Llegue a conocer al Dios de la verdad
¿Quién es Dios? ¿Por qué es urgente conocerlo ahora?
HAY una necesidad urgente de conocer la verdad acerca de Dios. Hoy en las iglesias la confusión va aumentando. La impiedad crece. El crimen y la violencia se agravan. Las armas nucleares amenazan a toda vida.
Como resultado, muchas personas, probablemente usted también, se hacen preguntas como: ¿Quién es Dios? ¿Le importa lo que nos sucede aquí en la Tierra? ¿Intervendrá algún día en los asuntos humanos para rectificar las cosas? ¿Qué encierra el futuro?
Para cada una de estas preguntas, y muchas más, hay una respuesta, una verdad básica. No hay varias respuestas incompatibles, todas las cuales sean correctas.
DIOS DE LA VERDAD
Dios le ha dado al hombre la habilidad de aprender ciertas verdades básicas acerca de Su creación física. Por ejemplo, sabemos que la Tierra es una esfera. Sabemos que el átomo contiene tremenda energía. Sabemos que el aire, el agua y el alimento se necesitan para sostener la vida humana.
Ahora bien, ¿es razonable pensar que Dios le haya dado al hombre habilidad para averiguar verdades acerca de la creación, pero no acerca del Creador? Un padre humano amoroso quiere que sus hijos lo conozcan, que lleven su nombre, que aprendan las cosas vitales de la vida. Puesto que “Dios es amor,” ¿estaría Él menos interesado en enseñar a Sus hijos acerca de sí mismo? 1 Juan 4:8.
Realmente, nuestro destino eterno depende de que conozcamos la verdad acerca de Dios. Jesucristo mismo dijo: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.”—Juan 17:3.
“El único Dios verdadero” es Dios de la verdad. Sí, la Biblia nos asegura que “Dios no es un hombre para que diga mentiras,” y que “es imposible que Dios mienta.” De modo que el buscador de la verdad puede acercarse confiadamente a Dios, sabiendo que hay verdades fundamentales acerca de Él que puede aprender.—Núm. 23:19; Heb. 6:18.
Puesto que Dios siempre es veraz, es razonable que nuestra adoración también tenga que estar en armonía con la verdad para ser aceptable a Dios. No podemos creer y apoyar la falsedad y todavía agradar a Dios. “Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad.”—Juan 4:24.
UN CREADOR AMOROSO
Este Dios de verdad es el amoroso Creador del cielo y la Tierra. Su Palabra escrita nos informa que él ‘creó todas las cosas, y a causa de su voluntad existieron y fueron creadas.’ (Rev. 4:11) “Él mismo da a todos vida y aliento.”—Hech. 17:25.
De modo que es Dios quien diseñó nuestro maravilloso cuerpo y nuestra maravillosa mente. Es Él quien hizo la vegetación, los árboles y las flores que le suministran alimento al hombre y le son un deleite. Hizo disponibles el agua y el aire que sustentan la vida. Obviamente, Dios ha mostrado gran amor a la humanidad al darnos vida así como las cosas necesarias para sostenerla y disfrutar de ella.
No obstante, la gente lógicamente pregunta: Si Dios es tan amoroso Creador, ¿por qué no ha detenido la iniquidad y el sufrimiento? Solo la Biblia suministra las respuestas verídicas. (2 Tim. 3:16, 17) Nos habla de los diversos puntos en cuestión que surgieron después de la creación del hombre, entre ellos el deseo del hombre de ser como Dios, es decir, independiente, determinando por sí mismo lo que era correcto o incorrecto. (Gén. 3:1-7) Amorosamente, Dios no destruyó inmediatamente al primer hombre, Adán, por haber violado la ley divina, destruyéndonos en consecuencia como su prole no nacida aún. Más bien, Él nos ha permitido a nosotros, la prole de Adán, la oportunidad de vivir y hasta de obtener vida eterna por medio de Jesucristo. (2 Ped. 3:9) Al mismo tiempo, los sucesos de la historia durante este tiempo de paciencia divina han contestado el punto en cuestión que surgió en cuanto a gobernación, demostrando que ningún gobierno que trata de ser independiente de Dios puede traer felicidad verdadera a sus súbditos.—Jer. 10:23, 24.
Pero Dios no permitirá que la iniquidad continúe para siempre. ¡Ahora nos acercamos al tiempo predicho hace mucho en la Palabra de Dios en que Él usará su pasmoso poder para ponerle fin a la iniquidad! (2 Tim. 3:1-5; Mat. 24:34) ¡Por esto podemos regocijarnos!
No solo le pondrá fin pronto Dios a la iniquidad, sino que ha hecho provisiones amorosas para convertir toda esta Tierra en un Paraíso. Sin duda usted mismo ha orado pidiendo el tiempo en que la voluntad de Dios se haga “como en el cielo, así también en la tierra.” (Mat. 6:10, Val; Luc. 23:43) En ese nuevo orden, la enfermedad, el dolor, la guerra, la injusticia, la pobreza, el sufrimiento y hasta la muerte llegarán a ser cosas del pasado. De las muchas profecías bíblicas que se refieren a estas condiciones del nuevo orden de Dios, la de Revelación capítulo 21, versículo 4, dice claramente que “la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor.”
Este nuevo orden es una certeza, porque esto es cierto acerca de todas las promesas de Dios: “Hasta lo he hablado; también lo haré venir.” (Isa. 46:11) Para demostrar lo que acontecería en ese nuevo orden, Dios dio a Jesucristo, cuando fue hombre sobre la Tierra, el poder para ejecutar algunos de los milagros que ejecutaría en toda la Tierra en el nuevo orden de Dios. Jesús sanó a los enfermos, dio vista a los ciegos, curó a los lisiados, sí, ¡hasta levantó a los muertos! Esto era prueba visible de lo que Dios efectuaría por medio de su Hijo en Su nuevo orden. (Mat. 15:30, 31; Luc. 7:11-17; 8:49-56) ¿Sabía usted estas maravillosas verdades acerca del propósito amoroso del Creador para el hombre?
Por supuesto, para que usted personalmente esté entre los que consigan vida en el nuevo orden de Dios tiene que satisfacer Sus requisitos. Estos requisitos incluyen el conocer y creer lo que Dios dice acerca de sí mismo en su Palabra, la Biblia. ¿Cuánto conoce usted acerca de Dios? Por ejemplo: ¿Tiene nombre Dios? Si lo tiene, ¿cuál es?
¿TIENE NOMBRE DIOS?
Jesús a menudo se refirió a Dios como “Padre,” dador de vida. (Mat. 5:16) ¿Tiene nombre el padre terrestre de usted? Puesto que el hombre es creado a la imagen de Dios, ¿es raro que Dios tuviese nombre también?
¿Lo tiene? Jesús le dijo a su Padre en oración: “Yo les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer.” (Juan 17:26) Él enseñó a sus seguidores a orar: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.” (Mat. 6:9) Dios mismo dice: “Ciertamente santificaré mi gran nombre.” (Eze. 36:23) Sí, Dios tiene nombre.
¿Cuál es el nombre? ¿Es “Dios,” o “Señor,” o “Eterno,” como algunos afirman? No, porque éstos no son nombres personales; son títulos. “Dios” significa “poderoso,” “Señor” significa “amo,” y “Eterno” significa “imperecedero.”
Si alguien le preguntara a usted el nombre del presidente o rey o gobernante de su país, ¿contestaría usted “Presidente,” “Rey,” “Gobernante,” o quizás “Comandante en Jefe,” o “Primer Mandatario”? No, porque éstos no son nombres personales, sino títulos. Él todavía tiene su propio nombre personal además de esos títulos.
¿Cuál, entonces, es el nombre personal de Dios? Él mismo contesta claramente: “Yo soy Jehová. Ése es mi nombre.” (Isa. 42:8) Y el Salmo 83:18, en la Versión Valera, declara: “Conozcan que tu nombre es JEHOVÁ; tú solo Altísimo sobre toda la tierra.”
Es verdad que diversas versiones de la Biblia no usan el nombre “Jehová.” Pero esto no se debe a que el nombre falte en los idiomas originales del texto bíblico. ¡Realmente, el nombre aparece unas 7.000 veces en la Biblia! La culpa la tienen los traductores que cada vez que se toparon con el nombre en el texto lo sustituyeron con palabras como “Dios” y “Señor.”
¿CÓMO SE PRONUNCIA?
En hebreo, el nombre de Dios proviene de las cuatro letras יהוה, todas las cuales son consonantes, puesto que el antiguo hebreo escrito no tenía vocales. El lector tenía que suministrar los sonidos vocales. Sin embargo, a través de los siglos, hubo incertidumbre en cuanto a cuál era la pronunciación correcta.
Algunos clérigos sostienen que debemos de dejar de usar el nombre de Dios porque no sabemos hoy la pronunciación hebrea exacta. Pero estas mismas personas usan la palabra “Jesús” sin titubear. No obstante, ésa no es la manera en que se pronunciaba en hebreo el nombre Jesús. Se asemejaba más a Yeshúa, o Yejoshua. Hoy, en inglés, se pronuncia Yises; en italiano, Yezú; en alemán, Yizus. ¿Debemos dejar de usar el nombre Jesús porque no se pronunciaba así en hebreo o porque se pronuncia de manera diferente en otros idiomas en la actualidad?
Así sucede también con el nombre de Dios. En español es Jehová. En inglés se pronuncia Yijouva; en italiano, Yeova; en alemán, Yijova. ¿Cuál es correcto? Todos son admisibles. Lo que es incorrecto es suprimir el nombre de Dios al no usarlo o rehusar usarlo.
Hechos 2:21 dice: “Todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo.” ¿‘Invoca el nombre de Jehová’ usted? ¿Usa usted con regularidad ese nombre en oración a Dios y le habla a otros acerca de él? ¿Qué hay de su iglesia? ¿Pone de relieve oficialmente el nombre de Dios, Jehová? ¿Lo anima a usted a invocar a Dios por su propio nombre? Si no, ¿está la iglesia realmente llevándolo a usted en el camino de la verdad?
JESUCRISTO... ¿FUE DIOS?
Otra verdad básica tiene que ver con Jesús. ¿Fue él Jehová Dios que vino a la Tierra en forma humana?
Si Jesús era Dios, entonces el Creador de todo el universo estuvo en la matriz de una mujer durante nueve meses. Eso significaría que el Todopoderoso gateó como bebé. ¿Realmente cree usted que así sucedió?
Cuando Jesús oraba, ¿a quién oraba... se oraba a sí mismo? ¿Enseñaría él a sus seguidores a orar a algún otro, engañándolos así? (Mat. 6:9, 10) También, cuando Jesús murió, ¿murió el Dios Todopoderoso?
Las respuestas verídicas se hallan en la propia Palabra de Dios. Ésta dice de Jehová que él es “Rey de la eternidad,” sin principio ni fin. (1 Tim. 1:17; Sal. 90:2) Pero a Jesús se le llama “el principio de la creación por Dios.” (Rev. 3:14) Es por eso que Jesús dijo: “El Padre es mayor que yo.” (Juan 14:28) Repetidas veces Jesús llamó a Dios su Padre, su dador de vida. ¿Estaba mintiendo? También, Jesús a menudo declaró: “No busco mi propia voluntad, sino la voluntad del que me envió.” (Juan 5:30) ¿Acerca de quién hablaba, si no hablaba acerca de otra personalidad superior?
¿Qué enseña su iglesia? ¿Enseña que Jesús era Dios, parte de una Trinidad? ¿Por qué no obtiene una copia del Credo Atanasiano, que manifiesta la doctrina de la Trinidad, y lee usted mismo cuál es la doctrina de la Trinidad? Luego pregúntele a su ministro si su iglesia usa ese credo. Compárelo con lo que dice la propia Biblia de usted. Si lo que cualquier iglesia enseña no está en armonía con la Palabra de verdad de Dios, entonces mientras una persona sea miembro de esa iglesia no está adorando a Dios “con espíritu y con verdad.”—Juan 4:24.
Aunque Jesús no fue Jehová, tampoco fue simplemente un “buen hombre.” Fue mucho más: “Jesús es el Cristo el Hijo de Dios.” (Juan 20:31) Sí, fue Jehová quien implantó la fuerza de vida de Jesús en la matriz de María para que ella como virgen pudiera dar a luz.—Isa. 7:14; Luc. 1:26-35.
También, Jesús desempeña un papel vital y amoroso en el propósito de Dios. Después de su muerte, fue resucitado a la vida celestial como criatura espíritu poderosa e inmortal. (1 Ped. 3:18; Rom. 6:4, 9) Él es el Rey del reino celestial de Dios, el gobierno por el cual se les enseña a los cristianos a orar. (Mat. 6:9, 10) Ese gobierno celestial, con Cristo como su principal administrador, será el instrumento que Dios usará para exterminar a este inicuo sistema de cosas.—Dan. 2:44; Rev. 19:11-21.
Esa destrucción introducirá el nuevo orden de Dios aquí en la Tierra. Entonces la paz, la justicia, la salud y la vida eterna llegarán a ser la norma.
LLEGUE A CONOCER A DIOS AHORA
Para sobrevivir al fin de este inicuo sistema y entrar en el nuevo orden de Dios, tenemos que conocer la verdad acerca de Dios ahora y abogar por ella. (1 Juan 2:17; Sof. 2:3) No le agrada a Jehová el que una persona siga siendo parte de algún sistema religioso que representa falsamente a Dios.—Rev. 18:4.
¿Cuál es la mejor manera de llegar a conocer a Dios? Por medio de una búsqueda sistemática en su Palabra, la Biblia. Por eso, ¿por qué no comenzar inmediatamente a adquirir este conocimiento que lleva a vida eterna? (Juan 17:3) Los testigos de Jehová gustosamente le ayudarán, sin costo alguno.
Escriba a los publicadores de esta revista, o comuníquese con los testigos de Jehová cerca de su casa, y un ministro capacitado lo visitará. Durante una hora a la semana, a una hora mutuamente conveniente y en el retiro de su propio hogar, él le mostrará lo que la propia Biblia de usted dice acerca de Dios.
En unas cuantas semanas usted descubrirá que se han contestado muchas de sus preguntas. Usted aprenderá cosas como dónde están los muertos y qué esperanza hay para ellos. Usted se enterará de qué se requiere para que las oraciones de uno sean contestadas. Usted examinará evidencia que demuestra que el fin de este sistema inicuo está muy cerca. Usted también aprenderá lo que Dios requiere de usted.
Ya este curso de estudio bíblico de casa gratuito de seis meses se está celebrando en más de un millón de hogares, en más de 200 países por todo el mundo. Éste por mucho es el más grande programa de estudio bíblico que existe. Usted puede participar con esta creciente multitud de personas que está aprendiendo la verdad que proviene de Dios. A medida que llegue a conocer al Creador amoroso, usted comprenderá con aprecio que la sabiduría procedente de Dios “es árbol de vida a los que se asen de ella, y los que la mantienen firmemente asida han de ser llamados felices.”—Pro. 3:18.