llegaría muy lejos ni haría mucho daño. ¿Acaso Jehová no considera culpables a los que hoy día repiten las mentiras religiosas que fueron comenzadas hace muchos siglos? Él también considera responsables a los chismosos que comienzan o esparcen mentiras.

12. ¿Qué parecen olvidar los chismosos, y aun cuando lo recuerdan qué dicen?

12 Si uno ha estado esparciendo mentiras sin saberlo no es tan reprensible como el que miente deliberadamente, pero tampoco es inocente. Si uno realmente lo siente ciertamente será cauteloso acerca de repetir cuentos en lo futuro. Pero esta cautela no es característica de los amantes del chisme. Concerniente a probarse fiel, Pablo dijo: “Olvidando las cosas que están atrás y esforzándome hacia adelante a las cosas que están más allá, prosigo hacia la meta para alcanzar el premio de la vocación de arriba.” (Fili. 3:13, 14, NM) Pablo olvidó el pasado y miró hacia adelante con un buen fin en mira, pero los chismosos parecen olvidar sus cuentos pasados que resultaron falsos y mirar hacia adelante con fervor no disminuído para chismear más en lo futuro. Uno pensaría que ellos recordarían cuán a menudo sus chismes pasados resultaron ser falsos, y por lo tanto se esperaría que ellos fueran mucho más cautelosos en lo futuro. Pero raramente lo son. Si se molestan en recordar sus mentiras pasadas, es para justificarlas. Niegan que hayan dicho tal cosa, o dicen que sólo repitieron lo que otro dijo, o esconden la primera mentira por medio de decir otra. Supóngase que ellos estuvieran esparciendo un rumor de que dos personas se iban a casar. Pasa el tiempo y no hay casamiento. Entonces dicen que los dos tuvieron una riña y anularon la boda. Sin embargo desde el principio todo estaba en la imaginación y sospechas de los chismosos, y el rumor nunca tuvo cimiento sólido. Si los chismosos miraran hacia atrás al daño que sus mentiras causaron quizás no mirarían hacia adelante con tanto celo para mover más la lengua.

13. ¿Por qué es cobarde y asesino el chismear, y qué resultará a los que persisten en ello?

13 El chismear puede ser malvado. Es cobarde. Puede ser asesino. Puede asesinar un buen nombre o arruinar una buena reputación o envenenar la mente de algunas personas contra la víctima del chisme. “Aguzan su lengua como la serpiente; hay veneno de áspid debajo de sus labios.” El habla puede ser mortífera: Sus “dientes son lanzas y saetas, y su lengua una espada aguda.” Algunas lenguas son tan afiladas como espadas y las palabras que lanzan pueden traspasar como flechas, y las descargas verbales que sueltan son lanzadas desde una emboscada y hieren a su víctima por la espalda: “Los que afilan su lengua, como espada; arman sus flechas, es a saber, dichos amargos, para asaetear a escondidas al inocente [BC]: de repente le asaetean, y no temen.” Pero los cobardes que chismean detrás de la espalda de alguien deben recordar que tienen que enfrentarse a Jehová, que Jehová oye si su víctima humana no, y “debido a la lengua de ellos él les acarreará ruina.” (Norm. Rev.) Sus lenguas chismosas los desarraigarán de la tierra de los vivientes: “Agravios maquina tu lengua, como navaja afilada, que obra engañosamente. Amas el mal más que el bien, la mentira, más que hablar justicia. (Pausa.) Amas toda suerte de palabras mortíferas, ¡oh lengua engañosa! A ti también Dios te destruirá para siempre; trabará de ti, te arrancará también de tu tienda, y te desarraigará de la tierra de los vivientes.”—Sal. 140:3; 57:4; 64:3, 4, 8; 52:2-5.

14. ¿A qué puede conducir el chismear?

14 El chismear puede llegar a ser tan perverso y hacer tanto daño que puede hacer que merezca la expulsión el que lo haga. Puede causar la ruina del hablador en la congregación: “El que guarda su boca guarda su vida; mas para aquel que abre inconsideradamente sus labios, habrá destrucción.” Su chismear podrá separar a amigos, pero si el chismear continúa lo separará a él de la organización de Jehová: “Jehová, ¿quién habitará en tu tabernáculo? ¿quién residirá en tu santo monte? El que no calumnia con su lengua, ni hace mal a su prójimo, ni toma sobre sus labios afrenta contra su cercano.” “La boca engañosa yo aborrezco,” dice Jehová. Si Jehová la aborrece, también nosotros deberíamos, y no debe permitirse que exista la cosa aborrecible en la congregación. Oramos como se nos instruye: “¡Jehová, libra mi alma de los labios mentirosos, y de una lengua engañosa!” Si tales labios y lenguas están en la congregación, mediante el acto de expulsión la congregación puede ser librada de ellos.—Pro. 13:3; Sal. 15:1, 3; Pro. 8:13; Sal. 120:2.

15. ¿Qué cosa hace al chismear tan peligroso, y qué preguntas debe considerar el chismoso?

15 Muchas veces el chismear es tocante a un asunto de poca importancia, pero siembra discordia cuando las lenguas alborotadoras lo engrandecen fuera de toda proporción. Un chisme hace del huracán un simple viento y del simple viento un huracán. El verdadero huracán, el sembrar la discordia, es como un simple viento para el chismoso en comparación con la dificultad menor que él engrandece hasta proporciones semejantes a huracán para causar la discordia. ¡Cuán peligrosa es tal habla inútil! Leemos en Mateo 12:36, 37 (NM): “Les digo que, de todo dicho inútil que digan los hombres, rendirán cuenta en el Día de Juicio; porque por tus palabras serás vindicado, y por tus palabras serás condenado.” ¿Cómo cree usted que son consideradas las palabras de chisme durante períodos de juicio? ¿Puede usted vindicar su chismear? ¿Bastará la excusa de que usted no intentaba hacer daño? ¿Tendrá el sonido de verdad si el registro muestra que usted continuó chismeando aun después que algunos de sus cuentos resultaron falsos? ¿Podrá usted pasarle a otro la responsabilidad por las palabras que salieron de la boca de usted? Sepa de seguro que sus palabras, si fueron de chisme, serán condenadas. Cuánto mejor es el cultivar sabiamente ahora una lengua que sane, y no una que hiera: “Hay uno cuyas palabras inconsideradas son como estocadas de espada, pero la lengua de los sabios resulta en sanar.”—Pro. 12:18, Norm. Rev.

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