Preguntas de los lectores
● La Atalaya del 1 de mayo de 1956, página 281, párrafos 38 y 39, declara que Satanás no le prometió inmortalidad a Eva en Edén. ¿Quién, entonces, dió principio a esta enseñanza, y cuándo? ¿Fué durante el tiempo de Nemrod que esta enseñanza comenzó por primera vez?—E. D., Estados Unidos.
A Satanás, como padre de la mentira y originador de toda religión falsa, se le tiene que considerar responsable de la enseñanza de la inmortalidad del alma humana. Sin embargo, no parece que podamos interpretar lo que le dijo a Eva como que enseñaba la inmortalidad de un alma separada y distinta del cuerpo, sino más bien que él le indujo a creer que aun en la carne ella no moriría de ninguna manera.
Respecto a cuándo se originó esta enseñanza, de que los muertos en realidad no morían sino que seguían vivos, Qualified to Be Ministers (Capacitados para ser ministros) indica que aun antes del diluvio del día de Noé algunos hombres creían en ella. Se ve la sugestión de esto en los casos de deudos que colocaron alimento en la tumba de sus muertos. La enseñanza actual de la inmortalidad del alma humana, sin embargo, no puede trazarse hasta los tiempos antediluvianos, porque toda la adoración falsa fué destruida al tiempo del Diluvio y la adoración pura fué la única que se rindió inmediatamente después del Diluvio. Es asunto discutible el tiempo exacto en que volvió a surgir la enseñanza de que el alma inmortal sobrevive después de la muerte del cuerpo humano, pero por lo menos para el tiempo de la muerte de Nemrod era común, puesto que su esposa enseñó que después de su muerte él llegó a ser un dios y que se le había de adorar.
● En nuestro Salón del Reino, y en otros salones en nuestra vecindad, se nos ha dicho que no debería tratarse de nada en el salón antes ni después de las reuniones a no ser que tenga que ver con las verdades o el servicio del Reino. Por ejemplo, si queremos invitar a algunos de los hermanos a nuestra casa después de la reunión la invitación tiene que extenderse fuera del salón, no adentro. De consiguiente he pedido a otros que salgan fuera conmigo por un momento para expresarles invitaciones de esa clase, y entonces hemos vuelto al salón. ¿Es ésta la manera de proceder correcta?—E. C., Estados Unidos.
Es posible que la instrucción no se entendiera bien o que no haya sido expresada claramente. Sea como fuere, la Sociedad no estima aconsejable el que se usen los Salones del Reino para invitar a muchos a grandes fiestas, como algunos han hecho en lo pasado, hasta usando el tablero de informaciones de los salones para anunciar tales eventos, o yendo hasta el grado de anunciar tales arreglos desde la plataforma. Además, los salones no deberían usarse como lugar en que solicitar negocios o conducir asuntos comerciales. Tales asuntos pueden llevarse a cabo en otras ocasiones y en otros lugares. Es para evitar tales abusos del Salón del Reino, que está dedicado a Jehová Dios y su servicio, que debería darse instrucción apropiada.
Sin embargo, esto no debiera llegar a ser tan estricto que se convierta en algo irrazonable. Es bueno que los publicadores conversen de verdades bíblicas y problemas y experiencias del servicio en el salón antes y después de las reuniones. Puede ser edificante y debería ser una parte deleitable del venir al salón. Pero no es incorrecto hablar algo acerca de actividades o eventos cotidianos, invitar a alguien a su casa, pedirle a alguien que le acompañe a usted en algún recreo, hablar del tiempo, y al estar conversando, charlar de cosas de poca importancia o substancia, conversar acerca de otras personas siempre que no sea chismografía maliciosa o calumnia, o hasta mencionar brevemente algún asunto de negocio y tal vez fijar un tiempo para considerarlo más cabalmente en otro lugar.
Deberíamos sentirnos descansados y cómodos en nuestros salones con nuestros hermanos y conversar libremente, sin la necesidad de pesar cautelosamente cada palabra y guardar nuestra boca con un freno, como si estuviéramos en medio de enemigos inicuos. Tengan todos mucho cuidado, de modo que usen correctamente el salón que está dedicado a Jehová, pero al mismo tiempo que evitan los abusos no se hagan irrazonables y exigentes en cosas de poca importancia o que no valen la pena.