“En todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas”
“Ustedes . . . tendrán que estar de pie ante gobernadores y reyes por mi causa, para testimonio a ellos. También, en todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas.”—Marcos 13:9, 10.
1. ¿En qué condición hubieran quedado los pueblos de las naciones sin la predicación de las “buenas nuevas,” y por qué?
NINGUNA nación de este siglo veinte ha podido impedir que se proclamen las “buenas nuevas” dentro de sus fronteras. Ante el amenazador fin calamitoso de todas las naciones del mundo las buenas nuevas han tenido que predicarse en todas las naciones antes de que venga su fin. Las buenas nuevas han sido un consuelo que ha necesitado mucho la gente de toda raza y nacionalidad. El no predicar las buenas nuevas habría dejado a toda la gente desesperanzada en medio de esta angustia mundial que ahora se acerca a su clímax catastrófico. El profeta infalible que predijo la predicación primero de las buenas nuevas entre todas las naciones debe haber previsto la necesidad de que tales buenas nuevas se predicaran en este siglo, el más violento de toda la historia humana.
2. ¿Por qué han seguido siendo nuevas hasta ahora las buenas nuevas que dio quien dijo la profecía?
2 El mismísimo orador de esta profecía ahora probada por el tiempo dio las buenas nuevas que habrían de predicarse. Él sabía cuáles serían las únicas buenas nuevas dignas de publicarse en el tiempo crucial al cual señaló, diecinueve siglos en el futuro. El llevarse a cabo realmente su profecía prueba que él no fue un hombre común. Él no fue un publicador y propietario de un periódico. No fue editor de algún periódico diario que tuviera mayor circulación que cualesquiera de los periódicos metropolitanos importantes. El hecho es que nunca escribió un libro, folleto o tratado. Ni siquiera escribió un capítulo del libro que es el libro que se distribuye y se traduce más extensamente en la Tierra, la Sagrada Biblia. No obstante, las buenas nuevas que él dio hace tanto tiempo han seguido siendo buenas nuevas y hoy en día están proclamándose en todas las naciones. Parece casi increíble, y no obstante realmente es creíble, porque este hombre extraordinario fue Jesucristo, a quien sus seguidores más allegados probaron fuera de toda duda que era “el hijo de Dios.”
3. En el monte de los Olivos, ¿por qué Pedro, Andrés, Santiago y Juan le hicieron una pregunta a Jesús?
3 En una ocasión estuvo hablando acerca de una ciudad que ha estado mucho en las noticias mundiales particularmente desde junio del año 1967... Jerusalén. Al este de Jerusalén el monte desde el cual dio su profecía acerca de las “buenas nuevas” todavía subsiste... el monte de los Olivos. El glorioso templo que edificó el rey Herodes el Grande ya no se encuentra en Jerusalén, pero su ausencia hasta este día solo es una confirmación adicional de la exactitud de su profecía. Cuatro de sus seguidores más allegados, a saber, los apóstoles Pedro y Andrés, Santiago y Juan, estaban con él en el monte de los Olivos, disfrutando de una vista agradable de la hermosa ciudad de Jerusalén y su templo. Si usted le hubiera oído decir lo que ellos le habían oído decir más temprano ese día, usted también le habría hecho una pregunta.
4, 5. (a) ¿Sobre qué cosas impresionantes había comentado uno de los apóstoles con Jesús? (b) ¿Por qué la respuesta de Jesús a este apóstol observante sin duda fue sorprendente?
4 Los viajeros internacionales en giras de visitar puntos de interés todavía afluyen al lugar donde estuvo ese templo hasta el año 70 E.C. Pero fue a principios de la primavera del año 33 E.C. cuando Jesucristo y sus apóstoles visitaron ese templo costoso que edificó el rey Herodes de Jerusalén. Al ir saliendo, uno de los apóstoles le dijo a Jesús: “Maestro, ¡mira! ¡qué clase de piedras y qué clase de edificios!”
5 Una persona hubiera pensado que tan magnífica estructura, tan fuerte, subsistiría unos dos mil años, como el templo de Atenea, el Partenón, encima de la Acrópolis de Atenas, Grecia, o como el templo de Karnak en Tebas en el antiguo Egipto. Pero, sin duda sorprendiendo al apóstol observante, Jesucristo contestó: “¿Contemplas estos grandes edificios? De ningún modo se dejará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada.” El historiador Juan Marcos registró esta admirable profecía de Jesucristo, cuando estuvo en Roma, algunos años antes de que se cumpliera la profecía por medio de las legiones romanas en el año 70 E.C. (Mar. 13:1, 2) Tal destrucción de su estimado templo de adoración ciertamente significaría un cambio de cosas para los judíos.
6. (a) Según Juan Marcos, ¿qué pregunta le hicieron los cuatro apóstoles a Jesús? (b) ¿Qué habría hecho a la respuesta profética de Jesús solo asunto de historia antigua para nosotros de hoy día?
6 ¡Qué cambio de cosas había significado para la nación judía la destrucción del templo del rey Salomón en ese mismo lugar en el año 607 a. de la E.C.! Acordándose de esto, los apóstoles Pedro, Andrés, Santiago y Juan hablaron inquiridoramente a Jesucristo al sentarse en el vecino monte de los Olivos teniendo a la vista el templo resplandeciente. Pero dinos, Juan Marcos, qué pregunta le hicieron ellos. Marcos 13:3, 4 informa esta pregunta: “Dinos: ¿Cuándo serán estas cosas, y qué será la señal cuando todas estas cosas están destinadas a alcanzar una conclusión?” Si Jesucristo hubiera circunscrito su descripción de la “señal” para que aplicara solo a la destrucción de la ciudad de Jerusalén de su día, hubiera sido, en su cumplimiento, simplemente asunto de historia antigua, hace casi mil novecientos años, y de muy poco interés para nosotros que vivimos ahora en estos tiempos sumamente dificultosos.
7. (a) Jesús extendió el alcance de su respuesta profética para incluir ¿qué cosa de interés para nosotros hoy en día? (b) ¿Qué significaría esa destrucción concerniente al presente sistema de cosas?
7 Sin embargo, Jesús claramente extendió el alcance de su respuesta profética mucho más allá de la destrucción de Jerusalén en 70 E.C., a saber, tan lejos como hasta lo que fue prefigurado por tal destrucción de Jerusalén y su templo, de modo que debemos estar muy vitalmente interesados hoy en día. Pues bien, ¿qué se prefiguró? Debe ser claro, pues una sombra siempre nos da el contorno de la sustancia que se interpone al rayo de luz. Pues bien, ¿queremos decir que la destrucción de Jerusalén y su templo religioso bosquejó como por medio de una sombra una destrucción venidera sobre la organización y estructura de algún sistema religioso que ahora pretende ser del Dios de Jerusalén? Sí, y los desenvolvimientos mundiales muestran que vendrá en nuestro día. La gente de la cristiandad tiene razón para creer que su organización y estructura religiosas son las señaladas para la destrucción. Pero, horrorizado, posiblemente usted diga a manera de objeción: ‘La destrucción de la cristiandad ¡no significaría otra cosa que el fin del mundo!’ Bueno, usted tiene razón, si por la expresión el “fin del mundo” usted quiere decir la “conclusión del sistema de cosas.”—Mat. 24:3, Val y NM.
8. ¿Dan razón las palabras de Jesús: “Todavía no es el fin,” para no estar preocupados ahora?
8 Pues bien, esto realmente es algo por lo cual nosotros hoy hemos de preocuparnos, puesto que habremos de estar envueltos en ello. Y realmente necesitamos las buenas nuevas acerca de las cuales habló Jesús. Y por eso consideremos su profecía. Hoy millones de personas dudan aun de la existencia histórica de Jesucristo, que realmente vivió y murió en Jerusalén, y por lo tanto tales personas no creerían que habría necesidad alguna de una advertencia de Jesús en contra de Cristos falsos. (Mar. 13:5, 6) Pero si tienen bastante edad para haber vivido años antes de 1914, quizás crean que el siguiente consejo de Jesús fue muy oportuno: “Además, cuando oigan de guerras e informes de guerras, no se aterroricen; estas cosas tienen que suceder, mas todavía no es el fin.” (Mar. 13:7) Sí, pero de las palabras “todavía no” no lleguemos a creer que el “fin” nunca vendrá, ni la destrucción de la cristiandad como se prefiguró por la destrucción de Jerusalén y su templo sagrado.
“SEÑAL” QUE PRECEDE AL FIN
9, 10. (a) ¿Cómo hizo un punto divisorio Jesús en su profecía? (b) ¿Cuál habría de ser el “principio de dolores de aflicción,” y qué requiere la expresión “principio”?
9 Por consiguiente, ¿qué hemos de esperar antes de que llegue ese terrible “fin,” y cuál ha de ser la “señal” que lo precede? Escuche, ahora, lo que Jesús dice enseguida después de haber hecho un punto divisorio en su profecía mencionando “el fin.” Vea si usted puede identificar y determinar en la corriente del tiempo el cumplimiento de lo que ahora dice Jesús:
10 “Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino, habrá terremotos en un lugar tras otro, habrá escaseces de alimento. Estos son principio de dolores de aflicción.” (Mar. 13:8) Un “principio” también sugiere un fin, y este “principio de dolores de aflicción” por lo tanto tiene que preceder de cerca al “fin” acompañado como lo estará de lo que se prefiguró en la terrible destrucción de la antigua Jerusalén y su templo. Siendo ése el caso, ¿ha tenido la humanidad algunos dolores de aflicción como los que describió Jesús y que designó como el “principio” que precede al “fin”? Contestemos honradamente.
11. (a) ¿Qué identifica una persona honrada que es el “principio de dolores de aflicción”? (b) ¿Cuál, entonces, es un tiempo adecuado para buenas nuevas como las que Jesucristo pudo dar? ¿Por qué?
11 Una persona honrada contestará Sí, la humanidad ha tenido tales dolores. La I Guerra Mundial, que comenzó en 1914, fue mayor que todas las guerras juntas de la historia humana previa. Y también hubo serias escaseces de alimento, con millones de muertes, que vinieron con la I Guerra Mundial y después de ella. Sí, también, hubo terremotos notables en un lugar tras otro. Y, no ha de pasarse por alto, hubo pestes, como la influenza española de 1918 después que terminó la I Guerra Mundial, tan solo esta influenza mató a veinte millones de víctimas. El amigo personal de Juan Marcos, el doctor Lucas, menciona la peste en su relato histórico de la profecía de Jesús concerniente al mismo período. Millones de nosotros, personas de mayor edad, recordamos muy bien estas cosas, porque vivimos a través de esos sucesos peligrosos. (Luc. 21:10, 11) ¡Hablar acerca de “dolores de aflicción”! La aflicción que introdujeron esos sucesos que acompañaron y siguieron a la I Guerra Mundial no han cesado hasta este día, ni aun disminuido. Por eso, ¡qué tiempo adecuado es éste para buenas nuevas como las que Jesucristo pudiera darnos!
12. Según lo que dijo Jesús enseguida, ¿cómo les habría de ir a sus seguidores fieles?
12 Sin embargo, según lo que dijo Jesús enseguida en su profecía sus seguidores fieles no iban a disfrutar de cosas fáciles y cómodas desde aun los días de los apóstoles en adelante. Él dijo: “En cuanto a ustedes, cuídense; los entregarán a los tribunales locales, y serán golpeados en las sinagogas y tendrán que estar de pie ante gobernadores y reyes por mi causa, para testimonio a ellos. También, en todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas. Pero cuando van conduciéndolos para entregarlos, no se inquieten de antemano acerca de qué hablar; sino lo que se les dé en aquella hora, eso hablen, porque no son ustedes los que hablan, sino el espíritu santo. Además, el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo, y los hijos se levantarán contra los padres y los harán morir; y ustedes serán objetos de odio de parte de toda la gente por causa de mi nombre. Mas el que haya perseverado hasta el fin es el que será salvo.”—Mar. 13:9-13.
13. (a) ¿A pesar de qué tienen que predicarse las “buenas nuevas”? (b) ¿Sin qué figura clave realmente no puede haber “buenas nuevas” hoy en día?
13 A pesar de toda esta persecución religiosa contra los cristianos verdaderos y apostólicos en medio de la guerra internacional, las escaseces de alimento, los terremotos y las pestes, primero tienen que predicarse las “buenas nuevas” en todas las naciones. Evidentemente la predicación de las buenas nuevas no habría de ocasionar para los cristianos verdaderos, activos, favor general con las naciones y los pueblos. Pero aquí es oportuno preguntar: ¿Precisamente qué son “las buenas nuevas”? La gente del paganismo, del judaísmo, del islamismo y de la cristiandad han tratado de pasar por alto a la persona clave y dejarla fuera como la última esperanza del hombre, pero verdaderamente no puede haber ningunas “buenas nuevas” hoy en día sin que Jesucristo esté incluido en ellas. Es por eso que el historiador Juan Marcos inicia el relato de la vida de Jesús, diciendo: “El principio de las buenas nuevas acerca de Jesucristo.”—Mar. 1:1.
14. ¿Qué dijo Jesús para mostrar su relación inseparable con las “buenas nuevas”?
14 Jesús mismo reconoció su relación inseparable con las “buenas nuevas,” diciendo: “El que pierda su alma por causa de mí y de las buenas nuevas la salvará.” “Nadie ha dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos, por causa de mí y por causa de las buenas nuevas, que no reciba el céntuplo ahora en este período de tiempo, . . . y en el sistema de cosas venidero vida eterna.” “Dondequiera que se prediquen las buenas nuevas en todo el mundo, lo que hizo esta mujer [a mí] también se contará para memoria de ella.”—Mar. 8:35; 10:28-30; 14:9.
15. Según Juan Marcos, ¿qué hizo Jesús mismo acerca de las “buenas nuevas”?
15 Correctamente, entonces, Jesucristo mismo predicó las “buenas nuevas,” porque nadie podría predicarlas mejor que él. (Juan 7:46) Confirmando esto, informa Juan Marcos: “Ahora bien, después que Juan [el Bautista] fue hecho preso, Jesús entró en Galilea, predicando las buenas nuevas de Dios y diciendo: ‘El tiempo señalado se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado. Arrepiéntanse y tengan fe en las buenas nuevas.’”—Mar. 1:14, 15.
16. ¿Cuáles fueron las buenas nuevas en aquel entonces, y por qué fueron ésas buenas nuevas?
16 Ah, las buenas nuevas en aquel entonces eran acerca del reino de Dios, y especialmente en cuanto a que se había acercado. El reino de Dios es una cosa buena, de hecho, la única y mejor cosa para toda la humanidad, y las nuevas de que se ha acercado serían buenas nuevas de la importancia más vital. Se había acercado hace diecinueve siglos porque Jesucristo, a quien Dios había ungido para ser el rey mesiánico del gobierno celestial, había venido a la Tierra como hombre a fin de morir una muerte de mártir por predicar y enseñar ese reino de Dios y al mismo tiempo morir como sacrificio de rescate para toda la humanidad pecaminosa. (Juan 18:36, 37; Mat. 20:28) Pero, ¿qué clase de gobierno será... este reino de Dios con Jesucristo su Hijo como Rey sobre la humanidad?
“EL REINO”
17, 18. (a) ¿Cómo relacionó Jesús el reino de las buenas nuevas con el reino que predijo Daniel? (b) Según Daniel, ¿con qué tenía que venir el reino de Dios, como también predijo Jesús?
17 Ese reino tiene que ser aquel que predijo el profeta Daniel en Babilonia en los siglos siete y seis antes de nuestra era común, porque Jesucristo relacionó su propia profecía dada a sus cuatro apóstoles con la profecía de Daniel, al proseguir diciendo: “Sin embargo, cuando alcancen a ver la cosa repugnante que causa desolación estar en pie donde no debe (use discernimiento el lector), entonces los que estén en Judea echen a huir a las montañas. . . . Sigan orando que no ocurra en tiempo de invierno; porque aquellos días serán días de una tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio de la creación que Dios creó hasta aquel tiempo, y no volverá a suceder. De hecho, a menos que Jehová hubiese acortado los días, ninguna carne se salvaría. Mas por causa de los escogidos que él ha escogido él ha acortado los días.”—Mar. 13:14-20.
18 La “cosa repugnante que causa desolación” es la que se predijo en Daniel 11:31 y 12:11. (Vea Mateo 24:15; Lucas 21:20, 21.) Después de predecir el establecimiento de esta “cosa repugnante que causa desolación,” el profeta Daniel también predice el estallido de esta “tribulación” o “tiempo de angustia” sin paralelo que Jesucristo predijo a sus apóstoles. (Dan. 12:1) De modo que el reino de Dios que Jesús dijo que tenía que predicarse como buenas nuevas tiene que ser el mismo reino de Dios acerca del cual Daniel mismo profetizó antes. Daniel predijo que tendría que venir con un tiempo de dificultad para las naciones del mundo como nunca antes. ¿Qué más pudo haber querido decir Daniel cuando habló de los últimos gobernantes políticos de este mundo inicuo y dijo lo siguiente?
19, 20. (a) ¿Cómo predijo Daniel dificultad para las naciones en el capítulo dos? (b) ¿En el capítulo siete?
19 “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”—Dan. 2:44.
20 “Seguí contemplando en las visiones de la noche, y, ¡pues vea! con las nubes de los cielos sucedía que venía alguien como un hijo del hombre; y al Anciano de Días obtuvo acceso, y lo presentaron cerca, aun delante, de Aquél. Y a él fueron dados gobernación y dignidad y reino, para que los pueblos, grupos nacionales y lenguajes todos le sirvieran aun a él. Su gobernación es una gobernación indefinidamente duradera que no pasará, y su reino uno que no será reducido a ruinas. . . . En cuanto a la cuarta bestia, hay un cuarto reino que llegará a existir en la tierra, que será diferente de todos los otros reinos; y devorará toda la tierra y la hollará y triturará. . . . Y el Tribunal mismo procedió a sentarse, y su propia gobernación finalmente quitaron, para aniquilarlo y destruirlo totalmente. Y el reino y la gobernación y la grandeza de los reinos bajo todos los cielos fueron dados al pueblo que son los santos del Supremo. Su reino es un reino indefinidamente duradero, y todas las gobernaciones servirán y obedecerán aun a ellos.”—Dan. 7:13, 14, 23-27.
21. (a) ¿Vieron los cristianos establecerse el reino de Dios allá en el Oriente Medio en 70 E.C.? (b) ¿Cómo se formó la Antigua Jerusalén del día presente?
21 Este es el reino de Dios, el establecimiento del cual significa las mejores nuevas jamás publicadas a la humanidad. Pero ese reino celestial no se estableció en el año 70 de nuestra era común. En ese año se cumplió la profecía de Jesús concerniente a la destrucción de Jerusalén y de su templo sin dejar una piedra sobre otra que no fuera derribada. Los cristianos judíos no fueron atrapados en esa destrucción, porque ellos habían seguido el consejo de Jesús y habían huido a las montañas fuera de Judea y Jerusalén. Siguieron predicando en todas partes el reino venidero de Dios, porque sabían que no había venido allí en la destrucción de Jerusalén. En vez de que el reino mesiánico de Dios se hubiera establecido allí en Jerusalén en manos del Mesías glorificado, Jesucristo, los romanos vencedores establecieron una ciudad pagana sesenta y un años después (131 E.C.). Le dieron el estado legal de colonia romana y la llamaron Aelia Capitolina. Esa ciudad, con algunas alteraciones, ha subsistido hasta este día.
22. (a) ¿Encajó la destrucción de Jerusalén en 70 E.C. con la profecía de Jesús acerca de la tribulación? (b) ¿Frente a qué reciente tribulación se desvanece en nada la destrucción de Jerusalén?
22 Esa destrucción de Jerusalén y desolación de la provincia de Judea, como predijo Jesucristo y como describió el historiador judío Flavio Josefo, fue un acontecimiento espantoso. Pero no encajó en la descripción de Jesús de “días de una tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio de la creación que Dios creó hasta aquel tiempo, y no volverá a suceder. De hecho, a menos que Jehová hubiese acortado los días ninguna carne se salvaría.” (Mar. 13:19, 20) A modo de comparación con la terrible destrucción en el Oriente Medio en el año 70 E.C., ¿qué hubo en cuanto a la I Guerra Mundial en los años 1914-1918 E.C.? ¿Qué hubo en cuanto a la II Guerra Mundial en los años 1939-1945, que culminó con la explosión de dos bombas atómicas, las primeras que llegaron a usar en la guerra? ¿Qué hay de las posibilidades de tribulación, destrucción y horror de otra guerra mundial, con bombas nucleares llevadas a sus blancos por proyectiles de largo alcance, acompañadas de la mayor hambre del mundo y con una peste esparcida por diseminadores de gérmenes patológicos hechos científicamente y la atmósfera envenenada por artefactos radiológicos? Frente a tales calamidades, la destrucción de Jerusalén en 70 E.C. se desvanece en nada.
23. ¿Cómo mostró Jesús que el gobierno gentil de toda la Tierra no terminaría en 70 E.C. por medio de algún establecimiento del reino de Dios entonces?
23 No, realmente, el gobierno gentil (no judío) de la Tierra no se había propuesto que terminara en el año 70 E.C. por medio de establecer el reino mesiánico de Dios en los cielos. Jesucristo mismo lo dijo. En su mismísima profecía a sus apóstoles, según informa el historiador Dr. Lucas con algunos detalles que no da Juan Marcos, predijo la destrucción de la Jerusalén terrestre y dijo: “Habrá gran necesidad sobre la tierra e ira sobre este pueblo; y caerán a filo de espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será pisoteada por las naciones, hasta que se cumplan los tiempos señalados de las naciones.”—Luc. 21:23, 24.
24. ¿Cuándo comenzaron los Tiempos de los Gentiles, y cuándo habrían de terminar?
24 Los Tiempos de los Gentiles, o “los tiempos señalados de las naciones,” que comenzaron allá en 607 a. de la E.C. en la primera destrucción de Jerusalén y su templo por los babilonios, habrían de continuar después de la segunda destrucción de Jerusalén y su templo en 70 E.C. ¿Hasta cuándo? Otra vez viene a nuestra ayuda la profecía de Daniel, y su capítulo cuatro muestra que estos tiempos señalados de la dominación mundial de los gentiles sin interrupción por el reino mesiánico de Dios habían de durar en conjunto 2.520 años, o hasta 1914 E.C.
LAS BUENAS NUEVAS SERÍAN PREDICADAS... ¿CUANDO?
25. A la luz de lo que Pablo escribió desde Roma a los colosenses, ¿qué diremos acerca de lo que logró la obra de predicación para 70 E.C.?
25 Sírvase notar aquí, por favor, un hecho prominente que apoya esto: La predicación de las buenas nuevas acerca del reino de Dios “primero” y “en todas las naciones” no se logró para el año 70 E.C. Es verdad, la predicación se había esparcido a través del dominio del Imperio Romano. El apóstol Pablo la continuó en Roma, Italia, aunque estuvo preso allí por años. (Hech. 28:16-31) Y desde su prisión escribió a la congregación cristiana en Colosas y dijo: “La declaración de la verdad de esas buenas nuevas que se han presentado a ustedes, así como ellas están llevando fruto y aumentando en todo el mundo tal como lo están haciendo entre ustedes también . . . continúen en la fe, . . . no dejándose mover de la esperanza de esas buenas nuevas que ustedes oyeron, y que se predicaron en toda la creación que está bajo el cielo.” (Col. 1:5, 6, 23) El apóstol Pedro llegó a la antigua Babilonia en Mesopotamia, que entonces estaba fuera del Imperio Romano. (1 Ped. 5:13) Esto fue años antes de que Judea y Jerusalén fueran desoladas en el año 70 E.C.
26. (a) En la visión de Revelación dada al apóstol Juan, ¿cómo se indicó que la obra de predicación no se logró toda en 70 E.C.? (b) ¿Qué se predicó acerca del reino de Dios desde el tiempo del emperador Constantino en adelante?
26 Y no obstante, a pesar de tal diseminación de las “buenas nuevas” aun antes de 70 E.C., al apóstol Juan en una visión que aconteció posiblemente veintiséis años después del destrozo de Jerusalén y su templo se le dijo: “Tienes que profetizar de nuevo respecto de pueblos y naciones y lenguas y muchos reyes.” (Rev. 10:11) Al describir toda la visión, el apóstol Juan habla de la “tribulación grande” como futura aún, también de la destrucción de Babilonia la Grande y la lucha de la “guerra del gran día de Dios el Todopoderoso” en el lugar que se llama Armagedón como todavía futuro de su día. (Rev. 16:13 a 19:21) De ninguna manera, entonces, se cumplió en el primer siglo E.C. la profecía de Jesús acerca de predicar primero las “buenas nuevas” en todas las naciones. Por eso tenía que seguir adelante la predicación del reino de Dios. Desde los días del emperador romano Constantino, en el siglo cuatro, hubo una predicación del reino de Dios como habiéndose establecido debido a que el emperador hizo de la forma contemporizadora del cristianismo de su día la religión del Estado. Llegó a entenderse que el reinado de Cristo por un milenio (mil años) había comenzado y estaba en progreso.
27. (a) La predicación desde los días apostólicos hasta 1914 E.C. trató al reino de Dios desde ¿qué punto de vista? (b) También, aquella predicación del reino de Dios a través de tan largo tiempo, ¿probaría que éste había venido?
27 Bueno, ahora, ¿qué hay de esta predicación del reino de Dios desde aun los días de los apóstoles hasta el fin de los Tiempos de los Gentiles en el año 1914? ¿Fue éste el cumplimiento de las palabras de Jesús: “En todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas”? (Mar. 13:10) Se pensó así hasta principios de este siglo veinte.a Pero note esto: Toda esa predicación del reino de Dios se hizo antes de la terminación de los Tiempos de los Gentiles en 1914 y publicó el reino de Dios como venidero, mediante conversión mundial, como pensaban muchos religiosos de la cristiandad. Pues bien, ¿sería tal predicación que se extendió por largo tiempo, extendiéndose a través de casi diecinueve siglos, en sí alguna prueba o indicación de que el reino de Dios había venido? ¡No! Es verdad que, en su profecía donde predijo la predicación del Reino, dijo Jesús: “En verdad les digo que de ningún modo pasará esta generación [geneá] hasta que acontezcan todas estas cosas. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.” Pero, ¿qué hay acerca de aquella expresión “esta generación”?—Mar. 13:30, 31.
28. (a) ¿Mostraría un tiempo de urgencia la expresión “esta generación” aplicada a la congregación cristiana? (b) ¿Cuál es la generación que se da a entender?
28 Mediante esa expresión Jesús no se estaba refiriendo a la entera iglesia o congregación de sus discípulos fieles, desde el día del Pentecostés de 33 E.C. hasta la glorificación en el cielo del último miembro de la congregación de Cristo. Es verdad, el apóstol Pedro escribió a la congregación cristiana y dijo: “Ustedes son ‘una raza escogida [genos].’” (1 Ped. 2:9) Pero esa raza o generación para ahora sería una raza o generación de más de mil novecientos años de edad. La duración de vida de tal generación no sería un tiempo breve, y por eso no se circunscribiría a un tiempo limitado de urgencia tremenda. Sin embargo, Jesús usó la expresión “esta generación” para señalar un período muy limitado, la duración de vida de miembros de una generación de personas que viven durante el tiempo que acontecen ciertos sucesos trascendentales. Según el Salmo 90:10, esa duración de vida podría ser de setenta años o hasta de ochenta años.
29. ¿Qué debe tener lugar con urgencia durante “esta generación”?
29 En este período comparativamente corto tienen que apiñarse todas las cosas que Jesús profetizó en respuesta a la petición de una “señal cuando todas estas cosas están destinadas a alcanzar una conclusión.” (Mar. 13:4) Debido a ser parte de la “señal,” la predicación de las “buenas nuevas” primero en todas las naciones tiene que ser una predicación especial que se continúa hasta un fin durante la duración de vida de “esta generación.” Por lo tanto, tiene que ser una obra urgente, cuyo hecho es una razón del porqué tiene que hacerse “primero.”
30. (a) ¿Cuándo habría de comenzar la predicación del Reino de Marcos 13:10? (b) ¿Fue acerca del mismo reino acerca del cual predicaron Jesús y sus apóstoles?
30 Para ser parte de la “señal” que se pidió en Marcos 13:4, la predicación en particular de las “buenas nuevas” primero en todas las naciones tendría que venir después de terminarse los Tiempos de los Gentiles a principios del otoño de 1914. Tenía que venir después de comenzar en ese año el “principio de dolores de aflicción.” ¡Cuán urgentemente necesitaría la gente pobre de todas las naciones buenas nuevas entonces bajo esas circunstancias! Las nuevas serían “buenas nuevas” acerca del mismo reino de Dios que Jesús y sus apóstoles predicaron allá en el primer siglo E.C. Ese reino se necesita ahora, desde 1914, más que nunca antes, porque solo hay el único reino de Dios para la paz, seguridad, felicidad y salvación duraderas del mundo de la humanidad. No obstante ahora a la predicación se añadiría mucho más en comparación con las “buenas nuevas” que predicaron Jesús y sus discípulos hace diecinueve siglos. Las buenas nuevas de este día serían más abundantes. ¿Por qué?
31. ¿Por qué habrían de ser más abundantes las “buenas nuevas” predichas en Marcos 13:10?
31 Bueno, piense en todos los cumplimientos de profecía que han tenido lugar en nuestro tiempo. Pues, por décadas antes de 1914, estudiantes de la Biblia asociados con la revista The Watch Tower y con la Sociedad Watch Tower Bible & Tract esperaban que el reino mesiánico de Dios entrara en pleno poder en 1914. ¿Por qué? Porque los Tiempos de los Gentiles, “los tiempos señalados de las naciones,” habrían de terminar en el otoño de ese año, como mostraba el horario de la Biblia. Tal como el comienzo de los Tiempos de los Gentiles en el otoño del año 607 a. de la E.C. señalaron el derrocamiento del reino típico, en miniatura, de Dios en la línea real del rey David entre los judíos o israelitas naturales, así lo inverso o contrario tendría lugar al terminar los Tiempos de los Gentiles 2.520 años más tarde en 1914. ¿Qué? La restauración, el restablecimiento del reino mesiánico de Dios en manos del Heredero Permanente al trono del rey David.
32. ¿Quién es el Heredero Permanente en la línea real de David, y cómo podría serlo hoy en día?
32 ¿Quién es ese Heredero Permanente de la línea real de David? Todos los veintisiete libros de las Santas Escrituras cristianas inspiradas (escritas en griego) aclaman a Jesucristo como ese Heredero Permanente del rey David. (Mat. 1:1-16; Rom. 1:1-3; Rev. 5:5; 22:16) Aunque sacrificó su perfecto cuerpo carnal como rescate de la humanidad moribunda hace diecinueve siglos, todavía retuvo su derecho al trono del rey David cuando el Dios Todopoderoso lo levantó de entre los muertos como una persona espíritu inmortal en gloria celestial y lo llamó de nuevo al cielo. (Sal. 110:1, 2; Hech. 2:34-36) Ahora es una persona espíritu invisible, demasiado glorioso para que lo vean directamente los ojos humanos.—1 Tim. 6:14-16.
33. ¿Desde dónde tiene que gobernar, y en qué etapas?
33 Por consiguiente el gobernar sobre la humanidad tiene que ser invisiblemente, y no en un trono material visible en la Antigua Jerusalén en el Oriente Medio, en el sitio donde solían sentarse los antiguos reyes de la línea real de David. Aquellos reyes terrestres se sentaban en lo que se llamaba “el trono de Jehová.” (1 Cró. 29:23) Pero Jesucristo ahora realmente se sienta en el trono real de Jehová, a la diestra de Jehová, y desde allí en el cielo ahora reina en medio de sus enemigos y reinará por mil años después de la guerra del Armagedón y de atar a Satanás y a sus demonios. (Heb. 1:1-4; 10:12, 13; Rev. 3:21, 7; 5:5) Él es más poderoso que todos los reyes previos de la línea del rey David.
34. (a) ¿Por qué, en 1914, no fue necesario echar a los enemigos de la Antigua Jerusalén en el Oriente Medio? (b) ¿Por qué ha terminado ahora el pisotear, que se menciona en Lucas 21:24?
34 En vista de todo esto, no fue necesario que Jesucristo y sus ángeles celestiales echaran a los turcos no cristianos de Jerusalén y Palestina cuando terminaron los Tiempos de los Gentiles en 1914 y establecieran un trono en la Jerusalén terrestre a fin de comenzar a reinar como el Rey Mesiánico en medio de sus enemigos. Ahora reina en la “ciudad del Dios vivo, . . . Jerusalén celestial,” en el monte Sion celestial. (Heb. 12:22, 23) Ya el reino de la línea real de David no se encuentra en una condición derrumbada; ya no es pisoteado por los gentiles, porque la ubicación de su reino ha sido transferida de la Jerusalén terrestre a la “Jerusalén celestial.” (Eze. 21:25-27; Luc. 21:24) Nunca más las potencias mundiales gentiles pisotearán a ese reino davídico, porque nunca podrán pisotear a la “Jerusalén celestial.” Esta situación ha sido cierta desde que terminaron los Tiempos de los Gentiles en 1914, tiempo en que nació el reino celestial.—Rev. 12:1-5.
[Nota]
a Véase el libro The Battle of Armageddon, publicado por la Sociedad Watch Tower en 1897, páginas 169, 567, 568.