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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
w58 1/2 págs. 94-95

Preguntas de los lectores

● ¿Fué correcto el que Jesús dejara que ciertos demonios entraran en una piara de cerdos y los destruyeran, según se registra en Mateo 8:28-32, puesto que los cerdos no eran propiedad de él?—A. P., Estados Unidos.

Este registro es uno que a los críticos de la Biblia les gusta atacar y usar como excusa para dudar de la autenticidad de las Escrituras. Eso explica por qué la Interpreter’s Bible comenta como sigue sobre los varios relatos que nos hacen de este incidente los escritores de los Evangelios: “La noción de que la legión de demonios pudiera entrar en los cerdos (v. 13) era superstición popular, sin duda; pero parece mejor dejar la narración como está, como una leyenda popular corriente en una vecindad pagana.” “La narración es legendaria.” “Difícil es creer que Jesús negociara con los demonios y les permitiera poseer los cerdos, y quizás estos detalles hayan sido añadidos al relato.”

Sin embargo, los que han aceptado las pruebas abrumadoras de la autenticidad de la Biblia, como se han citado repetidamente en las páginas de las publicaciones de la Watch Tówer, no experimentarán ninguna dificultad en aceptar el registro como histórico. Según la ley de Dios los cerdos eran animales inmundos, y no sólo se les prohibía a los israelitas comer su carne o usarlos para sacrificios, sino que el tan sólo tocar el cuerpo muerto de un cerdo hacia inmundo al israelita. El que ellos criaran cerdos era por lo tanto un voluntarioso desprecio a la ley de Dios. Puesto que ellos no tenían ningún derecho a criar cerdos ni siquiera para propósitos comerciales, bien podían considerar esta destrucción de su piara como una reprimenda justa. Además, no se requería que Jesús ejerciera presciencia en cuanto a lo que harían los demonios una vez que entraran en los animales inmundos. También, podría argüirse razonablemente que un hombre vale más que una piara de cerdos, especialmente cuando se considera que los cerdos no habían de tener ningún valor comercial entre los judíos. De manera que no puede hallarse nada malo en la acción de Jesús de dejar que los demonios entraran en los cerdos.

● Adjunto un recorte de nuestro periódico Journal de Milwaukee del 10 de enero de 1957. Es una fotografía de pastores del Jordán llevando sus rebaños a las dehesas en las montañas cerca de Jerusalén. Esta es una fotografía de la United Press y parecería desacreditar el argumento de que el nacimiento de Cristo no fué en el invierno.—B. B., Estados Unidos.

Se han recibido otras cartas en las que se ha dicho algo parecido, que en vista del clima de Palestina el hecho de que las ovejas estuvieran afuera de noche no podría tomarse como prueba de que Jesús no pudo haber nacido el 25 de diciembre. No obstante, obsérvese que aunque se pueden llevar los rebaños a las dehesas en Palestina durante la estación de las lluvias, cuando lo permite el tiempo, sin embargo esto no cuadra con las condiciones detalladas en Lucas 2:8, a saber, que los pastores estaban afuera vigilando sus rebaños de noche; es decir, que se habían alejado alguna distancia de los apriscos originales y permanecían con las ovejas en los campos de día y de noche. Esto no sería el caso durante la estación de las lluvias, cuando el tiempo sería inestable. Respecto a esto el Dr. Clarke declara:

“Entre los judíos era la costumbre mandar sus ovejas a los desiertos, alrededor del tiempo de la pascua, y traerlas a casa al comienzo de las primeras lluvias: durante el tiempo en que estaban afuera, los pastores las vigilaban de día y de noche. Ya que la pascua acontecía en la primavera, y las primeras lluvias comenzaban hacia principios del mes marchesvan, el cual corresponde a partes de nuestros meses octubre y noviembre, hallamos que las ovejas se mantenían en el campo abierto durante el verano entero. Y ya que estos pastores aún no habían traído sus rebaños a casa, se puede asumir el argumento de que octubre todavía no había comenzado, y de que, por consiguiente, nuestro Señor no nació el 25 de diciembre, cuando no había rebaños en los campos; ni tampoco pudo haber nacido después de septiembre, puesto que los rebaños todavía estaban en los campos de noche. Sobre esta misma base debería abandonarse la idea de que la natividad fuera en diciembre. La alimentación de los rebaños de noche en los campos es un hecho cronológico, que arroja luz cuantiosa sobre este punto en disputa.” (Commentary por Clarke, Tomo 5, página 370) La Cyclopædia de McClintock y Strong presenta un argumento parecido y observa además que el censo, no la imposición de impuestos, “lo cual hizo que fuera necesario viajar (Lucas 2 2 sq.), no habría sido ordenado en esta estación.”—Tomo 4, página 877.

Así que el hecho de que las ovejas pasten en Palestina en los meses del invierno no prueba de ninguna manera que el nacimiento de Jesús haya podido acontecer en diciembre, porque también se trata de que los rebaños y pastores permanecieran afuera de noche y de día. Entre los hechos que ayudan a determinar la fecha del nacimiento de Jesús como siendo alrededor del 1 de octubre están el que el padre de Juan el Bautista, siendo sacerdote de la clase de Abías, vino a ser padre de Juan más o menos seis meses antes del nacimiento de Jesús, y el que Jesús hizo inválidos los sacrificios del viejo pacto de la ley por medio de su muerte en la mitad de la semana septuagésima, predicha en la profecía de Daniel 9:24-27. Para detalles véase La Atalaya de 1954, páginas 637 a 639; “Esto significa vida eterna”, capítulo 8.

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