Preguntas de los lectores
● ¿Cuál es el significado del comentario de Revelación 19:10: “el dar testimonio de Jesús es lo que inspira el profetizar”?—EE. UU.
Esta declaración es parte de lo que un ángel le dijo al apóstol anciano Juan cuando Juan, en un momento de fuerte emoción, comenzó a rendir homenaje delante de él. El ángel dijo: “¡Ten cuidado! ¡No hagas eso! Yo simplemente soy coesclavo tuyo y de tus hermanos que tienen la obra de dar testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el dar testimonio de Jesús es lo que inspira [literalmente, “es el espíritu de”] el profetizar.” (Rev. 19:10) Las palabras de que se trata significan básicamente que el “espíritu” o todo el intento y propósito de la profecía bíblica es señalar a Jesucristo.
Jehová había asignado a su Hijo Jesús el papel fundamental en el desarrollo del propósito de Dios de santificar Su nombre y restaurar la Tierra y su población humana al lugar apropiado en Su arreglo. (Efe. 1:9, 10; Col. 2:3) El cumplimiento del gran propósito de Dios está enlazado totalmente con Jesús; por consiguiente el principal empuje de la profecía bíblica o de los mensajes inspirados de Dios proclamados por sus siervos señalaban adelante a Jesús.
Dios mismo comenzó este profetizar cuando predijo la “descendencia” que con el tiempo aplastaría la cabeza de la serpiente, el adversario de Dios, el Diablo. (Gén. 3:15; Rev. 12:9) Todas las numerosas profecías inspiradas acerca de la descendencia y su posición y logros dieron testimonio de Jesús. (Gén. 22:18; 2 Sam. 7:12-16; Sal. 2:6-12; 110:1-7; Isa. 53:1-12; Miq. 5:2-6) Como dijo el apóstol Pedro: “De él [Cristo] dan testimonio todos los profetas.” (Hech. 10:43) Las visiones proféticas del libro de Revelación también contienen mucho acerca de Jesús como el Rey de Dios que vence.—Rev. 5:12-6:2; 19:11-16.
Aun los ángeles fieles en el cielo se interesaban en las profecías de las Escrituras Hebreas respecto al Cristo. (1 Ped. 1:10-12) Junto con los siervos de Dios en la Tierra, podrían reconocer, una vez que Jesús demostrara su fidelidad hasta la muerte y fuera resucitado, que “no importa cuántas sean las promesas de Dios, han llegado a ser Sí mediante él.” (2 Cor. 1:20) De modo que el ángel que le habló a Juan pudo señalar apropiadamente que todo el “espíritu” o entera inclinación y propósito de estas profecías era dar testimonio de Jesús.
Lo mismo puede decirse del profetizar y de las profecías mencionadas en las Escrituras Griegas Cristianas. Estas cosas evidentemente tenían que ver con testificar directamente acerca de Jesús, con el logro de la obra de predicación que él comisionó o con el entendimiento de los propósitos de Dios que giran en torno del Reino del cual Jesús es rey. (Hech. 21:9-13; 1 Cor. 14:22-25) Es semejante a la obra de los siervos de Dios de profetizar en estos “últimos días” antes “del día de Jehová, grande e inspirador de temor.” (Joel 2:28-32) Los testigos de Jehová no están dando nuevas profecías acerca del futuro. Antes bien, están proclamando el cumplimiento presente y futuro de las profecías registradas en la Biblia, así como profetizando en el sentido de declarar hoy el mensaje de Dios. Al hacer esto enfatizan el papel de Jesús como el fundamental en los propósitos de Jehová, el rey de Su reino.
● ¿Cuáles son el “mandamiento viejo” y el “mandamiento nuevo” que se mencionan en 1 Juan 2:7, 8?—EE. UU.
Los versículos en cuestión dicen: “¡Amados, no les estoy escribiendo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento viejo que ustedes han tenido desde el principio. Este mandamiento viejo es la palabra que ustedes oyeron. Otra vez, les estoy escribiendo un mandamiento nuevo, un hecho que es verdadero en el caso de él y en el de ustedes, porque la oscuridad va pasando y la luz verdadera ya está resplandeciendo.”—1 Juan 2:7, 8.
¿Se refería el apóstol Juan a la ley mosaica con las palabras “mandamiento viejo”? Ni pensarlo, porque estaba escribiendo a cristianos que no estaban bajo la Ley. (Rom. 6:14) Más bien, puesto que el tema de la carta de Juan es el amor, parece que se refería a esta declaración de Jesús: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros.” (Juan 13:34) Cuando Juan escribió su primera carta (c. 98 E.C.) habían pasado más de sesenta años desde que Jesús, al principio del cristianismo, dio ese mandamiento de amar. De modo que Juan pudo decir apropiadamente que era un “mandamiento viejo.”
¿Qué entonces es el “mandamiento nuevo” que Juan mencionó en el versículo ocho? Parece que es el mismo que aquel que acababa de llamar el “mandamiento viejo.” No podemos imaginarnos a Juan dando a los seguidores de Cristo un mandamiento verdaderamente “nuevo,” diferente del que Jesús había enseñado. Pero, ¿en qué sentido pudo llamarlo Juan “nuevo”?
Pudo llamarlo nuevo tal como Jesús lo había hecho. Envolvía el estar dispuesto uno a entregar su alma a favor de su hermano, algo que la ley mosaica no requería. (Juan 15:12) Además, era nuevo en el sentido de que tenía que hacerse aplicación fresca de él, y con nueva urgencia, en vista de las condiciones y situaciones que cambiaban. Cerca del fin del primer siglo E.C., dado que casi todos los apóstoles habían muerto y el ‘misterio del desafuero’ estaba en acción entre las congregaciones, los cristianos a quienes Juan escribió podían ver los cambios y podían comprender las nuevas aplicaciones del amor que se necesitaban. (2 Tes. 2:6-8) No obstante, Juan pudo escribirles que el “mandamiento nuevo” era ‘verdadero tanto en el caso de Cristo como en el de ustedes’ porque estaban llevándolo a cabo en su vida, tal como Jesús lo llevó a cabo. En el contexto Juan mostró que el cristiano que no ama a su hermano está en oscuridad. Por lo tanto parece que debido al creciente amor entre muchos de los seguidores de Cristo Juan pudo escribir que ‘la oscuridad va pasando y la luz verdadera está resplandeciendo.’
En vista de la dificultad que presenta 1 Juan 2:7, 8, varios traductores modernos de la Biblia han traducido libremente los versículos en armonía con la explicación que acabamos de dar. Por ejemplo, The New English Bible dice: “Queridos amigos, no les doy un mandato nuevo. Es el mandato viejo que siempre tuvieron delante de ustedes; el mandato viejo es el mensaje que oyeron en el principio. Y sin embargo otra vez es un mandato nuevo el que les estoy dando... nuevo en el sentido de que la oscuridad va pasando y la luz verdadera ya brilla. Cristo ha hecho que esto sea cierto, y es cierto en la propia experiencia de ustedes.” Vea también la Biblia de Jerusalén y las traducciones por C. B. Williams y J. Phillips.
Por consiguiente, ambas expresiones, el “mandamiento viejo” y el “mandamiento nuevo,” evidentemente se refieren al mandato de Jesús tocante a que sus seguidores se amen unos a otros tal como él los amó.