Un africano escoge una sola esposa
A MENUDO los misioneros de las religiones católica y protestantes dicen que no se puede lograr que la gente africana viva según las normas cristianas verdaderas, que no se puede vencer su costumbre de tener más de una esposa o de sencillamente vivir en matrimonio consensual. Dicen que será mucho si sólo logran darles a los africanos mejores normas de sanidad y hacerles saber acerca de Jesús. Esta actitud sin duda es el resultado de no aplicar ellos cabalmente los principios bíblicos, aun en sus llamadas congregaciones civilizadas de la cristiandad.
Aunque esto puede ser cierto de las religiones transigentes de la cristiandad, no es cierto de los testigos de Jehová, los cuales siempre aplican cabalmente las reglas bíblicas, aun en el África. Lo siguiente es sólo un ejemplo de los miles y miles de personas que han limpiado voluntariamente su vida para vivir con la sociedad del nuevo mundo. Lo relata un ministro precursor especial africano de los testigos de Jehová en Rhodesia del Sur.
“El 11 de noviembre de 1956 fué un día hermoso y agradable para mí. Temprano por la mañana, después de leer el pasaje bíblico para el día y de pedir la bendición de Jehová sobre mi trabajo, partí para comenzar mi predicación. Nunca me imaginaba que esta primera casa, la de Moisés, el hombre principal de la población, sería mi única visita durante más de cuatro horas. Le di el testimonio, pronunciando mi sermón de tres a ocho minutos, y luego le presenté cuatro folletos.
“Él los tomó prontamente, y mientras yo seguía hablándole un hombre entró apresuradamente y jadeando y preguntó: ‘¿Tendrían la bondad de señalarme dónde vive Moisés?’ Moisés respondió: ‘¿Qué pasa? ¿algo malo?’ La respuesta fué ‘No.’ ‘Bueno. Yo soy Moisés. ¿Quiere usted hablar conmigo?’ ‘Sí,’ dijo el hombre, ‘oí decir que un ministro de la Watch Tówer está en la casa de usted y vine a verlo.’ Moisés replicó: ‘¿Para qué? ¿Es usted de la policía y lo quiere arrestar?’ ‘No,’ fué la respuesta. ‘Yo vine aquí para ser testigo de Jehová si es posible. He sido miembro del Ejército de Salvación por muchos años pero he descubierto que no hay verdad en esa religión; por eso vine aquí para ser testigo de Jehová.’
“Yo le di el testimonio y luego le mostré algunas publicaciones de la Sociedad, en las cuales él manifestó mucho interés. Pasé cuatro horas hablando a los dos hombres acerca del Reino, después de lo cual le pregunté al que había llegado apresuradamente si le agradaría que yo fuera a su casa. A esto él rápidamente respondió afirmativamente. Tomó tres folletos y dos ejemplares de Nharireyomurindi (La Atalaya en cishona) y más tarde en el día asistió al estudio de La Atalaya.
“El sábado siguiente fui con mi esposa a la casa de él, y cuando nos saludó me sorprendí al ver que el hombre tenía dos esposas. Pasé el día entero con él, mostrándole todos los requisitos de la sociedad del nuevo mundo. Entonces él me dijo: ‘Hay una cosa que usted no me ha dicho todavía.’ Lo miré inquisitivamente. ‘¿Qué puedo hacer con mis dos esposas?’ Le dije que tendría que escoger para sí mismo qué hacer. ‘Yo sé que ustedes los testigos de Jehová no permiten que nadie en su organización tenga dos esposas.’ Le aseguré que eso era cierto. ‘Pues, no se preocupe,’ dijo él, ‘ya me he examinado y veo que puedo arreglar mis asuntos correctamente. Viviré con una y apartaré a la otra.’ Ya que yo no estaba completamente seguro de lo que él quería decir, le expliqué que si él tomaba a una como su esposa él tendría que proveer para la otra materialmente, pero no podría vivir con ella como esposo suyo. ‘Yo haré eso,’ me aseguró él.
“Unos días después, al oír acerca de lo que le había pasado, un miembro del Ejército de Salvación se le acercó y trató de asustarlo, diciéndole que si se hacía testigo de Jehová sería echado del territorio reservado para los nativos, donde está su hogar, de modo que debía volver a unirse a su primera iglesia. ‘Lo siento, amigo,’ fué la respuesta, ‘no tengo tiempo para volver a la iglesia de usted. Yo estuve en la iglesia suya por mucho tiempo con mis dos esposas, pero usted me aceptó como miembro de su iglesia, lo cual es antibíblico, pero los testigos de Jehová rehusaron aceptarme a menos que estuviera casado con sólo una esposa; ésa es la única manera en que se puede servir a Dios con limpieza. De modo que, váyase por su camino, amigo, porque ahora usted sabe que soy testigo de Jehová.’”
Sí, los principios cristianos son idénticos por toda la tierra y todos los que deseen vivir en el nuevo mundo tienen que vivir en conformidad con las normas correctas ahora. Los testigos de Jehová gozosamente reciben como “hermanos” a personas sinceras como ésta.