“Suministren a su . . . conocimiento gobierno de sí mismos”
“Por esta misma razón, contribuyendo ustedes en respuesta todo esfuerzo solícito, suministren a su fe virtud, a su virtud, conocimiento, a su conocimiento gobierno de sí mismos.”—2 Ped. 1:5, 6.
1, 2. (a) ¿Por qué es tan apropiada la exhortación de Pedro de que suministremos a nuestro conocimiento gobierno de nosotros mismos? (b) ¿Por qué el ejercer gobierno de uno mismo no es cosa que se logre con facilidad?
LA Palabra de Dios pone gran énfasis en que adquiramos el conocimiento que contiene. Tal conocimiento es indispensable para que consigamos vida eterna, tal como dijo Jesús: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.” (Juan 17:3) Pero como acabamos de ver, el conocimiento sin el gobierno de nosotros mismos no nos conseguirá la vida, y por eso muy apropiadamente el apóstol Pedro nos da el siguiente consejo: “Por esta misma razón, contribuyendo ustedes en respuesta todo esfuerzo solícito, suministren a su fe virtud, a su virtud conocimiento, a su conocimiento gobierno de sí mismos.”—2 Ped. 1:5, 6.
2 Es grande el valor y grande la necesidad de ejercer gobierno de uno mismo, pero pudiera decirse que es igual de grande el esfuerzo que se requiere para lograrlo. ¿Por qué? ¿Por qué será que hasta los cristianos maduros siempre tienen que mantenerse alerta para ‘seguir andando de una manera digna de Dios,’ aunque se reconoce que se requiere un esfuerzo mayor de parte de algunos que de parte de otros? (1 Tes. 2:12) Porque, en medio de las condiciones actuales, el adherirse al derrotero de rectitud es exactamente lo contrario de proceder de la manera que requiere el menor esfuerzo, un proceder que, a su vez, se debe a los tres enemigos que nosotros como cristianos tenemos en contra de nosotros: la carne, el mundo y el Diablo.
3. ¿Qué enemigo dentro de nosotros hace difícil el gobierno de nosotros mismos, según se deja ver por qué testimonio bíblico?
3 Ante todo hay las degeneradas tendencias de la carne caída que hemos heredado. Sí, tal como hemos heredado diversas enfermedades físicas de nuestros antepasados, así también hemos heredado debilidades morales o defectos de personalidad. No podemos eludirlo: “Los padres fueron los que comieron el agraz, pero fueron los dientes de los hijos los que tuvieron dentera.” Como Jehová mismo dijo acerca de la humanidad inmediatamente después del Diluvio: “La inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud.” Y parece que mientras más talentosa o enérgica es la personalidad, más dificultad tiene su dueño en ejercer gobierno de sí mismo; un hecho confirmado un sinnúmero de veces no solo por la historia seglar, sino también por ejemplos bíblicos. En particular el apóstol Pablo expresa bien el problema que tienen todos los siervos de Jehová en cuanto a ejercer gobierno de sí mismos: “Porque sé que en mí, es decir, en mi carne, nada bueno mora; porque la habilidad para desear está presente conmigo, mas la habilidad para obrar lo que es excelente no está presente. Porque lo bueno que deseo no lo hago, mas lo malo que no deseo es lo que practico.” No hay duda, Pablo reconoció que tenía una lucha entre manos en cuanto a ejercer gobierno de sí mismo. Pero es evidente tanto por sus propias palabras como por su registro que nunca desistió de guerrear contra las debilidades de la carne y que éstas no lo dominaron, pues de otra manera no pudiera haber escrito: “De ninguna manera estamos dando causa alguna para tropiezo, para que no se halle nada censurable en nuestro ministerio.” El trató severamente su cuerpo, gobernándolo. Se pudiera decir que al persistir en nuestra lucha contra el egoísmo, contra la falta de gobierno de nosotros mismos en cosas pequeñas, no será muy probable que causemos tropiezo cediendo a pecados crasos.—Jer. 31:29; Gén. 8:21; Rom. 7:18, 19; 2 Cor. 6:3; 1 Cor. 9:27; Sal. 51:5; Mar. 14:72.
4, 5. (a) ¿A qué enemigos visibles tenemos que enfrentarnos en nuestros esfuerzos por tener gobierno de nosotros mismos? (b) ¿A qué enemigos invisibles?
4 Y segundo, alineado contra nuestros esfuerzos por ejercer gobierno de nosotros mismos tenemos a este inicuo sistema de cosas compuesto de hombres impíos, egoístas. Se esfuerzan por explotarnos valiéndose de nuestras debilidades, las cuales excitan para su ganancia personal. (1 Juan 2:15, 16) Redunda en beneficio para ellos el que cedamos a nuestras pasiones, que comamos con exceso y bebamos con exceso, que participemos en conducta inmunda, relajada, que leamos literatura lasciva, que asistamos a películas inmorales, que nos hagamos fanáticos en los deportes o nos abrumemos innecesariamente de deudas por comprar cosas cuando realmente no tenemos con qué hacerlo. Y entonces hay el ejemplo de los que nos rodean que ceden a tales tentaciones.
5 En tercer lugar, también tenemos que luchar contra los que ejercen gobierno invisiblemente sobre este inicuo sistema de cosas actual, a saber, Satanás su dios, junto con sus demonios. (2 Cor. 4:4; Efe. 6:12) El logró que Eva actuara sin gobierno de sí misma e hizo cuanto pudo para hacer que Jesús obrara de manera semejante. (Mat. 4:1-10) Nunca debemos olvidar que no solo tenemos enemigos visibles a los cuales enfrentarnos, sino, ante todo, enemigos invisibles, el principal de los cuales “anda en derredor como león rugiente, procurando devorar a alguien.”—1 Ped. 5:8.
EL ESPÍRITU Y LA PALABRA DE DIOS NUESTROS AYUDANTES
6. (a) ¿Qué fuerza poderosa ha provisto Jehová para ayudarnos a adquirir gobierno de nosotros mismos? (b) ¿Cómo se puede obtener en particular esa fuerza?
6 Pero así como tenemos fuerzas poderosas que obran contra el que ejerzamos gobierno de nosotros mismos, tenemos ayudas aun más poderosas para favorecernos en cuanto a ejercerlo, entre las cuales las principales son el espíritu santo de Dios y su Palabra. Como leemos: “No por una fuerza militar, ni por poder, sino por mi espíritu,” dice Jehová. (Zac. 4:6) El hecho de que el espíritu santo de Dios es una gran ayuda al ejercer uno gobierno de sí mismo lo aclara Pablo: “Sigan andando por espíritu y no llevarán a cabo ningún deseo carnal.” ¡Eso ES gobierno de uno mismo! Más que de cualquier otra manera, se puede adquirir ese espíritu santo alimentándose con regularidad y empeño de la Palabra de Dios que está llena de espíritu. De Génesis a Revelación está llena de exhortación directa e indirecta para que se ejerza gobierno de uno mismo. Como hemos visto, nos da muchos ejemplos amonestadores del daño que resulta de no tener uno gobierno de sí mismo y muchos ejemplos excelentes que demuestran la sabiduría de ejercer gobierno de uno mismo y los galardones de ello.—Gál. 5:16.
7-9. ¿Qué consejo nos da la Palabra de Dios en cuanto a controlar (a) nuestros pensamientos? (b) ¿Nuestro espíritu o emociones? (c) ¿Nuestros afectos, anhelos o deseos?
7 Entre las cosas de las cuales nos aconseja directamente la Palabra de Dios está el controlar nuestros pensamientos. Debido a las debilidades heredadas y a las condiciones de imperfección e iniquidad que nos rodean por todos lados, es muy fácil tener pensamientos incorrectos, pensamientos de orgullo, de encono, de resentimiento, impuros y de compadecerse uno de sí mismo. Debido a esto se nos aconseja ‘rehacer nuestra mente’ y entrenarla a ‘continuar considerando las cosas que son verdaderas, justas, castas, amables, virtuosas y dignas de alabanza.’ La meta que debemos esforzarnos por alcanzar en nuestro modo de pensar es la de hacer “cautivo todo pensamiento para hacerlo obediente al Cristo.” ¡Qué alta norma nos fija eso!—Rom. 12:2; Fili. 4:8; 2 Cor. 10:5.
8 Al leer con regularidad la Palabra de Dios también conseguimos mucho consejo directo sobre gobernar nuestro espíritu, nuestra disposición y nuestras emociones. “El que es tardo para la cólera es mejor que un hombre poderoso” que no es tardo para la cólera, y que por lo tanto no tiene gobierno de sí mismo, “y el que domina su espíritu que el que toma una ciudad,” pero que no ha hecho cautivo su espíritu. Sí, “como una ciudad en que se ha hecho irrupción, que no tiene muro,” y por eso que no tiene ninguna defensa, “es el hombre que no tiene freno para su espíritu.”—Pro. 16:32; 25:28.
9 También, la Palabra de Dios nos aconseja directamente que dominemos nuestros afectos, nuestros anhelos y deseos —las cosas en las cuales ponemos nuestro corazón— tan importantes porque allí es donde empiezan todas las dificultades. ¿Quién jamás sería culpable de un pecado que mereciera expulsión de la congregación cristiana si siempre controlara estas cosas? Como con tanta razón advirtió Jesús: “Del corazón salen razonamientos inicuos, asesinatos, adulterios, fornicaciones, hurtos, testimonios falsos, blasfemias,” todo lo cual contamina al hombre y produce fruto malo. (Mat. 15:19, 20) Sabiamente se nos aconseja: “Más que todo lo demás que ha de guardarse, salvaguarda tu corazón, porque procedentes de él son las fuentes de la vida.” Sí, se da el primer paso en la dirección incorrecta cuando uno permite que el corazón se fije detenidamente en cosas agradables a uno pero malas a la vista de Dios, tal como lo explica el discípulo Santiago: “Cada uno es probado por medio de ser provocado y atraído seductoramente por su propio deseo,” al pensar detenidamente en cosas prohibidas por Dios. “Luego el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte.” ¡Verdaderamente al escudriñar la Palabra de Dios obtenemos mucho consejo excelente sobre el gobierno de nuestros pensamientos, nuestro espíritu y nuestros deseos!—Pro. 4:23; Sant. 1:14,15.
10. ¿Qué dice la Palabra de Dios acerca de gobernar nuestra lengua?
10 En la Palabra de Dios también encontramos mucho consejo sobre la necesidad de gobernar nuestra lengua. Repetidas veces nos aconseja tocante a esto el sabio rey Salomón, como en Proverbios 10:19: “En la abundancia de palabras no deja de haber transgresión, pero el que tiene refrenados sus labios está actuando discretamente.” Escritores cristianos inspirados nos aconsejan de la misma manera: “Que la fornicación e inmundicia de toda clase o avaricia ni siquiera se mencionen entre ustedes, así como es propio de personas santas; tampoco comportamiento vergonzoso, ni habla necia, ni bromear obsceno, cosas que no son decorosas, sino más bien el dar gracias.” (Efe. 5:3, 4) En particular el discípulo Santiago dice mucho acerca de la necesidad de gobernar la lengua y hasta declara que a menos que dominemos nuestra lengua nuestra forma de adoración es vana. ¡Qué contundente consejo para que ejerzamos gobierno sobre nuestra lengua!—Sant. 1:26; 3:1-12.
11. ¿Qué consejo dan las Escrituras en cuanto a la manera en que debemos andar?
11 Pensamientos, palabras... y acciones. Sí, el alimentarnos de la Palabra de Dios también nos ayuda a ejercer control de nuestras acciones en virtud del consejo excelente que suministra. Entre las maneras en que nos suministra éste está el aconsejarnos sobre cómo debemos andar, cómo debemos comportarnos. El apóstol Pablo consideró esto tan importante que dijo algo acerca de ello a toda congregación a la que escribió. Así sucede que aconsejó a los cristianos de Roma lo siguiente: “Como de día andemos decentemente.” A los cristianos de Efeso exhortó: “Vigilen estrechamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos.” Por los colosenses oró que fueran “llenos del conocimiento exacto de su voluntad en toda sabiduría y discernimiento espiritual, para que anden de una manera digna de Jehová a fin de que le agraden plenamente mientras siguen llevando fruto en toda buena obra.” A la recién formada congregación de Tesalónica escribió: “Nosotros seguimos exhortando a cada uno de ustedes . . . que siguiesen andando de una manera digna de Dios”; “que estén andando decentemente.” ¡El andar decentemente, el andar de una manera digna de Dios, el vigilar estrechamente cómo andamos, todo requiere gobierno de uno mismo!—Rom. 13:13; Efe. 5:15, 16; Col. 1:9, 10; 1 Tes. 2:11, 12; 4:12; 1 Cor. 3:3; Gál. 5:16, 25; Fili. 3:16.
OTRAS ACTIVIDADES CONDUCENTES A GOBIERNO DE UNO MISMO
12. ¿Cómo nos ayuda a tener gobierno de nosotros mismos el vigilar nuestras asociaciones?
12 Entre otras actividades, además de estudiar la Palabra de Dios, que son conducentes al gobierno de uno mismo está el asociarse con compañeros cristianos, en obediencia al consejo que se encuentra en Hebreos 10:23-25. El asociarnos con nuestros hermanos cristianos que también reconocen lo necesario que es tener gobierno de sí mismos, servirá para ayudarnos a ejercerlo nosotros mismos. No es tan probable que ellos nos tienten a participar en conducta relajada. Esto es especialmente cierto en cuanto a las vacaciones. Las vacaciones que se emplean en asistir a la Escuela del Ministerio del Reino, a las asambleas o en servir donde hay mayor necesidad de publicadores, como en territorio aislado, son una salvaguarda para nosotros. Pero sea que estemos de vacaciones o sea cualquier otro tiempo, si optamos por asociarnos con los que no tienen la misma norma alta que tenemos nosotros en cuanto al gobierno de nosotros mismos, es muy posible que lleguemos a estar imitándolos, echando a perder así nuestros hábitos útiles. Sabiamente se nos amonesta así: “No tengas compañerismo con nadie dado a la cólera; y con el hombre que tiene arrebatos de furia no debes entrar, para que no te familiarices con sus sendas y ciertamente tomes un lazo para tu alma.” ¡El asociarse voluntariamente con tales personas es un error!—Pro. 22:24, 25; 1 Cor. 15:33.
13. ¿Cómo nos ayuda el servicio fiel del campo a cultivar gobierno de nosotros mismos?
13 Por otra parte, la actividad fiel, consistente y diligente en el ministerio cristiano conduce al gobierno de uno mismo. Se requiere gobierno de uno mismo para acostarse a buena hora el sábado por la noche para conseguir suficiente descanso durante la noche y estar en buenas condiciones para las actividades teocráticas del domingo. Se requiere gobierno de uno mismo para levantarse temprano el domingo por la mañana y poder reunirse con otros cristianos para el servicio del campo. Se requiere gobierno de uno mismo para continuar en el ministerio el tiempo que uno sabe que debe quedarse cuando el tiempo es inclemente y se encuentran pocas personas interesadas a las puertas. Y al ir de puerta en puerta uno encuentra muchas situaciones dificultosas que someten a prueba severa la habilidad de uno de ejercer gobierno de sí mismo. Puede que lo insulten, que lo abofeteen en la mejilla, por decirlo así; pero por causa de las buenas nuevas uno vuelve la otra mejilla... ¡eso requiere gobierno de uno mismo! Y también lo requiere el contestar con apacibilidad y profundo respeto cuando alguien que está en autoridad exige una razón de la esperanza que uno tiene; igualmente se requiere para contestar con apacibilidad cuando uno encuentra a un amo de casa furioso.—Mat. 5:39; 1 Ped. 3:15; Pro. 15:1.
14. ¿Cómo nos ayuda la oración al tratar de conseguir gobierno de nosotros mismos?
14 Todavía otra actividad que conduce a cultivar el gobierno de uno mismo es la oración. El acercarse con frecuencia a Dios es una verdadera ayuda. Acuda a él por ayuda en tiempo de necesidad o de tensión o de tentación. Jamás desatienda la oración, antes bien hágala un hábito, no un hábito mecánico, sino fervoroso, sincero y de corazón. Pídale ayuda a Dios, siga pidiéndole, ruéguele que lo perdone cuando usted haya faltado en cuanto a ejercer gobierno de usted mismo. Cada vez dígale encarecidamente que se esforzará por actuar mejor la siguiente vez. Sí, siga orando: ‘No me metas en tentación’; ‘ore incesantemente,’ ‘persista en la oración,’ con respecto a lograr usted gobierno de usted mismo.—Mat. 6:13; 1 Tes. 5:17; Rom. 12:12.
CUALIDADES QUE AYUDAN A CULTIVAR GOBIERNO DE UNO MISMO
15. ¿Qué se puede decir acerca del temor de Jehová como ayuda para el gobierno de uno mismo?
15 También son de gran ayuda para cultivar gobierno de uno mismo tales excelentes actitudes mentales o cualidades cristianas como el temor de Jehová, la humildad, la fe y el amor. No hay duda de que el temor de Jehová nos ayuda a cultivar gobierno de nosotros mismos. Correctamente tememos a Jehová a causa de su puesto y atributos. A él como el Soberano universal tenemos que rendirle cuentas y “no hay creación que no esté manifiesta a la vista de él, sino que todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” Correctamente tememos desagradarle, porque él es perfecto en justicia mientras que nosotros somos imperfectos, pecaminosos, inclinados a ir por el camino incorrecto. Correctamente le tememos también debido a su poder ilimitado: “Es cosa horrenda caer en las manos del Dios vivo.” Este temor de Dios es “el principio,” “el comienzo de la sabiduría,” porque “significa odiar lo malo.” Sí, no basta con que amemos la verdad y la justicia, sino que, igual que Jesucristo, tenemos que odiar, aborrecer, tener una fuerte aversión a todo lo que sea desafuero, sin importar cuán agradable, deseable o atrayente le sea a la carne caída. Eso significa ‘reemplazar con la nueva personalidad la vieja personalidad con sus prácticas.’—Heb. 4:13; 10:31; Sal. 111:10; Pro. 9:10; 8:13; Col. 3:9, 10.
16. ¿De qué maneras conduce la humildad al gobierno de uno mismo?
16 Otra cualidad que nos ayuda mucho a ejercer gobierno de nosotros mismos es la humildad. Y con razón, ya que uno de los mayores obstáculos para el gobierno de uno mismo es el orgullo. La persona humilde, entre otras cosas, no se ofende fácilmente y por eso no es tan probable que se deje tentar a obrar sin gobierno de sí misma. Es más probable que la persona humilde tenga paciencia al tratar con otros y por lo tanto sea sufrida, lo cual contribuye al gobierno de uno mismo. Al esforzarnos por cultivar el gobierno de nosotros mismos necesitamos la ayuda de Jehová, su bondad inmerecida, y ésta está disponible, no a los orgullosos, sino a los humildes: “Dios se opone a los altivos, mas da bondad inmerecida a los humildes.” Los inicuos a quienes menciona Judas “que tornan la bondad inmerecida de nuestro Dios en una excusa para conducta relajada,” y por eso carecen de gobierno de sí mismos, también son orgullosos, “desatendiendo el señorío y hablando injuriosamente de los gloriosos.”—Sant. 4:6; Jud. 4, 8; 1 Ped. 5:5.
17, 18. (a) ¿Cómo puede el fruto del espíritu que es la fe ayudarnos a tener gobierno de nosotros mismos? (b) ¿Cómo puede ayudarnos el amor?
17 También la fe en Jehová Dios y en sus promesas puede ayudarnos a cultivar el gobierno de nosotros mismos. ¡Cuán a menudo llegamos a sentirnos perturbados debido a una falta de fe en Dios, algo que hace difícil el que ejerzamos gobierno de nosotros mismos! Job pudo aguantar a causa de su fe. Tuvo que tener verdadero gobierno de sí mismo para no ‘maldecir a Dios y morir,’ y pudo ejercer ese gobierno de sí mismo a causa de su fe, lo cual hizo posible que dijera: “Aunque él me matara violentamente, ¿no esperaría yo?” La fe hará posible que no nos acaloremos por causa de los malhechores, sino que ejerzamos gobierno de nosotros mismos, esperando en Jehová, sabiendo que la venganza es de él y que él pagará. La fe hará posible que ejerzamos gobierno de nosotros mismos y que no sucumbamos a las tentaciones del materialismo, sabiendo que este mundo y sus deseos pronto pasarán. La fe hará posible que ejerzamos gobierno de nosotros mismos cuando se nos persiga, sabiendo que lo peor que el hombre puede hacer es solo matar el cuerpo.—Job 2:9; 13:15; Sal. 37:1; Rom. 12:19; 1 Juan 2:15-17; Mat. 10:28.
18 Y, ante todo, el amor nos ayudará a cultivar gobierno de nosotros mismos. Si amamos a Jehová con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas, entonces ciertamente trataremos de agradarle ejerciendo gobierno de nosotros mismos. Eso hará que tengamos cuidado para no acarrearle oprobio a su nombre por medio de conducta mala. Y el amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos también exigirá que ejerzamos gobierno de nosotros mismos, para no causarle ningún dolor ni daño, y especialmente para que no le sirvamos de tropiezo. Son manifestación de la conexión que existe entre el amor y el gobierno de uno mismo estas palabras de Pablo: “Porque esto es voluntad de Dios, la santificación de ustedes: que se abstengan de la fornicación; que cada uno de ustedes sepa tomar posesión de su propio vaso en santificación y honra [lo cual requiere gobierno de uno mismo], no en codicioso apetito sexual tal como también tienen las naciones que no conocen a Dios; que nadie llegue al punto de perjudicar y abuse de los derechos de su hermano en este asunto, porque Jehová es el que exige castigo por todas estas cosas.” El amor a nuestros hermanos impedirá que pequemos en tales asuntos por falta de gobierno de nosotros mismos, tal como hará posible que obedezcamos el consejo: “Sigan haciendo sendas rectas para sus pies, para que lo cojo no sea descoyuntado, sino más bien sea sanado.” Pablo nos puso un ejemplo excelente en cuanto a esto: “Si el alimento hace tropezar a mi hermano, no volveré a comer carne jamás, para no hacer tropezar a mi hermano.”—1 Tes. 4:3-8; Heb. 12:13; 1 Cor. 8:13.
BENEFICIOS Y GALARDONES DEL GOBIERNO DE UNO MISMO
19. ¿Qué beneficios reciben el cuerpo y la mente como resultado del gobierno de uno mismo?
19 Los beneficios y galardones que resultan de ejercer gobierno de uno mismo son verdaderamente grandes. Así es como debe ser, puesto que Jehová el Dios justo es el Soberano universal. Tal como el daño que resulta de no ejercer gobierno de uno mismo es completamente desproporcionado a las ventajas o placeres inmediatos que se experimentan, así se pudiera decir que los beneficios que resultan de ejercer gobierno de uno mismo son completamente desproporcionados a los esfuerzos envueltos. Entre otras cosas, el gobierno de uno mismo contribuye a la salud del cuerpo y de la mente. En armonía con esto un prominente especialista en nutrición de los Estados Unidos declaró que “la salud es el galardón de la templanza” o el gobierno de uno mismo, y que “el ser delgado con un genio estable significa larga vida,” y las investigaciones recientes han demostrado que entre los pacientes que requieren atención del psiquiatra son mucho más numerosas las muchachas universitarias que son promiscuas que las que retienen su virtud.
20. ¿Qué beneficios espirituales suministra el ejercer gobierno de uno mismo?
20 Aun más importante, el gobierno de uno mismo nos ayuda a tener pundonor. Todos sabemos lo que Dios requiere de nosotros individualmente y, al grado que encarecida y honradamente tratemos de satisfacer esa norma, disfrutaremos de una conciencia limpia y tendremos pundonor. (1 Ped. 3:16) Eso también impedirá que sigamos “tras la muchedumbre para efectuar fines malos.” (Exo. 23:2) Además, el ejercer gobierno de uno mismo nos ayudará en gran manera a cultivar los otros frutos del espíritu. No podemos disfrutar de gozo a menos que disciplinemos nuestra mente, corazón y cuerpo, puesto que el gozo del cristiano no es simple sentimiento sino que se basa en principio. Lo mismo es cierto en cuanto a la paz. ¿Cómo podemos tener paz si seguimos metiéndonos en dificultades debido a no ejercer gobierno de nosotros mismos? Como ya se ha hecho notar, la gran paciencia, o el ser sufrido, está vinculada con el gobierno de uno mismo. Así mismo, para ser bondadoso y apacible cuando verdaderamente importa, como en medio de situaciones dificultosas, se requiere gran gobierno de uno mismo, así como se requiere para persistir en lo bueno ante tentaciones que podrían llevar a ceder al egoísmo.—Gál. 5:22,23.
21. ¿Cómo beneficia a otros el que ejerzamos gobierno de nosotros mismos?
21 El que ejerzamos gobierno de nosotros mismos resulta en bendiciones, no solo para nosotros mismos, sino también para otros. Entre otras cosas, impedirá que sirvamos de tropiezo a otros. (Fili. 1:9, 10) Nos ayudará a ser buenos ejemplos para ellos. Contribuye a buenas relaciones dentro de nuestras propias familias, donde tan a menudo se pasa por alto la necesidad de ejercer gobierno de uno mismo, así como contribuye a buenas relaciones en la congregación cristiana, en el lugar donde uno trabaja y en la escuela. Al grado que ocupemos puestos de responsabilidad o aspiremos a tenerlos, a ese grado tenemos que esforzarnos aun más por ejercer gobierno de nosotros mismos, porque tales puestos exigen más de esta cualidad. En armonía con esto, una pregunta clave por medio de la cual juzgan los músicos de orquestas sinfónicas a los directores es: “¿Mantiene gobierno de sí mismo cuando se encuentra bajo presión?” Sí, el superintendente cristiano tiene que ser “moderado en los hábitos, . . . ordenado, . . . razonable,” todo lo cual significa que tiene que ser un individuo “que ejerza gobierno de sí mismo.”—1 Tim. 3:1-7; Tito 1:6-9.
22. Ante todo, ¿en qué resulta el que ejerzamos gobierno de nosotros mismos?
22 Pero ante todo, el gobierno de uno mismo promueve las buenas relaciones con Jehová Dios y contribuye a la vindicación de su nombre. Solo por medio de ejercer gobierno de nosotros mismos podemos demostrar que somos sabios y regocijar su corazón, para que él pueda responder al que lo está desafiando con escarnio. ¡En realidad es imposible recalcar lo importante que es el tener gobierno de uno mismo!—Pro. 27:11.