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  • Impelidos a humildad en la graduación de Galaad
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1972
w72 15/5 págs. 317-318

Impelidos a humildad en la graduación de Galaad

EL LUNES 6 de marzo de 1972 a las dos de la tarde dos mil y una personas llenaron por completo el Salón de Asambleas de los Testigos de Jehová en la ciudad de Nueva York. ¿Cuál fue la ocasión? La graduación de la clase 52 de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower.

Presidió el programa N. H. Knorr, el presidente de la escuela. Después de una canción y oración de apertura, el hermano Knorr hizo unas cuantas observaciones acerca de la juventud y el entusiasmo de los estudiantes de esta clase.

A esto siguió una serie de discursos breves, pronunciados por los instructores de Galaad y otros. En el primero de estos discursos se señaló que no existe una crisis de identidad entre los Testigos como reconocidamente existe entre otros que afirman ser ministros cristianos. El segundo orador enfatizó la importancia de interesarse en el bienestar de sus hermanos cristianos. El siguiente discursante amonestó contra el mirar atrás con anhelo, pues esto no solo resulta en que uno se compadezca de sí mismo, sino en desaliento. El siguiente discurso mostró la importancia de tener uno su habilidad para pensar entrenada según la Biblia al tomar decisiones. Otro discursante dio énfasis a la humildad, a la necesidad de ser de mente humilde, y animó a los misioneros a aceptar a la gente en su asignación misional. El último de estos discursos breves recordó a los misioneros la felicidad que les espera por haber establecido metas prudentes para sí mismos.

Después de estos discursos se le leyó al auditorio varios mensajes, entre ellos cablegramas y telegramas, y entonces F. W. Franz, el vicepresidente de la Sociedad Watch Tower, habló. Subrayó la seriedad del compromiso contraído por los estudiantes misionales, su dedicación como siervos de Dios. También consideró en detalle Eclesiastés 5:1-7, que trata de votos. Entre otras cosas hizo notar que los “sueños” mencionados allí que vienen de ‘una abundancia de negocios’ no se refieren a los sueños que uno tiene al dormir después de un día muy ocupado. Más bien, éstos son sueños egoístas, personales, que son el resultado de dejarse uno desviar del servicio de Dios y envolverse en actividades materialistas. El dejar que esto suceda produciría una gran cantidad de “vanidades” y “palabras” proferidas en un esfuerzo por disculparse. En conclusión dio énfasis a la importancia de temer “al Dios verdadero” como una ayuda en su esfuerzo por cumplir lealmente su asignación misional.

Entonces se oyó el principal discurso de la graduación, pronunciado por N. H. Knorr. Repasó brevemente la historia de la escuela misional y la obra maravillosa que los graduados han logrado. Desde que se inauguró la Escuela el 1 de febrero de 1943, más de cinco mil estudiantes se han graduado, y más o menos la mitad de éstos todavía están participando activamente en el ministerio de tiempo cabal.

El orador comentó sobre la expresión “adhiéranse a lo que es bueno,” diciendo que en el griego es, literalmente, ‘pegarse con cola a lo que es bueno’ y exhortó a los estudiantes a estar pegados a sus asignaciones. (Rom. 12:9, 11; Kingdom Interlinear Translation) Dijo que la perseverancia no solo encierra la idea de aguantar penalidades, sino también de continuar por largo tiempo en cierto proceder. Hoy, después de 29 años, 36 de los primeros cien estudiantes de Galaad continúan sirviendo en algún lugar en el ministerio de tiempo cabal.

El hermano Knorr dio importancia especial a la necesidad de que los misioneros sean humildes, que muestren ser de mente humilde al enseñar a otros. El que trataran de impresionar a otros hablándoles de su educación y el entrenamiento especial que han recibido bien pudiera desanimar a la gente y disuadirla de tratar de imitarlos en el ministerio del campo. En vez de eso, les aconsejó, “su humildad en general y su humildad de mente ayudará a las personas a entender.” Tal como Jesús ayudó a los que estaban literalmente ciegos a ver, así los misioneros pueden ayudar a los que están espiritualmente ciegos a ver, y esto contribuirá a la vindicación del nombre de Jehová. En conclusión el hermano Knorr dijo con instancia: “Estamos plenamente conscientes de que tenemos que ser de mente humilde, que tenemos que estar dispuestos a dar. Ustedes tienen la verdad. Al salir entre la gente... DEN.”

Esa noche los estudiantes presentaron un programa musical excelente, el cual fue seguido por un drama bíblico que también dio énfasis a la necesidad de que los cristianos sean humildes, que muestren ser de mente humilde en sus tratos los unos con los otros.

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