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  • Jerusalén reedificada para la venida del Mesías
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1966
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1966
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Jerusalén reedificada para la venida del Mesías

1. (a) Cuando Jerusalén fue desolada y su rey removido, ¿cómo le parecía esto al observador y a Babilonia y al dios de Babilonia, Satanás el Diablo? (b) ¿Era posible que Jerusalén yaciera desolada para siempre? ¿Por qué?

CUANDO Jerusalén fue desolada completamente por los ejércitos de su rival de muchos años, Babilonia, y sus reyes de la línea de David fueron removidos del trono bajo el disfavor de Jehová, parecía al observador que Jerusalén estaba aplastada para siempre. Babilonia lo creyó así y se figuró que mantendría cautivos permanentemente a los judíos. Entonces cuando Jerusalén yació desolada por muchos años sin hombre ni bestia doméstica y parecía un lugar embrujado, esta suposición estuvo más que nunca confirmada en la mente de las naciones a su alrededor. Satanás el Diablo, el dios de Babilonia, pensó que había ganado una victoria aplastante. Pero era absolutamente imposible que Jerusalén yaciera desolada para siempre. Era una absoluta certeza el que sería reedificada. Además, el templo de Jehová otra vez existiría dentro de sus muros. ¿Por qué era tan seguro esto? Porque tenía que ver con la cosa de la mayor importancia posible a los ojos de Jehová. Tenía que ver con el secreto sagrado de la Descendencia, la promesa que Jehová hizo en el mismísimo principio en el Jardín de Edén. Tenía que ver con la venida del Mesías.

POR QUÉ JERUSALÉN TENÍA QUE SER REEDIFICADA

2. (a) ¿Por qué confiaban los judíos fieles en que Jerusalén sería reedificada? (b) ¿Qué hechos hacían que las cosas se vieran malas, pero, a pesar de eso, qué hechos hacían que el punto de vista de los cautivos judíos en cuanto al futuro fuera bueno?

2 Para los judíos que estaban esperando la venida de la Descendencia y que tenían fe en la Palabra de Jehová Dios, era seguro que Jerusalén no yacería desolada para siempre sino que otra vez sería reedificada y florecería otra vez. Sabían por la profecía de Jeremías que había un límite de setenta años sobre la desolación de Jerusalén. (Jer. 25:11, 12) Sabían de la restauración y gloria venidera de Jerusalén, por la profecía de Isaías. (Isaías, capítulo 52) Sabían que cuando viniera el Mesías Jerusalén tendría que estar en existencia, situada sobre el monte Sion, y que tenía que contener el templo de la adoración verdadera de Jehová. Es verdad que las cosas se veían mal en aquel tiempo, porque aun la línea de la familia real había quedado muy reducida. Todos los hijos de Sedequías, el último rey de Judá, fueron destruidos y solo uno de la familia reinante, Joaquín o Jeconías, el sobrino de Sedequías, sobrevivió. De manera semejante sucedió con la línea del sumo sacerdote. Nabucodonosor hizo que Seraya fuera ejecutado, pero perdonó a su hijo Josadac, quien, como Jeconías, llegó a estar cautivo en Babilonia. Pero en este tiempo tenebroso la mismísima supervivencia de estos dos hombres y el hecho de que a ninguna nación extranjera se le permitió establecerse en el país durante el tiempo de la desolación de Judá sirvieron como fuertes señales para dar esperanza grandiosa a los fieles de los desterrados judíos. Podían ver que Dios llevaba a cabo milagrosamente la conservación de la línea real y la línea sacerdotal y también estaba manteniendo milagrosamente franco al país hasta cuando enviara de regreso a su propio pueblo para reedificar a Jerusalén. El hecho de que el Mesías no vendría a una desolación, sino a una Jerusalén reedificada, se indicó en una profecía notable en Daniel 9:25: “Y debes saber y tener el discernimiento de que desde la salida de la palabra para restaurar y para reedificar a Jerusalén hasta Mesías el Caudillo, habrá siete semanas, también sesenta y dos semanas. Ella regresará y realmente será reedificada, con una plaza pública y foso, pero en la estrechez de los tiempos.”

TERMINA LA EDIFICACIÓN DEL TEMPLO

3. (a) ¿Qué le sucedió a la obra de reedificar el templo poco después que se habían colocado los cimientos? (b) ¿Cómo hizo Jehová que se reanudara la reedificación del templo? (c) ¿Qué acontecimientos vinieron después? (d) ¿Cómo actuó el rey Darío en respuesta a la carta de los funcionarios que gobernaban a Judá, y qué órdenes dio?

3 En nuestro artículo anterior tratamos del regreso de los judíos bajo Zorobabel, un descendiente de la línea real, acompañado por Jesúa el sumo sacerdote, hijo de Josadac. El retorno fue por el decreto de Ciro el Persa, conquistador de Babilonia, como había predicho Jehová. En 536 a. de la E.C. estos judíos que regresaron habían colocado los cimientos del templo de Jehová. Pero poco después el Diablo puso un obstáculo en su camino al hacer que los enemigos samaritanos de los judíos pusieran un estorbo, con el tiempo haciendo que el gobierno persa impusiera una proscripción oficial sobre la obra de edificación. Eso debilitó tanto a los judíos que abandonaron esta importantísima obra y desatendieron la estructura del templo mientras edificaban casas para ellos mismos. Pero aun tal oposición y el fracaso de parte del resto judío debido al temor no podían detener el propósito de Jehová. Levantó a los profetas Aggeo y Zacarías que, con gran celo y un mensaje poderoso de parte de Dios, despertaron a los judíos y los hicieron reanudar la edificación del templo. (Agg. 1:1-3, 9; Zac. 1:1-3, 16; Esd. 4:24–5:2) Fue durante el segundo año del reinado de Darío I rey de Persia, quince años después que se habían colocado los cimientos del templo, que estos profetas comenzaron a hablar. Por supuesto, la obra de reedificación fue observada rápidamente por el enemigo y la legalidad de su actividad fue puesta en tela de juicio ante los funcionarios nombrados por Persia que gobernaban las provincias entre el río Éufrates y el mar Mediterráneo. Pero ahora los judíos, inspirados por Aggeo y Zacarías, resultaron impávidos y continuaron su trabajo. Llamaron la atención al hecho de que Ciro había hecho el decreto de que el templo debería ser reedificado. Por consiguiente, Tatnai el gobernador, a quien Zorobabel era responsable, y otros funcionarios escribieron al rey de Persia para su decisión. Esdras el escriba informa los resultados:

“Fue entonces cuando Darío el rey hizo ejecutar una orden, e hicieron una investigación en la casa de los registros de los tesoros depositados allí en Babilonia. Y en Ecbatana, en el lugar fortificado que estaba en el distrito jurisdiccional de Media, se halló un rollo [no una tablilla cuneiforme], y el memorándum en este sentido estaba escrito en éste: ‘En el primer año de Ciro el rey, Ciro el rey hizo que se ejecutara una orden concerniente a la casa de Dios en Jerusalén: Sea reedificada la casa como el lugar donde han de ofrecer sacrificios, y sus cimientos han de ser arreglados, su altura siendo de sesenta codos, su anchura de sesenta codos, con tres capas de piedras rodadas hasta su lugar y una capa de maderos; y que el gasto sea dado de la casa del rey. Y también que los vasos de oro y plata de la casa de Dios que sacó Nabucodonosor del templo que estaba en Jerusalén y trajo a Babilonia sean devueltos, para que lleguen al templo que está en Jerusalén en su lugar y sean depositados en la casa de Dios.’”—Esd. 6:1-5.

4. Al decreto de Ciro, ¿qué advertencia añadió el rey Darío I?

4 Darío reconoció como legal la obra de edificación y estrictamente dijo a los funcionarios: “Guarden su distancia de allí. No se metan con el trabajo en esa casa de Dios.” Además, advirtió que, “en cuanto a cualquiera que viole este decreto, de su casa será arrancado un madero y él será empalado en él, y su casa se tornará en un excusado público a causa de esto.”—Esd. 6:6-12.

5. ¿Qué efecto tuvo en los judíos la decisión de Darío, y cuándo se completó la edificación del templo?

5 Estimulados por tan manifiesta bendición de Dios, los judíos apresuraron la obra y en menos de cuatro años y medio se terminó el templo. Esdras 6:15 da la fecha de la terminación, diciendo: “Y completaron esta casa para el tercer día del mes lunar Adar, es decir, en el sexto año del reinado de Darío el rey.” Si el primer año de Darío I se cuenta de 522 a. de la E.C., cuando murió su antecesor Cambises, entonces la reedificación del templo se terminó en marzo de 516 a. de la E.C.a

6. ¿Cuándo se completó el templo, permitiendo que los judíos hicieran qué?

6 El mes que sigue a Adar es Nisán. Por lo tanto, al terminar el templo el 3 de Adar los judíos pudieron inaugurarlo a tiempo para celebrar la Pascua en Nisán al comienzo del séptimo año del rey Darío I: “Y los hijos de Israel, los sacerdotes y los levitas y el resto de los ex desterrados celebraron la inauguración de esta casa de Dios con gozo.” (Esd. 6:16) Ahora, la adoración de Jehová en Jerusalén fue restaurada plenamente. El gozo de los edificadores debe haber sido grande al ver que la edificación del templo se había efectuado plenamente.

SE ATIENDE LA EDIFICACIÓN DE LA CIUDAD

7. (a) ¿Cuándo fue que se despertó a alguien para completar la reedificación de Jerusalén, y quién resultó ser éste? (b) ¿Qué, especialmente, despertó a Nehemías a la actividad?

7 Pero, ¿qué hay de la ciudad misma? Y, ¿qué hay de la profecía de Isaías de que Jerusalén florecería y la profecía de Daniel acerca de la reedificación de su plaza pública y foso? Aunque pasó algún tiempo antes de efectuarse esto, era algo que tenía que hacerse para preparar el camino para la venida de Mesías el Príncipe. No fue sino hasta el reinado del rey Artajerjes de Persia que Jehová despertó el espíritu de otro siervo fiel para encargarse de que se hiciera esto. Este siervo fue Nehemías, que en aquel tiempo tenía el puesto responsable de copero del rey Artajerjes de Persia. Aunque no podía estar en Jerusalén, su corazón estaba allí, porque allí, según sabía él, estaba concentrada la adoración verdadera de Jehová. Jerusalén era el lugar sobre el cual descansaba el nombre de Jehová y era el templo de Jehová el que ahora estaba reedificado allí. Nos habla de su preocupación acerca de la ciudad y la demora en reedificar que revelaba un informe de su condición unos sesenta años después que el templo había sido reedificado: “Sucedió ahora en el mes de Kislev, en el año vigésimo, que yo mismo estaba en Susán el castillo. Entonces Hanani, uno de mis hermanos, entró, él y otros hombres de Judá, y procedí a preguntar en cuanto a los judíos, los que se habían escapado, que habían sido dejados del cautiverio, y también acerca de Jerusalén. De consiguiente me dijeron: ‘Aquellos dejados, que han sido dejados del cautiverio, allí en el distrito jurisdiccional, se hallan en una condición muy mala y en vituperio; y el muro de Jerusalén está derribado, y sus mismísimas puertas han sido quemadas a fuego.’ . . . Ahora bien, yo mismo era copero del rey.”—Neh. 1:1-3, 11.

8. ¿Cómo dio el rey Artajerjes a Nehemías la oportunidad de presentar su solicitud?

8 Nehemías estuvo grandemente contristado al enterarse de este informe. Llevó inmediatamente el asunto a Jehová en oración. La respuesta a su oración no tardó en venir. Él nos dice: “Y sucedió en el mes de Nisán, en el año vigésimo de Artajerjes el rey, que había vino delante de él, y yo como de costumbre levanté el vino y se lo di al rey. Pero nunca había estado triste delante de él. De modo que el rey me dijo: ‘¿Por qué está triste tu rostro cuando tú mismo no estás enfermo? Esto no es nada salvo una tristeza de corazón.’ Ante esto temí mucho.”—Neh. 2:1, 2.

9. (a) ¿Cómo buscó Nehemías la guía de Dios antes de presentar su solicitud, y cuál fue la respuesta del rey? (b) ¿Qué solicitud hizo Nehemías?

9 Nehemías explicó la razón de su tristeza al rey. Cuando Artajerjes preguntó: “¿Qué es esto que estás tratando de conseguir?” Nehemías hizo una oración en silencio a Jehová y cobró valor para pedirle al rey que lo enviara a reedificar a Jerusalén. La oración fue contestada; el rey Artajerjes convino. Nehemías refiere: “De modo que pareció bien delante del rey enviarme, cuando le di el tiempo señalado. Y pasé a decirle al rey: ‘Si al rey le parece bien, que me sean dadas cartas para los gobernadores más allá del Río [Éufrates], para que me dejen pasar hasta llegar a Judá; también una carta para Asaf el guardabosque del parque que pertenece al rey, para que me dé árboles para edificar con madera las puertas del Castillo que pertenece a la casa, y para el muro de la ciudad y para la casa en la que he de entrar.’ De modo que el rey me las dio, conforme a la buena mano de mi Dios sobre mí.”—Neh. 2:3-8.

10. (a) ¿Qué oposición se presentó, y cómo la vencieron Nehemías y sus compañeros edificadores? (b) ¿Cuándo fue completado el muro?

10 ¡Cuán maravillosamente mostró Jehová que su mano no estaba acortada! Como había predicho en Daniel 9:25, la obra de reedificación se hizo en tiempos de estrechez, difíciles. Aun después del decreto del rey, Nehemías y sus compañeros edificadores experimentaron muchas amenazas y mucha oposición del pueblo no judío a su alrededor. Se hicieron esfuerzos para disuadirlos de la obra. La vida de Nehemías fue puesta en peligro, pero por la fe y confianza de ellos en el Dios Todopoderoso y por armarse para defenderse contra ataque, y por perseverar en la obra que Dios les había asignado, edificaron los muros defensivos alrededor de Sion o Jerusalén en el transcurso de dos meses. “Al fin el muro llegó a terminarse el día veinticinco de Elul, en cincuenta y dos días.” (De acuerdo con el cómputo de Nehemías, el año comenzaba con Tishri y terminaba con Elul como el duodécimo mes.)—Neh. 6:15.

EL PROPÓSITO CUMPLIDO DE JEHOVÁ PRODUCE FELICIDAD

11. ¿Quién incitó a los enemigos a resistir la obra de edificación, y por qué estaban peleando contra sus propios intereses?

11 Nada podía detener el propósito de Jehová. Fue un asunto muy pequeño para él empujar a un lado a los enemigos enconados que Satanás el Diablo había incitado. Estaban completamente ciegos al propósito glorioso contra el cual peleaban y no tenían entendimiento alguno de la tremenda importancia de esta obra de reedificación en conexión con la venida de la Descendencia Prometida que habría de bendecir a todas las familias de la Tierra. Sin saberlo estaban peleando contra un arreglo que finalmente resultará en bendecir a muchos de ellos mismos.

12. (a) ¿Qué hizo posible que los edificadores de la ciudad continuaran su obra? (b) ¿Qué organización formó Nehemías tan pronto se completaron los muros?

12 Pero Jehová tenía gente que lo amaba y amaba su adoración y que esperaba la venida del Mesías. Pudo inspirarla con el celo y la fortaleza para efectuar esta obra importante de reedificación aun en la estrechez de los tiempos. Nehemías narra: “Y sucedió que, tan pronto como había sido reedificado el muro, inmediatamente instalé las puertas. Entonces se nombraron los porteros y los cantores y los levitas. Y pasé a poner al mando de Jerusalén a mi hermano Hanani y a Hananías el príncipe del Castillo, porque era un hombre muy digno de confianza y temía al Dios verdadero más que muchos otros.”—Neh. 7:1, 2.

13. (a) ¿Qué fiestas se celebraron durante el mes siguiente? (b) ¿Qué persona notable estaba presente, y cómo fortalecieron a los celebrantes él y Nehemías? (c) ¿Qué deseo de Jehová para su pueblo se realizó en este tiempo?

13 Ciertamente éste fue el tiempo para el mayor gozo. De consiguiente al mes siguiente, el mes de Tishri, en el año vigésimo primero de Artajerjes, se celebraron las fiestas religiosas regulares de aquel mes: el tocar la trompeta y la fiesta el primer día, el día de la Luna nueva, el día de la expiación el décimo día y, comenzando el día quince, la fiesta de las cabañas o tabernáculos. Esdras el famoso copista de la ley de Dios se hallaba allí para leerles públicamente la Palabra escrita de Dios. Después de leer, el gobernador Nehemías fortaleció a los celebradores con las palabras: “No se sientan lastimados, porque el gozo de Jehová es su fortaleza.” Jehová deseaba que su pueblo fiel fuera feliz y de veras lo era, como dice el relato: “Los hijos de Israel no habían procedido así desde los días de Josué hijo de Nun hasta aquel día, de modo que llegó a haber regocijo muy grande. Y hubo lectura en voz alta del libro de la ley del Dios verdadero día tras día, desde el primer día hasta el último día; y se pusieron a celebrar la fiesta siete días, y al octavo día hubo una asamblea solemne, de acuerdo con el estatuto.”—Neh. 8:1-18.

14. Describa los acontecimientos al tiempo de la inauguración de los muros.

14 Aunque el relato de la inauguración de los muros no se registra hasta más tarde en el libro de Nehemías, probablemente se efectuó después de la ceremonia religiosa supracitada. Esto hizo posible que los israelitas extendieran más allá de las fiestas la expresión de su regocijo que rebosaba. Leemos: “En la inauguración del muro de Jerusalén buscaban a los levitas, para traerlos de todos sus lugares a Jerusalén para llevar a cabo una inauguración y un regocijo aun con acciones de gracias y con cántico, címbalos e instrumentos de cuerda y con arpas.” Fue una inauguración llena de colorido con dos procesiones formadas para marchar en direcciones opuestas sobre el muro terminado. El muro no tenía grieta alguna. “Al fin los dos coros de acción de gracias llegaron a detenerse en la casa del Dios verdadero, también,” dice Nehemías, “yo y la mitad de los gobernantes diputados conmigo, y los sacerdotes . . .Y los cantores con Izrahías el superintendente siguieron haciéndose oír.” Después de esto los celebradores fueron al templo en el monte Moría y se ofrecieron gozosamente grandes sacrificios sobre el altar de Jehová. “Pues el mismo Dios verdadero hizo que se alegraran con gran gozo. Y también las mujeres y los niños mismos se regocijaron, de modo que el regocijo de Jerusalén podía oírse muy lejos.”—Neh. 12:27-43.

15. ¿De qué cosas se podían regocijar los judíos fieles en aquel tiempo, y qué les traerá mayor regocijo en el futuro?

15 ¡Cuán maravillosamente mostró Jehová Dios el poder que tiene para efectuar sus propósitos! ¡Qué victoria sobre Satanás el Diablo y qué humillación para los opositores de la adoración verdadera de Jehová! ¡Qué fortalecimiento espiritual para el resto judío fiel allí en Jerusalén! Estaban doblemente seguros de la bondad amorosa de Jehová y de la certeza de sus propósitos. ¡Con qué confianza y celo pudieron cantar las alabanzas de Dios y contar a sus hijos y a otros las obras maravillosas de Dios! Aun ellos en aquel tiempo no podían entender plenamente el papel maravilloso que desempeñaban en los propósitos de Dios. Pero, ¡cómo se regocijarán cuando regresen en una resurrección a manos del Mesías que esperaban y cuando averigüen el papel que Jehová les permitió desempeñar en el desarrollo de sus propósitos en cuanto al gran Mesías, la Descendencia prometida!

16. (a) ¿Qué cosas acontecieron en conexión con el Mesías que hacían esencial el que Jerusalén fuera restaurada después de su desolación por Babilonia? (b) ¿Qué otro factor en conexión con estos acontecimientos es importante, y qué nos suministra?

16 Al recoger a su pueblo de vuelta en Jerusalén, Dios mantuvo intacta a una nación a la cual vino el Mesías. Mucha de la predicación del Mesías se efectuó en la zona del templo, donde muchos que subían para adorar a Jehová podían oír y hallarse entre sus primeros seguidores. Fuera de sus puertas dio su vida en sacrificio para la humanidad. Verdaderamente, era una parte esencial del propósito de Dios el que Jerusalén fuera restaurada después de su desolación por Babilonia. Pero hay otro factor muy importante tocante a estos acontecimientos y la profecía de Daniel en cuanto a ellos. Ese es el tiempo en que sucedieron. Nos suministra una de las identificaciones más exactas del Mesías. Ayuda a todos los que creen en las Escrituras Hebreas, judíos o gentiles, a probar por sí mismos rasgos del ministerio del prometido Mesías de Dios que pueden resultar en la salvación de ellos. Este tema importante se discutirá en nuestro próximo número.

[Nota]

a Puesto que Darío I no se estableció en Babilonia sino hasta que derrotó al rebelde Nabucodonosor III en diciembre de 522 y poco después lo capturó y lo mató en Babilonia, el año 522 a. de la E.C. puede considerarse como el año de ascenso al trono del rey Darío I. Puesto que el año reinante de un rey persa comenzaba el mes primaveral de Nisán, el primer año reinante del rey Darío I comenzaría en la primavera de 521 a. de la E.C., como se presenta en Babylonian Chronology 626 B.C. – A.D. 75 (página 28), por Parker y Dubberstein. En ese caso el sexto año reinante del rey Darío I comenzó el 11-12 de abril de 516 a. de la E.C., y continuó hasta el fin del duodécimo mes lunar (Adar) de su sexto año, o hasta fines de marzo de 515 a. de la E.C. Sobre esta base, Zorobabel terminó la reedificación del templo el 5-6 de marzo de 515 a. de la E.C.

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