Siga mirando adelante
EL CONDUCTOR prudente de un automóvil da vistazos frecuentes a su espejo de retrovisión. Lo hace especialmente cuando quiere cambiar de una zona de tránsito a otra, salirse hacia un camino secundario o detenerse. Pero, ¿fija su atención en ese espejo de retrovisión? ¡De ninguna manera! Sus ojos, su atención, están fijos principalmente en el camino que está delante.
El modelo establecido por el conductor prudente de automóvil es uno que todos podemos seguir con provecho. Particularmente sería bueno tener presente este consejo cuando descubrimos que persistimos en pensar en las cosas negativas del pasado. Nos puede ser provechoso mirar retrospectivamente de vez en cuando. Pero no debemos pensar largamente en estas cosas de tal modo que dejemos que eclipsen lo que hay en el futuro.
Por ejemplo, es posible que usted haya perdido su casa debido a algún desastre, como un incendio, una inundación o un huracán. O es posible que haya perdido todos sus ahorros debido a una quiebra financiera, o quizás una persona amada haya muerto súbitamente. No hay provecho, sino solo tristeza, en hablar o pensar largamente sobre esas desgracias. Quizás ahora pueda discernir cómo se pudiera haber evitado una calamidad, pero eso no es razón para que usted se atormente pensando en ello de continuo, como si pudiera expiar su error haciéndose desdichado. Si es posible, saque provecho de las experiencias malas del pasado. Que sirvan para proporcionarle mejor discernimiento, para ejercer mayor cuidado. Pero entonces disfrute de las bendiciones presentes que son suyas.
Las Escrituras Hebreas nos dicen de personas que cometieron el error de pensar de continuo en las calamidades del pasado. Por ejemplo, algunos judíos que regresaron del destierro en Babilonia con regularidad observaban ciertos ayunos autoimpuestos, evidentemente lamentándose por las calamidades que ellos y su país habían sufrido a manos de los babilonios. Pero Jehová Dios, mediante su profeta Zacarías, censuró a estos hombres por hacer eso. Se les dijo que miraran adelante a los gozos y la prosperidad que habrían de venir, cuando “las plazas públicas de la ciudad mismas estarán llenas de niños y niñas que jugarán en sus plazas públicas.”—Zac. 7:1-8:15.
Es posible que también haya esta tendencia dañina de mirar retrospectivamente en vez de hacia adelante cuando alguien nos ha ofendido, quizás habiéndonos herido profundamente de alguna manera. ¿Es prudente seguir mirando retrospectivamente a este incidente y hacernos desdichados a causa de ello? ¡De ninguna manera! Más bien, lo bondadoso y lo prudente es perdonar y olvidar. Espere con placer mejores relaciones con esa persona. Usted se sentirá mejor a causa de ello, y a la otra persona, también, le será de provecho.
Jehová Dios ciertamente ha puesto un excelente ejemplo en relación con esto. La Biblia nos dice que “tan lejos como está el naciente del poniente, así de lejos ha puesto [él] de nosotros nuestras transgresiones.” El no sigue mirando retrospectivamente a éstas; tampoco debemos nosotros seguir mirando retrospectivamente a las transgresiones que otros han cometido contra nosotros.—Sal. 103:12; Efe. 4:32.
Se pudiera decir que el consejo de seguir mirando adelante tiene aplicación particular a todos los que han comenzado a seguir los pasos de Jesucristo. Como advirtió Jesús: “Nadie que ha puesto la mano en el arado y mira a las cosas atrás es muy apto para el reino de Dios.” Cualquiera que mirara con anhelo a las cosas que están atrás, a las que renunció para ser seguidor de Jesucristo, indicaría que le pesa haberse hecho seguidor de Cristo. Ciertamente tal persona no sería material apto para el reino de Dios.—Luc. 9:62.
El apóstol Pablo nos puso un excelente ejemplo de mirar adelante. Después de hablar acerca de sus privilegios y credenciales como parte del sistema de cosas judío, sigue diciendo: “Pues, en cuanto a eso, de veras sí considero también que todas las cosas son pérdida a causa del sobresaliente valor del conocimiento de Cristo Jesús mi Señor. Por motivo de él he sufrido la pérdida de todas las cosas y las considero como un montón de basura . . . Olvidando las cosas que quedan atrás y extendiéndome hacia adelante a las cosas más allá, estoy prosiguiendo hacia la meta,” la meta adelante.—Fili. 3:8, 13, 14.
Esto no quiere decir que debemos dar poca importancia a la bendición de los recuerdos. Sin duda el apóstol Pablo, mientras pasaba días, meses y años en prisión en Roma, miraba retrospectivamente con placer a las muchas experiencias gozosas y fructíferas que había tenido al predicar las buenas nuevas del reino de Dios a la gente de las naciones. (2 Tim. 4:7) Y así todos los que han estado sirviendo a Dios por muchos años pueden mirar retrospectivamente con gozo a la manera en que Dios los ha conducido. Pero al mismo tiempo reconocen que los tiempos más benditos todavía están adelante, más allá, cuando se haga la voluntad de Dios en la Tierra como se hace en el cielo y cuando ya no haya más muerte, ni lamento, ni clamor, ni dolor.—Mat. 6:10; Rev. 21:4.
Aunque los cristianos siempre han tenido razón para mirar adelante, hoy existe más razón que nunca; en realidad, hay urgencia en cuanto a ello. Después de hablar a sus discípulos en cuanto a la calamidad que le sobrevendría a Jerusalén en el primer siglo, Jesús dijo: “El que esté sobre la azotea no baje para sacar los efectos de su casa; y el que esté en el campo no vuelva a la casa a tomar su prenda exterior de vestir.” (Mat. 24:17, 18) ¿No es aun más urgente hoy en los “últimos días” del presente sistema de cosas? De importancia semejante es la advertencia que dio Jesús de ‘acordarse de la esposa de Lot.’ A ella se le había advertido que no mirara hacia atrás, pero no hizo caso de aquella advertencia y ello le costó la vida. Sin duda miró atrás con anhelo. ¡No cometa el error que cometió ella!—Luc. 17:32.
Sea sabio, escuche el consejo de la Palabra de Dios, siga mirando adelante. Olvide las cosas del pasado, sean desgracias, errores, daños o cosas materiales en exceso de lo que se necesite. Mientras disfrute de las bendiciones actuales, mire esperanzadamente adelante al futuro, cuando la justicia triunfará, cuando “las cosas anteriores no serán recordadas.”—Isa. 65:17.