El uso eficaz del tiempo de estudio produce gozo

EL HALLAR gozo en el estudio personal y obtener buenos resultados de él no siempre es asunto de dedicar más tiempo al estudio. Hay otra consideración, una consideración aun más importante. Es la manera en que uno usa el tiempo que dedica a ello.

Las personas cuyo estudio es fructífero y deleitable no necesariamente dedican más tiempo al estudio que los estudiantes deficientes. Sin embargo, sí usan más eficazmente el tiempo que dedican. Son hábiles en el estudio.

Algunos tienen dificultad en el estudio debido a problemas tales como el leer a paso lento, gramática deficiente o hábitos de estudio deficientes. Si éstos se remedian, el estudiante podría sacar mucha más utilidad del tiempo dedicado al estudio y disfrutar mucho más de él.

Hay remedios para estos problemas, pero los remedios requieren esfuerzo. Pero por otra parte, cualquier cosa nueva por lo general lo requiere. Cuando usted era niño, ¿aprendió a caminar confiadamente de la noche a la mañana? Requirió meses de caídas repetidas. Ahora usted disfruta de caminar con poco esfuerzo. Si usted es ama de casa, sus primeros esfuerzos por cocinar probablemente le causaron frustración y no fueron muy satisfactorios. Pero, ¡qué calamidad hubiera sido para su familia si usted hubiera dejado de tratar de aprender! Si usted toca un instrumento musical, sus primeros intentos y la práctica constante probablemente no fueron muy deleitables. Pero al persistir usted se hizo suficientemente adelantado como para disfrutar de ello.

Así, también, sucede con los hábitos de estudio. Uno no puede esperar mejorarlos sin esfuerzo concienzudo, particularmente al principio. Pero con el tiempo, los buenos procedimientos de estudio se harán más fáciles, hasta habituales. Entonces harán el estudio personal de usted mucho más eficaz y deleitable.

¿Quiere usted la mejor ayuda que se le puede dar para mejorar su estudio? ¿Quién podría ayudarlo mejor que Aquel que creó su mente? Puesto que el estudio relacionado con la Biblia envuelve a Jehová, y la materia se provee por medio de su espíritu y organización, comience pidiendo la ayuda de Jehová. Jesús dijo: “Sigan pidiendo, y se les dará; sigan buscando, y hallarán; sigan tocando, y se les abrirá. . . . dará el Padre en el cielo espíritu santo a los que le piden.”—Luc. 11:9-13.

VELOCIDAD PARA LEER

Una de las razones principales por las cuales a algunos les parece difícil el estudio es que no leen bien. El remedio es PRÁCTICA. ¿Quiere usted cocinar bien? ¡PRACTIQUE! ¿Quiere usted tocar bien un instrumento musical? ¡PRACTIQUE! ¿Quiere usted ser un buen lector? ¡PRACTIQUE!

Pero la práctica tiene que fundarse en los correctos principios para leer. Un hábito que tienen los lectores deficientes es que sus ojos se detienen en cada palabra, aun en cada sílaba de las palabras. Eso es muy lento y da por resultado comprensión deficiente. Un buen lector alcanzará un promedio de varias palabras por cada parada. Dejará que sus ojos descansen solo unas cuantas veces en una línea de la longitud de ésta que está usted leyendo ahora. Un lector deficiente se detendrá muchas veces más.

¿Es usted un lector lento? Practique leer más rápidamente de lo que lee ahora. Oblíguese a abarcar por lo menos dos de las palabras más pequeñas a la vez, entonces más si puede. Al principio perderá algo del significado. Pero pronto desarrollará el hábito de leer más aprisa con el mismo entendimiento que antes. Con el tiempo su entendimiento mejorará, ya que usted se acercará a leer pensamientos en vez de solo palabras o sílabas.

Al aprender a abarcar varias palabras con una sola parada del ojo, siga progresando. No permita que sus ojos regresen debido a que usted haya pasado por alto una palabra. Para lectura más ligera con el tiempo usted querrá evitar cualquier regreso, ya que eso retarda mucho la lectura.

También, con la materia más ligera, evite pronunciar en voz alta cada palabra, o hasta mover los labios. Si usted se topa con palabras que no conoce, espere hasta terminar el artículo, o por lo menos el párrafo, entonces búsquelas en un diccionario.

Sin embargo, ¿qué hay si la materia de que se trata es importante? ¿Querría usted leerla de la misma manera, rápidamente? No. Por ejemplo, si usted está preparándose para el estudio semanal de La Atalaya que se celebra en el Salón del Reino, su método de leer será diferente. Quizás usted haya leído la materia más rápidamente cuando recibió su revista, pero ahora para la verdadera preparación de la lección usted querrá disminuir el paso y digerir un párrafo a la vez, meditando en lo que lee. Con esta clase de lectura, como con la lectura de la Biblia, el leer en voz alta “en tono bajo” puede ser muy provechoso. Esto utiliza sus oídos y su boca así como sus ojos. Lo ayuda a mantener enfocada su atención en la lección.—Jos. 1:8.

De modo que hay diferencia entre el leer por interés general, que es mucho más aprisa, y efectuar estudio más profundo para una lección, que es mucho más lento. Un buen lector quizás pueda avanzar a razón de 1.000 palabras o más por minuto con materia ligera, pero quizás disminuya el paso a 100 palabras o menos por minuto en el estudio profundo. por consiguiente, no espere tratar la materia más ligera de la misma manera que trataría la materia más profunda.

CONDICIONES PARA EL ESTUDIO

Al prepararse para estudiar, establezca las condiciones correctas para el estudio.

Hay muchas cosas en un hogar que pueden ser interesantes. Si usted no excluye éstas hasta donde sea posible, pueden desviar su atención en poco tiempo. Sería bueno, al grado que usted pueda, eliminar todos los sonidos y actividad interesantes de su zona de estudio. Esto incluye conversaciones, programas de televisión, y hasta un radio en el que se toque música agradable.

Aunque la música agradable que se toque en el fondo parezca ser deseable, a menudo es lo suficientemente interesante como para desviar algo de su energía mental. Los esfuerzos por hacer regresar su mente a la lección serán cansados. Y la música agradable quizás tienda a arrullarlo. Hay un tiempo y un lugar para la música agradable, así como para los programas de televisión y las conversaciones interesantes. Pero el período de estudio privado no es ese tiempo.

Puesto que las camas y las almohadas suaves están asociadas con el dormir, para el estudio serio por lo general no es bueno tenderse en la cama ni sentarse en una silla que sea demasiado cómoda. Usted debe estar cómodo, pero no en demasía, ya que eso podría sugerir relajamiento, sueño. Y si usted ya está demasiado cansado o soñoliento, entonces una siesta o descanso breve, o una ducha vigorizante, o ambas cosas, quizás sea provechoso antes de comenzar su estudio.

Para el estudio serio es bueno sentarse a una mesa común en una actitud de trabajo, puesto que el estudio requiere trabajo. Mantenga libre la mesa de cosas desordenadas, lo cual distrae. Tenga los instrumentos necesarios para el estudio y nada más si es posible. El alumbrado debe ser bueno, pero evite el resplandor. Si usted puede, mantenga cómoda la temperatura de la habitación, pero no tan caliente que ocasione somnolencia.

¿CUÁNTA MATERIA?

Algunas personas que son hábiles en el estudio dedican todo el tiempo que necesitan para estudiar bien toda una lección de La Atalaya en solo un período de estudio. Pero si usted es una persona que puede estudiar seriamente solo por un corto tiempo al comenzar, entonces concéntrese en solo una porción del estudio.

Usted puede escoger la parte que le afecte más directamente a usted, o quizás la parte inicial. Abarque bien esa materia. Usted obtendrá el resto a cierto grado prestando atención cuidadosa a los comentarios de otros en el estudio mismo de la congregación. Al abarcar una porción usando buenos hábitos de estudio, usted aprenderá a estudiar correctamente. Con el tiempo, podrá ensanchar esto para poder abarcar toda la lección.

¿Debe usted tratar de acelerar su paso y abarcar tanta materia como sea posible? No. ¿Por qué no? Porque el abarcamiento de la materia no es la consideración principal. ¿Cuánta materia de estudio serio penetraría profundamente en su corazón, donde realmente vale, si usted la hubiese considerado a toda prisa? ¿Qué es mejor... el examinar superficialmente toda una lección y aprender y recordar poco o nada? ¿o concentrarse en parte de ella, haciendo que esos pensamientos penetren profundamente en su corazón? ¿Cuánto bien le haría el alimento excelente si todo lo que usted hiciera fuera olerlo, pero nunca comiera algo de él?

ESTUDIO EFICAZ

¿Cómo puede usted mejorar la eficacia del estudio serio, como para una lección de La Atalaya? Considere los siguientes cinco pasos.

(1) Examine la materia. Primero, determine correctamente la lección de esa semana. Entonces considere el título del artículo, que le indica cuál es el tema. Luego, lea el texto que está abajo del título, que refuerza al tema. Por último, repase las páginas de la lección y simplemente lea los subtítulos. Estos pasos le darán a usted un cuadro general de lo que habrá de considerarse, el plan general de la materia. Este examen no debe requerir más de treinta a sesenta segundos.

(2) Lea la pregunta del párrafo. Antes de leer cada párrafo, diríjase al margen inferior de la página y lea la pregunta, o preguntas, de ese párrafo en particular. Esto llamará a su atención los puntos principales de ese párrafo.

(3) Lea el párrafo. Usted puede hacer esto silenciosamente, pero el leerlo en voz alta, en tono bajo, es aun más eficaz, puesto que usted no está tratando de apresurarse de todos modos. Y al leer, lea activamente, no pasivamente. Busque la respuesta a la pregunta. Medite en la materia. “El corazón del justo medita para responder.” (Pro. 15:28) Pregúntese: ¿Cómo encaja esa información en lo que ya sé? ¿Cómo debo revisar mis actitudes o acciones para que armonicen con lo que leo? Esta investigación y meditación crea interés además de ahondar la materia en su corazón. Después de leer el párrafo así, usted puede buscar los textos que se citan pero que no se han copiado palabra por palabra, así como buscar en un diccionario las palabras que usted no conozca.

(4) Dé la respuesta. Habiendo hecho esto, ahora vea la pregunta de nuevo. ¿Puede usted contestarla en sus propias palabras como si estuviera explicándosela a otra persona? Si puede hacerlo, entonces usted sabe cuál es el punto principal. Si no puede, entonces vuelva a repasar el párrafo para buscar esa respuesta. Es provechoso, también, subrayar la respuesta, marcando solo las palabras o frases fundamentales. Usted puede subrayar uno o dos puntos interesantes adicionales, pero evite el subrayar demasiadas cosas en un solo párrafo ya que esto dificulta localizar las ideas principales.

(5) Repaso. Cuando usted ha terminado toda la lección, o tanto de ella como le permita su tiempo, repásela para obtener el cuadro general. Examine los puntos que usted ha subrayado y vea cómo encajan con el subtítulo bajo el cual están los párrafos. Este repaso final lo ayudará a fijar en su mente los puntos, puesto que la repetición es la clave para aprender. Y si hay puntos adicionales que usted quiere examinar, o usted tiene preguntas, entonces después de la lección puede consultar ayudas como los índices de las publicaciones de la Sociedad Watch Tower o “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse firmemente a lo que es excelente.” También, si usted tiene la oportunidad de hablar con otra persona acerca de la materia, esto reforzará lo que usted sabe en cuanto al tema.—Heb. 5:14.

Ahora usted está preparado para el estudio de La Atalaya de esa semana. Y usted descubrirá que la hora del estudio es mucho más deleitable. Usted puede ser un participante activo y no solo un oyente pasivo. También, cuando el lector lea el párrafo, usted no estará adelantándose al siguiente párrafo, tratando de hallar una respuesta, como es el mal hábito de algunos. Esta práctica indeseable lo priva a usted de seguir la lectura además de hacer que los pensamientos del párrafo queden grabados en su mente.

El seguir la lectura también hace posible que usted confirme la pronunciación de las palabras difíciles. Lo ayudará a aprender cómo las palabras van juntas cuando se hablan correctamente, todo lo cual ayuda a mejorar su habilidad para hablar. De modo que siga la lectura en vez de estar mirando al siguiente párrafo.

Pero, ¿qué hay de la otra materia que se usa en las reuniones de congregación que quizás usted no pueda estudiar de antemano? Por ejemplo, ¿qué hay si no ha estudiado toda la materia que se presenta en la Escuela del Ministerio Teocrático? Bueno, puesto que usted está presente en la escuela durante una hora, ¿por qué no presta atención cuidadosa a lo que se dice? De ese modo, en un sentido, usted podría estar estudiando la materia, sacando provecho de lo que dicen los demás. Puesto que usted ya está allí, ¿qué mejor modo hay de utilizar el tiempo?

BENEFICIOS

Al usar buenos métodos de estudio, usted descubrirá que su habilidad para leer mejorará, así como su selección y uso de palabras, y gramática. Usted aprenderá más, y recordará más, a medida que la Palabra de Jehová pase por su mente y penetre en su corazón.

Usted estará mejor equipado para dar fallos cuando afronte decisiones o cuestiones importantes sobre lo correcto y lo incorrecto. Usted ensanchará y hará más fuerte el escudo de la fe para que lo proteja de las influencias inicuas de este mundo. Usted pronunciará mejores discursos y hará comentarios más edificantes en las reuniones y en los estudios bíblicos de casa. Sí, mientras más aprenda, mejor equipado estará para dar a otros las razones de la esperanza del Reino que hay en usted.—1 Ped. 3:15.

Por lo tanto, al mejorar sus hábitos de estudio, puede hacerse espiritualmente fuerte en vez de seguir siendo un bebé espiritual. Usted plantará más firmemente los pies en el camino que lleva a la vida eterna en el nuevo orden de Jehová. Por eso sea diligente en cuanto a su estudio. “Haz lo sumo posible para presentarte aprobado a Dios, trabajador que no tiene de qué avergonzarse, manejando la palabra de la verdad correctamente.”—2 Tim. 2:15.

Entonces usted puede ser como una de las personas felices acerca de quienes dijo el salmista: “Su deleite está en la ley de Jehová, y en su ley lee en tono bajo día y noche.”—Sal. 1:2.