Acción firme de presidiario da fruto
EL APÓSTOL Pablo recordó a los corintios que algunos de ellos habían sido violadores de la ley pero que habían cambiado su vida debido a la sangre de Cristo y el poder del espíritu santo de Dios. (1 Cor. 6:9-11) Del informe que se recibió de un reo en marzo de 1957 se desprende que en nuestros días estos factores también dan como resultado justicia y productividad.
“Recientemente salí de la prisión estatal de Columbia, S.C. . . . Quisiera decirles cómo llegué a ser testigo de Jehová.
“Debido a desobediencia en la prisión me colocaron en aislamiento de condiciones de término medio por un período de tres meses. Un preso que estaba en la próxima celda me preguntó si quería leer un libro. Le pregunté qué clase de libro. Dijo que era un libro religioso. Su esposa, que es testigo de Jehová, se lo había enviado. Yo le dije que a mí no me interesaba la religión, pero como no tenía otra cosa que hacer acepté el libro. Era el Yearbook o anuario de 1949 de los testigos de Jehová. Me interesó tanto que le pregunté dónde podía conseguir más de esta literatura. Dijo que haría que su esposa me consiguiera algunos libros. Ella envió ‘Sea Dios veraz’, ‘Esto significa vida eterna’ y la New World Translation of the Christian Greek Scriptures.
“El capellán de la prisión que censura toda la literatura religiosa que entra dijo que podía tener el ejemplar de las Escrituras Griegas pero no los dos libros, porque éstos estaban contra las leyes del país. Rehusé aceptar éstas sin que me dieran también los otros dos libros. Una semana después terminó el tiempo que tenía que pasar en aislamiento de condiciones de término medio, pero rehusé volver al trabajo hasta que me dieran mis libros. Por eso me pusieron a pan y agua por ochenta y seis días en aislamiento en condiciones dificultosas. Bajé de peso de 165 a noventa y cuatro libras. Finalmente decidieron darme toda la literatura y, como resultado de mi proceder, dos compañeros de prisión empezaron a hacerme preguntas. Comencé estudios bíblicos con ellos y ahora son testigos de Jehová. A propósito, el capellán que luchó tanto contra la literatura fué despedido más tarde por robarse unos dulces de Navidad y uniformes de jugar pelota. El nuevo capellán, que no está interesado en la verdad, es más liberal y deja que la literatura entre.
“Ya me he bautizado y oro que pueda continuar permaneciendo fiel en el servicio a Jehová en su organización.”