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  • La religión de sus padres, ¿es la religión para usted?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
w68 1/7 págs. 405-408

La religión de sus padres, ¿es la religión para usted?

¿Cómo puede usted determinar esto? ¿Es correcto cambiar de religión?

“MIS padres no aprobaron nuestra nueva religión,” explicó el joven, “y no ocultaron su desaprobación. Mi madre hacía centenares de oraciones para tratar de hacernos volver, ya que sinceramente creía que nos habíamos desviado al error.”

El joven que hablaba había sido criado como miembro de una de las religiones prominentes de la cristiandad. Sin embargo, recientemente él y su esposa habían comenzado un estudio serio de la Biblia, y lo que aprendieron les hizo cambiar de religión. ¿Fue apropiado esto? ¿Es correcto dejar la religión de los padres de uno? ¿Hay un precedente bíblico para dar tal paso? Veamos.

CAMBIANDO LA RELIGIÓN DE UNO

La Biblia muestra que el patriarca Abrahán fue un ejemplar hombre de Dios. Se le llama “amigo de Jehová,” y también se le identifica como “el padre de todos los que tienen fe mientras están en incircuncisión.” (Sant. 2:23; Rom. 4:11) ¿Sabe usted que este hombre sobresaliente dejó la religión de sus padres?

Su padre Taré vivía cerca de la punta más meridional del famoso río Éufrates, en la ciudad caldea de Ur. En ese lugar se practicaba comúnmente la idolatría, y Taré evidentemente participaba en adoración idólatra. Muchos años después el caudillo israelita Josué indicó esto cuando llamó la atención de la gente a sus antepasados y dijo: “Fue al otro lado del Río [Éufrates] que hace mucho moraron los antepasados de ustedes, Taré padre de Abrahán y padre de Nacor, y ellos servían a otros dioses. . . . quiten los dioses que sus antepasados sirvieron al otro lado del Río y en Egipto, y sirvan a Jehová.”—Jos. 24:2, 14.

De modo que Josué instó a que la gente abandonara la religión de su antepasado Taré. Por el contrario, debería imitar la fe del hijo de aquél, Abrahán, que rindió devoción exclusiva al Dios verdadero, Jehová. Según la tradición judía, Abrahán había tomado la iniciativa y había roto los ídolos de su padre.

Otra persona que abandonó la religión de sus padres y llegó a ser adoradora de Jehová fue Rahab. Esta fue la cananea que ocultó a los espías israelitas, y recibió gran encomio en las Escrituras por su fe. (Heb. 11:31; Sant. 2:25) Rahab explicó a los espías qué fue lo que la impulsó a cambiar su religión:

“Hemos oído cómo Jehová secó las aguas del mar Rojo de delante de ustedes cuando salieron de Egipto, y lo que ustedes les hicieron a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, a saber, Sehón y Og, a quienes dieron irrevocablemente a la destrucción. . . . Jehová su Dios es Dios en los cielos arriba y en la tierra abajo. Y ahora, por favor, júrenme por Jehová que, por haber ejercido yo bondad amorosa para con ustedes, ustedes también ciertamente ejercerán bondad amorosa para con la casa de mi padre. . . . y tienen que librar de la muerte nuestras almas.”—Jos. 2:9-13.

¡Como resultado del milagroso rescate de los israelitas de Egipto, Rahab pudo percibir que Jehová de veras es “Dios en los cielos arriba y en la tierra abajo”! Los dioses adorados por sus padres no podían efectuar tales actos maravillosos. Por lo tanto, Rahab llegó a ser adoradora de Jehová y fue remunerada con el privilegio de llegar a ser una antepasada del Mesías prometido, Jesucristo.—Mat. 1:1, 5.

La nuera de Rahab, Rut, también dejó la adoración de sus padres, y fue bendecida de manera semejante. Debido al hambre en la tierra de Judá, Noemí, su esposo y dos hijos se mudaron a la tierra de Moab, donde sus hijos se casaron con moabitas, una de las cuales fue Rut. Con el tiempo, el esposo y los hijos de Noemí murieron, dejando tres viudas. Noemí decidió regresar a casa en Judá, y por eso dijo a sus nueras: “Anden, vuélvanse, cada una a la casa de su madre.” Una de las muchachas lo hizo, pero Rut rehusó dejar a Noemí.—Rut 1:1-14.

Ante esto, Noemí le dijo a Rut: “‘¡Mira! Tu cuñada enviudada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses. Vuélvete con tu cuñada enviudada.’ Y Rut procedió a decir: ‘No me instes con ruegos que te abandone, que me vuelva de acompañarte; porque a donde tú vayas yo iré y donde tú pases la noche yo pasaré la noche. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios.” (Rut 1:15-17) Rut escogió adorar a Jehová junto con Noemí más bien que regresar a su pueblo y adorar sus dioses. Con el tiempo, Rut se casó con Booz el hijo de Rahab, y así fue bendecida con llegar a ser la bisabuela del rey David y una antepasada de Jesucristo.—Rut 4:18-22.

También en el primer siglo muchas personas dejaron la religión de sus padres para hacerse adoradores verdaderos de Jehová Dios. El apóstol Pedro habló con aprobación de tales personas, diciendo: “Fueron librados de su forma de conducta infructuosa recibida por tradición de sus antepasados.” (1 Ped. 1:18) Los antepasados que mencionó Pedro habían seguido tradiciones religiosas judías, pero fue menester que los judíos sinceros dejaran tales tradiciones y cambiaran su religión a fin de conseguir la aprobación de Dios.

El apóstol Pablo es un judío que hizo esto. Escribe: “Estaba haciendo mayor progreso en el judaísmo que muchos de mi propia edad en mi raza, puesto que era mucho más celoso por las tradiciones de mis padres.” (Gál. 1:14) Pablo fue “hijo de fariseos,” y evidentemente había sido criado por sus padres como miembro de esa secta religiosa judía. (Hech. 23:6; Fili. 3:5) Pero cuando se enteró de que el sistema de tradiciones religiosas que practicaban los fariseos no era aprobado por Dios, no titubeó en cambiar su religión y hacerse cristiano, aunque esto pudo haber afligido profundamente a sus padres judíos.

RAZÓN POR EL CAMBIO

En estos casos el cambio de religión no fue por simple conveniencia. No se hizo por razones egoístas, tales como para agradar a un cónyuge en perspectiva, por prestigio, o para adelantar en la posición social o en las perspectivas comerciales de uno. Al contrario, la adoración de Abrahán al Dios verdadero Jehová sin duda lo hizo impopular entre los adoradores de ídolos de la ciudad mesopotámica de Ur. La conversión de Rahab a la adoración de Jehová y la protección que dio a los espías israelitas se efectuó a riesgo de su vida. También, el haber escogido Rut servir a Jehová significó abandonar su propio país y pueblo. Y el dejar Pablo la religión de sus padres para hacerse cristiano resultó en que él sufriera mucha persecución y penalidades.—2 Cor. 11:23-27.

¡Ciertamente el cambio de religión que hicieron estas personas no fue asunto de conveniencia personal! Más bien, se hizo sobre la base de conocimiento exacto concerniente a Dios y sus propósitos. Habían adquirido información confiable que demostraba claramente que la manera en que sus padres adoraban no agradaba al Dios verdadero, el Creador del cielo y de la Tierra. No es incorrecto dejar la religión de los padres de uno si uno descubre que las enseñanzas de ésta no están en armonía con la Palabra de Dios, la Biblia. Más bien, es correcto hacerlo y demuestra valor. Y aunque quizás sea difícil hacer tal cambio, finalmente produce resultados provechosos.

BENEFICIOS DEL CAMBIO

Es verdad, al principio quizás los padres de uno se angustien, y hasta sean hostiles. Pero recuerde: Jesucristo advirtió que el emprender la adoración cristiana verdadera causaría división en algunos hogares. No obstante, en vez de animar a uno a tratar de conservar la paz y continuar abrazando enseñanzas y prácticas religiosas falsas, dijo Jesús: “El que le tiene mayor cariño a padre o a madre que a mí no es digno de mí.”—Mat. 10:34-37.

El no practicar la adoración verdadera simplemente para agradar a los padres o abuelos de uno es incorrecto. Verdaderamente no los ayudará a ellos, ni a usted tampoco. El amor verdadero se les muestra estando uno dispuesto a aguantar su desaprobación, o hasta injuria, para que tengan la mejor oportunidad posible de aprender las verdades de la Palabra de Dios y llenar los requisitos para recibir las bendiciones eternas que Jehová Dios ofrece a los que le sirven.

El derrotero fiel de Abrahán evidentemente tuvo tales efectos provechosos sobre su padre Taré y otros parientes. Porque cuando Dios le mandó a Abrahán que saliera de Mesopotamia, donde había un ambiente malo de adoración falsa babilónica, sus parientes, incluso Taré, lo acompañaron.—Hech. 7:1-4.

Evidentemente la conducta del hijo justo de Taré impresionó tanto a los parientes allegados de Abrahán que algunos de ellos con el tiempo participaron con Abrahán en la adoración verdadera. ¡Qué magnífico galardón por adherirse fielmente a la religión aprobada por Dios!—Gén. 24:4, 50, 51.

El matrimonio de jóvenes que se mencionó al principio de este artículo también fue bendecido ricamente por permanecer firme en su decisión de cambiar de religión. Aunque sus padres se opusieron mucho a este cambio, el joven explica:

“Cada vez que mi madre nos visitaba hablábamos entre nosotros de las verdades que habíamos aprendido de la Palabra de Dios... acerca del nombre de Dios, cómo orar a él, la condición de los muertos, etc. Al hablar nosotros constantemente de las cosas buenas que habíamos aprendido, ella comenzó a pensar y a comparar. Se había logrado progreso, ya que a través de toda su vida ella jamás había dudado de que los sacerdotes enseñaban la verdad y nada más que la verdad. Ahora se preguntaba: ‘¿Por qué nunca mencionan el nombre Jehová? ¿Por qué se guardan la Biblia para sí? ¿Por qué dicen que el alma es inmortal, cuando la Biblia dice que puede morir?’”—Eze. 18:4; Isa. 53:12.

Finalmente, la madre expresó el deseo de aprender en cuanto a las cosas de las cuales oía que sus hijos hablaban. “Ustedes se pueden imaginar nuestro gozo,” escribe su hijo, “cuando un día nuestra paciencia fue remunerada al pedirnos ella que le habláramos acerca de la Biblia y de Jehová, diciendo: ‘Estoy comenzando a creer que los católicos no tienen toda la verdad después de todo.’ Ahora, unos cuantos meses después, mi madre celosamente comparte con otros las verdades bíblicas que ha aprendido. También mis dos hermanas. Planean unirse pronto a mi esposa y a mí, simbolizando su dedicación para servir a Jehová Dios por medio de bautizarse.”

¡Cuán feliz y unida ha hecho a esta familia la verdad bíblica! La madre está verdaderamente agradecida de que sus hijos no siguieran indisputablemente la religión en la cual habían sido criados. No era la religión correcta para ninguno de ellos. Esto debería hacer que usted considerara: ¿Es la religión de sus padres la que usted debe seguir?

LA RELIGION CORRECTA PARA USTED

¿Cómo puede usted determinar esto? Si sus padres son personas sinceras, dedicadas, que llevan una vida limpia moralmente y asisten con regularidad a los servicios religiosos, ¿prueba esto que la religión de ellos es la religión que usted debe seguir? Se comprende que uno pudiera pensar que sí, pero note que el apóstol Pablo indica que se necesita más.

Cuando escribió al joven Timoteo desde la prisión donde estaba encerrado, mencionó que la madre y la abuela de Timoteo eran mujeres ejemplares de fe. (2 Tim. 1:5) Llevaban vidas limpias, morales. Pero hacían más que eso. Note de la siguiente exhortación de Pablo a Timoteo lo que identificó a la religión de la madre de Timoteo como la religión que Timoteo también debería seguir: “Continúa en las cosas que aprendiste y fuiste persuadido a creer, sabiendo de qué personas las aprendiste [de su madre y de su abuela] y que desde la infancia has conocido los santos escritos, que pueden hacerte sabio para la salvación por medio de la fe relacionada con Cristo Jesús.”—2 Tim. 3:14, 15.

¿Observó usted que la madre de Timoteo le enseñó los “santos escritos”? Los escritos inspirados de la Palabra de Dios que estuvieron disponibles durante la infancia de Timoteo eran los treinta y nueve libros de las Escrituras Hebreas. En 41 E.C. se escribió el Evangelio de Mateo, y aproximadamente en 47-48 E.C. el apóstol Pablo emprendió su primera gira misional, en cuyo tiempo sin duda se comunicó con Loida y Eunice y éstas se hicieron creyentes cristianas. Desde ese tiempo estas mujeres fieles pudieron instruir a Timoteo en las Escrituras acerca de “la fe relacionada con Cristo Jesús.” Su religión las equipó para hacerlo.

¿Prepara a sus padres para hacer esto la religión de ellos? ¿Pueden acudir ellos directamente a la Biblia para contestar preguntas acerca de Dios, de su Hijo, Cristo Jesús, de los propósitos de Dios y acerca de lo que es conducta apropiada, como pudieron hacerlo la madre y abuela de Timoteo? Si no, esto debería hacer que usted se preguntara seriamente si la religión de ellos es la religión que usted debe seguir o no. Pues la religión verdadera equipa a sus adherentes a proveer esta instrucción vital.

No basta con simplemente creer que la religión de sus padres es la religión que usted debe seguir. A menos que uno pueda probar lo correcto de sus creencias con las Escrituras, ninguna cantidad de fervor religioso o sinceridad las hará correctas. Es tonto el concluir: “Si papá y mamá están satisfechos con esta religión, a mí me satisface también.” ¿Qué hubiera sucedido si Rahab hubiera raciocinado así, y confiado en los dioses de sus padres y continuado adorándolos? Pues, ¡todos habrían sufrido destrucción con los demás de Jericó! Pero, debido a su posición denodada a favor del Dios verdadero Jehová, “a Rahab y su padre y su madre y sus hermanos . . . y a todos los que le pertenecían, los conservó vivos Josué.”—Jos. 6:23-25.

En este día, también, toda la religión falsa se enfrenta a un juicio condenatorio. Por lo tanto, ¡escudriñe las Escrituras! Cuidadosamente examine su religión a la luz de sus enseñanzas. Abandone la religión falsa, como manda la Biblia: “Sálganse de entre ellos, y sepárense.” (2 Cor. 6:17) Encuentre la religión que toma en serio la Biblia y que equipa a cada uno de sus adherentes a ser ministro de Dios. Esta es la religión que usted debe seguir. Disfrute de la protección y bendición de Dios aceptándola.

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