Preguntas de los lectores
● ¿Cuándo recibió Saulo de Tarso el nombre Pablo, y por qué?—D. B., EE. UU.
No podemos ser dogmáticos en cuanto a este asunto, pero parece lógico que ambos nombres, Saulo y Pablo, le fueron dados en la infancia a la persona que más tarde llegó a ser el apóstol Pablo.
Saulo nació de la tribu judía de Benjamín; así como él lo expresó: “hebreo nacido de hebreos.” (Fili. 3:5) Varias posibilidades se han ofrecido en cuanto a por qué sus padres le dieron el nombre Saulo. Pudo haber sido debido a que era el nombre de su padre. (Luc. 1:59) Por otra parte, Saulo era un nombre tradicional de importancia entre los benjaminitas debido a que el primer rey sobre todo Israel, benjaminita, se llamó Saúl, o Saulo. Algunos hasta han sugerido que sus padres le dieron este nombre debido a su significado, “pedido” o “deseado.” Sin importar cuál haya sido la razón por la que se escogió este nombre judío, cuando estuvo entre sus compañeros judíos, y especialmente cuando estuvo estudiando para ser fariseo y viviendo como tal, él usó su nombre hebreo Saulo.—Hech. 22:3.
Puesto que sus padres judíos vivían en la ciudad libre romana de Tarso, es fácil entender que también es posible que le hayan dado a su hijo un nombre romano, Paulo o Pablo, que significa “pequeño.” Algunos de los parientes de Pablo igualmente tenían nombres romanos y griegos. (Rom. 16:7, 21) Además, no era insólito el que los judíos de aquel tiempo, particularmente entre los que vivían fuera de Israel, tuvieran dos nombres. En la Biblia leemos acerca del discípulo Simeón, que también se llamaba Niger, y de Juan, que tenía por sobrenombre Marcos. (Hech. 13:1; 12:12) En el caso de Saulo un nombre romano hubiera sido especialmente adecuado, puesto que nació como ciudadano romano.—Hech. 22:28.
En Hechos 13:9, en el relato acerca del trayecto inicial del primer viaje misional del apóstol, por primera vez en el registro bíblico se le llama Pablo a Saulo. Leemos: “Saulo, que también es Pablo, . . .” Algunos han sugerido que él adoptó entonces este nombre por primera vez en honor del procónsul Sergio Paulo, a quien acababa de predicar, pero no parece que ésta sea la explicación más razonable. (Hech. 13:7) Más bien, si él tenía un nombre romano o gentil, ahora que estaría viajando entre gentiles el apóstol razonablemente lo usaría. Reconociendo que a él se le habían confiado las buenas nuevas para los gentiles o la gente de las naciones, Pablo nunca usó su nombre judío en ninguna de sus cartas. (Gál. 2:7; 1:1) Por consiguiente, hasta Pedro se refirió a su amado coapóstol como Pablo.—2 Ped. 3:15.
● ¿Se puede usar Juan 17:17 para probar que Jesús consideraba inspiradas las Escrituras Hebreas? ¿No se estaba refiriendo a la palabra de Dios que él personalmente dio a los doce apóstoles?—H. J., Dinamarca.
En oración a su Padre, Jesús dijo concerniente a sus discípulos: “Yo les he dado tu palabra.” Más tarde en la misma oración agregó: “Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad.”—Juan 17:14, 17.
Las enseñanzas orales que Jesús dio a sus seguidores no eran sus propios pensamientos, sino que eran de su Dios y Padre. Públicamente confesó esto, diciendo: “No he hablado de mi propio impulso, sino que el Padre mismo que me envió me ha dado mandamiento en cuanto a qué decir y qué hablar.” (Juan 12:49; compare con Juan 3:34; 7:16; 8:28; 14:10.) Por consiguiente, las palabras que personalmente dio a sus seguidores pueden considerarse correctamente como la palabra y la verdad de Dios, pero esto no excluía a las Escrituras Hebreas, sino que las incluía.
A través de su ministerio él citó de las Escrituras Hebreas escritas, desde Génesis hasta Malaquías. (Mat. 19:5; 11:10) Pues, en solo lo que ahora es el capítulo veintidós de Mateo, Jesús citó de cuatro diferentes lugares de las Escrituras Hebreas. (Mat. 22:32, 37, 39, 44) No podemos evitar el hecho de que Jesús consideró que las Escrituras Hebreas eran inspiradas.
Por varias razones se puede ver que lo que está registrado en los libros de las Escrituras Hebreas es la Palabra inspirada de Dios. Una razón es que, contrario a la naturaleza humana, la materia se le atribuye, no al profeta o al escritor, sino a Dios. Con referencia a la promesa de Jehová a Abrahán acerca de su descendencia, leemos: “Vino la palabra de Jehová a Abrán.” (Gén. 15:1) Repetidas veces leemos que los mensajes son la palabra de Jehová. (2 Sam. 24:11; Eze. 1:3) El versículo de apertura de la profecía de Malaquías, de la que citó Jesús, dice: “Una declaración formal: La palabra de Jehová acerca de Israel por medio de Malaquías.”—Mal. 1:1.
Debido a que aquellas partes de las Escrituras Hebreas que citó Jesús eran la verdad infalible de la palabra de Dios, entonces todo el volumen de las Escrituras Hebreas inspiradas igualmente tiene que ser, como dijo Jesús en Juan 17:17, “la verdad.” Por eso, aunque Jesús incluyó sus enseñanzas orales que ahora están registradas en las Escrituras Griegas cuando dijo: “Tu palabra es la verdad,” inevitablemente abarcó las Escrituras Hebreas como la Palabra de Dios, mediante la cual sus discípulos tienen que ser santificados.
● Ya tengo unos meses de estar leyendo La Atalaya, y apreciaría recibir consejo de ustedes. Recientemente inicié un juicio de divorcio que a mi parecer tiene base que está en armonía con la Biblia. ¿Es bíblicamente incorrecto el que yo tenga citas con una persona del sexo opuesto que no es mi ex-cónyuge o busque las atenciones de la misma antes de que el divorcio entre en vigor?—EE. UU.
Primero sería bueno entender claramente lo que dice la Biblia acerca del divorcio. Según la Palabra de Dios, el adulterio de parte del cónyuge de uno es la única base para el divorcio que lo libra a uno para casarse de nuevo. (Mat. 19:9) Jesús no dijo que uno podía divorciarse de su cónyuge si tenía ‘fuertes sospechas’ de que se había cometido adulterio. Tiene que haber evidencia verdadera del adulterio, como la confesión del cónyuge, o prueba de que el cónyuge pasó toda la noche con una persona del sexo opuesto en medio de circunstancias inapropiadas.—Pro. 5:8-11.
Un divorcio legal que se haya obtenido sin prueba de adulterio quizás ponga fin legalmente a un matrimonio, pero a la vista de Dios no deja a uno libre para volverse a casar. (Mar. 10:9) Si uno consiguiera un divorcio legal sin prueba de adulterio de parte del cónyuge, el volverse a casar equivaldría a adulterio a los ojos de Jehová. Leemos: “Cualquiera que se divorcie de su esposa [sin evidencia de adulterio] y se case con otra comete adulterio contra ella, y si alguna vez una mujer, después de divorciarse de su esposo, se casa con otro, ella comete adulterio.”—Mar. 10:11, 12; compare con Mateo 19:9.
Ahora bien, supóngase que uno realmente tuviera base bíblica para el divorcio legal que se está procurando, aún no puede tener citas ni cortejar a otra persona si el divorcio no ha entrado en vigor. Aún está casado. Las leyes sobre el divorcio difieren de lugar en lugar. En algunos países y estados las partes de un juicio de divorcio quedan libres completa y legalmente inmediatamente. En otros lugares el divorcio no entra en vigor hasta después de seis meses. En todavía otros lugares, el divorcio no llega a ser definitivo hasta después de un período largo, como de un año, después de concederse una sentencia temporal o interlocutoria.
Concerniente a este último tipo en cierto estado, dice un código: “La sentencia interlocutoria se registra después del juicio si el tribunal decide que debe concederse el divorcio. . . . Esta subsiste por un año, durante el cual tiempo las partes todavía son esposo y esposa. . . . El fallo definitivo restaura a las partes a la condición de personas solteras.” De modo que se permite un período de tiempo a fin de que se logre una reconciliación, si eso es posible. Si falla eso, las partes llegan a estar legalmente libres solo después de haberse registrado la sentencia definitiva.
En el caso acerca del cual surgió la pregunta, el divorcio no ha llegado a entrar en vigor, de modo que ambas partes todavía están legalmente casadas, y el tribunal está concediendo tiempo para ver si se pueden reconciliar. Por eso debe ser obvio que una persona que esté en tal situación no está libre para actuar como si fuese una persona soltera que estuviera libre para cortejar a otra persona y casarse con ella. El hacerlo solo significaría cortejar dificultades, tanto legal como bíblicamente. (Heb. 13:4) Solo después que un divorcio entre definitivamente en vigor, y se registre una sentencia definitiva, si eso es preciso de acuerdo con la ley, estará en libertad la persona para actuar como persona soltera y estará libre para volverse a casar.
La persona que esté en estas circunstancias y que se interese en hacer lo que ha de recibir la aprobación de Dios haría bien en notar lo que Jehová ha aconsejado acerca del matrimonio, en caso de que quiera volver a casarse después que se termine legal y bíblicamente el matrimonio actual. Dios mandó a sus siervos que no accedieran a un matrimonio entre un adorador verdadero y uno que no adorara a Jehová según la verdad de su Palabra. (Deu. 7:3; Neh. 10:30) El casarse con un incrédulo puede resultar en la desaprobación de Dios, como sucedió con el rey Salomón de Israel. (1 Rey. 11:4, 9) La Palabra de Dios dice que los cristianos verdaderos pueden casarse, “pero en el Señor,” o solo con otros cristianos verdaderos. (1 Cor. 7:39) Aunque eso limita la asociación del que piensa casarse, esto puede resultar en el bien eterno de uno al ayudarle a uno a asegurarse de un lugar en el paraíso que pronto establecerá Dios en la Tierra.
Al continuar estudiando la Biblia y las publicaciones bíblicas uno puede aprender cuál es la voluntad de Jehová y la manera en que uno puede servirle aceptablemente en compañía de sus Testigos. Actualmente, la persona que hizo la pregunta todavía está casada y debe resistir cualesquier tentaciones a desarrollar afectos emocionales hacia alguna persona soltera. Y si después que el divorcio entre en vigor se interesa en volver a casarse, debe estar segura de buscar un cónyuge que sirva fielmente a Jehová. Tal derrotero recibirá la bendición del cielo.—Pro. 10:22.