BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w70 15/12 págs. 757-760
  • ¡No recurra a la adivinación!

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • ¡No recurra a la adivinación!
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1970
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • LA HISTORIA DE LA ADIVINACIÓN MUESTRA QUE NO ES BUENA
  • ADIVINACIÓN CONTRA REVELACIÓN DIVINA
  • ADIVINOS RECHAZADOS POR JEHOVÁ
  • Adivinación
    Ayuda para entender la Biblia
  • Adivinación
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 1
  • Ningún hechizo de mala suerte puede hacerle daño
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1983
  • En busca de lo desconocido por la magia y el espiritismo
    El hombre en busca de Dios
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1970
w70 15/12 págs. 757-760

¡No recurra a la adivinación!

TODO el mundo quiere saber lo que sucederá en el futuro. Quizás solo tenga que ver con el tiempo. “¿Puedo plantar mi maíz mañana?” “¿Podré cortar el heno la semana que viene?” “¿Qué tiempo tendremos de aquí a un mes durante nuestro festival?”

Pero la curiosidad en cuanto al futuro no se limita a simples pronósticos del tiempo. La gente en todas partes se interesa en acontecimientos venideros que tengan que ver con los asuntos nacionales e internacionales, con el comercio y la industria, y especialmente con asuntos que personalmente los afectan a ellos y a sus amados. Este fuerte deseo natural es lo que insta a muchas personas a recurrir a la adivinación para obtener respuestas a sus preguntas en cuanto al futuro.

La palabra “adivinación” proviene de la palabra latina divus (“perteneciente a dios”), y se cree que la información que se recibe por medio de la adivinación procede de los dioses. El tema de la adivinación abarca toda la gama de conseguir conocimiento secreto, especialmente acerca del futuro, por medio de la ayuda de poderes ocultos espiritistas. Difiere de la hechicería que obra actos de magia, pues la adivinación por lo general envuelve el tratar únicamente de saber acontecimientos futuros más bien que tratar de alterarlos y controlarlos como sucede con la magia.

Los que practican la adivinación alegan que dioses sobrehumanos pueden revelar el futuro a personas que están entrenadas para leer e interpretar ciertos signos y agüeros que, según ellos, se comunican de diversas maneras: Por fenómenos celestes (la posición y movimiento de las estrellas y planetas, eclipses, estrellas fugaces); por fuerzas físicas terrestres (viento, tempestades, fuego); por comportamiento de criaturas (aullido de perros, vuelo de las aves, movimiento de culebras); por diseños que trazan las hojas de té en las tazas o por configuraciones de aceite en el agua o la dirección que sigan flechas disparadas al caer; por la apariencia del hígado, los pulmones y las entrañas de animales sacrificados; por las rayas de la palma de la mano y por los “espíritus” de los muertos.

El campo de la adivinación es tan amplio que se ha dividido, y los aspectos individuales del tema han recibido nombres específicos. Por ejemplo, la auguración, popular entre los romanos, es un estudio de las aves en vuelo; la quiromancia predice el futuro por las rayas del interior de la mano de una persona; la hepatoscopia inspecciona el hígado; la aruspicina inspecciona las entrañas; la axinomancia adivina con cabezas de hacha; la belomancia con flechas; la rabdomancia usa la vara mágica; la oniromancia es la adivinación por medio de sueños; la nigromancia es un alegado inquirir de los muertos. La adivinación por medio de la bola de cristal y la adivinación por medio de oráculos son todavía otras formas, y quizás hoy la más común sea la astrología.

LA HISTORIA DE LA ADIVINACIÓN MUESTRA QUE NO ES BUENA

La cuna de la adivinación fue Babilonia, la tierra de los caldeos, y de allí estas practicas ocultas se diseminaron por toda la Tierra al emigrar la humanidad. (Gén. 11:8, 9) De la porción de la biblioteca del rey asirio Asurbanipal que fue desenterrada, se dice que la cuarta parte contenía tablillas de agüeros que suponen interpretar todas las peculiaridades observadas en los cielos y en la Tierra, así como todos los acontecimientos incidentales y accidentales de la vida cotidiana. La decisión del rey Nabucodonosor de atacar Jerusalén se tomó solo después de recurrir a la adivinación, concerniente a lo cual está escrito: “Ha sacudido las flechas. Ha inquirido por medio de los terafim; ha mirado en el hígado. En su mano derecha resultó estar la adivinación para Jerusalén.”—Eze. 21:21, 22.

El examinar el hígado en búsqueda de agüeros se basaba en la creencia de que toda la vitalidad, emoción y afecto se concentraban en este órgano. La sexta parte de la sangre del hombre se encuentra en el hígado. Las variaciones de sus lóbulos, canales, apéndices, venas, arrugas y marcas se interpretaban como señales o agüeros de parte de los dioses. Se ha encontrado una gran cantidad de modelos de barro de hígados, los más antiguos de los cuales son de Babilonia, que contienen agüeros y textos en escritura cuneiforme que usaban los adivinos. Los antiguos sacerdotes asirios se llamaban baru, que significa “inspector” o “el que ve” debido a la prominencia que tenía la inspección de hígados en su religión de sortilegio.

Todas las diversas formas de adivinación, prescindiendo de su naturaleza especializada, están en agudo contraste con la Santa Biblia. Jehová por medio de Moisés estricta y repetidamente le advirtió a Israel que no emprendiera estas prácticas de adivinación de las otras naciones, diciendo:

“No debería hallarse en ti nadie que haga pasar por el fuego a su hijo o su hija, nadie que emplee adivinación, practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero, ni uno que ate a otros con maleficio ni nadie que consulte a un médium espiritista o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los muertos. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Jehová, y a causa de estas cosas detestables Jehová tu Dios está expulsándolas de delante de ti.”—Deu. 18:9-13; Lev. 19:26, 31.

Los soñadores de adivinación, aunque se realizaran sus señales y portentos proféticos, no estaban exentos de condenación. (Deu. 13:1-5; Jer. 23:32; Zac. 10:2) La extremada hostilidad de la Biblia para con los adivinadores se manifiesta en su decreto de que todos ellos habrían de ser muertos sin falta.—Lev. 20:27.

Pero a pesar de estos mandamientos repetidos, surgieron apóstatas que rechazaron a Jehová, no solo plebeyos como la mujer de En-dor, sino reyes poderosos como Saúl y Manasés, y la reina Jezabel. (1 Sam. 28:7, 8; 2 Rey. 9:22; 21:1-6; 2 Cró. 33:1-6) Aunque el buen rey Josías eliminó a los que practicaban adivinación en su día, aquello no bastó para salvar a Judá de ser destruido de la misma manera que su reino hermano Israel había sido destruido. (2 Rey. 17:12-18; 23:24-27) Sin embargo, Jehová, en su bondad amorosa, primero envió a sus profetas para amonestarlos en cuanto a sus abominaciones, de la misma manera que sus profetas amonestaron a la madre de toda adivinación, Babilonia.—Isa. 3:1-3; 8:19, 20; 47:9-15; Jer. 27:9; 29:8; Eze. 13:6-9; Miq. 3:6-11.

La adivinación también estaba muy generalizada durante el ministerio terrestre de Jesús y los apóstoles. Estando en la isla de Chipre, el apóstol Pablo se enfrentó a un hechicero que se llamaba Bar-Jesús, a quien el apóstol hirió de ceguera. Y en Macedonia Pablo hizo salir un demonio de adivinación de una muchacha que estaba causando molestia, para gran consternación de sus amos que obtenían mucha ganancia por el poder oculto de predicción que ella poseía. (Hech. 13:6-11; 16:16-19) Sin embargo, otros, como Simón de Samaria, voluntariamente renunciaron a su práctica de las artes mágicas, y en Éfeso hubo tantos que quemaron sus libros de adivinación que se dice que su valor fue de cincuenta mil piezas de plata (quizás 8.000 dólares).—Hech. 8:9-13; 19:19.

ADIVINACIÓN CONTRA REVELACIÓN DIVINA

Existe una distinción aguda entre la verdad revelada procedente de Dios y la información obtenida por adivinación. Los que acuden a esta última fuente de predicción a menudo son sobrecogidos de convulsiones violentas ocasionadas por fuerzas demoníacas invisibles. A veces se agitan con música horripilante y ciertas drogas hasta ser arrebatados con frenesí. La palabra griega para “vaticinio” proviene del verbo máinesthai, que significa “delirar,” y se usa para describir a la persona que echa espuma por la boca y cuyo pelo está desarreglado y enredado.

Orígenes (siglo tercero E.C.), al contestar el ataque que hizo el filósofo pagano Celso en el sentido de que “[los cristianos] no cifran valor alguno en los oráculos de la sacerdotisa pitia,” declaró:

“Se dice de la sacerdotisa pitia, cuyo oráculo parece haber sido el más famoso, que cuando ella se sentaba a la entrada de la cueva de Castalia, el espíritu profético de Apolo entraba en sus partes naturales. . . . Además, no es papel de un espíritu divino el conducir a la profetisa a tal estado de éxtasis y locura que ella pierda el gobierno de sí misma. . . . Entonces, si la sacerdotisa pitia está fuera de sí cuando profetiza, ¿qué espíritu ha de ser aquel que llena su mente y oscurece su juicio, a menos que sea de la misma clase que los demonios que muchos cristianos echan fuera?”—Origen Against Celsus, Libro VIII, caps. iii, iv.

Los verdaderos siervos de Jehová no experimentaban esas contorsiones físicas ni mentales cuando el espíritu santo los impulsaba a hablar. (Hech. 6:15; 2 Ped. 1:21) Los profetas de Dios con un sentido de deber hablaban libremente y sin pago. En contraste, los adivinos paganos ejercían su oficio por ganancia personal egoísta.

En ninguna parte de la Biblia recibe mención favorable ninguna forma de adivinación. Muchas veces en los mismos textos donde se condenan las prácticas espiritistas de la adivinación se les menciona junto con el adulterio y la fornicación. (2 Rey. 9:22; Nah. 3:4; Mal. 3:5; Gál. 5:19, 20; Rev. 9:21; 21:8; 22:15) A la vista de Dios la adivinación es comparable al pecado de rebelión. (1 Sam. 15:23) Por lo tanto no es bíblico hablar de la comunicación de Jehová con sus siervos como una manifestación de adivinación “buena.”

El soñador solicitaba los sueños de adivinación. Este no era el caso cuando los sueños se originaban de Jehová. O éstos eran tan claros y explícitos que no había duda de que procedían de Jehová (Gén. 20:3-7; Jue. 7:13-15; 1 Rey. 3:5; Mat. 1:20; 2:12, 13, 19, 22), o, cuando eran secretos y ocultos, ningún practicante de adivinación podía entenderlos, y solo siervos dedicados de Jehová podían interpretarlos.—Gén. 40:5-19; 41:1-32, 39; Dan. 2:1-47; 4:1-28.

El echar suertes estaba autorizado cuando tenía que determinarse la voluntad de Jehová en algún asunto. “En el regazo se echa la suerte, pero toda decisión por ella procede de Jehová.” (Pro. 16:33; 18:18; Lev. 16:7-10; Núm. 26:55, 56; Jos. 14:2; Hech. 1:26) El desenmascaramiento del criminal Acán, y la selección de Saúl como rey quizás se indicaron por suerte. (Jos. 7:13-19; 1 Sam. 10:20, 21) El Urim y el Tummim que el Sumo Sacerdote llevaba puestos y que se usaban en casos de juicio (Éxo. 28:30; Núm. 27:21), la presencia del efod (1 Sam. 23:9; 30:7), y la prueba de Gedeón con el agua y el vellón (Jue. 6:36-40), son otros ejemplos de cómo Jehová reveló sus propósitos al hombre sin adivinación demoníaca.

ADIVINOS RECHAZADOS POR JEHOVÁ

El poder ilimitado de Jehová en comparación con el poder muy restringido de los sacerdotes que ejecutaban actos de magia se dramatiza en el caso de Moisés y Aarón ante Faraón. Cuando la vara de Aarón se convirtió en una culebra, los magos egipcios duplicaron la hazaña por medio de sus artes secretas. Pero, ¡qué repulsa sufrieron éstos cuando la vara de Aarón se engulló a las de los hechiceros! Evidentemente los sacerdotes de Egipto convirtieron agua en sangre e hicieron que brotaran ranas sobre el país. Pero cuando Jehová hizo que el polvo se convirtiera en jejenes, los hechiceros tuvieron que reconocer que era por “el dedo de Dios.”—Éxo. 7:8-12, 19-22; 8:5-11, 16-19; 9:11.

El inicuo Hamán hizo que ‘alguien [evidentemente un astrólogo] echara Pur, es decir, la Suerte . . . de día en día y de mes en mes,’ a fin de determinar el tiempo más favorable para exterminar al pueblo de Jehová. (Est. 3:7-9) Respecto a este método de adivinación leemos:

“Al recurrir a este método de determinar el día más favorable para ejecutar su ardid atroz, Hamán actuó como los reyes y nobles de Persia siempre lo han hecho, pues jamás se entregaban a ninguna empresa sin consultar a los astrólogos, y satisfacerse en cuanto a la hora afortunada.”—Commentary de Jamieson, tomo II, pág. 639.

Obedeciendo a sus consejeros demoníacos, Hamán inmediatamente puso en acción su ardid inicuo. Sin embargo, de nuevo se demostró el poder que Jehová tiene para librar a su pueblo, y Hamán, que confiaba en la adivinación, fue ahorcado en el mismísimo madero que había preparado para Mardoqueo.—Est. 9:24, 25.

Otro ejemplo del poder superior de Jehová sobre las fuerzas ocultas es el caso en que los moabitas vinieron “con los pagos por adivinación en sus manos” para alquilar a Balaam el adivino mesopotámico para maldecir a Israel. (Núm. 22:7) Aunque Balaam trató de “dar con agüeros de mala suerte,” Jehová le hizo expresar únicamente bendiciones. En una de sus expresiones proverbiales Balaam, bajo el poder apremiante de Jehová, confesó: “No hay ningún hechizo de mala suerte contra Jacob, ni ninguna adivinación contra Israel.”—Números, capítulos 23, 24.

Tomando en cuenta la historia mala de la adivinación, ¡qué tontería es en este “tiempo del fin” recurrir a ella para obtener consejo sobre el futuro! El hombre naturalmente desea saber el futuro, y su deseo se puede satisfacer de la mejor manera cuando adora y sirve a su Magnífico Creador. Después de todo, Jehová es la única fuente de información confiable sobre el futuro. Solo él sabe el final desde el principio. (Isa. 46:9, 10) Más que eso, por medio de su conducto de comunicación y su Palabra la Biblia amorosamente revela con anticipación lo que es bueno que el hombre sepa.—Amós 3:7.

Sin embargo, cuando los hombres se apartan de Jehová y se alejan del Único que conoce el futuro, fácilmente se hacen víctimas de influencia demoníaca espiritista. Saúl es un ejemplo notable de esto: él fue uno que al principio acudía a Jehová para obtener conocimientos de sucesos venideros, pero, después que se le suspendió la comunicación debido a infidelidad, recurrió a los demonios como sustituto de la guía divina. (1 Sam. 28:6, 7; 1 Cró. 10:13, 14) ¡Asegúrese de jamás cometer el mismo error!

“Se inclinarán delante de ti, oh Jehová, y darán gloria a tu nombre. Porque tú eres grande y estás haciendo cosas maravillosas; tú eres Dios, tú solo. Instrúyeme, oh Jehová, acerca de tu camino. Andaré en tu verdad. Unifica mi corazón para que tema tu nombre. Te elogio, oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón, y ciertamente glorificaré tu nombre hasta tiempo indefinido.”—Sal. 86:9-12.

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir