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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1976
w76 15/1 págs. 63-64

Preguntas de los lectores

● Si un cristiano o una cristiana rompe unilateralmente su compromiso para casarse, ¿qué efecto tendría esto en que tal persona fuera usada de manera ejemplar en la congregación?

Tanto el entrar en un compromiso para casarse como el romperlo son pasos serios, que no han de darse a la ligera. Sin embargo, ambos son básicamente asuntos privados. No hay necesidad de que los ancianos de la congregación inquieran en cuanto a tales asuntos a menos que una de las partes interesadas se queje a ellos o haya evidencia de que varias personas de la congregación estén perturbadas, con correspondiente falta de respeto al que así rompió el compromiso. En algunos casos puede ser que los que están perturbados necesiten entender más claramente los principios pertinentes.

Pudiéramos notar que, bajo el arreglo de los israelitas, a las mujeres comprometidas se les consideraba obligadas por aquel compromiso, y si se hacían culpables de alguna infidelidad, la ley mosaica estipulaba que se les debería tratar como se trataría a una casada. (Deu. 22:23, 24) El varón israelita tenía mayor libertad y podía romper el compromiso, como José de Nazaret planeó hacerlo. Mateo 1:19 relata que, después de enterarse de la preñez de María, “como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla [“separarse de ella,” Versión Popular] en secreto.” (Biblia de Jerusalén; compare con Deuteronomio 24:1.) Sin embargo, los cristianos no están bajo el pacto de la Ley, y en zonas grandes hoy a una mujer comprometida no se le considera obligada al mismo grado que en aquel tiempo.

En Mateo 5:37 Jesús dijo: “Simplemente signifique su palabra Sí, Sí, su No, No; porque lo que está en exceso de esto proviene del inicuo.” El contexto muestra que aquí estaba dando consejo contra la práctica que muchos tenían de acompañar con frecuencia las declaraciones con un juramento, y regularmente jurar por el cielo o Jerusalén o alguna otra cosa. Pero mediante esta advertencia contra tal exceso, Jesús no dijo que, cuando alguien se da cuenta de que ha cometido un error serio, es incorrecto que él o ella haga un esfuerzo por corregirlo. Proverbios 6:1-5 habla del que sale fiador de otro y ha “sido cogido en un lazo por los dichos” de su boca, “atrapado” por ellos, y aconseja que éste debe obrar para librarse, diciendo: “Ve y humíllate e inunda con importunaciones a tu semejante.” La persona que está comprometida para casarse también pudiera llegar a comprender que ha dado un paso imprudente. Es un hecho que durante el cortejo antes del compromiso el hombre o la mujer por lo general presentan la mejor apariencia posible, se esmeran por ser agradables. Sin embargo, después del compromiso anunciado es posible que la persona empiece a dejar que se vea mejor lo que en realidad es. Ahora uno de los dos puede ver problemas serios que no se manifestaban antes.

En los casos especiales en que a los ancianos sí se les hace necesario inquirir en cuanto al asunto del rompimiento de un compromiso, deben interesarse en determinar si las razones para el rompimiento han sido válidas. ¿Qué pudiera ser una razón “válida”? En una “Pregunta de los lectores” publicada en La Atalaya del 1 de febrero de 1969 se dieron dos ejemplos. Considere aquí unos ejemplos más. Durante el período de compromiso quizás la mujer empiece a revelar una actitud muy “mandona,” una en que no muestre verdadero respeto a la jefatura, dando así fuerte evidencia de que es una persona de la clase que se describe en Proverbios 19:13; 21:9; 27:15, 16. O, durante ese período, el hombre quizás participe en alguna maldad seria; quizás se emborrache, cometa alguna inmoralidad o un acto seriamente falto de honradez. O quizás uno de los dos vea en el otro alguna otra debilidad espiritual definida, probablemente una muy fuerte actitud materialista, y pudiera pensar y sentir a conciencia que el realizar el matrimonio podría imponer sobre su fortaleza espiritual una carga seria, quizás más de lo que le parece a él o ella que puede llevar sin daño. Sin embargo, esto no significa que en todo caso se considera a la otra persona como deficiente o inferior. Quizás uno piense que la otra persona es un individuo muy excelente, pero simplemente llegue a darse cuenta de que hay diferencias muy fuertes en personalidad o punto de vista que harían la relación marital muy difícil para los dos. Estas razones, pues, aunque de ninguna manera son todas las que pudiera haber, son algunas de las razones serias que pudieran hacer que una parte interesada, después de pensamiento cuidadoso y oración, decidiera terminar el compromiso. Por supuesto, un acuerdo mutuo de romper el compromiso sería preferible, por mucho, a una acción unilateral. Pero pudiera ser que la otra parte interesada no viera, o hasta prefiriera pasar por alto, el problema que hay.

Todo esto enfatiza el valor de no apresurarse a un compromiso para casarse, sino más bien buscar primero el llegar a conocer bien a la otra parte interesada. El amor al prójimo debe impedir que alguien adopte una actitud de ligereza para con el comprometerse, pues se da cuenta del daño emocional que puede causar el que se rompa el compromiso.

En casos en que un individuo ha perdido su cónyuge, debido a muerte o infidelidad (y divorcio bíblico), su condición emocional pudiera ser de tal índole que sintiera intensamente la necesidad de compañerismo para combatir la soledad. Pudiera tender a entrar en un compromiso más rápidamente que si se hallara en otras circunstancias. Al obtener equilibrio emocional, quizás la persona se dé cuenta de que el compromiso fue imprudente. En el caso de un anciano, esto pudiera restarle o no prestigio en cuanto a su estabilidad. Habría que considerar las circunstancias.

En el caso, entonces, de un individuo que está en una posición ejemplar, como lo está un anciano o siervo ministerial, un miembro de una familia Betel, u otra persona en el servicio de tiempo cabal, el cuerpo de ancianos debe considerar todo el cuadro de lo que es la persona y no solo el un solo acto de poner fin a un compromiso unilateralmente. Si el derrotero pasado de la persona muestra una inclinación o patrón de tomar estos asuntos a la ligera, entonces a los ancianos pudiera serles aconsejable recomendar la remoción de esa persona de toda posición ejemplar. Quizás hallen que la razón por la cual se ha roto el compromiso ha sido simplemente que el individuo ha permitido que otra persona obtenga su atención e interés, un derrotero que muestra volubilidad o ligereza. Si una porción considerable de la congregación da evidencia de haberle perdido el respeto al individuo, esto también recibirá debida consideración. Hay que tener en cuenta las actitudes y circunstancias locales, puesto que en lo que toca a estos arreglos algunos países o regiones del mundo adoptan un punto de vista mucho más estricto que otros.

Sin embargo, si estos factores negativos no están presentes y la persona ha demostrado ser seria, concienzuda y considerada con otros, la decisión de terminar un compromiso unilateralmente no necesariamente requeriría que se le removiera de una posición ejemplar o se le impusiera una restricción de privilegios en la congregación. El que haya razones válidas o no para dar por terminado el compromiso siempre será un factor determinante.

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