Hallamos contentamiento ayudando a los necesitados
De dos publicadores del Reino en el Brasil
EL CONTENTAMIENTO piadoso es la porción de los que dan el primer lugar en su vida al amor a Jehová y a sus ovejas. Nosotros sabemos que esto es cierto, porque hace poco más de tres años que las circunstancias en que nos hallábamos nos obligaron a abandonar el servicio de tiempo cabal que desempeñábamos como misioneros—íbamos a empezar a tener una familia. El cambio súbito que significó dejar la vida de misionero nos presentó un desafío. Nos dejó con un sentimiento de desorganización y profundamente preocupados por el futuro. Resultó ser un tiempo en que se nos puso a una verdadera prueba espiritual.
Por un tiempo las cosas marcharon bastante bien en cuanto a lo material. Nació nuestro hijito Marcos. ¡Cuánto gozo nos trajo! Pero nos hallamos tan envueltos en obtener lo que necesitábamos materialmente que la obra del ministerio estaba quedando a un lado. Nos dimos cuenta de que teníamos que hacer algo para remediar esto.
Después de una conmovedora asamblea de circuito que se celebró en un pueblo del interior, decidimos que aunque no pudiéramos trabajar de precursores no había motivo para que no mudáramos la familia a este pueblo para atender a las personas recién interesadas. Con lo último que nos quedaba de nuestro capital compramos una pequeña finca que había sido abandonada. Esta vino a ser nuestro hogar. Ahora, después de dos años de trabajo, podemos informar que hay una nueva congregación en buena salud, que por fin fué organizada con treinta y cuatro publicadores. Tenemos un excelente Salón del Reino en el centro del pueblo donde tenemos un promedio de cincuenta concurrentes al estudio semanal de La Atalaya. Los hermanos están progresando rápidamente. El informe del mes mostró que se condujeron veintinueve estudios bíblicos de casa y que hubo un promedio de quince horas y cinco revisitas por publicador. ¡Ya podrán imaginarse nuestro gozo!
¡Cuánto nos ha animado esto y nos ha hecho reconocer que Jehová nunca deja de bendecirnos si nosotros hacemos el esfuerzo! Hemos experimentado una bendición inefable al servir donde hay gran necesidad de ello. Aunque no podemos dedicar todo nuestro tiempo al servicio, el ayudar como publicadores por medio de mudarnos a este pueblo del interior y organizar la obra y estar con estos hermanos nos ha proporcionado gran contentamiento. Tal vez usted pueda hacer algo parecido. ¿Por qué no trata de hacerlo? Hallará que le dará gran gozo hacerlo.