Acepte dirección para su camino
¿HARÍA una decisión política un gobernante sin primero asesorarse con sus consejeros? ¿Invertiría una gran cantidad de dinero un hombre de negocios sin primero conseguir el consejo de peritos? ¿Ejecutaría un médico una operación peligrosa sin primero consultar con otros médicos? En la política, en los negocios y en la medicina se reconoce el valor de la consultación. Hasta hay casas cuyo negocio es servir de consultores. Son peritos en ciertos campos y pueden suministrar buena dirección a los negocios abarcados en estos campos.
El buscar dirección por medio de consultar con peritos es una manera de obrar prudente. Esto lo señaló hace mucho el rey Salomón. “Cuando no hay dirección diestra el pueblo cae, pero hay salvación en la multitud de consejeros.” (Pro. 11:14) Los hombres reconocen lo necesario que es tener la dirección diestra para sus negocios y sus esfuerzos políticos, y hasta piden dirección para sus matrimonios, pero cuando se trata del derrotero de su vida no quieren consejos.
Si es importante recibir consejo perito en los esfuerzos humanos, ¿no es más importante tener dirección perita en el camino de la vida? Por ahora este camino de la vida es corto, pero no siempre será así. Es el propósito del Creador que el hombre tenga la bendición de “vida hasta tiempo indefinido.” (Sal. 133:3) Pero para recibir esa bendición es preciso que la persona tenga dirección perita en el camino de la vida.
¿Dónde puede hallarse dirección de un perito más capacitado que la Fuente de toda vida, Jehová Dios? El consejo que él da es el más excelente que puede conseguirse. Sirve los mejores intereses de la persona el seguirlo.
Usted no podrá conseguir la dirección que él da yendo a alguna persona que dice tener un alambre particular entre ella y Dios, comunicación exclusiva con él. Lo que esa persona dará no será consejo procedente del Consejero Supremo. El único lugar donde usted puede conseguirlo es en Su Palabra escrita, la Biblia. Allí usted encontrará consejo perito para dirigir el derrotero de su vida.
Pero, ¿cuántos hombres de negocios sabiamente consiguen consejo para dirigir sus negocios, pero insensatamente rechazan el consejo de Dios para la dirección de su vida? Si es importante recibir dirección perita para proteger inversiones de dinero, ¿no es más importante recibir dirección perita para protegerse la vida? ¿Qué cosa es más importante, el negocio de una persona o su vida?
En lo que concierne al camino de la vida los adultos son como los niños. No son capaces de dirigir sus propios pasos. Esto lo señaló hace mucho Jeremías: “Ya sé, oh Jehová, que no es del hombre su camino; no es del hombre que anda dirigir sus mismos pasos.”—Jer. 10:23, Mod.
Este hecho se destaca al contemplar el estado en que se encuentra el mundo. Porque éste ha rechazado la sabia dirección de la Palabra de Dios se ha vuelto un embrollo confuso. Lo ha corroído la corrupción y desgarrado la violencia. Esto es lo que ha resultado del esfuerzo insensato del hombre por dirigir sus propios pasos en el camino de la vida. Es una insensatez que tuvo su principio hace siglos cuando Eva quiso decidir por sí misma lo que era correcto y lo que era incorrecto en vez de llevarse por la dirección de Dios.
Como si esta locura no le hubiese causado bastante dificultad al mundo adulto, muchos educadores modernos creen que ésta es la manera en que debe criarse a los hijos. El sistema que tienen como norma es educación falta de dirección. Decidan por su propia cuenta los niños lo que deben estudiar. Dirijan ellos sus propios pasos, y no se les discipline sean cuales fueren las circunstancias. Aparentemente tienen la idea de que la disciplina desanima y frustra a los niños. No podrían estar más lejos de la verdad.
En un artículo que se publicó en la revista Cosmopolitan en que se censuraba a los educadores de ese parecer se declaró: “Peor aún, hasta hay algunos maestros que no creen que le atañe al maestro la función de enseñar. . . . El maestro no debería tratar de expresar opinión o idea alguna no sea que descomponga el equilibrio delicado de la dinámica del grupo. Lo ideal es el desaparecimiento gradual del maestro.”
Los niños no son capaces de dirigirse ellos mismos. Necesitan que los adultos los dirijan, que hagan sus decisiones por ellos y, ante todo, que los disciplinen. Están demasiado inmaturos para apreciar lo que es bueno para ellos. Ya que la condición del mundo muestra tan patentemente que los adultos necesitan dirección sabia, ciertamente los hijos tienen mayor necesidad de ella.
CONSEGUIR LA DIRECCIÓN DE DIOS
Usted está libre para elegir el derrotero de su vida, pero la selección que usted haga no servirá los mejores intereses suyos si rehusa aceptar la dirección de la sabiduría de las Escrituras. Es sólo si deja a Dios dirigir sus pasos por medio de prestar atención al consejo que da su Palabra que la corta duración de su vida será prolongada indefinidamente. “Oye, hijo mío, y acepta mis dichos. Entonces para ti los años de vida llegarán a ser muchos. Yo te instruiré aun en el camino de la sabiduría; haré que pises en las vías de la rectitud. Cuando andes, no será estrecho tu paso; y si corres, no tropezarás.”—Pro. 4:10-12.
Que el mayor perito sobre la vida y sus problemas le dé consejo sabio y dirección. Él conoce su tema. Él sabe lo que es mejor para usted. Cuando los pasos que usted da sean dirigidos por la sabiduría de él usted no tropezará y caerá en las muchas trampas y peligros de la vida. Usted no tendrá los problemas y angustias que les sobrevienen a los que rehusan esta dirección. Mediante su Palabra escrita Dios hace para el bien suyo lo que el rey David pidió que hiciera: “Dame a conocer el camino en que debo andar.”—Sal. 143:8.