Hable procedente de un buen corazón
“Descendientes de víboras, ¿cómo pueden ustedes hablar cosas buenas, cuando son inicuos? porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno de su buen tesoro envía cosas buena, mientras que el hombre inicuo de su tesoro inicuo envía cosas inicuas. Les digo que, de todo dicho inútil que digan los hombres, rendirán cuentas en el Día de Juicio; porque por tus palabras serás vindicado, y por tus palabras serás condenado.”—Mat. 12:34-37.
1. ¿Con quién está en deuda el hombre por su facultad del habla, y cómo debe considerarla?
EL HABLA inteligente es tan antigua como la familia humana. Desde el día en que el hombre fue creado la habilidad para hablar fue uno de los dones que recibió de Jehová. Verdaderamente es un gran tesoro. ¡Cuán benditos son los hombres porque con facilidad pueden comunicarse unos con otros por medio de la facultad del habla! Es tan común entre el género humano, que muchos lo dan por sentado y jamás se detienen a pensar en dar gracias al gran Creador por el privilegio maravilloso de hablar. Pero, ¡cuán difícil sería efectuar nuestras muchas actividades diarias si no fuese por la facultad del habla! El observar por un instante los problemas del sordomudo debe convencer a cualquiera de la gran sabiduría e inteligencia que Jehová usó al diseñar la forma más elevada de la creación terrestre, el hombre. Cada día debemos darle gracias por nuestra habilidad para hablar.
2. (a) ¿Cómo coopera el cuerpo humano en producir buen habla? (b) ¿Qué explicación se encuentra en la Biblia para el habla buena y el habla inicua?
2 Jehová diseñó la boca, la lengua y la garganta humanas para que el hombre pudiera hablar cosas buenas. Estas partes del cuerpo humano funcionan juntas, dependiendo de otras partes del cuerpo. Si han de usarse para hablar cosas buenas como Jehová se propuso, otras partes del cuerpo tienen que cooperar. El uso correcto de la facultad del habla depende de lo que está en la mente y en el corazón. Cuando oímos a un hombre hablar cosas buenas para la alabanza del Creador descubriremos que su mente y corazón han sido entrenados en consonancia con la Palabra de Dios. Él ha almacenado la verdad adentro, de modo seguro, cual buen tesoro. No todos hablan cosas buenas, y Jesús explica por qué: “Ustedes o hacen el árbol bueno y su fruto bueno o hacen el árbol podrido y su fruto podrido; porque por su fruto se conoce el árbol. Descendientes de víboras, ¿cómo pueden ustedes hablar cosas buenas, cuando son inicuos? porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno de su buen tesoro envía cosas buenas, mientras que el hombre inicuo de su tesoro inicuo envía cosas inicuas. Les digo que, de todo dicho inútil que digan los hombres, rendirán cuenta en el Día de Juicio; porque por tus palabras serás vindicado, y por tus palabras serás condenado.”—Mat. 12:33-37.
3. (a) ¿Por qué hablan cosas malas algunos hombres? (b) ¿Qué luz arrojan sobre esto las palabras de Jesús en Mateo 15:1-11?
3 ¿Cuál es la razón para esta diferencia en los hombres, de manera que algunos hablan alabanza a Dios y otros oprobio? La historia de la familia humana responde. La diferencia ha existido desde la rebelión, cuando Satanás el Diablo habló en oposición a Dios en el jardín de Edén y cuando Adán y Eva violaron el mandamiento de Dios y también se hicieron opositores de la voluntad de Dios. Su mente y corazón se contaminaron con mentiras y pensamientos incorrectos, y tal es la herencia que se le ha transmitido a la familia humana. Algunos hombres tratan de aparentar el hablar cosas buenas, pero sus móviles no son buenos, según se ve por sus frutos. Tuercen palabras, buscando su propio provecho y buscando conseguir honor entre los hombres. Estos son hipócritas, como los fariseos y escribas a quienes Jesús encontró cerca de Jerusalén: “Entonces vinieron a Jesús de Jerusalén fariseos y escribas, diciendo: ¿Por qué es que sus discípulos traspasan la tradición de los hombres de los tiempos de antes? Por ejemplo, no se lavan las manos cuando se disponen a comer una comida.’ En respuesta él les dijo: ‘¿Por qué es que ustedes también traspasan el mandamiento de Dios a causa de su tradición? Por ejemplo, Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”; y, “El que injurie a padre o a madre muera la muerte.” Pero ustedes dicen: “Cualquiera que diga a su padre o madre: ‘Todo lo que tengo mediante lo cual pudieras obtener ayuda de mí es una dádiva dedicada a Dios,’ no tiene que honrar en lo absoluto a su padre.” Y así han hecho la palabra de Dios inválida a causa de su tradición. Hipócritas, Isaías profetizó aptamente acerca de ustedes, cuando dijo: “Este pueblo me honra con sus labios, sin embargo su corazón está alejado de mí. Es en vano que continúan guardándome respeto, porque enseñan mandamientos de hombres como doctrinas.”’ Al decir eso llamó a sí a la muchedumbre y les dijo: ‘Escuchen y perciban el sentido de ello: No lo que entra en la boca corrompe al hombre; sino lo que procede de su boca es lo que corrompe al hombre.’”—Mat. 15:1-11.
4. (a) En conexión con el habla, ¿qué es lo que resulta en la contaminación de un hombre? (b) ¿Qué muestra Romanos 12:1, 2 que es la manera de cambiar de obrar como obra la gente mundana contaminada?
4 Según Jesús, el corazón humano tiene que estar en consonancia con Dios para que el hombre hable correctamente. En el día presente se oyen muchas doctrinas y filosofías. Teorías extrañas se proponen por los llamados doctores de la ciencia e instituciones educativas y éstas se repiten con aprobación por todos los medios modernos de hacer propaganda. Hay que investigar lo que dicen. Podemos oir muchas cosas que se dicen, pero sobre la base del conocimiento acertado que se encuentra en la Palabra de Dios podemos determinar qué es bueno y aceptable y qué no lo es. No quedamos contaminados si oímos algo malo, pero si reiteramos las cosas malas o practicamos las cosas malas estamos en lo incorrecto. Puesto que nacemos en un ambiente malo en este mundo nuestra determinación debe ser evitar su influencia y usar nuestra habla de las maneras correctas. No le es natural al hombre imperfecto hablar sólo lo bueno automáticamente. Tiene que entrenar su mente y corazón y entregarse completamente a la Fuente de todo lo bueno, Jehová Dios. Así tiene una base para hablar lo bueno y hacer lo bueno. El apóstol Pablo lo expresó de este modo: “En consecuencia, les ruego por las misericordias de Dios, hermanos, que presenten sus cuerpos en sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, en servicio sagrado con su facultad de raciocinio. Y dejen de amoldarse a este sistema de cosas, mas transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos la buena y la aceptable y la completa voluntad de Dios.”—Rom. 12:1, 2.
5. Según Filipenses 4:6-8, ¿qué hábitos mentales tienen que formarse, y en qué resulta esto?
5 ¿Cómo nos será posible hacer esto? Tenemos que estar determinados a hacer un firme esfuerzo y tenemos que recibir ayuda para vigorizar y fortalecer nuestras facultades mentales para hacer lo bueno con nuestra lengua. Tenemos que buscar la ayuda del Creador. “En todas las cosas por medio de oración y súplica junto con acción de gracias den a conocer sus peticiones a Dios, y la paz de Dios que sobrepasa a todo lo que se pueda pensar guardará su corazón y sus facultades mentales por medio de Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, cuantas cosas sean verdaderas, cuantas sean de importancia, cuantas sean justas, cuantas sean puras, cuantas sean amables, cuantas sean de buena reputación, cualquier virtud que haya y cualquier cosa que haya digna de alabanza, sigan considerando estas cosas.” (Fili. 4:6-8) Con entrenamiento apropiado podemos conseguir sabiduría verdadera y vigorizar los móviles correctos en nuestro corazón, que causarán el habla correcta. “El corazón del sabio hace que su boca muestre perspicacia, y a sus labios añade persuasiva.”—Pro. 16:23.
LA LENGUA NECESITA ATENCIÓN
6. ¿Qué nos dicen los versículos de apertura de Santiago 3 en cuanto a los grandes problemas de dominar la lengua?
6 El hecho de que uno sea cristiano y haya presentado su cuerpo en sacrificio vivo, santo, aceptable a Dios, con su facultad de raciocinio no significa que automáticamente pueda refrenar su lengua. Aun desde los principios del cristianismo el domar la lengua presentaba un problema. El discípulo Santiago subraya el problema en el capítulo tres, versículo 2: “Porque todos tropezamos muchas veces. Si alguno no tropieza en palabra, éste es un hombre perfecto, capaz de refrenar también todo su cuerpo.” Luego prosigue y muestra cómo el hombre ha aprendido a dominar los caballos con un freno o a gobernar grandes barcos con un timón pequeño, pero la lengua pequeña en el cuerpo presenta un problema mayor. Es semejante a un fuego pequeño que puede consumir un gran bosque. “Porque toda clase de bestia salvaje así como ave y cosa que se arrastra y criatura marina ha de ser domada y ha sido domada por la humanidad. Pero la lengua, nadie de la humanidad puede domarla. Cosa ingobernable y perjudicial, está llena de veneno mortífero. Con ella bendecimos a Jehová, al Padre, y no obstante con ella maldecimos a los hombres que han venido a la existencia ‘en la semejanza de Dios’. De la misma boca salen bendición y maldición.”—Sant. 3:7-10.
7. (a) ¿Cómo sabemos que Santiago no quiere que nadie se dé por vencido y deje de tratar de dominar su hablar? (b) ¿Qué se requiere para hablar correctamente, según Santiago 3:13-18?
7 ¿Está diciendo Santiago que debemos admitir la derrota de antemano y desistir en nuestra lucha por gobernar la lengua? ¿Es batalla perdida? ¿No vale la pena pelear? Si ése fuera el caso, difícilmente habría continuado él su razonamiento, diciendo: “No es correcto, hermanos míos, que estas cosas sigan aconteciendo de esta manera. Una fuente no hace que lo dulce y lo amargo burbujeen por la misma abertura, ¿verdad? Hermanos míos, una higuera no puede producir aceitunas ni una vid higos, ¿no es cierto? Tampoco puede el agua salada producir agua dulce.” (Sant. 3:10-12) De veras, no es correcto que los hombres abusen de su facultad del habla maldiciendo a otros hombres o hablando perversamente de ellos. La única base para resolver el problema ha de hallarse en amoldarse a la sabiduría que desciende de arriba. Para adquirir tal sabiduría uno necesita mansedumbre y debe tener el deseo de comportarse correctamente. El mentir, el jactarse, el maldecir u otros usos incorrectos del habla son terrenos o demoníacos en su origen. Sólo la sabiduría que viene de arriba puede vencer las tendencias incorrectas con las que nace el hombre imperfecto. Hay que ir en pos de la sabiduría que proviene del estudio de la Palabra de Dios si hemos de hacer que la lengua hable lo que es limpio, pacífico y justo. (Lea Santiago 3:13-18.)
8. ¿Qué relación existe entre el dominio de la lengua y la adoración pura?
8 Si fuese el pensamiento de Santiago que no vale la pena tratar de domar la lengua porque es imposible hacerlo, de modo que de una vez deberíamos dejar que la lengua emprendiera su propio derrotero, entonces sería inútil tratar de trabajar con Dios. Pero él no dijo eso. Uniendo el dominio de la lengua con nuestra adoración pura, Santiago insta: “Si algún hombre piensa que él mismo es un adorador formal y con todo no refrena su lengua, sino que sigue engañando su propio corazón, la forma de adoración de este hombre está por demás. La forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es ésta: cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación, y mantenerse sin mancha del mundo.”—Sant. 1:26, 27.
9. (a) ¿Qué móviles pueden impeler habla que conduce a la desunión, y por qué debe evitarse tal habla? (b) A juzgar por 1 Pedro 3:8-12, ¿quién recibe la bendición?
9 Por eso para que uno pueda preservar incontaminada su adoración delante de Dios tiene que aprender a ejercer el gobierno de sí mismo y hablar en consonancia con la justicia de Dios. No puede ser habla a causa de ira, que traería desunión. “Conozcan esto, mis amados hermanos. Todo hombre debe ser presto en cuanto a oir, lento en cuanto a hablar, lento en cuanto a ira; porque la ira del hombre no produce la justicia de Dios.” (Sant. 1:19, 20) Aquellos a quienes escribió Santiago estaban peleando entre ellos mismos y hablando unos contra otros, eran orgullosos y jactanciosos. Se les tenía que mostrar lo necesario que es dominar su lengua y preservar la paz de la congregación. Sólo los móviles malos en el corazón incitan al habla vilipendiadora. Santiago menciona celos, espíritu de contradicción, jactancia y mentira, y mostró cómo traen desorden. Si uno le tiene odio a su hermano, se mostrará en su habla. Si envidia los privilegios y bendiciones de otro o desea ser visto él mismo o ser prominente, quizás se ponga a tratar de derribar el respeto que se le tiene a su prójimo. Tal vez les parezca a algunos que no disfrutan de suficiente prominencia y quieran alardear, de modo que difaman o calumnian y producen contienda. Demuestran que son inmaturos, como un “hombre inútil.” “El hombre inútil está desenterrando lo que es malo, y sobre sus labios hay, por decirlo así, un fuego abrasador. El hombre de intrigas sigue enviando contienda, y el calumniador está separando a los que se conocen unos a otros.” (Pro. 16:27, 28) Por lo tanto, en vez de que el sembrador de contiendas obtenga prominencia y sea respetado por otros, a los ojos de los cristianos maduros, perderá todo respeto. Jehová bendice a los pacificadores.—1 Ped. 3:8-12.
MANTENIENDO LA PAZ
10. ¿Qué causa la pugnacidad entre los hermanos?
10 Después de considerar el tema de domar la lengua Santiago habla de las guerras y peleas entre los hermanos. Debe haber habido un espíritu de reciprocidad o no pudiera haber habido guerras. Una persona por sí misma no puede tener una pelea. Tiene que haber algún otro para pelear con ella. Si hubiera habido un solo individuo que fuera de mal corazón y no contuviera su lengua con un freno, difícilmente habría sido necesario que Santiago escribiera como lo hizo. Habría sido posible evitar esa condición entre los hermanos si los asuntos hubiesen sido atendidos apropiadamente al ir en pos de la paz.
11, 12. (a) ¿Cuál es el buen ejemplo de David de gobierno de uno mismo? (b) Explique la fórmula para zanjar diferencias que Jesús presentó en Mateo 18:15-17.
11 ¿Cómo puede preservarse la paz cuando un individuo habla ofensivamente? Lo primero que debe recordarse es el no corresponder con habla semejante. Cuando un hermano lo ofende a usted como individuo, usted puede ejercer la misma clase de resuelto gobierno de sí mismo que ejerció David, quien escribió: “Yo dije: ‘Vigilaré mis caminos para guardarme de pecar con mi lengua. Pondré un bozal como guardia para mi propia boca mientras haya alguien inicuo en frente de mí.’” (Sal. 39:1) Este es buen principio a seguir, ya sea al tratar con personas inicuas mundanas o con hermanos que nos ofenden. Tenemos que dominar nuestro espíritu y no permitir que ninguna ira o disgusto repentino que surja nos haga perder el equilibrio. Él dominio es una señal de madurez espiritual. Más a menudo que no, es posible enmendar las cosas dirigiéndose al individuo ofensor privadamente sin dejar que pase mucho tiempo. Esta es la fórmula que Jesús presentó en Mateo 18:15-17 para la solución de muchos problemas.
12 Cuando un ofensor de buen corazón discierne su error se disculpa y pide perdón al que ha ofendido. De veras, como siervos de Dios debemos estar listos y anuentes a perdonar. Santiago estimula a tal perdón mostrando que todos podemos errar con la lengua y ninguno de nosotros es perfecto. Si un asunto puede ser arreglado entre dos individuos y puede haber disculpa y perdón, no pasará de allí y no habrá ocasión para que llegue delante de persona alguna de la congregación y sea un medio de causar rencor o dividir. Es únicamente cuando el ofensor no quiere escuchar que como último recurso se hace necesario buscar el consejo de los siervos de la congregación y quizás se deja que ellos también hablen al ofensor.
13. ¿Cómo tienen que ejercer los cristianos dominio de la lengua al tratar con faltas cometidas por hermanos?
13 Otra oportunidad para refrenar la lengua por respeto a la paz y unidad de la congregación es en conexión con cualquier violación de la ley de Dios por un miembro de la congregación cristiana. Cuando oímos que alguien erró o aun se entregó a inmoralidad, no es correcto transmitir el chisme prestamente y causar un alboroto. Asuntos de esa naturaleza son asuntos de los siervos de la congregación que representan a la congregación y la lengua dominada hablará a ellos. Un individuo no debe buscar prominencia diciendo a todos todo lo que él sabe, sino que con humildad debida debe considerar el interés de la congregación en conjunto. Que el comité de congregación decida qué acción tomar y qué información pasar a la congregación. Si usted oyó algo que realmente era falso y usted lo anduvo esparciendo usted estaría incluído en la clase de los calumniadores. “El que anda por todos lados como calumniador está revelando habla confidencial, pero el que es fiel en espíritu está encubriendo un asunto.”—Pro. 11:13.
14. ¿Qué influencia tiene el corazón lleno de amor sobre el habla concerniente a los transgresores corregidos?
14 Cuando se ha tratado un asunto, individualmente con un ofensor personal o si la congregación ha tratado con una falta que haya requerido que haya sido puesto a prueba o que haya sido expulsado un miembro y después de algún tiempo el hermano o hermana ha sido restablecido, no puede serle provechoso a nadie el que se haga una continua repetición enfadosa de la transgresión que se cometió. ¿Dónde hay amor para los hermanos en esa manera de hablar? Cuando algo ha sido zanjado y perdonado, entonces dése por concluído. “El que oculta la transgresión está buscando amor, y el que sigue hablando de un asunto está separando a los que se conocen unos a otros.”—Pro. 17:9.
15, 16. (a) ¿Qué significa perdonar a un ofensor, y cómo probó Jesús lo necesario que es ejercer perdón verdadero? (b) ¿Cómo mostró Pablo que son necesarios la humildad y el perdón?
15 Tal vez ésa no sea la norma del mundo, pero es la norma de los cristianos amorosos. Cuando Jesús enseñó la oración modelo registrada en Mateo 6:9-13 él nos enseñó cosas esenciales, y por lo que dijo debemos aprender cuán importante es perdonar verdaderamente a un ofensor e ir tras la paz con todos los hombres. “Porque si ustedes perdonan a los hombres sus transgresiones, su Padre celestial también los perdonará a ustedes; mientras que si no perdonan a los hombres sus transgresiones, tampoco les perdonará su Padre sus transgresiones.” (Mat. 6:14, 15) ¿Perdona usted a las personas que ofenden, o sólo cree usted que perdona? Webster dice: “El perdonar entraña el renunciar no sólo a cualquier reclamación de satisfacción o retribución sino también a cualquier resentimiento o deseo de desquite.” Después de haber estado usted envuelto en un asunto y haber convenido en perdonar a un ofensor contra usted, ¿todavía abriga usted algún resentimiento, o puede usted saludar al hermano y tratarlo como hermano exactamente como lo haría si esta ofensa no se hubiera cometido? Puede ser una fuerte prueba de su amor, pero si hay un sentimiento de desquite o resentimiento usted realmente no lo ha perdonado. Aunque usted puede haber estado muy airado en esa ocasión, si usted estuviera poseído del espíritu de gobierno de sí mismo habría reflexionado sobre el hecho de que usted también podría ofender alguna vez y usted habría refrenado su lengua.
16 Pablo dijo a los gálatas (Gál. 6:1): “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse él cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas cualidades espirituales traten de restaurar a dicho hombre con un espíritu de apacibilidad, vigilándote tu mismo por temor de que tú también seas tentado.” Y dijo a los efesios (Efesios 4:31, 32): “Quítense de ustedes toda amargura maliciosa e ira y cólera y gritería y habla injuriosa junto con todo lo perjudicial. Mas háganse bondadosos los unos con los otros, tiernamente compasivos, libremente perdonándose unos a otros así como también Dios mediante Cristo libremente los perdonó a ustedes.” Si Jehová y Cristo Jesús, que no cometen transgresiones, pueden amorosa y completamente perdonar las transgresiones de otros, ¿no podemos nosotros hombres imperfectos con humildad debida aprender a perdonarnos verdaderamente unos a otros?
OTRAS FALTAS DE LA LENGUA
17, 18. (a) ¿Por qué el habla obscena no va bien con los ministros cristianos? (b) ¿Qué clase de conversación producen los cristianos maduros? (c) ¿Cómo podemos explicar el que persona alguna quiera hablar cosas obscenas?
17 Lo que es popular en este mundo frecuentemente no está correcto. A medida que el mundo se deteriora más y más, la moral y la ética general de la gente se degeneran también. Por eso se nos ha advertido que dejemos de amoldarnos a este sistema de cosas, sino que nos transformemos rehaciendo la mente. El ejemplo de muchos de los artistas prominentes y oradores populares del mundo y la tendencia de la conversación en los clubs, reuniones sociales y aun en las escuelas entre los niños es que el habla obscena hace a la persona sobresaliente y popular. Los niños, al observar a otros, pueden llegar a creer que el maldecir y el habla obscena son evidencia de que uno ha crecido y de la virilidad del individuo, pero en realidad lo único que eso prueba es la mundanalidad de la persona. Por más de diecinueve siglos los cristianos han tenido el consejo inspirado del apóstol Pablo: “Que la fornicación y la impureza de toda clase o codicia ni siquiera se mencionen entre ustedes, tal como es digno de personas santas, tampoco conducta vergonzosa o habla insensata o bromear obsceno, cosas que no son decorosas, sino más bien el dar gracias.”—Efe. 5:3, 4; Col. 3:5-8.
18 Volviendo a las palabras de Santiago 3:11, ¿puede nuestra fuente del habla dar agua dulce y agua amarga? ¿Qué explicación hay para que una persona quiera hablar en cuanto a obscenidad o cosas malas a cualquier tiempo, aun cuando esté en asociación con personas mundanas durante trabajo seglar? ¿Es él un ministro cristiano sólo cuando está en una reunión de congregación? Cuando usted está con otros, ¿de qué habla usted? ¿Está usted siempre hablando en cuanto a cosas mundanas, o hace usted una práctica de elevar la conversación por medio de hablar sobre cosas espirituales o constructivas? Cuando hay ocasión de estar con sus hermanos, ¿está usted hablando en cuanto a las películas más recientes o los acontecimientos deportivos, los chismes o escándalos de todos los días? Cristo Jesús nos da las respuestas a todo esto en Mateo 15:18-20: “Sin embargo, las cosas que proceden de la boca salen del corazón, y esas cosas contaminan al hombre. Por ejemplo, del corazón proceden los razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, blasfemias. Estas son las cosas que contaminan al hombre.” De modo que se remonta a lo que la persona ha puesto en la profundidad de su corazón. Lo que realmente le interesa a él es de lo que estará hablando regular y gustosamente.
19. (a) A la luz de Gálatas 5:16-26 ¿cómo debemos considerar la manera en que uno usa su facultad del habla? (b) ¿Por qué es importante tener el corazón lleno de cosas buenas y luego hablarlas?
19 Si analizamos la situación, la manera en que cada uno usa su facultad del habla se gobierna por si una persona va en pos de las obras de la carne o tiene evidencia de producir el fruto del espíritu. El habla incorrecta viene como resultado de fijar el corazón en la fornicación, impureza, odio, celos, borrachera, orgías, egoísmo, orgullo y ganancia personal. Los que no saben nada de la ley justa de Dios y no tratan de seguirla usan mal lenguaje y hablan continuamente de cosas carnales; ésa es la influencia que vemos que prevalece en el mundo hoy día. Pero cuando la mente y corazón de uno han sido influídos por el espíritu de Dios y cuando el individuo ha transformado su mente, lo hallamos hablando de cosas espirituales. Él ha conseguido gobierno de sí mismo, lo cual es un fruto del espíritu, y él piensa antes de hablar. Él no monta en cólera y habla sin pensar, sino que tiene gran paciencia y es bondadoso y habla con genio apacible. Eso no significa que no habla enérgicamente al denunciar la iniquidad, pero emplea la misma manera decorosa de hacerlo que Jesucristo usaba al hablar con toda franqueza contra la iniquidad, tradiciones desviadoras e hipocresía. El domar la lengua y el someterse uno a la guía del espíritu de Dios y su Palabra están relacionados estrechamente. Jehová juzga, no por apariencias exteriores, sino por lo que está en el corazón. Por lo tanto el deseo de toda persona temerosa de Dios debe ser llenar su corazón de cosas espirituales, tener un buen corazón para refrigerio y beneficio de otros y llegar a ser como una fuente fresca que continuamente burbujea agua dulce en un día de verano. El habla correcta conduce a la salvación.—1 Sam. 16:7; Rev. 2:23; Mat. 23:1-17; Gál. 5:16-26.