¿Tiene Dios un hijo?
CUANDO los musulmanes insisten, con las palabras del Corán (5:76-79), en que “no hay dioses, sino un Dios, único,” los cristianos están de acuerdo de corazón, porque la Biblia misma declara, en 1 Corintios 8:6, que “realmente para nosotros hay un solo Dios el Padre, procedente de quien son todas las cosas.” En el Corán Dios es “Alá,” porque en árabe la palabra Alá significa “el Dios.” La Biblia nos da su nombre, diciendo: “Jehová nuestro Dios es un solo Jehová.”—Mar. 12:29.
Pero cuando los cristianos usan la expresión “el hijo de Dios,” los musulmanes protestan de manera vehemente: “Dios no tiene hijo.” Citan el Corán, que dice, en las Suras 4:169; 6:101; 19:36: “Alá es un Dios único-loado sea de que tuviere un hijo.” “No tiene hijo y no tiene compañero.” “No era propio de Alá que tomase un hijo.”
Por supuesto, sería necedad el que alguien limitara el poder de Dios diciendo: ‘Dios no puede tener un hijo.’ Verídicamente el Corán proclama: “Ciertamente Alá es sobre toda cosa poderoso.” (2:19) Él es el Creador del universo, del cielo y de la Tierra y de las criaturas que hay en ellos. Como Dios le dijo a Abrahán, aquel hombre de fe reconocido tanto por los cristianos como por los musulmanes: “¿Hay cosa alguna demasiado extraordinaria para Jehová?” La persona que realmente está en sumisión al Dios Omnipotente tiene que estar de acuerdo con el profeta que dijo: “Para Dios todas las cosas son posibles.”—Gén. 18:14; Mat. 19:26.
Ningún musulmán niega que Dios es quien creó a los humanos y los dotó con la facultad de tener hijos. Sí, Dios creó a Adán con la facultad de tener hijos. Ahora bien, ¿fue un ciego quien inventó e hizo la primera cámara fotográfica? O, ¿fue un sordo quien primero pensó en el teléfono y lo inventó? No, raciocina sir Isaac Newton, el matemático, físico y astrónomo inglés. Él dijo: “¿Fue ideado el ojo sin habilidad en la óptica, o el oído sin conocimiento de los sonidos?” En apoyo de la respuesta obvia la Biblia dice: “Entiendan, ustedes que son irrazonables entre la gente; y en cuanto a ustedes, estúpidos, ¿cuándo tendrán algo de discernimiento? Aquel que plantó el oído, ¿no puede oír? O Aquel que formó el ojo, ¿no puede mirar?” (Sal. 94:8, 9) El que le dio al hombre la facultad para tener hijos, ¿no puede tener un hijo? “Ciertamente Alá es sobre toda cosa poderoso.” La respuesta lógica es un indisputable Sí, y por eso Abrahán creyó cuando Dios le dijo que tendría un hijo. Solo con discernimiento elemental una persona que raciocina tiene que estar de acuerdo: Dios puede tener un hijo.
ADÁN, “HIJO DE DIOS”
La palabra “hijo” significa “un varón humano considerado con referencia a sus padres o a cualquiera de ellos; un descendiente varón.” Toda criatura o individuo varón tiene que ser hijo de alguien que como padre produjo o engendró su vida. Así, debido a que Abdalá engendró la vida de aquel que llegó a ser el profeta Mahoma, se dice que Mahoma es “el hijo de Abdalá.” Ahora bien, ¿qué hay del primer antepasado de Mahoma y de todos nosotros, el primer hombre Adán—¿quién fue su padre? Adán no tuvo ningún padre humano, pero tuvo que ser hijo de alguien. ¿De quién? Dios fue su padre. Por consiguiente Adán tiene que haber sido hijo de Dios. Correctamente, el Libro que contiene la más antigua historia de la raza humana dice, en Lucas 3:38, que Adán fue “hijo de Dios.”
Mucho antes de la creación de su hijo humano Adán, Dios ya tenía un sinnúmero de hijos espíritus, ángeles, todos los cuales recibieron su vida del Padre sin reproducción ni nacimiento sexuales. Jehová le preguntó a Job: “¿Quién es éste que está oscureciendo el consejo con palabras sin conocimiento? Cíñete los lomos, por favor, como hombre físicamente capacitado, y déjame interrogarte, y tú infórmame a mí. ¿Dónde te hallabas tú cuando yo fundé la tierra? Decláramelo, si de veras conoces entendimiento. ¿Quién fijó sus medidas, si acaso lo sabes, o quién extendió sobre ella el cordel de medir? ¿Dentro de qué han sido hundidos sus pedestales con encajaduras, o quién colocó su piedra angular, cuando las estrellas de la mañana gozosamente clamaron a una, y todos los hijos de Dios empezaron a gritar en aplauso?” (Job 38:1-7) Así la Biblia dice que Jehová Dios tiene muchos hijos, tanto angelicales como humanos. (Gén. 6:4; Job 1:6; Luc. 3:38) ¿Lo negaría usted? “¿Has llegado a saberlo debido a que en ese tiempo nacías, y porque en cuanto a número son muchos tus días?”—Job 38:21.
Más de 1.500 años antes de que naciera el hijo de Abdalá en la Meca, alrededor de 570 E.C., la Biblia registró que Dios tiene un Hijo que es preeminente entre todos los otros hijos de Dios. Ahora bien, pongamos por caso que haya una disputa en su población en cuanto a la línea de descendencia de una persona, algunas personas diciendo que es hijo de Fulano de Tal pero otras negándolo vehementemente. El asunto se remite para ser resuelto. “Sí, él es hijo de Fulano de Tal,” dice un hombre muy anciano a quien se respeta debido a que guardó los registros de la aldea antes de nacer cualquiera de los disputadores. “No,” afirma un concejal cuyo abuelo era el compañero de juego del historiador anciano, “Fulano de Tal no tuvo hijo.” ¿El testimonio de quién aceptaría usted como autoritativo? ¿El del concejal, solo porque debido a las circunstancias es persona influyente o quizás porque es pariente de usted? ¡Ciertamente que no! Usted más bien creería la palabra y evidencia escrita del historiador anciano, ¿no es verdad? ¡Lógicamente! La Biblia precede a todos los otros libros; debemos aceptar su respuesta a la pregunta: ¿Tiene Dios un Hijo?
¿CUÁL ES SU NOMBRE?
Dios tiene muchos hijos, usted concuerda con eso. Pero, ¿hay uno sobresaliente que pudiéramos llamar apropiadamente el Hijo de Dios? ¿Y por qué? Si usted está perturbado o desilusionado, no esté predispuesto si el libro que usted considera santo no da específicamente el nombre del Alá verdadero ni el nombre de su Hijo. Sobre estas cuestiones vitales la Santa Biblia puede desafiar a todos los otros libros santos con la pregunta: “¿Quién ha recogido el viento en el hueco de ambas manos? ¿Quién ha envuelto las aguas en un manto? ¿Quién ha hecho que todos los cabos de la tierra se levanten? ¿Cuál es su nombre y cuál es el nombre de su hijo, si acaso lo sabes?”—Pro. 30:4.
Este Hijo preeminente es aquel de quien el Corán dice que Dios decretó que “Su nombre será, Mesías Jesús el hijo de María, ilustre en este mundo, y en el siguiente.” (3:40) Sí, como humano fue el hijo de María, pero ¿quién fue el padre responsable de la preñez de María, para que el niño fuese Su hijo? Algunos tropiezan aquí al adoptar un punto de vista carnal. Se imaginan que solo había una manera en que María podía concebir y ésa era teniendo relaciones sexuales, y ‘Dios no es hombre para tener relaciones sexuales con una mujer.’ Pero aun el Corán enseña que Jesús fue concebido por un acto de la voluntad divina.
¿El acto de quién resultó en la vida de Adán, el hijo de Dios? De Dios. Por consiguiente Sura 3:52 dice: “En verdad, Jesús es como Adán a la vista de Dios.” Ninguno de ellos tuvo un padre humano. Por consiguiente, así como Adán fue hijo de Dios, también lo es Jesús.
Pero Jesús no llegó a ser por primera vez hijo de Dios cuando nació de la virgen casta María. Fue primerísimo entre los hijos espíritus de Dios que gritaron de gozo por la creación de la Tierra, como leemos en Proverbios 8:22-31. (Juan 1:2, 3) Después de haber sido creado Adán, éste pecó y perdió su calidad de hijo. “Mas cuando llegó el límite cabal del tiempo, Dios envió a su Hijo, que vino a ser procedente de una mujer.” (Gál. 4:4) Note que aquel que Dios envió fue su Hijo, que el Corán dice que Dios “echó a Maryem [María].” De modo que aquel que hasta entonces había sido Hijo espíritu de Dios ahora llegó a ser su Hijo humano. “Cuando comenzó su obra [Jesús] era como de treinta años, siendo hijo, según se opinaba, de José,” pero al ser bautizado la voz de Dios “salió . . . del cielo: ‘Tú eres mi Hijo, el amado.’” (Luc. 3:21-23) Él se probó hombre de integridad impecable hasta el día de su muerte como hombre. El Corán (3:48) dice: “Dijo Alá: Isa [Jesús], en verdad, yo te haré morir y te elevaré a Mí y te purificaré.” Por lo tanto, tres días después de su muerte este “Hijo, que provino de la descendencia de David según la carne, . . . con poder fue declarado Hijo de Dios según el espíritu de santidad mediante la resurrección de entre los muertos-sí, Jesucristo nuestro Señor.” (Rom. 1:3, 4) Sí, Hijo espíritu otra vez, pero ahora debido a su integridad probada, impecable, Jesucristo fue nombrado por Jehová como su Vindicador y el Agente Principal de la vida hacia la humanidad.
JESÚS, “EL” HIJO DE DIOS
¿Tiene Dios un Hijo? El Libro, el más antiguo libro de historia sobre la Tierra, la Palabra verídica de Dios, la Santa Biblia, dice ¡Sí! En su registro auténtico, testigos nombrados identifican a este Hijo preeminente como Jesucristo. Salomón registró la autobiografía prehumana de Jesús como hijo espíritu. (Pro. 8:22-31) Isaías profetizó que Dios usaría a una virgen para producirlo como un hijo humano. (Isa. 7:14) Gabriel le dijo a María que le pusiera por nombre Jesús. (Luc. 1:26-33) Simeón y Ana glorificaron a Dios a causa de este nacimiento milagroso. (Luc. 2:25-38) Treinta años más tarde Juan el Bautista realmente oyó que Dios reconoció a Jesús como su Hijo. (Mat. 3:17; Juan 1:29-34) Santiago y Pedro testificaron que con un tercer compañero oyeron que Dios repitió: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado; escúchenle.” (Mat. 17:5) Caifás declaró culpable a Jesús porque admitió bajo juramento que él es el Hijo de Dios. (Mar. 14:61-64) El amigo íntimo de Jesús, Juan, escribió todo un libro para probar que Jesús es el Cristo el Hijo de Dios, y Juan fue testigo de estas cosas. (Juan 20:31) En un drama simbólico Abrahán mostró que Dios permitiría que muriera su Hijo. (Gál. 3:16) La madre de Jesús y otras dos mujeres llamadas María lo vieron morir como el inocente Cordero de Dios. (Juan 19:25) Pablo escribió que tenía conocimiento de que hubo quinientos testigos de la resurrección de Jesús. (1 Cor. 15:6) Esteban en visión alcanzó a ver la gloria de Dios y al Jesús resucitado a la diestra de Dios (Hech. 7:55), donde David dijo que aguardaría hasta el tiempo de Dios para que lo enviara como Rey que gobernaría en medio de sus enemigos. (Sal. 110:1, 2) Todo esto fue registrado por historiadores antiguos de acontecimientos verídicos. Quinientos años después, si ciertos escritores negaran que Jesús es el Hijo de Dios, ¿deberíamos descartar el testimonio abrumador de testigos creíbles cuyo nombre se da por escritores nombrados de la Santa Biblia? ¡Jamás! ¡Pues, el hecho de que Jesús es el Hijo de Dios fue reconocido por los soldados romanos que lo fijaron en un madero y por los demonios mismos! ¡Y éstos eran sus enemigos!
HÁGASE AMIGO DEL HIJO DE DIOS AHORA ENTRONIZADO
Pero eso fue hace mucho tiempo. Concerniente al Hijo de Dios en nuestro día, David predijo que Jehová diría: “‘Yo, sí, yo, he instalado a mi rey en Sion [celestial], mi santa montaña.’ Déjeseme hacer referencia al decreto de Jehová; Él me ha dicho [Jesucristo]: Tú eres mi hijo; yo, hoy, yo he llegado a ser tu padre. Pídeme, para darte naciones como herencia tuya y los cabos de la tierra como posesión tuya propia. Las romperás con un cetro de hierro, como si fueran vaso de alfarero las harás añicos.’ Y ahora, oh reyes, ejerzan discernimiento; déjense ser corregidos, oh jueces de la tierra. Sirvan a Jehová con temor y alégrense con temblor. Besen al hijo, para que Él no se encolerice y ustedes no perezcan del camino, porque su ira se inflama fácilmente. Felices son todos los que se refugian en él.”—Sal. 2:6-12.
Enemigo o amigo, ¿qué será usted cuando el Hijo empuñe su “cetro de hierro”? ¿Optará usted por ser hecho añicos solo porque sus antepasados abrazaron cierta religión en particular, o porque usted pertenece a determinada tribu o raza? Los que aceptan y siguen a Jesús llegan a ser sus amigos. Besan al Hijo sometiéndose a su reino. Esperan bendiciones en el Paraíso. ¡Usted, sí, usted puede ser uno de ellos!
El hecho de que Jesús es el Hijo de Dios es una verdad tan inexpugnable como una masa de roca. ¿Edificará usted en ella sabiamente? Sus amigos en África, en Arabia, en Oriente y en Occidente, en 197 países hasta ahora, están edificando así y refugiándose en él. La esperanza de vida eterna por medio del Hijo hace felices a estos amigos. (Juan 3:16-18) Sus enemigos tropiezan obstinadamente en el Hijo de Dios como en una piedra de tropiezo y en una masa de roca de ofensa. Pero serán reducidos a polvo cuando el Hijo obedezca el mandato de su Padre en el Salmo 110. No tropiece a causa de esta Piedra y sea aplastado por ella. (Luc. 20:18) ¿Por qué hacer que Dios se encolerice con usted para que perezca del camino? (Sal. 2:12) ¡Ejerza discernimiento y viva!
Haga un examen imparcial de la Biblia. Estúdiela cuidadosamente, con la ayuda de literatura bíblica y la organización docente de los testigos de Jehová. Huya de Babilonia la Grande, aquel imperio mundial que incluye a las religiones falsas tanto dentro como fuera de la cristiandad.
En el nombre de Dios, Jehová, el Compasivo, el Misericordioso, el Padre de Jesucristo, apártese ahora ‘de la autoridad de la oscuridad al reino del Hijo de su amor.’—Col. 1:13.