Es bueno ser benigno
NO BASTA el que trabajemos, también es importante cómo trabajamos. La manera en que hacemos las cosas a menudo significa más que lo que hacemos. Un niño tal vez no haga el mejor trabajo, pero sus esfuerzos ansiosos conquistan el corazón adulto.
No basta el que hablemos a la gente, también es importante cómo hablamos. “Me hace feliz el que se quede usted conmigo” significa mucho cuando se dice con sinceridad amorosa. El cuarto quizás no sea de los mejores, pero usted desde luego pasa por alto eso a fin de no ofender el tan benigno dar. Por otra parte, si alguien dice: “Puede aceptarlo o rechazarlo. Depende de usted,” y mezcla esas palabras con el frío del Polo Norte, sin duda usted buscará otro cuarto aunque sea excelente el que se le mostró.
Es bueno dar regalos, pero el espíritu con que darnos a menudo significa más que el regalo mismo. El dar de mala gana hace muy desagradable tanto el dar como el recibir. El hacer las cosas benignamente es prestigiarse a sí mismo y a otros. Al proceder así tanto el que da como el que recibe hallan una recompensa interior.
El ser benignos quiere decir ser bondadosos y corteses en nuestro modo de ser. Quiere decir ser sociables, marcadamente agradables y cómodos en las relaciones sociales. Implica cordialidad y accesibilidad, bondad y cortesía, especialmente para con los inferiores. Es una hermosa prenda de la cual estar vestido, esta prenda de la benignidad.
A los cristianos se les anima a ser benignos en todo y para con todos. Cuando Pablo habló acerca del hacer contribuciones para fondos de socorro, él se refirió a ello como “esta obra benigna.” Declaró que el dar cristiano debería hacerse benignamente, no “de mala gana o bajo compulsión, porque Dios ama al dador alegre.” Debiéramos sentirnos edificados por haber dado.—2 Cor. 9:7.
¡Qué cambiado sería este mundo si todos fueran siquiera un poco más benignos! ¡Piense en lo placentero que sería el hacer compras o ir en autobús! El que se nos atendiese cortésmente sacaría a luz nuestras mejores características. ¿No mejoraría las relaciones entre patrones y empleados un poco de benignidad? Un experimento mostró que donde los patrones eran benignos y animaban a sus empleados el porcentaje de energía subía agudamente, pero cuando desaprobaban y refunfuñaban acerca del trabajo bajaba precipitadamente.
El dar y vivir benignamente no nos cuesta nada, sin embargo nos es tan esencial a la vida como lo son el pan y el agua. Trate de ser un poco más benigno y usted mismo será mejor a causa de ello.