Evitando el lazo de la homosexualidad
PARA evitar algo que puede producir consecuencias trágicas, es prudente saber algo acerca de las cosas que posiblemente lo causen. Tocante a la homosexualidad, hay mucha incertidumbre en cuanto a su causa. Ahora por lo general se reconoce que los factores físicos, como la estructura del cuerpo o las hormonas, no son responsables principalmente de la homosexualidad. ¿Cuáles, entonces, se cree que son las causas significativas?
El Dr. Albert Ellis considera algunas cosas que pueden ser la causa en su libro Homosexuality, Its Causes and Cure (1965). Cree que la condición se debe en gran parte a ciertos temores. Él habla de haber curado a muchos homosexuales ayudándoles a librarse de estos temores subyacentes. Sirve para confirmar esto la recomendación que hizo uno de los líderes del movimiento homosexual de los Estados Unidos, Donald Webster Cory, al decir:
“La mira de la terapia [debe ser] aliviar la hostilidad y temor de las relaciones, sexuales y otras, con el otro sexo . . . Las razones de esto son dobles: . . . para ayudar al homosexual a llegar a la raíz del problema, y no atacar lo que simplemente es un síntoma... su problema no estriba tanto en que sea atraído a los varones, sino que está huyendo de las mujeres.”
Por otra parte, es posible que un muchacho sea iniciado en la homosexualidad al ser seducido por hombres homosexuales. Hubo un ejemplo notorio de esto en Vancouver, Canadá, donde algunos homosexuales sedujeron a treinta y cinco muchachos entre diez y catorce años de edad y luego hicieron comercio con ellos.
En muchos casos los hombres de mayor edad dieron vino o licor a los muchachos, sabiendo que entonces los jóvenes serían más vulnerables a sus requerimientos inmorales, como hace notar la Palabra de Dios: “Fornicación y vino y vino dulce son lo que quitan el buen motivo.” (Ose. 4:11) El profeta Habacuc también advirtió contra esta práctica de usar bebida alcohólica como acción preparatoria para la seducción: “¡Ay del que da a sus compañeros algo de beber . . . para emborracharlos, con el propósito de mirar sus partes vergonzosas!” (Hab. 2:15) Por lo tanto cuando hombres de mayor edad, extraños, le ofrecen comprar a un muchacho una bebida alcohólica, puede haber un motivo oculto.
RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES
Cuando un joven se da a la homosexualidad, hoy la tendencia es envolver a su padre y a su madre como quienes posiblemente hayan colocado la base para la práctica contranatural de su hijo. Las autoridades creen que los padres pueden hacer esto aun antes de que su hijo llegue a los seis años de edad. En conformidad con esta idea, el Dr. Irving Bieber, una autoridad internacional sobre el tema, dice: ‘Un padre indiferente y una madre dominante son la combinación perfecta para producir un hijo homosexual.’ Declaró además: “No creo que sea posible producir un prostituto si un padre es cariñoso con su esposa y su hijo y apoya la masculinidad del hijo.”
También, según este doctor, “parece que el padre tiene un poder absoluto de veto sobre el desarrollo homosexual de su hijo.” Los muchachos criados apropiadamente no temen a las mujeres.
A la homosexualidad, entonces, como a tantos otros problemas de la vida, aplica el viejo adagio: “Más vale prevenir que tener que remediar.” Cada padre debe interesarse activamente en su hijo y ayudarle a desarrollar una fuerte personalidad masculina. ¿Cómo puede hacer esto? Sobre todo, poniendo un buen ejemplo. Como lo expresó el apóstol Pablo: “Manténganse despiertos, estén firmes en la fe, pórtense como hombres, háganse poderosos.” (1 Cor. 16:13) El ejercer gobierno de uno mismo es fundamental. Una fuerte personalidad masculina no es excitable, es equilibrada, es razonable en vez de ser emocional y asume una actitud protectora para con los de su familia. También cada padre debe inculcar en su hijo honor y respeto a las mujeres; esto lo puede hacer tratando amorosamente a su esposa.
Igualmente toda madre debe respetar la jefatura de su esposo y cuidar de no hacerse demasiado posesiva o dominante, porque al serlo puede alejar a sus hijos de las mujeres.
También, ambos padres pueden advertir explícitamente a sus hijos contra los males de la homosexualidad. El tener conocimiento de la homosexualidad es una protección. Cuando los padres y las madres no instruyen ni advierten apropiadamente a sus hijos, éstos pueden ser presa de homosexuales insidiosos.
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL
Aunque hay un grado de responsabilidad paternal, hay, principalmente, responsabilidad individual. Cada joven tiene que estar alerta para evitar el lazo de la homosexualidad. Uno no puede pasar por alto la fuerza del impulso sexual, del apetito sexual, y los posibles peligros a los cuales ésta puede llevar. Sin el temor de Dios o un amor natural de lo bueno que obre como restricción, el corazón del hombre puede explorar medios contranaturales de obtener satisfacción sensual. Mientras más va una persona sensualista en contra de lo normal y lo correcto más parece que es atraída a ello. (Gén. 8:21; Jer. 17:9, 10) Aunque esta fuerte tendencia no se limita al homosexual, sí parece ayudar a explicar el dominio que esa práctica ejerce en tantos.
Aunque sin duda para la mayoría de los jóvenes la homosexualidad parece aborrecible, si una persona notara alguna inclinación o curiosidad respecto a esto tiene que rechazarla firmemente, prestando atención al consejo del apóstol Pablo: “Aborrezcan lo que es inicuo.”—Rom. 12:9.
Por consiguiente los jóvenes hacen bien en aborrecer las prácticas que lanzan a una persona a la vida de frustración de la homosexualidad. Sobre este aspecto del tema, el Dr. D. J. West dice: “El besarse, el acariciarse, el contacto corporal íntimo y la masturbación mutua son formas comunes de amorío con las cuales los homosexuales tanto masculinos como femeninos empiezan sus carreras sexuales.”
En cuanto a esto, entonces, es provechoso reconocer el hecho de que el autoerotismo o la masturbación no es simple pasatiempo inocente, sino más bien una práctica que puede resultar en actos homosexuales. ¿Por qué se dice eso? Porque la masturbación autoinducida puede hacer más fácil y más atractivo el que una persona participe de masturbación mutua, lo cual es una forma de homosexualidad. El esforzarse sinceramente contra esta práctica servirá de mucho para proteger a un joven.
Igualmente provechoso para evitar el lazo de la homosexualidad es tener presente lo que se ha dicho tocante a cuánto frustra y cuán contranatural es. Puede discernirse que esa práctica es sumamente egoísta y endurecedora por la manera en que los homosexuales molestan a los extraños, por su seducción de muchachos y por el predominio de la violación homosexual en las prisiones. La evidencia indica que el deseo sexual anormal es mucho más difícil de controlar que el deseo normal.
LIBRÁNDOSE DE SU ESCLAVITUD
Muchos homosexuales alegan que no pueden cambiar. Pero el testimonio de muchos de la profesión médica es que sí pueden cambiar si realmente quieren hacerlo. El libro Homosexuality, por el Comité de Investigación de la Sociedad de Psicoanalistas Médicos, declara que “todo homosexual es un heterosexual latente.” Además, la Biblia da testimonio de que una persona puede cambiar de las prácticas sucias y degradantes. Así el apóstol Pablo, después de decir que los homosexuales no heredarán el reino de Dios, agrega: “Sin embargo eso es lo que algunos de ustedes eran. Mas ustedes han sido lavados.”—1 Cor. 6:9-11.
El homosexual que quiere cambiar tiene que decirse continuamente que, prescindiendo de lo fácil y sensualmente agradable que sea la práctica, es mala. Tiene que tomar a pechos el consejo: “Oh amadores de Jehová, odien lo que es malo.” Sí, realmente tiene que odiar los “placeres” malos. Además, tiene que ‘continuar considerando cosas virtuosas, castas y dignas de alabanza.’ El llenar su mente con la verdad de Dios le ayudará, pues como dijo Jesús: “La verdad los libertará.”—Sal. 97:10; Fili. 4:8; Juan 8:32.
De gran importancia para el homosexual es comprender que no puede agradar a Dios si continúa esta práctica detestable. Tan sucia es a los ojos de Dios que en la Biblia a tales personas moralmente inmundas se les llama perros. La ley de Dios a Israel declara: “No debes introducir el alquiler de una ramera ni el precio de un perro [“prostituto,” nota al pie de la página de Nácar-Colunga] en la casa de Jehová tu Dios por voto alguno, porque son cosa detestable a Jehová tu Dios, sí, ambas cosas.” (Deu. 23:18) A todos los que, como perros callejeros que se alimentan de carroña, practican cosas repugnantes como sodomía y lesbianismo se les priva de conseguir vida eterna en el nuevo sistema de cosas de Dios. (Rev. 22:15) ¡Qué importante es, entonces, el que uno sinceramente se esfuerce por agradar a Dios no teniendo nada que ver con prácticas homosexuales!
La persona que está progresando en su deseo de agradar a Dios no debe desanimarse si no puede limpiar inmediatamente su mente y sentimientos de todos los pensamientos y emociones incorrectos. Sin embargo, tiene que seguir luchando, cobrando ánimo del hecho de que hasta el apóstol Pablo confesó que no podía hacer cabalmente lo que quería hacer. Pero él no se dio por vencido de modo que abandonara la lucha. No cedió a la carne, sino que ‘aporreaba su cuerpo y lo conducía como a esclavo,’ de modo que pudo decir: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de aquel que me imparte poder.”—1 Cor. 9:27; Fili. 4:13; Rom. 7:13-25.
Una de las grandes ayudas en esta lucha es la oración a Jehová Dios. Ore pidiendo perdón, también ayuda y especialmente más espíritu santo de Dios. Sí, ‘persista en la oración.’—Rom. 12:12; Fili. 4:6, 7.
La homosexualidad está aumentando a pesar de que es un modo de vida incorrecto, contranatural y produce frustración. Los que están en esclavitud a ella pueden libertarse si realmente quieren hacerlo. ¡La vida eterna está en juego! Por eso, sin falta, haga lo sumo posible por evitar el lazo de la homosexualidad.