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  • ¿Qué lugar ocupa Jesús en su corazón?

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  • ¿Qué lugar ocupa Jesús en su corazón?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
w68 15/5 págs. 291-294

¿Qué lugar ocupa Jesús en su corazón?

SIN duda usted les tiene cariño a muchas personas, pero, ¿quién ocupa un lugar especialmente afectuoso en su corazón? ¿A quién ama usted especialmente? ¿Puede usted, sin titubear o sin dificultad, identificar a aquel a quien ama y prefiere por encima de todos los demás?

Es natural que los parientes próximos estén entre los que usted estima. Pero, ¿hay alguien que signifique más para usted que su cónyuge, o su padre o madre o hijo o hija? Si usted afirma ser cristiano, debe haber otros que ocupen un lugar aun más estimado en su corazón. ¿Quiénes pudieran ser?

Uno es la persona que entregó su vida con el propósito de rescatarlo a usted de los efectos mortíferos del pecado, Jesucristo. (Mat. 1:21; Hech. 4:12) ¡Qué altruista el amor que lo impulsó a sacrificarse! (Juan 15:13) El aprecio por lo que Cristo hizo por usted debe hacer que crezca en su corazón un amor a él que sobrepase el cariño que usted le tenga a cualquier humano, vivo o muerto.

AMOR A JESÚS

Cuando envió a sus doce apóstoles, Jesús les explicó la necesidad de que le tuvieran mayor amor a él, diciendo: “El que le tiene mayor cariño a padre o a madre que a mí no es digno de mí; y el que le tiene mayor cariño a hijo o a hija que a mí no es digno de mí.” (Mat. 10:37) Más tarde Jesús dio énfasis nuevamente a esto, al decir a las grandes muchedumbres que lo seguían: “Si alguien viene a mí y no odia a su padre y madre y esposa e hijos y hermanos y hermanas, sí, y hasta su propia alma, no puede ser mi discípulo.” (Luc. 14:26) Jesús, por supuesto, no quiso decir que los cristianos literalmente tienen que odiar a sus parientes, sino, más bien, que tienen que amarlos menos que a él; y a veces los parientes creen que esto significa que el cristiano realmente los odia.

Es fácil comprender por qué aquellos que anduvieron y hablaron y vivieron con Jesús llegaron a amarlo y a tenerlo en tal alta estima. En todo lo que él hacía siempre tenía en el fondo el bienestar de otros. Y aunque poseía facultades sobrehumanas, fue de espíritu apacible, humilde, bondadoso y amigable. En efecto, era una persona enteramente amable, lo cual resultó en que sus asociados lo colocaran en su corazón por encima de todo otro conocido humano.

Aun personas que nunca lo conocieron personalmente llegaron a tener este sobresaliente amor para con Jesús. A los que vivían en lugares extensamente esparcidos del Imperio Romano, el apóstol Pedro escribió: “Aunque ustedes nunca lo vieron, lo aman. Aunque ahora no están mirándolo, sin embargo ejercen fe en él y están regocijándose en gran manera con gozo inefable y glorificado.”—1 Ped. 1:8.

Estos pueblos extensamente esparcidos habían conocido a Jesús por medio de la predicación de sus discípulos y por medio de leer los relatos de su vida en los Evangelios que había disponibles. Fueron movidos por el amor que Jesús mostró al voluntariamente descender del cielo y con el tiempo sufrir una muerte dolorosa e ignominiosa a fin de que otros tuvieran vida eterna. (1 Ped. 2:24) Esta mismísima información acerca de Jesucristo es la que también hace que muchas personas hoy reserven un lugar tan precioso en su corazón para él.

¿Estima usted, también, al ahora resucitado Jesús por encima de todo asociado humano? ¿Ocupa él el primer lugar en su corazón? ¿Es correcto que así sea? Veamos.

AQUEL A QUIEN JESÚS AMA POR ENCIMA DE LOS DEMÁS

Los discípulos de Jesús ocupaban un lugar muy especial en su corazón. Tan grande fue su amor a ellos que el apóstol Pablo instó: “Esposos, continúen amando a sus esposas, así como el Cristo también amó a la congregación y se entregó a sí mismo por ella.” (Efe. 5:25) No obstante, tal como los esposos cristianos deben tener mayor cariño a Jesucristo que aun a sus propias esposas, así también Jesús ama a algún otro más que a su congregación que sigue sus pasos.

Este es el Padre, Jehová Dios. Jesús repetidas veces dirigió la atención de las personas a su Padre como el Personaje principal a quien se debe amar y adorar. Cuando se le preguntó cuál era el mayor mandamiento de la entera ley mosaica, Jesús dijo: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” (Mar. 12:30) Jesús obedeció este mandamiento y amó a su Padre por encima de todos y todo lo demás. Jehová ocupó el primer lugar en su corazón.

Jesús felizmente se sometió a su Padre, a ‘Aquel que lo envió’ a la Tierra, diciendo: “El esclavo no es mayor que su amo, ni es el enviado mayor que el que lo envió.” (Juan 13:16; 8:42; 14:28) Voluntariamente hizo la voluntad de su Padre y siempre manifestó esta actitud: “No se efectúe mi voluntad, sino la tuya.”—Luc. 22:42.

Jesús fue movido a amar y servir a su Padre porque Dios le había mostrado gran amor y cariño. Repetidas veces Jesús reconoció esto, diciendo: “El Padre le tiene cariño al Hijo.” “Me amaste antes de la fundación del mundo.” “Así como me ha amado el Padre y yo los he amado a ustedes, permanezcan en mi amor.” (Juan 5:20; 17:24; 15:9) Era únicamente apropiado que Jesús respondiera al amor y cariño de su Padre, y esto lo hizo.

¿Tiene usted, también, razón para amar a Jehová Dios? ¿Debe imitar a Jesucristo en dar devoción exclusiva a Dios? ¿Ha hecho algo el Padre por lo cual usted debería tenerle afecto por encima de todos los demás?

POR QUÉ DEBE SER EL PRIMERO EN SU CORAZÓN

Jehová Dios no solo le dio vida a su Hijo unigénito, Jesucristo, sino que también se la dio a toda la humanidad, incluyéndolo a usted. Y tal como el Hijo está agradecido por la amorosa provisión de vida y le tiene cariño al Padre, lo mismo debería hacer usted también.—Sal. 36:9; 100:3.

Además, cuando la primera pareja humana pecó y acarreó la sentencia de muerte sobre sí y también sobre su prole todavía no nacida, Jehová Dios hizo un arreglo para rescatar a ésta del pecado y de la muerte. El amor lo impulsó a hacer eso, como explica la Biblia: “Tanto amó Dios al mundo [de la humanidad] que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” “El amor consiste en esto, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio propiciatorio por nuestros pecados.”—Juan 3:16; 1 Juan 4:10.

Aunque el Hijo obedeció de buena gana a su Padre y vino a la Tierra como sacrificio de rescate, note que fue Jehová Dios quien concibió e inició esta provisión dadora de vida. ¡Cómo debe movernos esto a amarlo! ¡Él debe ocupar el primer lugar en el corazón de usted! Jesucristo recalcó este hecho por medio de continuamente dirigir la atención a su Padre, recalcando que “es a Jehová tu Dios que tienes que adorar, y es a él solo que tienes que rendir servicio sagrado.” (Mat. 4:10) Realmente, contrista a Jesús, el siervo obediente y humilde de su Padre, el que las personas se esfuercen por colocarlo a él por encima de Jehová.

PRUEBA DE SU AMOR A JESÚS

Por lo tanto, la primera manera de probar que usted verdaderamente ama a Jesucristo es honrando y sirviendo a Aquel a quien él adora, a Jehová Dios. El aceptar a Jesús como su salvador y el llevar una vida limpia y moral también es importante, pero Jesús explicó que se necesitaba más que eso, cuando dijo a sus discípulos: “El que tiene mis mandamientos y los observa, ése es el que me ama. . . . Si alguien me ama, observará mi palabra.” “Ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando.”—Juan 14:21, 23; 15:14.

Por eso, el lugar que Jesús ocupa en el corazón de usted no simplemente se demuestra con palabras, sino con hechos... mediante el esfuerzo que usted haga para obedecer sus mandatos. Jesús fue predicador del reino de Dios, y su mandato a todos los que quieren ser sus seguidores es: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones . . . enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.” (Mat. 28:19, 20; Mar. 1:38; Luc. 4:43) ¿Está usted participando en esta actividad?

Note cómo Jesús relacionó el amor de uno a él con el efectuar la obra ministerial. La ocasión fue una mañana después de su resurrección, y siete de sus discípulos estaban reunidos en la playa del mar de Galilea. Allí Jesús se les apareció y, dirigiéndose al apóstol Pedro, preguntó: “‘Simón hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?’ Le dijo: ‘Sí, Señor, tú sabes que te tengo cariño.’ Le dijo: ‘Apacienta mis corderos.’”—Juan 21:15.

Aunque Jesús preguntó si Pedro le tenía amor [griego, agape, que se refiere a un amor altruista, basado en principios], Pedro contestó diciendo que le tenía cariño a Jesús [griego, filía, que se refiere al fuerte cariño entre amigos íntimos]. Pedro afirmaba tener más que solo amor basado en principios o agape para con Jesús. El afirmaba que estimaba muchísimo a Jesús y que le tenía mayor cariño a él que aun a su propia madre o padre o esposa.

Con el fin de recalcar la importancia de ministrar a otros, Jesús nuevamente le preguntó a Pedro: “‘Simón hijo de Juan, ¿me amas?’ Le dijo: ‘Sí, Señor, tú sabes que te tengo cariño.’ Le dijo: ‘Pastorea mis ovejitas.’” (Juan 21:16) Note que Jesús nuevamente usó agape cuando le preguntó a Pedro si lo amaba, mientras que Pedro recalcó que él le tenía filía o cariño intenso a Jesús. Si realmente era cierto que Pedro reservaba un lugar tan especial en su corazón para él, Jesús dijo que lo probara ministrando a otros.

Note la manera en que, por tercera vez, Jesús se dirige a Pedro. Esta vez él, también, usa el término íntimo filía, preguntando: “¿Me tienes cariño?” Y nuevamente Pedro responde, muy contristado ahora porque Jesús pusiera tan persistentemente en tela de juicio su amor: “Señor, tú sabes todas las cosas; tú bien sabes que te tengo cariño.” Si verdaderamente tienes un lugar tan afectuoso en tu corazón para mí, Jesús contestó, “apacienta mis ovejitas.”—Juan 21:17.

¡Cuán evidente es que Jesús quiere que sus seguidores alimenten a sus ovejas... que sirvan a otros! ¿Ha estado usted haciendo eso? ¿Muestra su manera de proceder que usted verdaderamente ama a Jesús, que lo estima en su corazón, y que, junto con él, usted ama a Jehová Dios sobre todos los demás? Si en la actualidad usted no está equipado para obedecer el mandato de Jesús de predicar a otros, los testigos de Jehová con gusto le ayudarán a capacitarse. Acepte su invitación para un estudio bíblico gratis en su propio hogar, donde usted recibirá instrucción práctica sobre cómo explicar verdades bíblicas preciosas a otros.

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