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  • ¿Se guía usted por hechos o por fantasía?

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  • ¿Se guía usted por hechos o por fantasía?
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1964
w64 15/3 págs. 163-164

¿Se guía usted por hechos o por fantasía?

PARA algunos, la autodecepción quizás sea más agradable que enfrentarse a la realidad, pero esto no provee una subsistencia, no alimenta a los amados, ni capacita a una persona a enfrentarse a los muchos otros requisitos de la vida. La persona que se imagina que las cosas son de la manera que a ella le gustaría que fueran, en vez de enfrentarse a ellas de la manera que realmente son, no está raciocinando según los hechos, sino que está edificando sobre fantasía. Sus facultades de discernimiento están enturbiadas.

Los que pasan por alto los hechos y se engañan con la fantasía son como el avestruz proverbial que esconde la cabeza dentro de la arena cuando el peligro se acerca. ¡Sin embargo, el hombre que vive según la realidad reconoce que tal avestruz solo existe en las fábulas, no de hecho! El avestruz de la realidad no pasa por alto el hecho del peligro. No esconde su cabeza dentro de la arena. Al contrario, se aleja de la fuente del daño potencial tan rápidamente que pocos animales pueden ir al mismo paso que él cuando está en plena huida.

Los soñadores son como ese avestruz proverbial. Esconden la cabeza dentro de las arenas de la autodecepción y la fantasía cuando surgen situaciones que exigen el enfrentarse a los hechos según la realidad, y a acciones basadas en esos hechos. Tal fantasía es tan infructuosa como creer que la Tierra es cuadrada a pesar de la abrumadora prueba en contra de tal conclusión; o como creer que dos más dos son igual a cinco, cuando los hechos de la matemática muestran que no es así.

Hoy no puede hallarse más flagrante modo de pasar por alto los hechos que al tratar con Dios y sus propósitos. Muchas personas conciben que Dios es lo que ellas quieren que sea, no lo que verdaderamente es. Atribuyen a él cualidades que él no tiene, o le quitan cualidades que sí tiene. Tratan de adaptar a Dios a una imagen que cuadre con su fantasía, mientras pasan por alto los hechos que muestran lo que él realmente es.

Por ejemplo, algunos, bajo instrucción de su iglesia, dicen a los testigos de Jehová que visitan sus hogares esto: “Ustedes predican un Dios cruel e irrazonable que va a destruir a la mayor parte de sus hijos en una horrible batalla del Armagedón. Ustedes afirman que Dios no es bueno ni bondadoso. Yo no quiero tener nada que ver con tal Dios. Ustedes los Testigos consideran que este mundo está desahuciado y por eso dejan que perezca.”

Esto es pasar por alto los hechos de modo total. Es otro caso de portarse como el avestruz proverbial. Pues a través de la comunicación de Dios con la humanidad, la Biblia, vez tras vez se recalca el tema de que un día el reino de Dios gobernará a este mundo, haciéndose cargo de la dirección de los asuntos de la Tierra en vez de los gobiernos presentes que solo están gobernando por permiso divino. ¡Cuán grande ilusión es para cualquiera que afirma profesar el cristianismo ofenderse cuando se hace mención de que Dios toma su gran poder para gobernar de la manera que lo ha aclarado en su Palabra!—Rev. 11:17, 18.

No son los testigos de Jehová los que han dado origen al pensamiento de que el presente sistema de cosas es irreformable. Es el Dios Todopoderoso Jehová mismo quien dice tal cosa. El decir otra cosa no es enfrentarse a los hechos. Es autoengaño, una fantasía, una ilusión. Bajo el propio espíritu de Dios que guía, el apóstol cristiano Juan escribió: “No estén amando ni al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él . . . Además, el mundo va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”—1 Juan 2:15-17.

Cuando los discípulos de Jesús le preguntaron cuándo vendría el fin de este sistema de cosas, ¿dijo Jesús: ‘¡Qué barbaridad! ¿Cómo pueden pensar en una cosa tan cruel’? No, no dijo eso. Jesús procedió a contestar a sus discípulos según la realidad, dándoles los muchos hechos que señalarían el fin de este mundo. Hubiera sido un engaño cruel proceder de otra manera.

Es un hecho que Dios considera a este mundo desahuciado. Él ha decretado que reemplazará su confusión, crimen, guerra, odio, pesar y muerte con un nuevo mundo paradisíaco de justicia, donde los humanos puedan vivir en paz y felicidad para siempre unos con otros. De modo que en este tiempo de gran angustia mundial, no tendrá ningún valor el decir que la destrucción de la iniquidad por Dios es crueldad. Dios preferiría que todos los inicuos se arrepintieran de sus caminos malos (2 Ped. 3:9), pero cuando no lo hacen, entonces tiene el derecho de destruirlos por causa de su propio nombre y también por causa de los que sí aman lo que es correcto y que sí quieren llevar una vida que esté en armonía con los requisitos de Dios. “Jehová está guardando a todos los que lo aman, pero a todos los inicuos los aniquilará.” (Sal. 145:20) Eso no es fantasía. Eso es un hecho. Los que dicen que es crueldad eso pasan por alto el hecho de la crueldad y miseria incalculables que la gente inicua le acarrea a la humanidad. También pasan por alto que Dios eliminó la iniquidad en el Diluvio y en la destrucción de Sodoma y Gomorra. Se pasa por alto también la garantía de que él traerá una destrucción semejante en la batalla del Armagedón. En ese tiempo los que opten por pasar por alto los hechos no sobrevivirán—así como no sobrevivieron los que pasaron por alto los hechos al tiempo del Diluvio y al tiempo de la destrucción de Sodoma y Gomorra.—Jud. 7; 2 Ped. 3:5-7; Rev. 16:14-16.

Quizás usted tenga muchas ideas en cuanto a Dios y sus caminos, pero no dé por sentado que ésas son las ideas y ésos son los caminos de Dios. Dios es amor, eso es cierto, pero equilibra esto perfectamente con sus otros atributos de sabiduría, justicia y poder. Según la realidad investigue la Palabra de Dios, la Biblia, para determinar cuáles son la voluntad y el propósito de Dios. Luego haga esa voluntad al mejor grado de su habilidad, pidiendo a Jehová Dios fortaleza para compensar sus debilidades.

El pasar por alto a Dios, sus propósitos y su voluntad no va a cambiar la realidad de éstos, así como el creer que la Tierra es cuadrada no va a hacerla así, o el creer que dos más dos son cinco haría que fueran cinco. Dios efectuará su propósito hacia la Tierra prescindiendo de las fantasías o ilusiones de los hombres. “Muchos son los planes que hay en el corazón del hombre, pero el consejo de Jehová es lo que subsistirá.” (Pro. 19:21) Ese es un hecho, no una fantasía. Los amadores de la vida en un justo nuevo orden considerarán según la realidad ese consejo y lo observarán, para su beneficio eterno.

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