Todavía se come el “maná”
LA Biblia nos dice que Dios alimentó con maná a la nación de Israel durante los cuarenta años que ella estuvo en el desierto. Se parecía a semillas blancas y su sabor era dulce, “como el de tortas planas con miel.” (Éxo. 16:13-31) Tomando en cuenta esta descripción, es de interés observar lo que dijo en su número de diciembre de 1957 la revista estadounidense National Geographic acerca del maná, en su artículo: “Haciendo vivir los tiempos del Antiguo Testamento.”
“Una vez más hallamos un relato bíblico corroborado por hechos sólidos, puesto que el milagro del maná procedente del cielo se repite anualmente en Sinaí. Todo verano sin falta, aparecen misteriosamente sobre los arbustos gotitas blancas de una substancia dulce y nutritiva. En el punto cumbre de la estación un hombre puede recoger más de cuatro kilos de ésta en un día.
“En 1927 un zoólogo de la Universidad Hebrea de Jerusalén, el profesor F. S. Bodenheimer, viajó a la península de Sinaí en busca del secreto del maná. Su ojo perito pronto desenredó el misterio: Las pequeñas gotas de rocío de miel son despedidas por cierto insecto cóccido.
“Estas pequeñas criaturitas chupan y extraen las savias de plantas, y aunque éstas contienen muy poco del nitrógeno que los insectos requieren para equilibrar su metabolismo, contienen gran cantidad de hidrato de carbono. Usan el nitrógeno y excretan la savia en exceso en la forma de gotitas dulces. La evaporación pronto convierte el líquido en un sólido pegajoso.
“Hasta el día presente, el maná es un dulce favorito en Levante. La variedad más famosa viene desde Kurdistán, y los vendedores andan por las calles de Bagdad pregonando tortas de éste bajo el nombre de man.”
Aunque sin duda alguna tuvo que haber un milagro para proporcionarles suficiente maná a todos los israelitas y especialmente para proporcionarles dos veces la cantidad los viernes y nada en el día de descanso o sábado, sin embargo es verdaderamente interesante saber que este maná quizás tenga una base natural y que todavía puede hallarse (aparentemente únicamente) en aquella parte del mundo en donde dice el relato contenido en la Biblia que se sustentaron con él los israelitas.