Preguntas de los lectores
● Los cristianos jóvenes que asisten a las escuelas públicas se enfrentan a muchos problemas debido al aumento de la delincuencia, la inmoralidad, el nacionalismo, etc. Por consiguiente, cuando uno ha terminado la educación mínima que se requiere por ley, ¿sería aconsejable salir de la escuela y dedicar más tiempo al ministerio, o debería uno terminar la educación fundamental normal?—D. B., EE. UU.
Las costumbres y los requisitos legales en cuanto a la educación varían de país en país. En algunos países es obligatoria una cantidad fija de educación para todos los niños, con poca o ninguna provisión para que el niño salga antes. En otros países solo son obligatorios unos dos años de educación (o ninguno), y se deja que el individuo obtenga la mayor parte de la educación según se lo permitan las circunstancias.
En los Estados Unidos de la América del Norte un estudiante por lo general asiste a la escuela primaria durante siete u ocho años (esto varía de estado en estado) y luego a la escuela secundaria por unos cuatro años. Las leyes de la mayoría de los estados establecen que un joven tiene que asistir hasta graduarse de la secundaria, o hasta que tenga dieciséis años de edad. Sin embargo, aunque uno puede salir de la escuela a los dieciséis años si lo aprueban los padres, la mayoría de los jóvenes asisten hasta graduarse aproximadamente a los dieciocho años de edad. La siguiente consideración trata principalmente de los Estados Unidos de la América del Norte, puesto que en eso se interesa el que pregunta, pero probablemente muchos de los puntos y principios presentados aplican a cierto grado también en otros países.
Es excelente tener conocimiento y educación apropiados. Los padres cristianos se interesan en la educación de sus hijos. De acuerdo con las instrucciones de Dios, personalmente instruyen y entrenan a su prole en muchos campos, incluso la Biblia, la adoración verdadera, las responsabilidades domésticas y la conducta apropiada. (Efe. 6:4; Pro. 22:6) La Escuela del Ministerio Teocrático y otras reuniones en cada congregación de los testigos de Jehová han sido ayudas inestimables para los cristianos jóvenes; han desarrollado en ellos habilidades y serenidad que a menudo los colocan por encima del término medio de los de su edad. Pero donde hay escuelas públicas disponibles la mayoría de los padres cristianos también quieren que sus hijos obtengan una educación seglar razonable, creyendo que el entrenamiento especializado para leer y escribir bien y la educación en temas como geografía e historia pueden ayudarlos como ministros cristianos. También, alguna educación y entrenamiento seglares pueden prepararlos para una ocupación, algo que quizás necesiten para sostenerse ellos mismos y sostener a sus familias.—1 Tim. 5:8.
‘Pero, ¿cuánto tiempo debe ir un niño a la escuela?’ quizás pregunte alguien. Los padres tienen que decidir eso. (Pro. 6:20; 23:22; Efe. 5:22-24) Si la ley del país requiere cierto número de años de escuela, los cristianos saben que deben ser “obedientes a los gobiernos y a las autoridades como gobernantes.” (Tito 3:1) Pero si se ha cumplido con el mínimo legal, los padres tienen que determinar lo que el niño ha de hacer. Quizás casos de enfermedad o presión financiera grande en la familia exijan que un joven o una joven consiga trabajo. Por otra parte, quizás los padres le manden al niño que asista a la escuela un año extra o dos para graduarse y recibir un diploma, como se acostumbra en el país. Los padres y los jóvenes pueden considerar el asunto, pero la Biblia da al padre y la madre, particularmente al padre, la responsabilidad de decidir, y el cristiano que es menor de edad debe reconocer eso.—Col. 3:18, 20.
Como se indica en la pregunta, muchos cristianos se dan cuenta de que en algunas escuelas la violencia, la inmoralidad, el uso de drogas y la falta de respeto a la autoridad están aumentando rápidamente. ¿Justifica esta situación el remover a un joven de la escuela tan pronto como eso sea posible legalmente? Unos cuantos padres han llegado a la conclusión de que ‘Sí,’ y lo han hecho. No se les debe censurar por su decisión. Otros han mudado a sus hijos a otra escuela pública donde esos problemas no son tan graves. Pero tenemos que encararnos al hecho de que las condiciones en el mundo en general están empeorando. La única manera de evitar esas cosas del todo sería salirse del mundo, y no podemos hacer eso. (1 Cor. 5:10) ¿Eliminaría completamente el problema el salirse de la escuela y obtener un trabajo seglar? Lo probable sería que no. Es posible que compañeros de trabajo tengan mucha más experiencia y más habilidad para seducir que condiscípulos. Un informe canadiense indicó que dos tercios del número total de los empleados son básicamente faltos de honradez o serían faltos de honradez si se les diera la oportunidad. Un informe sobre los Estados Unidos dijo que tres de cada cuatro de las compañías que tienen cincuenta o más empleados posiblemente tengan su problema de abuso de drogas. Por consiguiente, todos los cristianos —sea en la escuela o no— tienen que esforzarse por permanecer moralmente limpios, por evitar situaciones que pudieran envolver violencia y por permanecer espiritualmente fuertes.
Un gran número de jóvenes nos han escrito expresando un deseo loable de ensanchar su actividad como ministros cristianos en los últimos días de este sistema de cosas. (2 Tim. 3:1; 4:5; 1 Tim. 4:16) Algunos han comentado que si dejaran la escuela temprano podrían hacer eso como ministros precursores. Examinándose a sí mismos estos jóvenes pueden considerar lo siguiente: ¿Es realmente una participación más cabal en el ministerio lo que tú quieres? ¿Has demostrado consecuentemente que éste es tu deseo sincero y consumidor, participando en el ministerio en toda oportunidad, incluso durante los días de fiesta y las vacaciones cuando puedes servir de ministro precursor de vacaciones? Un cristiano joven que está en la escuela tiene un campo fundamentalmente virgen para testificar acerca de la Biblia, porque cuando los testigos de Jehová que van en su ministerio de casa en casa encuentran a un joven por lo general piden hablar con los padres de éste si están en casa. Por eso, ¿das testimonio con regularidad y activamente acerca de Dios a tus condiscípulos, ensanchando tu ministerio cuanto puedes en ese sentido? La decisión en cuanto a si continuarás en la escuela o no es una que tus padres tienen que tomar, y principalmente tu padre. Pero sea cual fuera la decisión, puedes llevar a cabo tu deseo de hablar acerca de Dios en toda oportunidad.
La juventud es un tiempo para servir a Jehová. (Ecl. 12:1) También es el tiempo acostumbrado para que uno aprenda cosas que posiblemente sean muy necesarias en la vida adulta. Entre los judíos se acostumbraba que todo jovencito aprendiera un oficio o alguna forma de empleo útil, aunque se planeara educación superior en la Ley. El punto de vista judío era que el que no le enseñaba a su hijo un oficio estaba enseñándole al joven a ser ladrón. Así, Saulo de Tarso aprendió el oficio de hacer tiendas de campaña aunque, antes de llegar a ser cristiano, fue educado como alumno de Gamaliel. (Hech. 18:3; 22:3) Hoy a menudo es en las escuelas públicas donde uno comienza a aprender un oficio o un medio de mantenerse, sea carpintería, contabilidad, instalación de equipo eléctrico, mecanografía, tipografía, soldadura o alguna otra ocupación.
‘Pero ustedes no han dicho sin ambages si mi hijo debe terminar su educación básica en la escuela o no,’ alguien pudiera pensar. Es cierto, porque no nos toca a nosotros decirlo, ni siquiera recomendar que se salga de la escuela o continúe en ella. Dios ha autorizado a los padres como individuos a dirigir a sus hijos en esos asuntos, y no podemos pasar por alto Su autorización. Este es un asunto serio, y los padres deben hacerlo asunto de oración y deben meditar en ello con cuidado. (Fili. 4:6) Entonces ellos solos tendrán que tomar una decisión tocante a lo que sus propios hijos han de hacer.