Parte 4—“Hágase tu voluntad en la tierra”
Todavía estamos en el capítulo 1, intitulado “¿La voluntad de quién?” del libro “Hágase tu voluntad en la tierra.” En la visión que se le dió al apóstol Juan él vió cuatro criaturas vivientes delante del trono de Dios. Estas cuatro criaturas vivientes juntas simbolizaron la organización de sus criaturas vivientes inteligentes a quienes él dotó de los cuatro atributos divinos de justicia, poder, amor y sabiduría. Estas criaturas adoran a Dios, como también lo adoran los veinticuatro “anciano” simbólicos, quienes atribuyen a Dios el haber hecho existir todas las cosas debido a su voluntad. Jesucristo enseñó a sus seguidores a orar a este Dios como Padre celestial de ellos, pidiendo que su nombre sea venerado o santificado. Este Dios no es alguna persona sin nombre, sino que se llama Jehová. El mismo nombre “Jesús” honra ese nombre, puesto que significa “Jehová es salvación.”
45. (a) ¿Quién dió a Dios ese nombre, y por cuánto tiempo lo han conocido y usado los hombres? (b) ¿Cuándo será venerado y santificado, y por qué?
45 Este Jehová era Aquel a quien debían orar los discípulos de Jesús como “Padre nuestro en el cielo.” Dios se dio este nombre mucho antes que hubiera un Abrahán, un israelita, un judío o un cristiano; y Dios se ha adherido a ese nombre desde entonces. El primer hombre y la primera mujer sobre la tierra conocían su nombre y hacían mención de él. (Gén. 4:1) Más de quinientos años antes del diluvio del día de Noé los hombres en general estaban usando el nombre exclusivo de Dios. Sí, porque durante los días del nieto del primer hombre lo estaban haciendo: “Entonces comenzó la usanza de llamarse del nombre de Jehová.” (Gén. 4:26, Mod) En el nuevo mundo hacia el cual la humanidad se mueve rápidamente, el nombre de Jehová será venerado, santificado o tenido como sagrado por todas las criaturas humanas que sobrevivan para entrar en ese mundo venidero. Jesucristo enseñó a sus discípulos a orar que así sea. Por diecinueve siglos desde entonces sus discípulos fieles y obedientes han orado que así sea. Así será, porque el Padre celestial que respeta su propio nombre contestará la oración que han pronunciado continuamente y con fe su amado Hijo y los discípulos de su Hijo.
46. De acuerdo con la oración modelo de Jesús, ¿qué asegurará de quién será la voluntad que habrá de hacerse en la tierra?
46 Pero una pregunta importante antes de dejar esta oración. Es ésta: ¿Quién dominará el planeta tierra y decidirá lo que la gente sobre la tierra habrá de hacer? La contestación que tenga esa pregunta determinará la voluntad de quién habrá de hacerse en la tierra. Hay una respuesta a la pregunta, y se dará por un gobierno capacitado. ¿El gobierno de quién? El gobierno de Dios mismo. Dirigiendo la oración modelo a su propio Padre y al Padre de sus discípulos, Jesús oró: “¡Venga tu reino! ¡Hágase tu voluntad en la tierra así como también el cielo!”
47. ¿Por qué no será procedente del espacio sideral el gobierno del nuevo mundo?
47 Durante el nuevo mundo venidero esta tierra no será gobernada por algún gobierno procedente de esta tierra, de los hombres. No será gobernada por algún gobierno de gran riqueza, poder y logros científicos que se apodere de la “posición culminante” del hombre en el espacio sideral, y que con esta ventaja obligue a los pueblos de la tierra a hacer su voluntad o sufrir las consecuencias desde el espacio sideral. La tierra será gobernada por un gobiernos más alto que la “posición culminante” del hombre en el espacio sideral. Será gobernada por un gobierno que verdaderamente es celestial, por el reino de Dios, en repuesta a la oración de todos los amadores de un gobierno justo, perfecto y sin pecado, de un gobierno teocrático.
48. Debido a que hay tantos llamados dioses, ¿cómo se sabe gobierno de quién es personalmente el Reino, y por qué es ineludible el que su voluntad se haga en la tierra?
48 Puesto que hay tantos que se llaman dioses hoy día, ¿cómo podríamos saber acertadamente gobierno de quién es el reino de Dios a menos que conociéramos el nombre de este Dios, de este Padre en los cielos a quien Jesús dirigió la oración modelo? Pero no existe ninguna incertidumbre en cuanto al reino de quién se pide. Es el reino del gran Dador de vida que está en el cielo, cuyo nombre debe ser venerado y santificado. Ese Rey celestial es Jehová Dios el Todopoderoso, a quien los veinticuatro “ancianos” simbólicos llamaron digno de recibir la gloria, la honra y el poder. La tierra y el hombre sobre ella fueron creados debido a la voluntad de Jehová. Es justo e ineludible que la voluntad de él se haga sobre la tierra. Su voluntad se está haciendo en el cielo, donde él reina como el Soberano del universo. Sobre la tierra su voluntad no se está haciendo por hombres a quienes el Creador ha permitido vivir. Su voluntad se hace en el cielo, que es inmensurablemente más grande que nuestra pequeña tierra. Durante el nuevo mundo su voluntad ciertamente se hará en la tierra así como se hace en escala mucho mayor en el cielo.
49. ¿Hacia qué fin glorioso respecto a la tierra ha estado trabajando Dios, y qué significará para la tierra la realización de dicho fin?
49 Cuando se haga en la tierra la voluntad de Aquel a quien Juan vió en su visión inspirada, Aquel que es tan radiantemente hermoso en sí mismo y que se rodea con una organización de criaturas que obran con justicia, poder, amor y sabiduría, ¡cuán maravilloso será todo sobre la tierra en ese nuevo mundo! Por miles de años el propósito incambiable e irresistible de Jehová Dios ha estado progresando hacia ese fin grandioso. A pesar de los eventos y cambios que han ocurrido en la tierra, él en su omnipotencia siempre ha podido dominar la situación. Siempre ha estado más adelantado que el hombre y el diablo. No ha permitido que cosa alguna estorbe el cumplimiento perfecto de su propósito, su voluntad.
50. ¿Por qué ha visto las cosas Dios miles de años antes que los humanos, y cómo recibiremos mayor seguridad de que la voluntad de él se hará aquí?
50 Conociendo el fin de sus obras desde el principio de ellas, él ha visto las cosas miles de años antes que sus criaturas. (Isa. 46:10) Desde el principio él ha trabajado hacia su meta con constancia y sin desviarse. El fin ahora está plenamente a la vista. Mediante el hacer un examen rápido de los eventos conocidos de la historia humana durante los pasados miles de años a la luz de las profecías que se han dado bajo el propio nombre de Dios, podremos apreciar a mayor grado cuán fiel es él a su promesa y profecía, y cuán perfecta es su previsión y habilidad para llevar a cabo su justo propósito. Podremos entender tal como nunca antes pudimos hacerlo el significado de lo que ahora está aconteciendo en la tierra. Mediante esto recibiremos todavía mayor seguridad de que la voluntad de Jehová Dios se hará en la tierra así como también en el cielo.
CAPÍTULO 2
POR QUÉ TIENE QUE HACERSE EN LA TIERRA
1. ¿Por qué no hay otro lugar adonde pueda mudarse el hombre, y cómo se encontrará atrapado en una dificultad destructiva?
EL VIVIR sobre esta tierra se está haciendo más y más peligroso para la humanidad, no sólo físicamente, sino también moral y espiritualmente. Esto no debe ser así. Pero así es. Sin embargo no hay otro lugar a donde se pueda mudar la humanidad. La humanidad no se puede alejar de las dificultades mudándose a la luna, que es mucho más pequeña que la tierra, ni a los otros planetas tales como los que el hombre ha llamado Venus, Mercurio y Marte. La luna de esta tierra y los planetas de nuestro sistema solar no fueron preparados para que el hombre viviera allí cómodamente, en felicidad y eternamente. Por más que se jacten los hombres de lanzar un cohete a la luna o alrededor de ella, o de enviar una nave del espacio impulsada por poder atómico con una tripulación humana a la luna o más allá, ninguna nación está preparada para evacuar a su pueblo de esta tierra y llevarlo a la luna o a otro planeta de nuestro sistema solar. Además, ¿qué persona en sus cabales quiere vivir allí o podría vivir allí? El hombre está atado a este planeta. Tendrá que quedarse aquí cuando el peligro llegue a su punto culminante. Se encontrará atrapado en una dificultad destructiva que en gran parte es de su propia hechura.
2. ¿Por qué no es esta edad nuclear del espacio un tiempo tan maravilloso en que vivir, y qué han dejado sin cambio alguno los adelantos científicos?
2 Debido a los adelantos de la ciencia mundana la edad nuclear del espacio le sobrevino súbitamente a la humanidad. Porque se nos impuso casi a la fuerza por la ambición, rivalidad y temores de un enemigo avariento, y no por el amor, dicha edad no ha resultado ser un tiempo tan maravilloso en que vivir para la gente de este mundo. Sea lo que fuere que se haya hecho para extender las comodidades modernas, para elevar las normas de vida, para aumentar el número de científicos, para ampliar el conocimiento del hombre tocante a los secretos del espacio sideral y de la estructura de nuestra tierra todo ello ha dejado la situación de más importancia sin cambio alguno. Todavía es un mundo dividido. Lo que divide a Oriente de Occidente es más que sólo una grieta. La gente está dividida de muchas maneras en cuanto a la voluntad de quién, voluntad política, social y religiosa habrá de tener el dominio sobre ella. Los poderes o sistemas de gobierno dictatoriales asumen el dominio de la gente en grandes porciones de la tierra; hasta los gobiernos populares se ven obligados a tomar más poder para seguir funcionando o para protegerse. De manera que la gente se ve obligada a someterse a la voluntad de gobernantes distraídos, bien armados y fuertemente financiados.
3. ¿Por qué es cosa del pasado el aislamiento de cualquier continente, y por qué tendrá que sufrir toda la gente junto con los que disparan las armas si hay otra guerra de esfuerzo total?
3 A pesar de las protestas, continuaron los ensayos por explosión de las armas de guerra atómicas y nucleares, contaminando el aire y el mar, y hasta la lluvia y la nieve. Las naciones están dispuestas a detener la producción y ensayo de más armas de ardiente y extensa destrucción de vidas humanas sólo porque creen que ya tienen demasiadas almacenadas, o porque creen que ya han logrado el arma culminante y que los ensayos ya no se necesitan. El temor de contaminación radioactiva debido a las explosiones nucleares se extiende alrededor del globo y promueve ansiedad entre los indefensos, que se consideran las víctimas. En el interés de la seguridad y para preparar sorpresas para quien esté marcado por la sospecha de ser el enemigo, continúa la invención y producción de más armas horribles de destrucción. Con el ICBM (proyectil balístico intercontinental) o con el submarino atómico o modernizado equipado para lanzar los IRBM (proyectiles balísticos de alcance intermedio) desde debajo del agua y capaz de esconderse debajo de la capa polar de hielo, el “aislamiento espléndido” de continente alguno es cosa del pasado. Todos los continentes están al alcance de los proyectiles de guerra, y también lo están todas las poblaciones civiles. El bombardeo estratégico de poblaciones o centros industriales es tan vital para conseguir la victoria en una guerra caliente como lo es el bombardeo táctico de gente en el campamento de guerra o en la línea de batalla. En la ineludible guerra total y regimentación de los ciudadanos toda la gente que apoya a los hombres en uniforme y suple sus necesidades tiene que sufrir a la par con los que disparan las armas científicas de guerra.
4. ¿Qué posibilidad tiene el dominio de las condiciones atmosféricas al compararlo con las armas nucleares?
4 Cosa que acrecienta el temor, el dominio de las condiciones atmosféricas tiene posibilidades de ser más mortífero que la guerra nuclear. El presidente del Comité Consejero Americano sobre el Dominio de las Condiciones Atmosféricas advirtió que el dominio de las condiciones atmosféricas por el enemigo podría traer resultados más desastrosos a los Estados Unidos de América del Norte que los descubrimientos atómicos. Casi al mismo tiempo el director del Laboratorio de Ciencias de la Tierra del Instituto Tecnológico de Massachusetts apoyó esa advertencia, diciendo: “El dominio internacional de la modificación de las condiciones atmosféricas será tan esencial a la seguridad del mundo como lo es el dominio de la energía nuclear ahora.” E instó a los Estados Unidos a mantenerse adelantados a la Rusia soviética o al paso con ésta.a
5. ¿Qué significa verdaderamente la coexistencia de naciones en oposición, y cuán difíciles haría las cosas para este mundo por fin la “guerra fría”?
5 Se ha recomendado una coexistencia pacífica para las naciones que siguen ideas y sistemas políticos radicalmente diferentes. La coexistencia no significa amor fraternal entre las naciones. Significa soportarse unas a otras arriesgadamente mientras la rivalidad y la carrera por ventajas y dominación mundiales siguen de una manera menos ruidosa que por lanzar proyectiles mortíferos armados con cargas atómicas y nucleares. Solamente la temperatura de la guerra es diferente—es fría. En la Conferencia Mundial de Religiones en Nueva Delhi, India, durante noviembre de 1957, Jawaharlal Nehru en categoría de primer ministro de la India mencionó a los delegados que el mundo había tomado una “vuelta poderosa” hacia la aventura de los viajes interplanetarios. Dijo él que nadie estaba seguro de cómo se usarían por fin las nuevas fuerzas. Una cosa veía claramente, sin embargo, y eso era que si la “guerra fría” continuaba le sería cosa difícil a este mundo sobrevivir.b Otras voces además de la de él se han levantado en son de advertencia.
6. Para la preservación del hombre en la tierra, ¿la voluntad supranacional de quién tiene que hacerse aquí, y cómo afectará eso al propósito con que fue creado el hombre?
6 Si el género humano y el género animal han de ser preservados sobre una tierra en que se pueda vivir, tiene que cumplirse sobre la tierra una voluntad más elevada que la de las naciones llenas de sospechas y divididas por egoísmos. Tiene que ser la voluntad de alguien especial y no simplemente de cualquiera de la región espiritual que sea más alto y más poderoso que las naciones terrenales. ¿Por qué? Porque la Santa Biblia nos advierte que las naciones están en las garras del peor enemigo del hombre y del Creador del hombre, a saber, Satanás el Diablo. Él es, de hecho, el invisible “gobernante de este mundo,” “el dios de este sistema de cosas.” (Juan 12:31; 14:30; 2 Chor. 4:4) Entonces, ¿qué? Para que el hombre y los animales puedan sobrevivir sobre esta tierra y tenerla como su hogar eterno la voluntad supranacional que tiene que cumplirse sobre esta tierra es la voluntad de Dios el Creador, el cual dice : “Yo soy Jehová. Ese es mi nombre; y a nadie más daré mi propia gloria, ni mi alabanza a las imágenes esculpidas.” (Isa. 42:8) La voluntad de El tendrá que hacerse sobre la tierra si el hombre y la bestia han de disfrutar de vida para siempre en la tierra. Esta es la manera en que tiene que probarse que su propósito al haber creado al hombre y a los animales sobre la tierra es justo, bueno y amoroso. Su propósito, pues, tendrá que vindicarse, justificarse, para la gloria inmortal de él. Los que oran la oración modelo que Jesús enseñó están orando que el propósito de Dios sea vindicado por medio de hacerse la voluntad de él en la tierra así como también en el cielo.
LA TIERRA SEMPITERNA
7. ¿Cómo podernos estar seguros de que es la voluntad del Creador que la tierra permanezca para siempre?
7 ¿Cómo, sin embargo, podemos estar seguros de que es la voluntad del Creador que la tierra permanezca en existencia hasta la eternidad y que continúe para siempre como planeta habitado? No podemos asegurarnos de esto consultando las religiones contradictorias de la cristiandad. Podemos asegurarnos positivamente consultando la Palabra escrita del mismo Creador, la Santa Biblia. Por medio de su espíritu o fuerza activa él es el Creador de la Biblia, aunque es cierto que usó a fieles hombres de Dios para producirla. “Porque ustedes conocen esto primeramente, que ninguna profecía de la Escritura proviene de divulgación privada. Porque la profecía en ningún tiempo fue traída por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron por parte de Dios al ser ellos impulsados por espíritu santo.” (2 Pedí. 1:20, 21) Sacerdotes religiosos mantienen a la Biblia alejada de la gente y la interpretan o malinterpretan de acuerdo con sus credos y declaraciones de creencias de hechura humana. No obstante, Dios produjo la Biblia para que toda la gente la leyera o para que se le leyera a la gente, para que conociera por sí misma lo que Dios mismo dice en su Libro.
8. (a) ¿En armonía con qué escritos compuso Jesús su oración modelo? (b) Cuando viene el reino de Dios, ¿por qué no debería ser destruída la tierra?
8 Jesucristo tenía los treinta y nueve libros de las Escrituras Hebreas, desde el libro de Génesis hasta el libro de Malaquías, los cuales se habían escrito bajo la inspiración del espíritu de Dios antes que Jesús viviera en la tierra. De esos libros Jesús conoció lo que era la voluntad de Dios para esta tierra y cuál fue su propósito al crearla y poner al hombre sobre ella. En armonía con este conocimiento que tenía de esas Escrituras Hebreas Jesús compuso la oración modelo para sus seguidores. Él les dijo que oraran al Padre en los cielos: “¡Venga tu reino! ¡Hágase tu voluntad en la tierra así como también en el cielo!” Preguntémonos, entonces: ¿Está Jesús aquí enseñando a los hombres a orar que la tierra sea destruída por fuego o por algún otro medio y que sea vaciada de criaturas humanas y animales? Puesto que el reino del Padre celestial ha de venir a esta tierra en respuesta a la oración de Jesús mismo, ¿por qué habría de ser destruída la tierra en ese tiempo o en algún tiempo después de eso? El reino de Dios viene a quedarse aquí para todo tiempo futuro. A Dios no le es preciso destruir esta tierra debido a la gente que está en ella. No, no cuando la voluntad de Dios se hace entonces por gente que está en la tierra y bajo el reino de Dios como se hace esa voluntad en el cielo. ¿Por qué destruir la tierra si no se destruirán los cielos donde las santas criaturas espirituales están haciendo la voluntad de Dios así como las criaturas humanas entonces la estarán haciendo aquí bajo su reino?
(Continuará)
[Notas]
a Howard T. Orville y el Dr. Enrique G. Houghton, respectivamente, según se informó en el Times de Nueva York con fecha del 28 de enero de 1958.
b El Times de Nueva York del 18 de noviembre de 1957, página 3.