Preguntas de los lectores
● Cuando uno se dirige a Jehová en oración, ¿cómo ha de imaginarse uno que es Jehová, o en qué debe uno pensar?
En las visiones dadas a Daniel, Ezequiel y al apóstol Juan, tenemos en símbolos alguna idea de la magnífica gloria de Jehová. (Dan. 7:9, 10; Eze. 1:26-28; Rev. 4:1-3) No obstante, ha de recordarse que los israelitas no vieron forma alguna en el día cuando Jehová les habló en el monte Horeb. La razón fue que no le agradó a Jehová el permitirles hacer alguna representación de él, “una imagen tallada, la forma de símbolo alguno, la representación de macho o hembra, la representación de bestia alguna que haya en la tierra.”—Deu. 4:15-19.
En el caso de los cristianos, no hay nada para que nos imaginemos la forma de Jehová, aunque las visiones bíblicas pudieran pasar a través de nuestra mente cuando oramos. Recuerde que “Dios es un Espíritu.” (Juan 4:24) Cuando oramos debemos pensar en términos de la magnificencia de Jehová y de sus maravillosas cualidades, más bien que tratar de imaginar su forma. Mediante el estudio de la Biblia, hemos visto cómo Jehová ha tratado poderosamente con su pueblo en tiempos pasados y sabemos en cuanto a sus arreglos justos y amorosos para el futuro. Por eso, con fe no necesitamos cuadros o representaciones cuando nos dirigimos a Jehová en oración. “Andamos por fe, no por vista.” (2 Cor. 5:7) Piense en Jehová como nuestro Padre celestial que es amoroso y misericordioso, que entiende nuestras limitaciones y que nos oye cuando oramos de acuerdo con su voluntad de la manera correcta y por las cosas correctas en el nombre de Jesucristo.—Juan 14:6, 14; 1 Juan 5:15.
● ¿Qué es el efod de que frecuentemente se habla en conexión con los sacerdotes de Israel, y de qué manera se usaba al inquirir de Jehová, como se relata en 1 Samuel 23:9-12?
El registro en 1 Samuel 23:9-12 dice: “Y David llegó a saber que Saúl estaba maquinando el mal contra él. Por lo tanto le dijo a Abiatar el sacerdote: ‘Acerca el efod.’ Y David pasó a decir: ‘Oh Jehová el Dios de Israel, tu siervo ha oído definitivamente que Saúl trata de venir a Keila para arruinar la ciudad por causa mía. ¿Me entregarán en su mano los terratenientes de Keila? ¿Bajará Saúl como ha oído tu siervo? Oh Jehová el Dios de Israel, dile a tu siervo, por favor.’ A esto Jehová dijo: ‘Bajará.’ Y David pasó a decir: ‘¿Me entregarán a mí y a mis hombres en mano de Saúl los terratenientes de Keila?’ A su vez Jehová dijo: ‘Harán la entrega.’”
El efod era una prenda de vestir superior especial que llevaba el sumo sacerdote y en el frente de la cual estaba montada la pechera de juicio adornada con doce piedras preciosas que contenía el Urim y el Tumim, o suertes sagradas. (Exo. 28:6-30) Del hecho de que la respuesta en cada caso en la narración que aquí se cita repite las palabras de la pregunta deducimos que la indicación que dio Jehová al inquiridor estaba en la forma de un Sí o un No. No sabemos precisamente cómo mostraban esto las suertes. Sí notamos, no obstante, que la dirección de Jehová se daba solo por medio de su sumo sacerdote debidamente nombrado, y solo en asuntos de importancia nacional.
No obstante, el efod mencionado en conexión con el Urim y el Tumim no debe confundirse con el efod de lino que llevaban todos los sacerdotes y en ciertas ocasiones otros, como el joven Samuel cuando servía en el tabernáculo y el rey David cuando llevó el arca del pacto desde la casa de Obed-edom al monte de Sion. (1 Sam. 22:18; 2:18; 2 Sam. 6:14) Muy probablemente el efod que llevaba Abiatar, en el caso a que se hace referencia en 1 Samuel 23:9-12, era el efod, el que había llevado Ahimelec su padre y sumo sacerdote.