Un cántico nuevo para todos los hombres de buena voluntad
1. ¿Qué canción es apropiada hoy a pesar de Proverbios 25:20, y en qué resulta para los que la cantan?
UN PROVERBIO de hace aproximadamente tres mil años dice: “El que está quitando una prenda de vestir en día de frío es como vinagre sobre álcali y como el cantante con canciones a un corazón triste.” (Pro. 25:20) Hoy todo el mundo tiene un corazón triste, pues se enfrenta a un presente perturbador y a un futuro aterrador. Tal vez la gente, preocupada, no se sienta dispuesta a oír una canción. Pero hay un cántico que verdaderamente puede alegrar a toda la gente, sin importar a qué nación pertenezca. Es un cántico nuevo que las generaciones previas no tuvieron el privilegio de cantar. Si los hombres son de buena voluntad hacia el creador extraordinario de este cántico ellos disfrutarán de él, serán alentados y refrescados por él y se les quitará su actitud triste y avinagrada. Cuando se familiaricen con esta creación en forma de cántico, ellos también querrán romper en canto entonándolo. Esto significará salud, sí, salvación para ellos.
2, 3. (a) ¿Por qué posiblemente sea nuevo para muchos el nombre del escritor del cántico? (b) ¿Por qué podría darnos él un cántico verdaderamente nuevo, y qué nos dice que hagamos con éste?
2 No sólo ha sido nuevo el cántico para los que han principiado a cantarlo, sino que su Autor sin duda será nuevo para muchos que oigan cantar su composición. El Autor y Compositor es alguien cuyo nombre muchos hombres de importancia de alrededor del mundo han tratado de esconder y han tratado de impedir que la gente conozca. No obstante, el primer hombre que vivió conoció el nombre, hace aproximadamente seis mil años. El nombre es Jehová, el del Creador no sólo del cántico nuevo, sino también de los cielos y de la tierra. Cualquier cántico producido por nuestro Creador debería ser importante, y debería significar una vida feliz y sin fin para nosotros. Por medio de un escritor Suyo a quien él inspiró él dice: “Yo soy Jehová; éste es mi nombre, mi gloria no la daré a otro, ni mi alabanza a las esculturas. He aquí, las predicciones anteriores suceden ya, y cosas nuevas anuncio yo: antes que salgan a luz, os las hago saber.” Así es como le es posible darnos un cántico verdaderamente nuevo que ningún otro escritor de cánticos podría suministrarnos, y por eso él entonces dice a los hombres de buena voluntad:
3 “¡Cantad a Jehová un cántico nuevo, alabanza suya desde los fines de la tierra, los que bajáis a la mar, y cuanto hay en ella, las costas marítimas y los habitantes de ellas! ¡Alcen la voz el desierto y sus poblaciones!”—Isa. 42:8-11, Mod.
4, 5. En vista de Eclesiastés 1:9, 10 ¿por qué podemos preguntar cómo podría ser nuevo este cántico?, y no obstante ¿dónde no hay límite de cosas nuevas?
4 Pero ¿cómo puede ser nuevo este cántico? Podemos hacer esta pregunta cuando recordamos que un gobernante sabio de hace miles de años dijo: “Lo que ha llegado a ser, eso es lo que llegará a ser; y lo que se ha hecho, eso es lo que se hará; y por eso no hay nada nuevo bajo el sol. ¿Existe cosa alguna de la cual uno pueda decir: ‘Vea esto; es nuevo’? Ya ha tenido existencia por tiempo indefinido; lo que ha venido a la existencia es desde tiempo que nos antecedió.” (Ecl. 1:9, 10) Ni siquiera la terrible bomba de hidrógeno, que hizo explosión por primera vez en 1954, es algo nuevo. Durante miles de millones de años antes de que existiera el género humano, el gran Creador, Jehová, estuvo haciendo estallar hidrógeno dentro del sol, y son estas explosiones de átomos de hidrógeno las que nos proporcionan luz a los que estamos en esta tierra. No obstante, aunque tal vez no haya “nada nuevo bajo el sol,” esto no significa que no podría haber nada nuevo más arriba del sol, nada nuevo fuera de esta región natural o en la región espiritual. Cuando dijo que no había nada nuevo bajo el sol el sabio rey Salomón hablaba de las cosas de este mundo natural y de los asuntos comunes del género humano sobre el cual brilla el sol. Precisamente antes de esto él dijo:
5 “Una generación está yéndose y una generación está viniendo, pero la tierra está permaneciendo aun hasta tiempo indefinido. Y el sol también ha salido en repentino resplandor y el sol se ha puesto, y llega jadeante a su lugar donde va a salir en repentino resplandor. . . . Todos los torrentes invernales salen hacia el mar, y no obstante el mar mismo no está lleno. Al lugar hacia donde salen los torrentes invernales, allí regresan para salir. Todas las cosas causan fatiga; nadie puede hablar de ello. El ojo no queda satisfecho al ver, ni el oído se llena de oír.”—Ecl. 1:4-8.
6. ¿Por qué está Jehová situado de modo que puede darnos un cántico nuevo?, y por eso ¿qué ha hecho él?
6 No hay necesidad de ninguna cosa nueva en cuanto a sucesos de la naturaleza bajo el sol. Pero Jehová está por encima del sol, porque él es el Altísimo Dios. Él puede crear cosas nuevas más arriba del sol o en la región invisible de espíritus y también en los asuntos espirituales que tienen que ver con el género humano en la tierra. Así puede darnos los hechos para el tema de un cántico enteramente nuevo que nos hará sentir hormigueo con emociones irreprimibles de gozo y éxtasis por el glorioso significado de todo ello. Dios, siendo todopoderoso y uno a quien nunca se le agota el abastecimiento de cosas maravillosamente nuevas que tiene para nosotros, nos ha dado un cántico de esa clase.
7. ¿Cuándo necesitó el mismísimo universo una promesa de buena esperanza, y por qué? Y ¿qué mujer mencionó Jehová entonces?
7 Casi al principio de la existencia del hombre Jehová Dios nos dió el tema básico del cántico nuevo de hoy día. Fué en un tiempo en que el mismísimo universo necesitaba una promesa de buena esperanza. Nuestro primer padre humano acababa de pecar, aunque estaba en el jardín de Edén, el paraíso de la delicia, con todo lo que necesitaba para continuar viviendo para siempre en perfección humana y en libertad como hijo de Dios. Por medio de una serpiente se había inducido a su esposa a comer del único fruto que se había prohibido. Luego ella indujo a su esposo a comer de éste junto con ella y quebrantar el mandato de su Padre celestial. Antes de pronunciar la condena de muerte eterna sobre ellos por esta desobediencia voluntariosa, Jehová Dios habló a la primera causa de todo ello, el gran tentador, Satanás el Diablo. Dios le habló a Satanás como si éste fuera la serpiente, diciendo: “Pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu simiente y la simiente de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón.” (Gén. 3:15) La “mujer” de quien Dios habló allí no era Eva, la mujer pecadora en la tierra, la esposa de Adán, sino la mujer santa en el cielo, la organización universal de Dios compuesta de ángeles santos, la organización que es como una esposa para Dios, que podría producir algo santo que sirviera para el propósito de Dios.
8. ¿Por qué fué algo nuevo la declaración que Dios hizo a la serpiente, y qué se pusieron a observar los miembros leales de la mujer de Dios?
8 En sí misma la declaración que Dios hizo a la serpiente fué algo nuevo para esta tierra. Fue la primera profecía de Dios hablada a oídos del género humano. Predecía que de acuerdo con la voluntad de Dios habría guerra entre Satanás el Diablo y la Organización celestial semejante a mujer de Dios, entre la simiente o prole de Satanás el Diablo y la simiente de la mujer o esposa fiel de Dios. ¿Cuál ganaría la guerra? ¿Sería el magullamiento en el talón o el magullamiento en la cabeza el golpe victorioso? El magullamiento en la cabeza efectuaría la victoria. En consecuencia, la simiente de la organización universal semejante a esposa de Dios, aunque primero fuera magullado en el talón, saldría vencedor en vindicación de la primera profecía de Dios dada al género humano. Esto sin duda debe haber sido un gran consuelo para los miembros angelicales de la mujer simbólica de Dios, su fiel organización angelical que está casada con él y está sujeta a él. Preguntas como quién sería la simiente de la mujer, de qué manera sería producida esta simiente prometida y cómo sería magullada en el talón y no obstante magullaría a su diabólico magullador en la cabeza eran preguntas que suscitaban el interés de todos los miembros leales de la mujer celestial de Dios. Estos inmediatamente se pusieron a observar cómo se desarrollaba el cumplimiento de esta profecía edénica, que sirvió de cimiento a toda otra profecía relacionada con el género humano.
9. ¿Qué no podían hacer las criaturas entonces en cuanto a esa profecía, pero cómo se esparció entre los hombres el interés en ella?
9 Dado que es regla divina el que “ninguna profecía de la Escritura proviene de divulgación privada,” Adán y Eva no pudieron entender ni interpretar la profecía de Jehová. Tampoco pudo hacerlo Satanás el Diablo, aunque es una poderosa criatura espiritual superior al hombre en existencia, poder e inteligencia. (2 Ped. 1:20, 21) Después que Adán y Eva fueron castigados por medio de ser arrojados del paraíso de Edén para morir, comenzaron a producir hijos. Por tener interés egoísta en la promesa de Dios concerniente a la simiente de alguna mujer, Adán y Eva contaron la profecía a sus hijos. De modo que se esparció entre los hombres el interés en la profecía.
10. ¿Cómo puede haber tenido algo que ver esa profecía con el asesinato de Abel por Caín?
10 Hombres egoístas se presentaron como la simiente prometida, con la esperanza de obtener poder y un puesto sobre otros por afirmar que eran la simiente genuina. Caín fué el primogénito del género humano. Cuando el segundo hijo de Adán y Eva, Abel, obtuvo la aprobación de Dios por ofrecer a Dios un sacrificio de su rebaño de ovejas y no una ofrenda inanimada de los productos del huerto, Caín mató a Abel para impedir la probabilidad de que su hermano lo suplantara como el que posiblemente fuera la simiente. “Por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor que Caín, por cual fe se le dió testimonio de que era justo, Dios dando testimonio respecto a sus dádivas, y mediante ésta, aunque murió, todavía habla.” De esta manera Abel todavía nos habla como el primer testigo humano fiel de Jehová, porque eso llama a Abel la propia Palabra escrita de Dios.—Heb.11:4 y 12:l.
11, 12. (a) ¿Qué relación llegó a existir entre Enoc y la Simiente prometida? (b) ¿Por qué no fué Enoc al cielo cuando Dios lo transfirió?
11 La primera profecía de Dios por medio de un hombre vino por medio de Enoc, el séptimo hombre en línea desde Adán. Enoc fué un hombre que tenía fe en Jehová Dios y por eso llegó a ser testigo de Jehová. Enoc también llegó a ser un antepasado de la Simiente prometida, en quien él estaba interesado. Antes de morir Enoc recibió inspiración de Jehová para dar testimonio concerniente a Su propósito de castigar o ejecutar juicio contra todas las personas impías, o la simiente de la gran Serpiente, Satanás el Diablo, al tiempo en que la Serpiente ha de ser magullada en la cabeza. (Jud. 14, 15) No se permitió que los enemigos de Enoc le diesen muerte como Caín dió muerte a Abel, porque Dios mismo se llevó a Enoc de la escena terrestre de modo que “en ningún lugar fué hallado.” ¿Por qué? Porque “antes de su transferencia él tuvo el testimonio de que había agradado bien a Dios.” (Heb. 11:5) Dios no se lo llevó al cielo, porque todavía no se había hecho accesible el camino por el cual hombres nacidos en pecado desde Adán pudieran ir al cielo.
12 El “camino nuevo y vivo” para entrar en los cielos santísimos no fué hecho accesible sino hasta 3,072 años después de Enoc. De modo que hasta ese entonces fué cierto esto: “Ningún hombre ha subido al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre.” (Juan 3:13; Heb. 9:6-8; 10:19-22) El misterio o secreto sagrado de cómo se efectúa esto se le fué aclarando al entendimiento humano a medida que el desarrollo del propósito de Dios siguió adelantando grandiosamente después de la desaparición del profeta de Jehová, Enoc.
LÍNEA DE DESCENDENCIA DE LA SIMIENTE PROMETIDA
13. ¿Qué relación llegó a existir entre Noé y la Simiente prometida, y qué vino en vez de la Simiente en el día de Noé?
13 El hombre décimo en línea desde Adán y en la ascendencia de la Simiente prometida fué Noé, nieto de Matusalén, quien vivió por más tiempo que cualquier otro hombre en la tierra, 969 años, a pesar de haber nacido en pecado y bajo la condena de muerte. (Gén. 5:25-32) Con fe Noé esperó la venida de la Simiente prometida de la mujer de Dios. La simiente no vino en el día de Noé, pero una gran ejecución de juicio de Dios le sobrevino a la simiente del enemigo de la mujer de Dios, la simiente de la gran Serpiente, Satanás el Diablo. El acto de ejecución fué el diluvio global, que resultó cuando estallaron las aguas que entonces se arremolinaban muy arriba de la tierra a semejanza de un dosel. Continuaron cayendo sin cesar durante cuarenta días y cuarenta noches. Entonces fué destruído el antiguo mundo prediluviano, pero Noé y su familia justa, temerosa de Dios, vivieron a través del fin de aquel mundo inicuo.
14. ¿Por qué debemos nosotros hoy día mostrar fe en la escapatoria de Noé y su familia de la destrucción durante aquel diluvio?
14 El Todopoderoso Dios los preservó, junto con especímenes de muchos géneros de familia de animales y aves, en un arca o flotador grande semejante a cofre que Noé edificó con fe y en obediencia al mandato de Jehová. Se dice que esta arca todavía descansa en el monte Ararat en Turquía, donde paró cuando las aguas del diluvio se asentaron. (Gén. 6:1 a 8:4; Heb. 11:7; 1 Ped. 3:20) Mostremos nosotros hoy día fe en la realidad de este diluvio así como Noé la mostró, porque su escapatoria, junto con su familia, de la destrucción durante el fin de ese mundo impío se registra como una representación de que los hombres de buena voluntad que viven hoy serán preservados vivos por el poder protector de Dios a través del fin que pronto le vendrá a este inicuo viejo mundo y entrarán en el justo nuevo mundo de Dios.—Mat. 24:36-42.
15. ¿Cuál de los hijos de Noé fué escogido para ser antepasado de la Simiente?, y Sem vivió hasta ver ¿a qué descendiente especial suyo?
15 ¿A cuál de los tres hijos de Noé que sobrevivieron al fin del mundo con él escogió Jehová Dios para suministrar la ascendencia de la simiente prometida de Su mujer celestial? Fué a Sem; y en prueba de esto él recibió la bendición especial de Dios por medio de su padre Noé: “Bendito sea Jehová, el Dios de Sem, y que Canaán [hijo de Cam] llegue a ser su esclavo.” (Gén. 9:18-26) Sem vivió centenares de años después del Diluvio, y hasta vió al individuo especial de entre sus descendientes por medio de quien aparecería la Simiente prometida entre los hombres y por medio de quien vendría una bendición a los hombres de buena voluntad de todas las familias y naciones de la tierra. Tal vez Sem hasta haya pronunciado la bendición de Dios sobre este hombre de fe, Abrahán.
16. ¿De qué promesa de Jehová llegó a ser heredero Abrahán, y qué debería hacernos querer seguir investigando la historia de sus descendientes?
16 Dios escogió a este Abrahán semita a causa de su fe en el único Dios vivo y verdadero. Él puso a prueba la fe de Abrahán y le dijo que saliera de su tierra natal y fuera a un país del sudoeste al cual Dios lo guiaría. Cuando Abrahán hizo lo que se le había dicho bajo la guía de Dios y entró en la antigua Palestina, llegó a ser el heredero digno de la promesa de Jehová: “Haré de ti una gran nación y te bendeciré y haré grande tu nombre; y da pruebas de ser una bendición. Y bendeciré a los que te bendijeren, y al que pida maldición sobre ti lo maldeciré, y todas las familias del suelo ciertamente se bendecirán por medio de ti.” (Gén. 12:1-3) Nuestro deseo de tener una participación eterna en esta bendición debería hacer que nos sintiéramos deseosos de saber lo que se fué desarrollando en la historia de los descendientes de Abrahán, prescindiendo del hecho de que Abrahán haya sido semita y hebreo. Lo que vale es que Abrahán resultó ser fiel a Dios el Padre de la Simiente prometida y por eso la vida terrestre de la Simiente prometida había de ser suministrada por medio de una bisnieta lejana de Abrahán.
17. ¿Cómo se prefiguró en el día de Abrahán que la Simiente prometida moriría?, y por eso ¿qué podemos hacer por medio de la simiente de Abrahán?
17 De todos los hijos de Abrahán, el único hijo que tuvo por su esposa verdadera Sara fué el que Dios escogió para la línea de descendencia. Para prefigurar que la simiente de la mujer de Dios sería magullada en el talón por la gran Serpiente y su simiente, Jehová mandó que Abrahán sacrificara a este hijo llamado Isaac que se le había dado milagrosamente. Antes que Abrahán pudiera llevar a cabo este sacrificio, Jehová detuvo el cuchillo sacrificatorio de Abrahán y dijo: “Por mí mismo ciertamente juro, es la declaración de Jehová, que debido a que tú has hecho esta cosa y no has retenido a tu hijo, tu único, yo seguramente te bendeciré y seguramente multiplicaré tu simiente como las estrellas de los cielos y como los granos de arena que están en la orilla del mar, y tu simiente tomará posesión de la puerta de sus enemigos. Y por medio de tu simiente todas las naciones de la tierra ciertamente se bendecirán.” (Gén. 22:15-18) ¿Queremos bendecirnos para siempre en la Simiente prometida de Jehová? Entonces, cuando se nos resuelve el misterio o secreto sagrado en cuanto a quién es la Simiente, tenemos que aceptarlo gozosa y agradecidamente, aunque sí fué menester que descendiera por medio de Abrahán el hebreo de la línea de Sem.
18. ¿A cuál de los hijos de Isaac dió Jehová la bendición, y cómo se concedió una bendición del Reino a cierto nieto?
18 De los hijos gemelos de Isaac, Jacob mostró la fe verdadera y ardiente en Jehová Dios y en su preciosa promesa. Por lo tanto Jehová se le apareció en visiones a Jacob y le prometió que la bendición de todas las naciones vendría por medio de su línea de descendencia. Jehová no quedó perplejo por el hecho de que Jacob tuviera doce hijos, sino que por medio de ellos Él produjo las doce tribus de Israel; este nombre, Israel, era el nuevo nombre que Dios le había dado a Jacob. Pero, ¿por medio de cuál de las doce tribus vendría la Simiente? Jehová hizo que Jacob, cuando se hallaba en su lecho de muerte, pronunciara esta bendición sobre su cuarto hijo, Judá: “Un cachorro de león es Judá. . . . El cetro no se apartará de Judá, ni el báculo de comandante de entre sus pies, hasta que venga Shiloh, y a él le pertenecerá la obediencia de la gente.” (Gén. 49:9, 10) Esta era una bendición concerniente a un reino. Aseguraba que la tribu de Judá había de suministrar el gobernante real que empuñaría el cetro y manejaría el báculo de caudillo, y sería el León de la tribu de Judá. (Apo. 5:5) A él le pertenecería el derecho de hacer que todas las familias y naciones de la tierra le obedecieran. De modo que éste debería ser la Simiente.
19. ¿Cómo llegó a ser David el rey por medio de quien vendría la Simiente prometida?
19 Fué 239 años después que el agonizante Jacob, o Israel, pronunció esta bendición sobre Judá que Jehová Dios introdujo a las doce tribus de Israel en la tierra que había prometido al antepasado de ellas, Abrahán. Centenares de años después, a petición de los israelitas, Dios estableció un reino sobre ellos. El primer rey fué de la tribu de Benjamín. Después de la muerte de ese rey Dios cumplió la bendición y colocó a un miembro de la tribu de Judá en el trono del reino de Israel, al ungido llamado David. Aunque David como rey ungido fué un mesías o un Cristo, él no fué la Simiente prometida a Abrahán, o la simiente de Ja mujer de Dios. David no había procedido de la esposa celestial de Dios, su organización espiritual universal. Pero a causa de que David fué un promotor celoso de la adoración pura y por lo tanto fué un testigo fiel de Jehová, Dios juró a David que la Simiente esperada por mucho tiempo vendría por medio de su línea real, con estas palabras: “Ciertamente levantaré tu simiente después de ti, la cual saldrá de tus entrañas, y realmente estableceré firmemente su reino. Él es el que edificará una casa para mi nombre, y ciertamente estableceré el trono de su reino firmemente para siempre. . . . Y tu casa y tu reino ciertamente serán firmes para siempre delante de ti; tu mismísimo trono llegará a ser un trono establecido firmemente para siempre.”—2 Sam. 7:12-16.
20. Cuando Jerusalén cayó en 607 a. de la E.C., ¿qué comenzó a hacerse evidente concerniente al reino de la Simiente prometida, cosa que sorprendió a los judíos?
20 Aunque parezca extraño, en 607 antes de la era cristiana el reino de la tribu de Judá y de la familia de David fué derrocado y la ciudad real de Jerusalén cayó. Hasta nuestro mismo día ningún reino con un hombre de la familia de David en el trono ha sido establecido de nuevo en Jerusalén. ¡,Ha fracasado el pacto que le juramentó Dios al rey David para un reino eterno? No; el Todopoderoso Dios estaba preparando algo asombrosamente nuevo, absolutamente diferente de lo que los hombres esperaban. A causa de esto se preparó el terreno para que todos los hombres de buena voluntad que viven hoy canten el cántico nuevo de gozo inefable. De la manera en que Dios estaba dirigiendo las cosas se hizo patente al debido tiempo que el reino eterno de la simiente prometida de su mujer sería celestial, muchísimo más alto que el reino de David en la Jerusalén terrestre. Sin embargo, durante seiscientos años después que el reino terrestre de la familia de David fué destruído los israelitas fieles esperaron que el reino davídico fuera restablecido en Jerusalén. De modo que algo sorprendentemente nuevo estaba reservado para ellos.
MILAGROSAS COSAS NUEVAS
21. ¿Por medio de qué línea terrestre tenía que venir la Simiente prometida?, y no obstante ¿por qué tenía que ser la Simiente verdaderamente un hijo de Dios?
21 Para que la Simiente real prometida naciera en la familia de Abrahán y en la línea del rey David tenía que nacer como hebreo y de una mujer de la línea real de David. Al mismo tiempo, para que fuera la Simiente de la mujer de Dios, tenía que salir de entre los miembros celestiales de la organización espiritual universal de Dios. Esto quería decir algo nuevo en la historia universal. Quería decir que la Simiente tenía que descender del cielo, desde la región invisible de las personas espirituales. En un sentido muy verdadero, sí, de una manera directa, tenía que ser un hijo de Dios, porque ningún hombre en la tierra podría casarse con la mujer celestial, o esposa, de Dios y llegar a ser el padre de la Simiente prometida. Sólo Dios podría engendrar la Simiente.
22. ¿Por qué la materialización de un hijo de Dios procedente del cielo no resolvería el problema de que él descendiera de la línea de Abrahán y de David?
22 ¿Cómo, entonces, descendió la Simiente desde el cielo hasta la tierra para llegar a ser hombre? ¿Lo hizo por medio de materializarse un hijo espiritual de Dios o llegando a estar encarnado como hombre? No; eso no sería nada nuevo, nada diferente, nada que suministrase lo que se necesitaba en este caso. Desde el tiempo en que Adán y Eva fueron arrojados del paraíso de Edén para morir por su pecado, hijos celestiales de Dios se habían materializado de vez en cuando. Los querubines a quienes Dios situó al oriente del jardín de Edén para cuidar el camino al árbol de la vida que estaba adentro se materializaron mediante encarnación. Es decir, milagrosamente revistieron su persona invisible de carne visible, tangible. Pero el que esos querubines asumieran carne humana así de acuerdo con el propósito de Dios el Juez no los hizo hijos de Adán y Eva. Esos querubines materializados no obtuvieron su carne y sangre de Adán y Eva. Con el transcurso del tiempo ángeles también se materializaron y se aparecieron a Abrahán y al rey David, pero ellos no obtuvieron sus cuerpos carnales de Abrahán o David con el fin de llegar a ser la simiente carnal de Abrahán y de David. No, una materialización o encarnación de un hijo de Dios procedente del cielo no resolvería el problema. Entonces, ¿qué?
23. ¿Cómo llevó Gabriel a María el mensaje en cuanto a que ella habría de ser madre?
23 Cuando casi terminaba el año 3 antes de la era cristiana el ángel de Dios, Gabriel, se materializó o llegó a estar encarnado. De esta manera se apareció a una muchacha judía soltera llamada María, de la línea real de David. Él le explicó a María una cosa nueva que iba a acontecer sin que ella consumara su matrimonio humano, diciendo: “¡Mira! concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y habrás de llamarlo Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y Jehová Dios le dará el trono de David su padre, y él será rey sobre la casa de Jacob para siempre, y no habrá fin de su reino.” “¿Cómo podrá ser esto, dado que no estoy teniendo relaciones con un hombre?,” preguntó María. Gabriel explicó: “Espíritu santo vendrá sobre ti, y poder del Altísimo te sombreará. Por esa razón también lo que nace será llamado santo, el Hijo de Dios.” María estuvo de acuerdo con que Dios la usara a ella de esta manera milagrosa, diciendo “¡Mire! ¡la esclava de Jehová! Suceda conmigo de acuerdo con lo que usted ha declarado.” (Luc. 1:26-38) Pero ¿cómo?
24. ¿Qué cosa nueva sucedió en el cielo para que María pudiera concebir al Hijo de Dios en su vientre virginal?
24 Algo extraordinariamente nuevo se efectuó entonces en los cielos invisibles, mucho más arriba del sol, muy por encima de nuestra región material. El Hijo primogénito o unigénito de Jehová desapareció de entre las filas de los hijos celestiales de Dios. ¿Qué había sucedido? Dios hizo que este Hijo principal dejara el seno de Su mujer, u organización celestial universal, y Dios lo envió desde el cielo para nacer como un bebé humano de María la virgen. (Juan 3:16, 17) El amado Hijo de Dios se despojó de toda su gloria y poder celestiales, aun cediendo su glorioso cuerpo celestial, su forma semejante a Dios. (Fili. 2:5-8) Entonces Dios trasladó la fuerza de vida de su Hijo desde el cielo hasta el vientre virginal de María. De esta manera María concibió en su vientre bajo el funcionamiento del espíritu santo, o fuerza activa, de Dios y no mediante coito sexual con algún hombre.
25. ¿Cómo qué cosa nació el Hijo de Dios del vientre de María?
25 Fué algún tiempo después que la preñez de María comenzó a aparecer que José, un carpintero, pero de la línea real de David, obedeció el mandato de Dios y tomó a María como esposa suya para protección de ella. De modo que, en la plenitud del tiempo de Dios para ello, nació un hijo santo, “el Hijo de Dios,” que procedía de su mujer, o esposa, celestial. Él nació como criatura humana verdadera de María y en la línea real de David, como heredero de David. A causa de que él había sido el vocero, el Verbo o Palabra, del Todopoderoso Dios allá en el cielo, lo que sucedió milagrosamente se describe de esta manera: “El Verbo fué hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”—Juan 1:14, Mod.
26. ¿Por qué, entonces, no fué una encarnación el Hijo de Dios en la tierra?
26 Esta descripción no dice que el Hijo de Dios todavía tenía su cuerpo celestial y estaba simplemente materializado o encarnado o revestido de carne, ¿no es verdad? Dice que el Hijo celestial de Dios “fué hecho carne.” Llegó a ser sólo un hombre, pero un hombre santo con un Padre celestial inmaculado, y por eso continuó siendo Hijo inmaculado de Dios. Por eso leemos: “Cuando vino la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, hecho de mujer.” (Gál. 4:4, Mod) “Acerca de su Hijo Jesucristo, que fué hecho del linaje de David, según la carne, que fué declarado ser [el, VA] Hijo de Dios, con poder, según el espíritu de santidad.”—Rom. 1:3, 4, Mod.
27. (a) ¿Cómo hizo Dios que hubiera testigos del nacimiento de su Hijo? (b) ¿Cómo se mostró que eran buenas nuevas también para el cielo, y para la realización de qué cosa puso lo que sucedió los cimientos?
27 Esto fué algo gloriosamente nuevo, también fué una expresión incomparable del amor que Dios les tiene a los hombres de buena voluntad. Para no dejar que pasara inadvertida esta importante y milagrosa cosa nueva—el nacimiento de un bebé perfecto y sin pecado de una virgen—y con el fin de tener testigos de este acontecimiento de buenas nuevas, Dios envió su ángel a los pastores que estaban cerca de Belén, en el mismo lugar donde David mismo solía ser pastor, para decirles: “Les estoy declarando a ustedes las buenas nuevas de un gran gozo que toda la gente tendrá, porque les nació a ustedes hoy un Salvador, que es Cristo el Señor, en la ciudad de David.” Fueron buenas nuevas para el cielo también, y por eso una multitud de la hueste celestial se apareció a los pastores y alabó a Dios, diciendo: “Gloria en las alturas a Dios, y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad [o, entre los hombres a quienes él aprueba].” (Luc. 2:10-14, margen) Este acontecimiento jamás se repetirá entre los hombres. El heredero legítimo del reino y trono de David había nacido de manera inmaculada, y esto colocó los cimientos para la verificación de otras gloriosas cosas nuevas.