Preguntas de los lectores
● ¿A qué edad es correcto el que un muchacho o una joven empiece a tener “citas” con alguien del sexo opuesto?—M. Q., EE. UU.
Con todo el énfasis que se le da a esto en el mundo moderno, solo es natural que los jóvenes se interesen en cuanto a ello. Pero no es prudente permitir que esto llegue a ser el asunto de interés principal. Considere en su Biblia Eclesiastés 12:1, y note en qué deben enfocar los jóvenes su interés. Dice: “Recuerda, ahora, a tu magnífico Creador en los días de tu juventud como hombre, antes que procedan a venir los días calamitosos, o hayan llegado los años en que dirás: ‘No tengo deleite en ellos.”’ Ahora vea lo que dice el versículo 13: “La conclusión del asunto, habiéndose oído todo, es: Teme al Dios verdadero y guarda sus mandamientos. Porque esto es el deber todo del hombre.” Sí, éste es todo el propósito de vivir; todo lo demás que hagamos en la vida produce resultados buenos solo si se mantiene en su relación apropiada con nuestro servicio a Dios.
Cuando uno es soltero está libre para mudarse y aceptar asignaciones de servicio que frecuentemente no pueden aceptar las personas casadas. Hay maravillosas bendiciones para los que emprenden el ministerio de tiempo cabal como testigos de Jehová. Uno pudiera servir en uno de los hogares Betel de la Sociedad Watch Tower o como precursor especial o en el trabajo misional, posiblemente como siervo de circuito, visitando y sirviendo a congregaciones. Los años que quedan antes del fin de este sistema de cosas son muy pocos; los privilegios disponibles ahora no se repetirán jamás; éste es el tiempo para aprovecharse de ellos.
Con el tiempo, la mayor parte de los jóvenes se casa, pero ¿por qué han de implicarse ustedes tan emocionalmente que se sientan impulsados a casarse casi tan pronto como terminan su educación, o quizás aun antes de eso? ¿Por qué no probar la vida primero y asirse de las oportunidades de servicio que están disponibles para ustedes? Una vez que hayan determinado su derrotero en la vida, inteligentemente pueden planear otras cosas en torno de éste. Serán mucho más felices si lo hacen. Entonces, cuando llegue el tiempo en que quieran asumir las responsabilidades que acompañan al matrimonio, estarán mejor equipados para encargarse de ellas de manera correcta.
En cuanto a buscar asociación estrecha con una persona del sexo opuesto, es bueno comprender que esto no es simplemente una forma de entretenimiento. El fin al cual conduce naturalmente es el matrimonio. En algunos países un joven y su futura esposa ni siquiera se visitan antes de las bodas; los padres se encargan de arreglar todo. En otros lugares los padres siempre acompañan a su hija hasta que se casa, y no es prudente ofender el sentido público de la decencia pasando por alto esa costumbre. Sin embargo, en determinados lugares muchos padres permiten que sus hijos menores se asocien con alguien del sexo opuesto sin ser acompañados bajo ciertas circunstancias. No queda de los jóvenes decidir a qué edad ha de permitirse esto o si será preciso el que alguien los acompañe. Esa es responsabilidad del padre que Dios le ha dado; y, si no vive el padre de la familia, es responsabilidad de la madre. Los hijos que tratan de hacer lo que le agrada al Señor no tratarán de hacer sus decisiones en cuanto a estos asuntos ni apremiarán a sus padres para salirse con la suya, sino que aplicarán sabiamente el consejo que se registra en Colosenses 3:20, a saber: “Hijos, sean obedientes a sus padres en todo, porque esto es muy agradable en el Señor.”
En cuanto a los padres, ellos tienen que asumir la responsabilidad y luego estar anuentes a encararse a las consecuencias de sus decisiones. No queda de la Sociedad Watch Tower el hacer reglas para que ellos las sigan. Pero un padre o madre amoroso y considerado es aquel que protege firmemente a su hijo o hija del implicarse emocionalmente hasta que su prole llega a una edad en que puede culminar tales relaciones casándose.
No sería bondadoso si los padres hacen caso omiso a lo que pasa cuando sus hijos adolescentes comienzan a mostrar cariño excesivo a alguien del sexo opuesto, porque esto despierta deseos en sus cuerpos que claman ser satisfechos, y muy frecuentemente arruinan sus vidas al implicarse en fornicación. (1 Cor. 6:9, 10, 18) Tampoco muestran amor los padres cristianos cuando permiten que su hijo o hija menor de edad tenga “citas” y se asocie con regularidad con un incrédulo del sexo opuesto, llamándolo diversión. Es encauzar a su prole a una vida llena de congoja y dolor y, en muchos casos, esto significará el que renieguen de la adoración de Jehová y pierdan la vida en el nuevo sistema de cosas.—Deu. 7:3, 4; Neh. 13:26, 27.
Es indiscutible: El asociarse estrechamente con una persona del sexo opuesto no es juego; no es entretenimiento; es un paso positivo hacia el asumir responsabilidades de toda la vida.