Segando espiritualmente lo que hemos sembrado

Para ‘sembrar teniendo en mira el espíritu,’ ¿qué actitud se requiere para con las cosas materiales?

El cristiano que tiene familia debe pensar en proveer las cosas materiales de la vida que se necesitan. El no hacerlo sería negar la fe y lo haría a él peor que una persona sin fe. (1 Tim. 5:8) Sin embargo, él no debe permitirse llegar a estar descontento con lo que tiene ni ser envidioso ni celoso de lo que otros posean. No debe seguir ‘con empeño en pos de’ las cosas materiales. Más bien, demuestra sabiduría si mantiene tales cosas en su lugar correcto ‘buscando primero el reino de Jehová y Su justicia,’ confiando en que las otras cosas necesarias le serán añadidas, como prometió Jesús. (Mat. 6:32, 33) Así puede esperar segar espiritualmente lo que ha sembrado teniendo en mira el espíritu, tal como lo declara el apóstol Pablo en Gálatas 6:8: “El que está sembrando teniendo en mira el espíritu, segará del espíritu vida eterna.”a

¿Por qué les es preciso a los que quieren sembrar y segar espiritualmente guardarse de abrigar deseos sexuales incorrectos?

Hoy de toda dirección las tentaciones a los deseos sexuales incorrectos se apiñan sobre el cristiano y especialmente sobre los adolescentes. Las novelas románticas y las revistas de historietas ilustradas baratas tornan encantadores la fornicación y el adulterio bajo el disfraz de “amor verdadero.” Las películas, de una manera general, complacen el gusto pervertido de la mayoría por causa de las ganancias, y también lo hacen muchos programas de televisión. Además, el habla de los compañeros de uno, en la escuela o en su empleo seglar, a menudo tiende hacia aventuras con el sexo opuesto, verdaderas o imaginarias.—Efe. 5:3, 4.

A menos que el cristiano tenga cuidado, las semillas del deseo incorrecto pueden arraigarse y crecer, con el resultado de tener en mira la carne, lo cual significa enemistad con Dios y pérdida de la vida. (Rom. 8:6-8) Por lo tanto, uno tiene que vigilar estrechamente que su manera de andar no sea como imprudente sino como sabio, especialmente tomando en cuenta los tiempos inicuos en que vivimos.—Efe. 5:15, 16.

¿Por qué tienen que vigilar sus motivos los que quieren sembrar teniendo en mira el espíritu?

Los cristianos verdaderos son personas ocupadas; siempre tienen “mucho que hacer en la obra del Señor.” (1 Cor. 15:58) Invitan a otros a participar con ellos en predicar las buenas nuevas del reino de Dios. Cada vez antes de participar en el ministerio del campo piden la bendición de Jehová sobre su actividad. Pero es posible que tal actividad en sí no sea necesariamente sembrar teniendo en mira el espíritu, porque alguien podría estar haciéndolo con un motivo incorrecto. Si sus acciones son para autojustificación, autoalabanza, o por un espíritu de rivalidad o celos, sus buenas obras no merecerían el galardón prometido, y verían la corrupción de su vida espiritual. Cualquier cosa que hagan tienen que hacerla de toda alma como para Jehová y no para los hombres.—Pro. 14:30; Fili. 2:3; Col. 3:23, 24.

Es por eso que los cristianos no deben hacerse esclavos de cifras ni medir su integridad por medio de tales metas. Eso bien podría resultar en que algunos se jactaran en la carne y que otros se desalentaran. Saben que la viuda que se menciona en Lucas 21:1-4 que dio unas cuantas moneditas de poco valor recibió aprobación porque dio ‘todo lo que tenía.’ Y por eso tienen presentes los propósitos que cumple su ministerio: Honrar el nombre de Jehová; ayudar a los amadores de la verdad y la justicia a entrar en el camino a la vida; amonestar a los inicuos, y probar su propia integridad y obtener el galardón de la vida.—1 Tim. 4:16.

¿De qué escollos tiene que guardarse uno a fin de seguir sembrando teniendo en mira el espíritu?

Entre los escollos de los cuales los ministros cristianos maduros tienen que guardarse si quieren sembrar teniendo en mira el espíritu y segar vida eterna del espíritu están éstos: La tendencia de considerar uno a sus hermanos según la carne y quizás hasta abrigar resentimiento a causa de algún desacuerdo. El sentir envidia si uno ha sido pasado por alto a favor de otra persona tocante a avanzar en la congregación. El resentirse por la corrección, el consejo y el estímulo dados por un compañero cristiano maduro. La tendencia de la carne a cansarse al hacer el bien; el dejar uno que su celo se ponga tibio en vez de permanecer ardiente.—Rev. 3:16.

Estas palabras que se hallan en Hebreos 6:11, 12 animan a todos a sembrar de la manera correcta, teniendo en mira el espíritu: “Pero deseamos que cada uno de ustedes muestre la misma diligencia a fin de tener la plena seguridad de la esperanza hasta el fin, para que no se hagan indolentes, sino que sean imitadores de los que por medio de fe y paciencia heredan las promesas.”

[Nota]