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  • El aniversario que los cristianos tienen que celebrar

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  • El aniversario que los cristianos tienen que celebrar
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1961
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1961
w61 15/3 págs. 165-167

El aniversario que los cristianos tienen que celebrar

El 30 de marzo de 1961, después del Sol, cristianos en todas partes de la Tierra se reunirán para conmemorar la muerte de Jesucristo de la manera que él mandó. ¿Estará usted entre ellos?

CADA año se celebran muchos aniversarios en el nombre de la religión cristiana. Pero hay solamente uno que le es obligatorio a todo cristiano sin excepción; solamente uno que les manda celebrar explícitamente Jesucristo, el Caudillo, Instructor y Amo de los cristianos. ¿Cuál es ese aniversario? ¿La Navidad? No. ¿La Pascua de Resurrección? No. ¿El Día de los difuntos? No. Es el aniversario de la muerte de Jesucristo, conocido como el “Memorial,” o la “cena del Señor.” Es este aniversario el que todo cristiano tiene la obligación de celebrar.—Luc. 22:19.

Indica lo importante que es el Memorial el que hayamos recibido un registro cuádruplo de él. Escribiendo acerca del Memorial, el apóstol Pablo, quien recibió su información por medio de inspiración directa, dijo: “Porque yo recibí del Señor lo que también les he entregado, que el Señor Jesús la noche que, iba a ser entregado tomó un pan y, después de dar gracias, lo partió y dijo: ‘Esto significa mi cuerpo que está a favor de ustedes. Sigan haciendo esto en memoria de mí.’ Hizo igual respecto a la copa también, después que hubo terminado la cena, diciendo: ‘Esta copa significa el nuevo pacto por virtud de mi sangre. Sigan haciendo esto, cuantas veces la beban, en memoria de mí.’ Porque cuantas veces comen este pan y beben esta copa, siguen proclamando la muerte del Señor.”—1 Cor. 11:23-26.

Debido a que los cristianos tienen la obligación de celebrar este aniversario, los testigos de Jehová han seguido celebrándolo aun a riesgo de su libertad y de su vida. Entre otros lugares, lo hicieron en medio de los campos de concentración alemanes y siguen haciéndolo detrás de la Cortina de Hierro y en países donde se les prohíbe reunirse.

Este año los testigos de Jehová a través del mundo, desde oriente hasta occidente, después de la puesta del Sol, se reunirán en sus Salones del Reino el 30 de marzo. Esta fecha, el 30 de marzo, es la única fecha marcada en rojo en su calendario. A todas las personas de buena voluntad hacia Dios se les invita, si, se les insta, a asistir. El programa, en resumen, constará de un cántico, oración, un discurso acerca del significado de la ocasión, el pasar los emblemas, los comentarios de conclusión y un cántico y oración finales.

¿Por qué celebran los testigos de Jehová la cena del Señor solo una vez al año y por qué en esta fecha en particular? ¿No la celebran varias veces al año muchos cristianos profesos, mientras que la Iglesia Católica Romana, en la misa, la celebra todos los días del año con excepción del Viernes Santo? ¿Por qué buenos motivos mandó Jesús que conmemoráramos su muerte?

El que se conmemore la muerte de Jesús anualmente en el día en que él murió es apropiado, lógico y bíblico. Los aniversarios de acontecimientos importantes son ocasiones anuales. ¿No es cierto que el celebrar un acontecimiento notable más de una vez al año disminuye su importancia en vez de aumentarla? Además, Jesús instituyó este aniversario en la noche de la pascua judía. La Pascua conmemoraba la ocasión en que se pasó por alto o se salvó a los primogénitos y se libró a los israelitas de la esclavitud a Egipto, y se celebraba en la misma fecha cada año en conformidad con el mandato explícito de Dios. De paso, debería notarse también que cualquier israelita que desatendiera esa celebración era ‘cortado de entre su pueblo.’—Éxo. 13:3-13; 34:18; Núm. 9:13.

¿Por qué se lleva a cabo esta celebración el 30 de marzo? ¿Murió Jesús ese día? No, pero sí murió el 14 de nisán, fecha que cae en el 30 de marzo este año ¿El 14 de nisán? Sí, de acuerdo con el calendario lunar que Dios dio a los israelitas, el año comenzaba en la primavera (del hemisferio norte) al tiempo de la luna nueva que estuviese más cerca del equinoccio primaveral; cayendo el equinoccio en el 21 de marzo por lo general, el primer día de la primavera. Nisán o abib, el primer mes, comenzaba con la luna nueva visible más cerca de esa fecha. La celebración de la Pascua se efectuaba el catorce de nisán, para cual tiempo había luna llena. Para los israelitas el día comenzaba en la tarde en vez de a la medianoche. Por eso la institución del Memorial por Jesús el jueves después de la puesta del Sol y su muerte en la tarde siguiente se efectuaron en el mismo día.

¿POR QUÉ EL MEMORIAL?

¿Por qué mando Jesús que se conmemorara su muerte? Debido a lo importante que les es a todos, desde Jehová hasta el humano más humilde. Más de 4,000 años antes, una criatura perfecta angelical se había rebelado contra Dios debido a ambición egoísta y había inducido a la primera pareja humana a unirse con ella en esa rebelión por medio de despertar el egoísmo en ellos. Se jactó de que asimismo podría apartar de Dios a todas las criaturas de Dios. De ese modo éste, Satanás el Diablo, hizo surgir el punto en disputa: ¿Quién es gobernante del universo? Relacionada con éste estaba la pregunta: ¿Quién tenía la culpa por haber pecado Adán y Eva? ¿Los había creado Dios incapaces de retener su integridad y no obstante requirió que la retuvieran? Para que pudiera removerse de una vez para siempre el oprobio que estas preguntas insinuaban contra Jehová Dios, Él permitió que continuaran por un tiempo Satanás y Adán y Eva; dándole a Satanás oportunidad para probar su jactancia.—Job, capítulos 1, 2; Pro. 27:11.

A través de los años hombres fieles tales como Abel, Enoc, Noé, Abrahán y Moisés han retenido su integridad, de ese modo vindicando a Dios y probando mentiroso al Diablo. Lo hicieron a pesar de todo cuanto pudo hacer el Diablo a son de tentación y persecución. Empero, ¿podría un hombre perfecto cumplir la ley de Dios perfectamente? pues eso era lo que Dios había requerido de Adán y Eva. Jesús, para el tiempo de su muerte, había hecho exactamente eso. Por lo tanto su ejemplo de fidelidad, más que todo otro, había probado mentiroso al jactancioso Diablo y limpiado de oprobio el nombre de Jehová. Más que eso, como hombre perfecto Jesús tenía el derecho a la vida. Por medio de sacrificar su vida humana podría conferir ese derecho a todos los humanos merecedores que lo habían perdido debido a la transgresión de Adán. Por lo tanto podemos ver que hasta el tiempo de la muerte de Jesús no había sucedido ningún acontecimiento de más importancia tanto respecto a Jehová Dios como a todas sus criaturas que la vindicación por Jesús de su Padre y su provisión de un camino a la vida para todos los humanos merecedores. Un acontecimiento de tal magnitud ¿no merece ser conmemorado?

La cena del Señor es por lo tanto un memorial a la soberanía de Jehová. Vigorosamente nos recuerda que Él, y únicamente Él, merece nuestra adoración. Magnifica sus cuatro atributos maravillosos de sabiduría, justicia, amor y poder, los cuales hicieron que fuera posible su vindicación y el que nosotros consigamos la vida eterna. Así que el asistir al Memorial nos hace apreciar más a Jehová Dios y sentir más gratitud por todo lo que él ha hecho en pro de nosotros.

Lo mismo puede decirse también respecto a Jesucristo. En realidad, destaca en particular el proceder de él y lo que él hizo y todavía hará para nosotros. Aunque existía en la forma de Dios, el Verbo o la Palabra—según se le llamaba antes de venir a la Tierra—estaba dispuesto a humillarse y venir a ser hombre y sufrir toda clase de abuso sobre la Tierra mientras llevaba a cabo fielmente su comisión de ser testigo a la verdad. Él retuvo Su integridad aun hasta la muerte vergonzosa y dolorosa en el madero de tormento. Jesús hizo todo esto tanto por amor a nosotros como por amor a su Padre celestial, alegrando de ese modo Su corazón. En el Memorial su cuerpo que él dio y su sangre que él derramó para nosotros se representan por pan ázimo y vino tinto. ¡Cuán endeudados le estamos a él! ¡El que estas verdades puedan llamarse gráficamente a nuestra atención es otro motivo por el cual nos es imperativo asistir a este aniversario Cristiano!—Fili. 2:5-8.

La cena del Señor también hace que apreciemos a mayor grado lo que se requiere de nosotros como cristianos. Tenemos que imitar a Jesús, como leemos: “Cristo sufrió por ustedes, dejándoles un modelo para que siguieran cuidadosamente sus pisadas.” Su ejemplo de retener integridad a pesar de la tentación y de la persecución se exhibe para que lo sigamos. Y según lo manifiestan otros comentarios que hizo Jesús esa tarde cuando instituyó el Memorial, como se hallan registrados en Juan, los capítulos 13 al 17, los cristianos tienen que producir fruto y así probar que son sus discípulos. Tienen que permanecer en unión con Cristo, la Vid, y tienen que amarse los unos a los otros, así como Jesús los amó. Tan solo por medio de este hecho, todos los hombres reconocerían quiénes verdaderamente eran sus seguidores. El Memorial por eso nos hace examinarnos y nos estimula a esforzarnos por imitar a Jesucristo en lo de mantener la integridad.—1 Ped. 2:21.

¿QUIÉNES PUEDEN PARTICIPAR?

El rasgo singular del Memorial es el ofrecimiento del pan ázimo y del vino tinto a todos los concurrentes. Pero, ¿participan de ellos todos los concurrentes? No; en realidad, en muchos, por no decir en la mayoría, de los casos hoy en día nadie participa. ¿Por qué es eso? Porque las Escrituras muestran que Jesús instituyó el Memorial de su muerte con aquellos con quienes él había hecho un pacto para su reino celestial, los miembros del cual están limitados a 144,000. (Luc. 22:28-30; Apo. 7:1-4; 14:1, 3) El año pasado, de los un millón y medio que hubo en asistencia, solo uno entre cada ciento nueve participó. Participaron solamente los que tenían una firme convicción de que Dios estaba tratando individualmente con ellos como hijos espirituales y quienes por lo tanto abrigaban una esperanza segura de un destino celestial.—Rom. 8:15-25.

¿Qué hay de los demás? Estos son las “otras ovejas,” miembros de “una grande muchedumbre, que ningún hombre podía contar.” Su esperanza es la de gozar de la vida eterna en un Paraíso terrenal. Aunque estas personas no participan de los emblemas, ellos obedecen el mandato de Jesús de conmemorar su muerte y se alegran de que puedan estar presentes para sacar provecho de las cosas que se dicen y se hacen, porque ellos también tienen que retener su integridad para participar en la vindicación del nombre de Dios y para conseguir la vida eterna.—Juan 10:16; Apo. 7:9; Isa. 11:9.

Por lo tanto que todos los que estén bien dispuestos hacia Dios, sea que profesen ser cristianos dedicados o no, asistan a la celebración del aniversario de la muerte de Cristo con los testigos de Jehová en uno de sus Salones del Reino y saquen gran provecho de ello.

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