La felicidad de los leprosos que reciben curación espiritual
PARA casi toda persona el pensar en padecer de lepra es pensar en una de las peores calamidades que pueden imaginarse. A menudo significa el tener que estar separado en una colonia de leprosos por un período de muchos años y hasta puede resultar en que poco a poco se vayan consumiendo la nariz, los dedos, etc., acompañado todo esto de un horrible desfiguramiento. Sin embargo, el valor, poder y belleza de la verdad de la Palabra de Jehová Dios son tan manifiestos que los leprosos que consiguen curación espiritual por medio de entender y apreciar dicha verdad se sienten mucho más felices que lo que pudieran sentirse cualesquier leprosos que consiguieran sólo curación física. Prueba de esto es el celo con que ellos esparcen esta curación espiritual a otros.
Un caso que ilustra esto es el de los testigos de Jehová que viven en la colonia Luapala de leprosos, situada cerca del río Luapala en Rhodesia del Norte, en el África centromeridional. Esparcidas a través de sus muchos acres están las casas de sus quinientos habitantes, varias oficinas de administración y clínicas, así como también las casas del gran cuerpo de trabajadores. En esta colonia, debido al celo de los testigos y a la bendición que Jehová ha dado a sus esfuerzos, una de entre cada veinte personas está disfrutando de la felicidad de la curación espiritual.
Recientemente la congregación local recibió permiso para presentar un discurso público y exhibir la película “La felicidad de la sociedad del nuevo mundo” en esta colonia. Los testigos de la colonia se pusieron a trabajar inmediatamente, su celo en nada menguado por su aflicción. Construyeron un cerco alrededor de una cancha de deportes grande, convirtieron un hormiguero que tenía forma de montecillo en una plataforma impresionante, prepararon asientos para unas cuatrocientas personas y entonces invitaron a todo el mundo a venir.
El discurso público de la tarde contó con la sorprendente concurrencia de 363 personas. Esto hizo un notable contraste con el total de seis personas que asistió a un servicio religioso que se celebró al otro lado del camino en un idioma muerto. Había gran excitación entre los testigos. Si hubo tan grande concurrencia para oír el discurso bíblico, ¿cuántos vendrían para ver la película de la Sociedad esa noche? ¡Casi tres veces más, atestando el lugar cercado! Sí, la cuenta mostró que casi mil personas, 997, para dar la cifra exacta, asistieron de la colonia y el distrito circunvecino. ¡Cuánto se regocijaron los testigos de la colonia Luapala esa noche! ¡Y cuán felices se sintieron todos ellos a pesar del hecho de que son leprosos!