Galaad envía más misioneros a la mies
CUANDO Jesús declaró: “La mies, en realidad, es mucha . . . Por lo tanto rueguen al Amo de la mies que envié obreros a su mies,” no pudieron haberse imaginado sus oyentes que más de 1.900 años después la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower estaría haciendo precisamente eso. (Luc. 10:2) Por ejemplo, el lunes 5 de marzo fue otro Día de Graduación de Galaad; esta vez de la clase cincuenta y cuatro. Otros cuarenta y nueve misioneros fueron enviados a ingresar en las filas de los miles que ya están trabajando diligentemente en la “mies” en este “tiempo del fin.”
El programa empezó a la 1:55 de la tarde. Después de un cántico y oración de apertura, varios oradores pronunciaron algunas declaraciones muy animadoras. El instructor Ulysses Glass dijo a los que se graduaban: “Algún día del futuro no muy distante será el último día en que ustedes predicarán a persona alguna en este viejo sistema de cosas. Sin embargo, entre ahora y ese ‘último día’ su fe será probada severamente. Pero, si son fieles cada día en su ministerio, entonces cuando llegue ese ‘último día’ de su predicación, ustedes también ‘serán hallados causa de alabanza y gloria y honra al tiempo de la revelación de Jesucristo.’”—1 Ped. 1:6, 7.
“Para tener buen éxito es preciso que tengan la actitud correcta,” declaró el registrador de la escuela, Edward Dunlap. Citó las actitudes del apóstol Pablo y del Señor Jesucristo como las correctas que debemos copiar. Edificando sobre estas excelentes ideas, el superintendente de la sucursal estadounidense, Milton Henschel, entonces habló acerca de apreciar lo de verdadero valor, contrastando el valor de las posesiones materiales con el de las riquezas espirituales. Para hacer entender claramente su punto le mostró al auditorio varias monedas... moneda de conchas de las islas de Oceanía, moneda de ocupación impresa por los japoneses durante la II Guerra Mundial y viejos chelines británicos, todos los cuales hoy tienen muy poco valor. Aun el billete de diez dólares de los Estados Unidos que exhibió ha perdido mucho de su valor anterior. Entonces, ¡cuán prudente es el consejo que da el apóstol Pablo en Hebreos 13:5 acerca de estar ‘exentos del amor al dinero’!
El siervo de la fábrica, Max Larson, recordó a los graduandos que su asociación con la familia de Betel realmente había sido parte de su entrenamiento, para ayudarlos a adherirse fielmente a sus asignaciones. ¿Cómo es esto? Bueno, dijo Larson, hay setenta miembros de la familia que han estado trabajando aquí en Betel por más de 28,6 años, la edad media de esta clase. ¡Excelentes ejemplos, éstos, de personas que se adhieren fielmente a sus asignaciones en el ministerio!
El siervo de Betel, George Couch, se refirió al hecho de que esta clase había sido alimentada especialmente bien con un conocimiento de cosas espirituales. Pero ahora el buen éxito que tendrían como misioneros dependería de lo sabiamente que aplicaran este conocimiento al ayudar a otros a aprender el camino que lleva a vida eterna.
Después de la lectura de más de veinte telegramas y saludos especiales enviados a los graduados de diferentes partes del mundo, el vicepresidente F. W. Franz pronunció un discurso dinámico. Al progresar en su discurso hizo unas cuantas preguntas interesantes a los graduados: ‘¿Han pasado los testigos de Jehová su máximo? ¿Es eso lo que creen ustedes como grupo de misioneros? ¿Es ésa la actitud de ánimo que tienen al partir para el campo misional? No, de ninguna manera. Ustedes creen que la cumbre todavía está delante de nosotros, y todos estamos resueltos a llegar hasta la misma cima.’
Parece que todo el programa iba preparando el camino para el discurso que el presidente, N. H. Knorr, pronunció intitulado “Su fe es probada por sus labios,” un discurso basado en Romanos 10:8-10. ‘Nuestros labios,’ declaró Knorr, ‘tienen mucho que ver con nuestra fe en Jehová Dios. Pero antes que pueda estar en sus labios tiene que estar en su corazón, porque es del corazón que habla la boca. Durante los pasados cinco meses ustedes han mostrado que tienen fe en su corazón. Ahora van a salir como misioneros y usar sus labios para probar su fe . . . porque la fe sin obras realmente está muerta, según Santiago 2:14-26.’
Luego los estudiantes recibieron un sobre con sus asignaciones. Los dieciséis hermanos solteros, las cinco hermanas solteras y los catorce matrimonios habían venido de seis diferentes países. Ahora se les enviaba a veintitrés países.
Después de un intermedio para cenar, los 2.061 concurrentes estaban listos para disfrutar del programa de la noche, la parte sobresaliente del cual fue la presentación de dos dramas bíblicos. El primero tenía el título “¡Griten! ¡Porque Jehová les ha dado la ciudad!” Más que una mera representación entretenida de la urgencia que existió dentro de la antigua ciudad de Jericó, el drama grabó fuertemente en todos la urgencia actual que impele a las personas de la actualidad que fueron representadas por Rahab y su casa.
El segundo drama bíblico se llamó “El celo por tu casa me consumirá.” Ésta también fue una presentación muy conmovedora, pues abarcó muchos sucesos del dinámico ministerio de Jesucristo. Ciertamente hizo que todos los que estaban presentes se preguntaran si ellos” también, podrían seguir semejante proceder de servicio de tiempo cabal en el corto tiempo que todavía queda.
Si alguna idea quedó grabada como la impresión general del día fue ésta: No hemos llegado al cumbre, porque el Amo de la mies sigue enviando más obreros a la cosecha mundial.