¿Para qué vive usted?
VICENTE VAN GOGH pudiera escogerse como ejemplo de la clase de persona que se dedica con plena furia a un interés personal. Poseía la habilidad de pintar y el deseo consumidor de perfeccionar esa habilidad. El pintar ocupó el lugar de primera importancia en su vida, aun al grado de no dejarle tiempo para atender, como naturalmente se hace, su salud y bienestar. Era la cosa para la cual vivía. Pero, ¿puede decirse que obró sabiamente? ¿Qué le consiguió la destreza que adquirió? No le trajo felicidad, ni tranquilidad de ánimo. Se suicidó.
El siglo diecinueve no es el único que ha tenido hombres que vivieron para las artes o para algún otro interés personal. Hay muchos en este siglo veinte. Mientras que a algunos, como a van Gogh, los consume la afición que le tienen a la pintura, otros dedican la energía de su vida a la música, al teatro, a la ciencia o al negocio. Estas son las cosas en que se ocupan todo momento que están despiertos, las cosas alrededor de las cuales modelan su vida y para las cuales viven.
Ciertamente no hay nada malo en desarrollar uno su habilidad en las artes y ciencias, ¿pero será correcto hacer de ellas el principal interés de su vida? ¿Es prudente vivir solamente para éstas? La felicidad verdadera y la tranquilidad de ánimo no provienen de estar uno absorto en intereses personales. Provienen de estar dedicado a los intereses de Dios. Los intereses de Él nos son de vital importancia porque afectarán a toda la tierra. Efectuarán un cambio completo en el sistema de cosas para el bien del género humano. Puesto que esto se efectuará por medio de su reino, sabiamente está escrito: “Sigan, pues, buscando primero el reino y su justicia.” (Mat. 6:33) El proceder así muestra verdadera sabiduría porque es el camino a la vida eterna.
¿De qué sirve poseer gran habilidad en pintura o música si el que la posee no puede seguir viviendo para ejercer esa habilidad? Si esta persona tuviera la dádiva de vida eterna pudiera disfrutar de su arte por la eternidad. ¿No es eso mejor que el entregar toda su vida a las artes por los pocos años que vive ahora? Cuando se acerca la muerte, ¿qué puede hacer en provecho de esta persona su habilidad artística, para la cual vivió? El proceder sabio es que se dedique al gran Dador de vida, Jehová Dios. Debería concentrar sus energías en obedecer y servir a Dios. Esa es la manera de recibir beneficios duraderos de los cuales ni siquiera la muerte la puede despojar.
Jehová hará lo que ha prometido a favor de los que dan el lugar de primera importancia a los intereses de él. “Así resultará ser mi palabra que sale de mi boca. No volverá a mí sin resultados.” (Isa. 55:11) Por medio de vivir para los intereses de Dios no sólo sacará provecho de ello usted, sino que podrá ayudar al género humano.