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  • ¿Es suficientemente buena su religión?

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  • ¿Es suficientemente buena su religión?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1961
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1961
w61 1/5 págs. 261-265

¿Es suficientemente buena su religión?

“¿PARA mí? Pues, sí, yo diría que sí. Era suficientemente buena para mis antepasados, de modo que es suficientemente buena para mí.”

¡Cuán frecuentemente adoptan esa actitud los adherentes de las religiones de este mundo! Aunque reconocen que hay debilidades en el sistema religioso de su selección, la mayoría de la gente opina que mejor es tener alguna religión que ninguna. Tales lemas como ‘asista a la iglesia de su selección’ que aparecen en carteles de propaganda ilustran que la cosa de importancia es pertenecer, no a cuál se pertenezca.

¿Opina usted que la religión suya es suficientemente buena para usted? Aunque tal vez conteste Sí sin vacilar a esta pregunta, ¿podría usted contestar afirmativamente lo siguiente con igual certidumbre?: ¿Es la religión de usted suficientemente buena para Dios? Si alguien le exigiera razones sólidas por las cuales usted cree que su religión es suficientemente buena para Dios, ¿qué diría usted? ¿Podría usted suministrar argumentos bíblicos para apoyar su decisión? Tal vez se le haya dicho desde la niñez que su religión es suficientemente buena para usted, pero hágase la pregunta provocadora de meditación: ¿Cómo sé que es suficientemente buena para Dios?

Considere los centenares de otros sistemas religiosos. ¿Son todos ellos suficientemente buenos? Tal vez sean suficientemente buenos para sus miembros, pero ¿son suficientemente buenos para Dios? Algunas personas sostienen que no es tanto el sistema de religión lo que importa, sino que la sinceridad e intensidad de la adoración rendida por el individuo es lo que le importa a Dios. ¿Será cierto esto? ¿Será esto el parecer de Dios respecto al asunto, o será especulación esto? O bien una religión en particular es un camino a la salvación o no lo es. Es parecido a lo de estar vivo o muerto. Hay que estar lo uno o lo otro. No existe posición intermedia.

Quizás se arguya que todas las religiones debieran de ser suficientemente buenas puesto que Dios las ha permitido existir durante centenares de años. Esto es lo esencial del asunto. Es cierto que hasta nuestro tiempo Dios ha dejado que todas las religiones existan. Sin embargo, ahora, en nuestra generación, es totalmente distinta la situación. ¿Por qué? Primera Corintios 10:11 contesta: “Ahora estas cosas siguieron aconteciéndoles como ejemplos y se escribieron como una amonestación para nosotros a quienes los fines cabales de los sistemas de cosas han llegado.” Sí, hemos llegado al “tiempo del fin” predicho, el día del juicio de todos los sistemas, políticos, comerciales y especialmente de los religiosos. Todos están bajo juicio delante de Dios. Los que no son suficientemente buenos a Su vista no sobrevivirán a esta generación, sino que serán arrasados eternamente. Solo lo que Dios considere suficientemente bueno sobrevivirá al fin de este mundo. Hablando acerca de estos últimos días críticos, Jesús amonestó: “Todas las naciones serán juntadas delante de él, y él separará a la gente una de otra.” ¿Qué hay de aquellos que fueran objetos de su desagrado? Jesús añadió: “Y éstos irán al arrasamiento eterno, pero los justos a la vida eterna.”—Mat. 25:32, 46.

NO TODAS SON SUFICIENTEMENTE BUENAS

No deberíamos dejarnos engañar y pensar que toda religión es automáticamente bastante buena para agradar a Dios, meramente porque cae dentro de la categoría de “religión.” Cuando examinamos esta palabra y su uso en la Biblia, se hace patente que una religión o es incorrecta o es correcta a la vista de Dios. Hablando acerca de cuando él era fariseo judío, el apóstol Pablo dice: “Según la secta más segura de nuestra religión vivía yo, fariseo.” (Hech. 26:5, Dy) Él también advirtió a los cristianos de Colosas: “No dejen que ningún hombre los seduzca, dispuesto en humildad y religión de ángeles.” (Col. 2:18, Dy) En ambos casos Pablo usa el vocablo “religión” en relación con adoración que era falsa o inaceptable a Dios.

Santiago, uno de los escritores de la Biblia, usa la palabra en conexión tanto con adoración que es vana como con adoración que es verdadera y aceptable a Dios: “Si cualquier hombre se cree religioso, no refrenando su lengua sino engañando su propio corazón, la religión de este hombre es vana. La religión limpia e inmaculada delante de Dios y el Padre es ésta: visitar a los huérfanos y viudas en su tribulación y que uno se mantenga sin mancha de este mundo.”—Sant. 1:26, 27, Dy.

Según la manera en que se usa en estos versículos, la palabra “religión,” definida sencillamente, significa una forma o sistema de adoración. En armonía con esto la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Cristianas Griegas usa la cláusula “forma de adoración” en vez de “religión” en estos pasajes. Esto está de acuerdo con la palabra hebrea para ella, ‘a·boh·dáh, que significa literalmente “servicio,” sin importar que sea de naturaleza verdadera o falsa o a quién se rinda.

Con este entendimiento se hace evidente que aun el comunismo puede incluirse en el término “religión,” puesto que se le rinde adoración y servicio al Estado. El dinero o el materialismo también pueden considerarse como objetos de devoción suprema, por lo tanto la religión de uno. De modo que, no solamente las religiones de la cristiandad y de la paganía están bajo juicio en este fin del mundo, sino también lo están estos otros objetos de adoración, sea que fueren gobiernos, instituciones, individuos o cosas.

LA SINCERIDAD EN SÍ MISMA NO ES SUFICIENTEMENTE BUENA

El meramente aceptar y seguir con sinceridad a alguna organización religiosa no garantiza la aprobación y protección de Dios a través del fin de este mundo. La sinceridad, convicción, o intensidad de devoción no cambia lo falso en verdad.

Pocos siglos atrás los eruditos del mundo creían sinceramente que la Tierra era plana. ¿Hicieron su sinceridad y convicción que fuera así? No. La Tierra permaneció redonda. La devoción del hombre a una teoría no pudo alterar el hecho. La teoría tuvo que cambiar, no el hecho.

Considere, también, la tormenta de oposición que provocó el astrónomo Galileo por medio de apoyar abiertamente la creencia de Copérnico de que la Tierra no era el centro del universo, sino que, junto con los otros planetas, giraba alrededor del Sol como centro. Observaciones hechas a través del recién inventado telescopio convencieron a Galileo de que esta opinión era correcta. En 1616 teólogos consultores del Santo Oficio clasificaron como herética la idea de que los planetas giraran alrededor del Sol, y poco después el papa, Pablo V, advirtió a Galileo que no “sostuviera, enseñara ni defendiera” la doctrina condenada. Más tarde, en la custodia de la Inquisición, se le obligó a abjurar de sus puntos de vista.

Los teólogos de la iglesia sin duda eran sinceros en su convicción de que la Tierra no giraba alrededor del Sol, de lo cual dio evidencia su frenética reacción a los puntos de vista de Galileo. Sin embargo, ¿hicieron su sinceridad, convicción e intensidad de reacción que fueran nulos y sin valor los descubrimientos de Galileo? ¿No ha determinado la ciencia verdadera que los planetas en realidad giran alrededor del Sol? ¿Hizo la opinión de la iglesia que de alguna manera la Tierra cesara de viajar en su órbita asignada por Dios alrededor del Sol? No. Los puntos de vista de la iglesia eran erróneos, incorrectos. La sinceridad de ellos no pudo invalidar la realidad.

Lo mismo es cierto respecto a la religión hoy en día. La sinceridad y la convicción son virtudes loables, pero no pueden convertir lo falso en verdad, ni pueden convertir una religión falsa en verdadera. Es una ilusión cargada de consecuencias aterradoras el pensar que no le importa a Dios, que todas las religiones son suficientemente buenas. Una mirada breve a la historia manifiesta que la clase falsa de religión jamás ha sido suficientemente buena para Dios. Sistemas falsos de religión, junto con sus seguidores, sin importar lo sincero que fueran, han sido recipientes de la ira de Dios en períodos de juicio anteriores.

RECHAZADAS POR DIOS

Considere los ejemplos de Asiria y de Babilonia, las potencias mundiales segunda y tercera respectivamente. La religión era prominente en ambos dominios. Cuando Babilonia estaba en el apogeo de su poder, su rey, durante una fiesta religiosa, recibió de Daniel, el vocero de Dios, el aviso de que, debido a la adoración falsa, “Has sido pesado en la balanza y has sido hallado falto.” Esa mismísima noche las bordas medopersas invadieron la ciudad aparentemente inexpugnable, mataron al rey y subyugaron a Babilonia. ¿Dónde está hoy en día el sistema babilónico de adoración? ¿Fueron salvados sus dioses y templos porque era una religión y sus adoradores eran sinceros? No. Era una forma de adoración falsa, desaprobada por el Dios Todopoderoso, quien predijo su destrucción.

Lo mismo fue verdad respecto a la forma de adoración asiria. Cuando Senaquerib, rey de Asiria, subió contra Jerusalén desafió a los israelitas con estas palabras: “¿Acaso los dioses de las naciones han librado de manera alguna cada cual a su propia tierra de mano del rey de Asiria? ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Iva? ¿Han librado a Samaria de mi mano? ¡Quiénes hay entre todos los dioses de los países que hayan librado su tierra de mi mano?” Senaquerib amenazó con derrocar a Jerusalén, pensando que su dios le daría la victoria. ¿Se realizó la convicción religiosa de él? Note la conclusión del asunto: “Y sucedió en aquella noche que el ángel de Jehová procedió a salir y herir a ciento ochenta y cinco mil hombres en el campamento de los asirios. Cuando la gente se levantó temprano por la mañana, pues, todos allí eran cadáveres.” ¿Qué de Senaquerib? “Y sucedió que mientras se inclinaba en la casa de Nisroc su dios, . . . sus hijos, le hirieron ellos mismos a espada.” (2 Rey. 18:33-35; 19:35, 37) La religión de Asiria no salvó a la nación ni a Senaquerib del desastre. Su religión no era suficientemente buena para Dios.

Ahora que estamos en el fin del actual sistema de cosas un destino parecido les sobrevendrá a las religiones que no sean suficientemente buenas para Dios. Solamente la que es suficientemente buena para Dios sobrevivirá como Daniel sobrevivió al derrocamiento de Babilonia y como Jerusalén escapó de las hordas asirias de Senaquerib.

¿POR QUÉ NO SUFICIENTEMENTE BUENA?

¿Qué hay de malo, y siempre ha habido, en la adoración falsa? Jesús dijo: “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en ese día: ‘Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y echamos fuera demonios en tu nombre, y ejecutamos muchas obras poderosas en tu nombre?’ Y sin embargo entonces les confesaré: Nunca los conocí. Apártense de mí, obradores de lo que es contrario a ley.” Estos que protestaban pensaban que su religión era suficientemente buena para ellos, ¡pero no se molestaron en consultar el Libro de requisitos de Dios para cerciorarse de que fuese suficientemente buena para Él! Estaban rindiendo servicio, pero de una manera contraria a la manera que Dios requería. Era a la manera de ellos, no a la de Dios. Por lo tanto, el servicio de ellos era contrario a ley, era adoración inaceptable, rechazada.—Mat. 7:21-23.

Las religiones del mundo no pueden estar haciendo la voluntad de Dios hoy. Si lo estuvieran, esperaríamos ver los resultados de ello como se vieron en el primer siglo en el caso de la organización cristiana primitiva. Un resultado sobresaliente de la adoración verdadera que la colocaría por encima de todas las demás es el que mencionó Jesús en Juan 17:3: “Esto significa vida eterna, el que ellos adquieran conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú has enviado, Jesucristo.” Los seguidores de la religión correcta, la que es suficientemente buena para Dios, CONOCERÍAN A SU DIOS. Estarían familiarizados con su nombre, sus propósitos y su voluntad.

¿Cuántos en las religiones del mundo saben estos puntos vitales? Dio una respuesta típica un ministro según se informó en el Evening News de Paterson, Nueva Jersey, del 2 de enero de 1960. Dijo: “La tarea más grande que la iglesia arrostra hoy es la de convertir a sus propios miembros.” El artículo agregó: “Encuestas indican que millones de miembros de iglesias tienen ideas extremadamente vagas acerca de las afirmaciones centrales de la fe ... Cierto pastor de California, por ejemplo, quedó atónito hace poco al descubrir que ni un solo miembro adulto de su congregación podía sacar una calificación de aprobado en un examen compuesto de 20 preguntas sencillas acerca de la Biblia.”

Se observó lo mismo en las religiones de toda denominación. Un servicio de prensa de Suiza relató: “La mitad de los niños ni sabe lo que significa juntar las manos y orar. Sus padres nunca se lo han dicho.” En un boletín parroquial católico de Francia se dijo esto: “Los centenares de niños de nueve años que matriculamos para el catecismo saben poco o nada acerca de Dios y del cristianismo. En asuntos temporales, terrenales, no les falta nada. Religiosamente, les falta todo, no saben nada.”

Multitudes pasan toda la vida en organizaciones religiosas, no obstante no pueden discutir inteligentemente lo que han aprendido. Pregúntele a la persona religiosa de término medio qué es lo que cree y, más importante, cuál es la base para su creencia, y no puede producir la información. ¿Qué pensaría usted si proveyera para su hijo una educación universitaria y descubriese que no sabía ni leer ni escribir después de haberse recibido? Si el hijo fuera normal, usted estaría obligado a concluir que el sistema docente era defectuoso. De igual manera, después de dedicar tanto tiempo a la religión, cuando la gente no puede dar una razón de su creencia, es inevitable la conclusión de que, no solo el adorador, sino el sistema de adoración tiene la culpa.

El apóstol Pedro dio este requisito cristiano: “Siempre listos para hacer una defensa ante todo aquel que les demande una razón de la esperanza que hay en ustedes.” (1 Ped. 3:15) El que no puedan hacerlo los adherentes de las religiones de la cristiandad prueba fuera de toda duda que el espíritu de Dios; no está con estas religiones, de lo contrario estarían ‘fulgurando con el espíritu’ y podrían convencer a otros de que la suya es la verdadera fe. Los cristianos verdaderos en la una sola religión correcta pueden hacerlo. En ellos abunda el conocimiento de Dios, junto con la habilidad y la voluntad de comunicárselo a otros.

La próxima vez que los testigos de Jehová vengan a su puerta, pídales que le den razones bíblicas por su esperanza. Si ellos pueden decirle el nombre de Dios, sus propósitos y su voluntad para nuestro día, entonces sabrá usted con certeza que tienen una religión suficientemente buena, no solamente para los testigos de Jehová, sino suficientemente buena para que la preserve Dios durante el fin del mundo.

¡Qué desastroso sería el seguir complacientemente una religión y descubrir, en la ejecución divina de juicio en el Armagedón, que era suficientemente buena para usted, pero no suficientemente buena para Dios!

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