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  • ‘Ámense los unos a los otros’
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1958
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‘Ámense los unos a los otros’

ES FACIL hablar de amor, pero difícil practicarlo. No obstante, el que lo practiquen es lo que Dios espera de los cristianos.

Está escrito en 1 Juan 3:23: “Este es su mandamiento: que tengamos fe en el nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos mutuamente, asimismo como nos dió mandamiento.” El mandamiento tiene que ver con el ejercitar amor, verdaderamente mostrándolo por medio de nuestras acciones y habla.

De nada sirve el que el cristiano hable de lo necesario que es mostrar amor y cite el mandamiento de Jesús: ‘Ámense los unos a los otros igual como yo los he amado a ustedes,’ si no lo ejercita. Tiene que tenerlo presente a todo tiempo, siempre analizando sus acciones y las acciones que piensa ejecutar para determinar si violan el principio que Jesús expresó de amarse unos a otros.—Juan 15:12.

Esto quiere decir que la persona tiene que ponerse en la posición de su hermano cristiano y ver sus propias acciones tal como éstas parecerían a los ojos de esa persona. El ejercitar amor requiere que se le tenga sensible consideración a los intereses y bienestar de otros.

El mandato bíblico no quiere decir que se ha de mostrar amor únicamente a aquellos con quienes se tiene amistad; significa que se ha de mostrar amor a todos los siervos dedicados de Jehová.

La gran asamblea que los testigos de Jehová celebrarán este verano en Nueva York pondrá a prueba a todo cristiano que asista a ella. Será una prueba de su amor. Su comportamiento entre sus hermanos y el respeto que manifieste tener a los intereses de ellos revelará si es una persona que habla acerca del amor pero no lo practica o habla de él y sí lo practica.

Las grandes muchedumbres que se congregarán allí posiblemente resulten en conglomeraciones en los pasillos. Si eso sucede, ¿mostraría amor el que uno empujara y a fuerza se abriera camino? ¿Mostraría amor el detenerse y entrar en conversación en medio de un pasillo o de tal modo que estorbara el libre paso de otros? En estas asambleas, en que hay grandes números de concurrentes, es preciso que cada delegado sea considerado y paciente.

Cuando hay que conseguir algo del mostrador de literatura, del departamento de alojamientos o de cualquier otro departamento, uno no estaría mostrando amor si tratara de adelantarse a otros que hubiesen llegado allí antes que uno. No importa cuántas personas formen la cola, el cristiano que practica amor mostrará respeto a los derechos de sus hermanos que le preceden en la fila esperando con paciencia su turno. No debe portarse como si él se considerara mejor que sus hermanos y no debiera tener que esperar.

Recuerde el consejo que el apóstol Pablo dió acerca de no hacer “nada movidos por espíritu de contradicción o egotismo, sino considerando con humildad de mente que los demás son superiores a ustedes, vigilando, no con interés personal sólo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás.” (Fili. 2:3, 4) Los que actúen así estarán mostrándose amor los unos a los otros.

Otra manera en que el delegado mostrará si ejercita el amor o no es su manera de portarse durante las sesiones. Cuando el conferenciante está en la plataforma presentando instrucciones, amonestación y consejos bíblicos, ¿es ése un tiempo que se deba dedicar a estar andando por los pasillos y terrenos circundantes? ¿Es ése el tiempo debido para hablarse unos a otros? ¿Sería eso mostrar respeto al discursante o consideración a los demás que quieren oír?

¿Qué hay del tiempo en que se acerca el fin de una sesión? ¿Es una demostración de amor el que uno se levante y salga antes que el último discursante haya terminado o antes que se haga la oración final de la noche? A menos que una persona se halle obligada a salir debido a enfermedad, edad o deberes exigentes, no puede decirse que está mostrando amor a sus hermanos a quienes molesta ni al discursante a quien insulta por medio de irse.

El amor no es una cualidad que se ejercita sólo cuando una persona está descansada, de buen humor y entre poca gente. Es algo que debe mostrarse a todo tiempo, en toda circunstancia. El ejercitarlo requiere un esfuerzo concienzudo de parte del cristiano dedicado. Esto es especialmente cierto en una asamblea grande. Entonces requiere un esfuerzo especial el ser bondadoso, considerado y paciente.

Que todos los que piensan asistir a la asamblea de Nueva York recuerden que se les someterá a una prueba especial en cuanto a si están obedeciendo o no el mandato de Jesús de ‘amarse los unos a los otros.’

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