¿Por qué servir a Jehová?
¿ES SOLO en tiempos recientes que usted ha emprendido el servicio de Jehová? ¿Le ocasiona placer? Sin duda que sí, porque es mucha la satisfacción que proviene de hacer la voluntad de Dios, y el asociarse con otras personas que participan en conducta recta y que verdaderamente se aman unas a otras ciertamente hace agradable la vida.
Pero, ¿perseverará usted en el servicio de Jehová? Eso depende a un grado considerable de por qué está usted sirviendo a Jehová. Si usted verdaderamente ama a Jehová y le sirve porque su corazón está lleno de aprecio por lo que él ha hecho, no será difícil perseverar en su servicio. Pero si alguien emprende el servicio de Dios con el pensamiento de que va a servir hasta un año en particular y, si Dios no le pone fin al inicuo sistema de cosas para ese tiempo, entonces cesará, es obvio que tiene un motivo incorrecto. Y, aunque hay muchos beneficios que la persona que sirve a Jehová recibe y es importante apreciarlos, si una persona solo sirve por lo que saca de ello, entonces quizás cese cuando se enfrente a penalidad y persecución.
¿Por qué, entonces, debemos servir a Jehová? Pudiera decirse que hay tres razones básicas para servir a Jehová, y estas razones sirven como una cuerda triple que no se rompe fácilmente.—Ecl. 4:12.
ES LO SABIO
El servir a Jehová es lo sabio. ¿Por qué? Porque, ante todo, no podemos disfrutar de nada sin vida, y Jehová ha hecho que la vida, sí, la vida eterna, dependa de que le sirvamos a Él. La persona que es sabia quiere vivir; de hecho, Jehová puso en nosotros amor a la vida. La manera de escoger la vida es amando a Jehová, prestándole atención, adhiriéndose firmemente a él. Sí, “el salario que el pecado paga es muerte, mas el don que Dios da” —a los que le sirven— “es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor.”—Rom. 6:23; Deu. 30:19, 20.
El servir a Jehová también es lo sabio porque lo libra a uno de muchas formas de esclavitud. Para servir a Jehová uno tiene que llegar a ser discípulo de Jesucristo, y él prometió libertad a sus discípulos. (Juan 8:31, 32) El que lleva una vida de dedicación a Jehová Dios llega a estar libre de ambiciones egoístas, del temor al hombre, de la esclavitud a la religión falsa y del amor al dinero, que “es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales.” También llega a estar libre de la esclavitud al pecado. Ya no permite que el pecado gobierne como rey en su cuerpo mortal para obedecer sus deseos.—1 Tim. 6:9, 10; Rom. 6:12-20; Heb. 13:6.
El servir a Jehová Dios también es el proceder sabio porque significa protección y seguridad. Hizo notar esto señaladamente el escritor de Proverbios al decir: “El nombre de Jehová es una torre fuerte. A ella corre el justo y se le da protección.” Y puesto que, como hizo notar el apóstol Juan, ‘el mundo entero está yaciendo en el poder de Satanás,’ nuestra única protección contra él es servir a Jehová. Sí, a menos que uno esté sirviendo a Jehová Dios está sirviendo al Diablo, ¡y cuán disparatado es servir uno a su peor enemigo!—Pro. 18:10; 1 Juan 5:19; 2 Cor. 4:4.
Es cierto este dicho: “La bendición de Jehová... eso es lo que enriquece, y él no añade dolor con ella.” (Pro. 10:22) Al servirle a Él uno aprende a vivir de una manera que lleva a bienestar mental y físico. (1 Tim. 4:8) Uno también llega a formar parte de una familia grande de hermanos y hermanas cristianos que están dedicados a los principios de verdad y justicia de Jehová. Como Jesús prometió, los que dejan todo para ser sus seguidores recibirán un céntuplo ahora en este período de tiempo, madres, hermanas y hermanos.—Mar. 10:28-30.
Además, la persona sabia aprecia la felicidad, y el servir a Jehová significa la mayor felicidad. ¿Por qué? Porque “hay más felicidad en dar que la que hay en recibir,” y el servir hoy a Dios significa en gran parte dar uno de su tiempo, energía y recursos para hablar a otros acerca del reino de Dios.—Hech. 20:35; Mat. 24:14.
LO JUSTO Y CORRECTO
Una razón aun más fuerte para servir a Jehová es que es lo correcto. Le debemos a Jehová Dios nuestro servicio. ¿Por qué? Porque, ante todo, él es el Gobernante Soberano del universo. Toda la autoridad legítima reside en Él. Él tiene el derecho de decir a todas sus criaturas lo que pueden hacer y lo que no pueden hacer. Como lo expresó el profeta Jeremías: “Al hombre terrestre no le pertenece su camino. No le pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso.” Más que eso, como el Creador de todas las cosas visibles e invisibles, él es el Dueño de todas sus criaturas. Son pobladores de la Tierra de Dios, de lo que es propiedad de él. “Es él quien nos ha hecho, y no nosotros mismos.” Por lo tanto solo es correcto que cumplamos los propósitos de Jehová y no nuestros propios propósitos egoístas.—Jer. 10:23; Sal. 100:3.
Más que eso, Jehová Dios no solo nos dio la vida en primer lugar, sino que también sostiene nuestra vida, proveyendo sol y lluvia y todo lo demás que se necesita para continuar viviendo. Como el apóstol Pablo dijo a los filósofos griegos en el Areópago o cerro de Marte: “Porque por él tenemos vida y nos movemos y existimos.”—Hech. 17:28; Sal. 36:9; Mat. 5:45.
El servir a Jehová Dios simplemente es darle lo que le corresponde, lo que le debemos. Por lo tanto, muy apropiadamente, Jesús dijo: “Paguen de vuelta . . . a Dios las cosas de Dios.” (Mar. 12:17) Dios nos dio vida y nuestras habilidades y facultades intelectuales, emocionales y físicas. Estas tenemos que pagárselas de vuelta sirviéndole. No puede haber otra manera. Por la mismísima naturaleza de las cosas podemos encajar en el arreglo de cosas de Dios solo si obedecemos sus dos grandes mandamientos: amarlo a Él con todo nuestro corazón, alma y mente, y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. (Mat. 22:37-39) De modo que debemos servir a Jehová Dios porque es lo correcto, honrado y justo. Le debemos nuestro servicio. Se puede decir que éste es el segundo hilo de esta cuerda triple.
LO AMOROSO
Sin embargo, la mejor de todas las razones para servir a Jehová Dios es que es lo amoroso; el servirle por gratitud amorosa no solo por lo que ha hecho por nosotros, sino también por lo que él es.
Jehová Dios es el Amo más justo, más sabio y más amoroso a quien cualquier persona pudiera servir. En el Israel de la antigüedad cuando un esclavo se encontraba bendecido con un amo extraordinariamente bondadoso, amoroso y considerado, posiblemente no quería ser libertado después de terminar su tiempo de servidumbre. Si eso sucedía, podía solicitar quedarse como esclavo durante el resto de su vida a causa del amor que le tenía a su amo bondadoso. Jehová Dios es un Amo tan amoroso, bondadoso y considerado que cada una de sus criaturas por amor debe querer continuar como esclavo suyo para siempre.—Deu. 15:12-17.
Sí, pura gratitud amorosa debe hacernos querer servir a Jehová Dios. Él es el Dador de toda dádiva buena y todo don perfecto. (Sant. 1:17) Él mismo es amor, la mismísima personificación del afecto altruista, basado en principios. (1 Juan 4:8) Él amó al mundo de la humanidad tanto que envió a su Hijo unigénito a la Tierra para que muriera por la humanidad, para ser el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Como escribió el apóstol: “El amor consiste en esto, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo [para morir] . . . por nuestros pecados.”—1 Juan 4:10; Juan 1:29; 3:16.
No solo el amor a Jehová Dios, sino también el amor a nuestro prójimo, debe hacernos querer servir a Jehová. El mayor bien posible que podemos hacer a nuestro prójimo es ayudarle a adquirir conocimiento de Jehová Dios y Jesucristo. ¿Por qué? Porque como Jesús mismo dijo: “Esto significa vida eterna” —¿y qué mayor bendición puede uno recibir que la expectativa de vida eterna?— “el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.”—Juan 17:3.
Verdaderamente, el servir a Jehová Dios es lo sabio, porque ofrece muchos galardones tanto ahora como en el futuro. Una mejor razón para servir a Jehová es que es lo correcto. Y la mejor de todas las razones para servir a Jehová es por amor, por aprecio amoroso de lo que Él es y ha hecho y todavía hará por nosotros. Estas tres razones básicas verdaderamente pueden servir como un cuerda triple, tanto para hacer que uno sirva a Jehová como para conservar ininterrumpido nuestro servicio a Jehová prescindiendo del tiempo que le quede a este sistema de cosas.