¿Qué clase de futuro puede darle usted a su hijo?
LOS padres quieren lo mejor para sus hijos... un futuro verdaderamente agradable. Y con frecuencia se observa que trabajan duro para proporcionarles una vida cómoda. No obstante, a pesar de tales esfuerzos, los jovencitos con frecuencia muestran falta de respeto. En el hogar a menudo les responden insolentemente a sus padres; en la escuela se meten en dificultades; y pronto están en algún problema con la policía. Viven para “divertirse.” Con frecuencia su principal interés es el satisfacer su apetito de “placeres” o “emociones.” Un aterrador número está haciendo esto por medio de experimentar con el sexo, con usar marihuana, LSD, y drogas aun más potentes.
En junio del año pasado muchos padres se escandalizaron por un informe de la Comisión del Presidente sobre el Crimen, que calculó que el 40 por ciento de los niños varones que viven en los Estados Unidos serán arrestados algún día en su vida por un delito que no será de tránsito. “Para los muchachos que viven en las ciudades,” informó la Comisión, “la cifra es de más o menos el 60 por ciento.” ¡El número de niños que se hacen delincuentes verdaderamente es asombroso! ¡Tan solo en los Estados Unidos, más de dos y medio millones de jovencitos del grupo de diez a diecisiete años ya tienen antecedentes penales!
Aunque los muchachos son los principales delincuentes, muchas muchachas también están abandonando toda restricción moral. Esto particularmente es evidente en su promiscuidad sexual. Muchachas adolescentes en los Estados Unidos constituyen el principal factor en aproximadamente 100.000 nacimientos ilegítimos al año. ¡Y algunos expertos calculan que por lo menos dos de cada cinco novias adolescentes, quizás una de cada dos, están encintas el día de su boda! ¡Cuántos jóvenes han arruinado su futuro!
No obstante, por lo general los padres se sorprenden cuando se enteran de las actividades criminales o inmorales de sus hijos. Un prominente jurisconsulto de la ciudad de Nueva York hizo notar lo siguiente: “Cuántos padres me han abordado, después que he sentenciado a sus hijos a la prisión, y me han preguntado: ‘Señor juez, ¿en qué me equivoqué? Me sacrifiqué por él, le proporcioné una vida buena, le costeé la escuela . . . ’”
¿QUÉ PASA?
Por lo general la dificultad no estriba en lo que hicieron estos padres, sino, más bien, en lo que no hicieron. El Dr. Benjamín B. Wolman, profesor de psicología de la Universidad de Long Island, recientemente dio énfasis a este fracaso de muchos padres del día moderno. Dijo: “Estoy cansado de gente acaudalada que da autos a sus hijos, pero no les dan valores morales, que me vienen a ver y dicen que no saben qué les pasa a sus jovencitos. Lo que pasa es que los padres están llevando vidas huecas, vacías, someras y no les están dando a sus hijos nada de lo cual asirse. . . . La abdicación de los padres parece ser general.”—Times de Nueva York del 19 de octubre de 1967.
Si los hijos han de disfrutar de un futuro feliz es preciso que se les inculque un conjunto de valores apropiados, de profundas convicciones espirituales, y algo que valga la pena para lo cual vivir y trabajar. Es un trágico concepto erróneo de muchos padres de hoy el creer que con simplemente dar a sus jovencitos comodidades materiales costosas se les preparará para un futuro agradable. Es verdad que es necesario proveer las necesidades materiales, y es una responsabilidad que el Dios Todopoderoso impone sobre los padres; no obstante, esto es solo parte de la responsabilidad del padre o de la madre.—1 Tim. 5:8.
ES VITAL LA INSTRUCCIÓN APROPIADA
Sea que los padres lo aprecien o no, el proveerle instrucción sana a un niño es tan importante para su futuro como el suministrarle alimento físico y otras cosas materiales esenciales. Esto se debe a que tal instrucción ayudará al jovencito a formar valores y convicciones de los cuales pueda asirse, y que lo sostendrán en un derrotero apropiado a medida que crezca. Por lo tanto, sabiamente el proverbio bíblico inspirado insta a los padres a hacer esto: “Entrena al muchacho conforme al camino para él; aun cuando se haga viejo no se desviará de él.”—Pro. 22:6.
Pero, ¿qué instrucción es vital que usted le dé a su hijo? ¿Qué consejo lo colocará a él en el camino a la felicidad futura? ¿Basta con enseñarle a su hijo un aprecio a la buena literatura y a las cosas hermosas? ¿Basta con cultivar en él modales por excelencia y hábitos apropiados, como el ser nítido, ordenado, puntual, etc.? Aunque esto es importante, no basta.
Muy a menudo se ha ilustrado esto en años recientes. Muchos padres que han inculcado estas cosas en sus hijos han recibido la sacudida de enterarse de que sus jovencitos se han envuelto en el uso de drogas, u otras actividades criminales. O se han horrorizado al descubrir que sus hijas habían llegado a estar encintas como resultado de relaciones sexuales ilícitas. Obviamente algo vital faltaba en la enseñanza que estos padres habían dado a sus hijos.
La dificultad estribó en que no les proveyeron algo verdaderamente sólido a lo cual asirse. No les dieron dirección moral apropiada. Tampoco inculcaron en ellos un amor a Dios, y un amor a la verdad y la justicia. Si usted desea asegurarle un futuro feliz a su hijo, esta instrucción vital no puede desatenderse.
Note cómo la Palabra de Dios, la Biblia, da énfasis a la importancia de impartir valores espirituales y dirección moral a los hijos, diciendo: “Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y toda tu alma y toda tu fuerza vital. Y estas palabras que te estoy mandando hoy tienen que resultar estar sobre tu corazón; y tienes que inculcarlas en tu hijo y hablar de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino y cuando te acuestes y cuando te levantes.”—Deu. 6:5-7.
¿Cuáles son “estas palabras” que se instó al pueblo de Dios a enseñar a sus hijos? Ante todo, que tenían que amar a su Creador, Jehová. Pero “estas palabras” también incluían los mandamientos que el profeta Moisés acababa de reiterar, a saber, que uno no debe dar falso testimonio, que no debe hurtar, que no debe asesinar, que no debe cometer adulterio, etc. (Deu. 5:6-21) Los padres tenían que enseñar a sus jovencitos que éstas son leyes de Dios, y que su mismísima vida y felicidad dependían de obedecerlas.
Es instrucción semejante a ésta la que es necesario que los padres cristianos suministren a sus hijos hoy día si quieren asegurarles un futuro feliz. (Mat. 22:37; 1 Cor. 6:9, 10; Rev. 21:8) Como padre o como madre, usted tiene que impartirle a su hijo un amor a la verdad y a la justicia, e inculcar en él valores espirituales y una fe firme en su magnífico Creador. Y note cuán regularmente debe darse esta instrucción... ‘cuando se siente en la casa, cuando ande por el camino, y cuando se acueste y cuando se levante.’ En otras palabras, a todo tiempo debe tener presente el edificar cualidades piadosas en su prole.
SE NECESITA DISCIPLINA AMOROSA
A fin de guardar eficazmente el futuro de su hijo, este programa de instrucción también tiene que incluir disciplina amorosa. El entrenar a un hijo conforme al camino para él implica más que el simplemente decirle al niño cuál es el camino correcto. Él tiene que ser moldeado o impulsado para que realmente siga tras el derrotero apropiado. Esto requiere, no solo repetición frecuente de la instrucción, sino también corrección, y aun, a veces, castigos por la desobediencia.
Los hijos naturalmente no se inclinan a hacer lo correcto. Es como dice el proverbio bíblico inspirado: “La tontedad está atada con el corazón del muchacho; la vara de la disciplina es lo que la alejará de él.” (Pro. 22:15) Es completamente equivocada la creencia de que a los hijos se les debe dejar hacer lo que les agrade, sin restricción alguna. Por lo tanto, el padre o la madre que verdaderamente se interesa en el futuro de su hijo obrará en armonía con la recomendación inspirada de Proverbios 29:15: “La vara y la censura son lo que da sabiduría; pero el muchacho que se deja a rienda suelta le estará causando vergüenza a su madre.”
Realmente, el administrar censura es prueba de que un padre o una madre ama a su hijo y quiere un futuro feliz para él, como aclara la Palabra de Dios: “El que retiene su vara odia a su hijo, pero el que lo ama es el que de veras lo busca con disciplina.” (Pro. 13:24) El padre amoroso o la madre amorosa desean ver que su hijo haga lo correcto, y por eso dan los pasos necesarios para dirigir a su hijo en el camino correcto. La disciplina apropiada invariablemente es provechosa, como explica la Biblia: “A los que han sido entrenados por ella, da fruto pacífico, a saber, justicia.”—Heb. 12:11.
Contrario a la opinión popular, los hijos aprecian que los padres les den instrucciones e impongan restricciones razonables a sus actividades. Quizás algunos de ellos se quejen a veces, pero aprenden a amar y a respetar a los padres que muestran un interés genuino en su bienestar. En lo profundo de su corazón desean reglas que gobiernen sus actividades. Porque entonces saben lo que pueden hacer y lo que no pueden hacer, y esto los exonera de lo que a menudo son decisiones difíciles. Un adolescente cuyos padres le impusieron un conjunto de instrucciones dijo: “Esto ha quitado de mi mente una tremenda carga.”
Aunque quizás parezca raro, los jóvenes modernos a veces anhelan instrucciones más estrictas. Por ejemplo, un grupo de estudiantes de secundaria en Nueva Jersey se opuso a una regla que sus padres les impusieron, a saber: “Horas razonables para comenzar y terminar las fiestas.” Los estudiantes unánimemente concordaron en que eso era demasiado indefinido. “Nuestros padres,” dijo un joven, “deben darnos a saber exactamente a qué hora debemos regresar a casa.”
Los padres consentidores que dan rienda suelta a su jovencito, creyendo que están mostrando bondad y que se ganarán su amistad, se equivocan tristemente. Es probable que su hijo se vuelva contra ellos con cólera o con odio, como lo hizo una joven, después de finalmente confesar que estaba encinta: “¿Por qué no me detuvieron? Ustedes sabían lo que pasaba. Ustedes me permitían quedarme en la casa de Jaimito cuando no estaban su madre y su padre. Simplemente no les importaba lo que yo hiciera.” Si a usted le importa el futuro de su hijo, usted administrará disciplina amorosa.
PROTECCIÓN DEL VENENO MORAL
Un rasgo prominente de la disciplina debe dirigirse hacia el guardar a su hijo del diluvio actual de veneno moral. Si ha de proteger el futuro de él, no puede darse el lujo de dejar que la mente de él se llene de sexo, violencia e inmoralidad revestidos de encanto en la literatura moderna y por radio y TV. Usted debe adoptar medidas protectoras, así como lo hace para salvaguardar la salud física de su hijo.—Efe. 5:3-5.
Por ejemplo, si usted dejara que se acumulara la mugre en sus trastos y cubiertos, se multiplicarían los microbios, y fácilmente un niño se podría enfermar si se le permitiera que usara estas cosas para comer. De modo que usted tiene cuidado de mantener limpios sus platos y cubiertos, ¿no es verdad? Bueno, la información contaminada puede tener un efecto igualmente malo. Puede enfermar la mente de un niño e influir en él para que vaya por un derrotero de crimen e inmoralidad que puede arruinar su futuro. No obstante, hoy día los padres consentidores comúnmente permiten que sus hijos devoren podredumbre moral, como hizo notar un jefe de policía de Texas: “Tenemos cuidado de ver que los cubiertos y los vasos estén esterilizados, pero dejamos que las mentes de ellos se alimenten de basura.”
Aunque otros padres permitan que sus jovencitos consuman esta dieta sucia, usted no tiene que hacerlo. (Fili. 4:8) Además, usted necesita proteger a sus hijos de la asociación con tales jóvenes mundanos. (1 Cor. 15:33) Una manera eficaz es el ser un compañero frecuente de su hijo, participando regularmente con él en la diversión y el trabajo.
ESTUDIO BÍBLICO REGULAR
Como parte de su programa de actividades, muchas familias cristianas apartan una hora definida cada semana y se reúnen para estudio bíblico. El padre apropiadamente lleva la delantera, cumpliendo así su obligación bíblica de ‘seguir criando a sus hijos en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová.’ (Efe. 6:4) La familia considera, no solo los principios bíblicos que gobiernan el comportamiento moral apropiado, sino también enseñanzas bíblicas que tienen que ver con Jehová Dios y sus maravillosos propósitos para bendecir a la humanidad obediente. Esto edifica la fe y anima a los jóvenes a querer servir y obedecer a Dios.
Los hijos llegan a comprender que estamos viviendo en la conclusión de este sistema de cosas... que la deterioración de la moralidad y el rechazar las normas de justicia de Dios son prueba de este mismísimo hecho. (2 Tim. 3:1-5; Mat. 24:3-21) Y disciernen que el propósito de Dios es introducir personas de disposición a la justicia en Su maravilloso nuevo sistema de cosas, donde todos disfrutarán de salud perfecta y de vida eterna. ¡Qué glorioso futuro por el cual vivir!—2 Ped. 3:13; Rev. 21:3, 4.
Por supuesto, para instruir eficazmente a su hijo en estas cosas, usted mismo tiene que conocer la Palabra de Dios, y tener una fe firme en Jehová Dios y en sus promesas. A los testigos de Jehová les dará gusto ayudarle a usted a edificar esta fe firme por medio del conocimiento de la Biblia. Si usted los invita ellos conducirán un estudio bíblico con usted en su propio hogar gratuitamente. Este estudio le ayudará a usted a llevar a cabo su responsabilidad bíblica de ‘seguir criando a sus hijos en la disciplina y consejo autoritativo de Jehová.’ Solo así puede asegurarle a su hijo un futuro duradero y feliz.—Efe. 6:4.