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  • ¿Aprecia usted sus bendiciones?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1976
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1976
w76 1/2 págs. 76-79

¿Aprecia usted sus bendiciones?

TODOS disfrutamos de muchas bendiciones. Pero ¿pausamos alguna vez para considerar la suma de ellas? ¿Las apreciamos, o simplemente las vemos como lo que hubiera de esperarse? Con frecuencia el apreciar uno sus bendiciones puede significar la diferencia entre la buena salud y la mala salud, la diferencia entre el contentamiento y el descontento, entre la tranquilidad de ánimo y la frustración, o entre la felicidad y la infelicidad. El hecho de que muchas personas no aprecien sus bendiciones explica su darse al alcoholismo, la afición a las drogas, el juego de azar y la pornografía.

Es verdad que en este sistema de cosas actual no hay nada perfecto; todos experimentamos pruebas de una clase u otra y ninguno de nosotros ve plenamente satisfechas sus necesidades. Siempre viene lo amargo junto con lo dulce. Pero ¿cómo nos afecta esto?

Como lo expresó un ministro cristiano de edad avanzada: “Hay quienes se quejan de que los rosales tengan espinas; otros agradecen el que los espinos tengan rosas.”

Es necesario que consideremos las bendiciones que recibimos diariamente, porque la tendencia humana es tomar como lo que hubiera de esperarse las experiencias buenas, mientras que se machaca en las experiencias desagradables o negativas. De ahí que leamos en la prensa: “Las familias son más ricas, pero están frustradas.” Aunque los ingresos han aumentado, “las frustraciones, los temores, las inquietudes de la familia norteamericana . . . se ven en todo nivel de ingresos,” tanto de los que disfrutan de opulencia como de los que dependen de socorro. Sí, “reina el descontento con los empleos y las profesiones entre el personal asociado con los ejecutivos y administradores del negocio estadounidense.” Entre los obreros fabriles una queja típica es: “Me siento como el que tiene que estar corriendo con todas sus fuerzas solo para mantenerse en la misma posición.”

¿Hay razón para todo este descontento y frustración? El hecho de que pudiera ser en gran parte asunto de la actitud mental de uno se puede ver por la manera en que cierta familia ve las cosas. El esposo trabaja en una línea de montaje de autos, y esta clase de trabajo por lo general se caracteriza por una elevada proporción de cambio de personal y ausencias, lo cual, según se dice, se debe al hastío y la frustración que acompañan al empleo. Pero ¿significa esto que esos trabajadores tienen pocas bendiciones que puedan ser apreciadas, si acaso tienen algunas? La esposa explica:

‘Mi esposo, aunque es graduado de un colegio de enseñanza superior y tiene su título del colegio, prefiere trabajar en una línea de montaje y ha rechazado trabajos de prestigio. ¿Por qué? Entre nuestras bendiciones están éstas: (1) un salario muy bueno; (2) pago de gastos médicos (nos ahorró 2.000 dólares cuando tuve un parto prematuro); (3) su sindicato le protege el empleo; (4) su paga aumenta cuando el costo de la vida aumenta; (5) tiene beneficios liberales con relación a días de fiesta y vacaciones; (6) cuando termina el trabajo de una noche (prefiere el turno nocturno), no tiene más preocupaciones; (7) cuando llega a casa nos llega todo el hombre, y así por el estilo.’

En resumen, ella dice: “No todo el mundo está impelido por la ambición y la búsqueda de prestigio. . . . [Hay quienes están] más interesados en . . . tiempo libre para lectura, conversación y diversión . . . El buen éxito depende de qué clase de ser humano sea uno, no de su descripción de su trabajo ni de su saldo bancario. . . . Medramos en el tiempo libre, la seguridad y la ausencia de tensión y presión que poseemos como familia que tiene al esposo trabajando como obrero asalariado común.”—Revista Daily News de Nueva York, 16 de sept.⁠e de 1973.

A sabiendas o sin saberlo, esta familia del esposo que es obrero asalariado común se rige por el principio que proclamó el apóstol Pablo: “Teniendo pues con qué alimentarnos y con qué cubrirnos, estemos contentos con esto. Empero los que se resuelven a ser ricos, caen en una tentación y un lazo.” Sin embargo, no debemos pasar por alto el hecho de que el apóstol también muestra que para “grande ganancia” necesitamos “piedad, unida con un espíritu contento.”—1 Tim. 6:6, 8, 9, Versión Moderna.

RESULTADO DE NO APRECIAR LAS BENDICIONES

Según cálculos oficiales sobre los Estados Unidos, allí aproximadamente un millón de niños huyen de sus hogares cada año. En la actualidad la edad de término medio de estos niños es de quince años, y va haciéndose menor. Es verdad que quizás algunos de éstos tengan buenas razones para huir. Sin embargo, es patente que, en su mayor parte, estos niños no aprecian las bendiciones que pudieran tener en casa, en comparación con las condiciones que hallan y a las que se enfrentan en el frío mundo exterior. La prensa hasta ha relatado los casos de muchachas que han huido de su hogar y que han sido violadas y asesinadas y de muchachos que habían huido de su hogar que estuvieron entre los que fueron atormentados y asesinados por una pandilla de homosexuales en Houston, Texas.

En la actualidad en muchos países hay mujeres que se quejan de las desigualdades de su condición. En los Estados Unidos, estas mujeres han formado la National Organization of Women [Organización Nacional de la Mujer] (NOW, para abreviar). Una indicación de su posición extrema es el libro que escribió una de las líderes del grupo, que ataca la ‘varonilidad’ de Dios y objeta a que se le llame “Padre.” Pero estas mujeres no hablan en nombre de todas las personas de su sexo. De hecho, para contrarrestar la propaganda de la NOW algunas mujeres han formado la organización HOW... que abreviaría “Happiness of Womanhood [Felicidad de la mujer].” Estas enumeran con aprecio algunas de sus bendiciones... vida de familia, amor de un esposo, hogar propio, el poder criar hijos, y la seguridad que se asocia con tener un esposo confiable, que gane el pan para la familia. También comprenden que, aunque no se encuentran en situación perfecta, lo mismo es cierto de sus esposos.

APRECIANDO SUS BENDICIONES

Al grado que uno tenga alguna salud y fuerza, tiene bendiciones que puede agradecer. ¿Puede usar sus cinco sentidos? He ahí una bendición que debe apreciarse. En virtud del sentido de la visión uno puede disfrutar de muchas escenas hermosas... los rostros y formas de la gente, hermosas flores, árboles, arbustos, aves, animales y peces, hermosos valles, lagos y puestas del Sol.

¿Qué hay de los placeres que se asocian con el sentido del oído... las muchas cautivadoras voces humanas, incluso las de los niños, los sonidos que produce la creación, las melodías de la música deleitable bien ejecutada? Y considere todos los placeres que se asocian con los sentidos del gusto, del olfato y del tacto. ¿Aprecia usted estas bendiciones, o las mira como lo que hubiera de esperarse? ¿Tiene usted que ver a un inválido para poder apreciar sus extremidades sanas? ¿Tiene que ver a un ciego para apreciar su bendición de la vista?

POR QUÉ NO SE APRECIAN LAS BENDICIONES

¿Qué hace que la gente pase por alto, menosprecie o esté ciega a sus bendiciones, aceptándolas como lo que hubiera de esperarse en vez de apreciarlas?

Hay varias razones. Una es simplemente no tomar las cosas en consideración. Por ejemplo, puede ser que algunos jovencitos piensen poco en todo el tiempo, energía y provisiones, así como en la consideración, amor y cariño que sus padres les otorgan. Simplemente dan las cosas por supuestas... a menos que sus padres inculquen en ellos sentimientos y actitudes mentales de aprecio, gratitud y contentamiento.

En el caso de otros, quizás no aprecien sus bendiciones debido a codicia o egoísmo. Esas personas siempre quieren más. Nunca están contentas con lo que tienen. De ellas, dice la Biblia: “Quien ama el dinero nunca se harta de dinero.” (Ecl. 5:9, La Santa Biblia, Eds. Paulinas, dir. de E. Martín Nieto). Porque siempre quieren más, tales personas están ciegas a las bendiciones que ya tienen.

Hay además otros que no aprecian sus bendiciones debido a envidia. Intranquilos porque otros tienen más cosas que ellos, o tienen lo que a ellos les gustaría tener, los envidiosos no aprecian las bendiciones que ellos mismos ya tienen. Repetidas veces la Biblia advierte contra el codiciar o desear lo que otro tiene, y también contra competir unos con otros. (Fili. 2:3; Col. 3:5) Estos individuos pueden verse fácilmente envueltos en una vida extremadamente agitada de competencia o en un esfuerzo constante por “no ser menos que el vecino.”

Pero una razón fundamental por la cual muchos no toman en cuenta sus bendiciones, no aprecian las cosas buenas de la vida, las ventajas que tienen, es que dejan que el gran Benefactor, el Creador, Jehová Dios, desempeñe un papel muy pequeño en su vida, si acaso permiten eso. El que pasen por alto a Dios por lo general se debe a que pasan por alto la Palabra de Dios, la Biblia.

EL CONSEJO DE LA BIBLIA

Las páginas de apertura de la Biblia muestran que Dios es el gran Creador de todas las cosas. (Génesis, caps. 1 y 2) Estamos en deuda con él por todo aquello de lo que disfrutamos. En particular, el libro de Salmos insta a la humanidad a dar gracias a Jehová Dios y suministra razones por las cuales hacerlo.

Los salmistas tomaron nota, no solo de las bendiciones materiales, sino también de las espirituales: “Bendice a Jehová, oh alma mía, . . . Aquel que está perdonando todo tu error . . . Porque así como los cielos son más altos que la tierra, su bondad amorosa es superior para con los que le temen. Tan lejos como está el naciente del poniente, así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones. Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen.”—Sal. 103:2, 3, 11-13.

De modo similar, vemos que los siervos de Dios de los tiempos apostólicos apreciaban las bendiciones de Dios. Por eso el apóstol Pablo dijo a los paganos de Listra que querían adorarlo: “Verdaderamente, [Dios] no se dejó a sí mismo sin testimonio por cuanto hizo bien, dándoles lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando sus corazones por completo de alimento y de alegría.” (Hech. 14:17) El mismo apóstol sigue recalcando que es necesario dar gracias a Dios por las bendiciones recibidas. Típico de esto es su expresión: “Dando gracias siempre por todas las cosas a nuestro Dios y Padre en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.”—Efe. 5:20.

EJEMPLOS DEL DÍA ACTUAL

Hoy, de la misma manera, los que toman en serio la Palabra de Dios y sus requisitos aprecian las bendiciones que tienen. Esto se puede observar por el hecho de que en su vida no se les ve recurriendo a “escapes” como el materialismo, el alcoholismo, la afición a las drogas, el juego de azar ni la pornografía. Queda más manifiesto todavía por el hecho de que son personas tan observantes de la ley y felices.

Por ejemplo, hay un parapléjico en Vancouver, Columbia Británica, que es feliz a pesar del hecho de que no puede usar ni sus extremidades superiores ni las inferiores. Cuenta entre sus bendiciones el poder ganarse la vida pintando —sosteniendo un pincel con la boca— de modo que puede suministrarse las cosas necesarias. Y, en particular, aprecia entre sus muchas bendiciones el conocer la verdad acerca de Dios y Sus propósitos, tener la maravillosa esperanza del Reino y poder asociarse con compañeros cristianos en la adoración y en compartir con otros las cosas que aprende.

Otro ejemplo de una persona que aprecia sus bendiciones es cierto hombre que había sido arrestado veinticinco veces en nueve años, y que había sido reo convicto cinco veces. Se le habían imputado catorce delitos graves y se enfrentaba a una condena total de 250 años en prisión. Entonces se relacionó con la Biblia y más tarde con alguien que pudo ayudarle a entenderla. ¡Qué cambio produjo esto en él!

“Mis antiguos asociados, la policía local, se están preguntando qué me sucedió. . . . El que supervisa mi libertad condicional ve el maravilloso cambio en mi vida. . . . Me he acostumbrado a buenos hábitos de trabajo, los cuales nunca había tenido antes. Suministro a mi familia dinero que me gano honradamente. Disfruto más de las cosas de la vida, con mayor aprecio. Doy gracias especialmente a Jehová mismo por ayudarme. En un solo año mi vida ha sido renovada completamente. Me he puesto una nueva personalidad. He llegado a conocer el apego a la verdad del Creador en mi vida, y tengo una maravillosa esperanza cuando me acuesto y cuando me levanto.” ¡No hay duda de que él aprecia sus bendiciones!

Hubo también el joven de Texas que había sido borrachín y aficionado a las drogas y que estuvo en prisión por ser vendedor de drogas. Como resultado de haberse familiarizado con Jehová y su Palabra se convirtió en una persona que aprecia sus bendiciones: “Mi vida pasada me iba llevando a la muerte segura, pero ahora tengo esperanza. Tengo el privilegio de ver y llegar a conocer a muchos hermanos y hermanas de muchos lugares que verdaderamente muestran afecto. Esto me da algo por lo cual vivir. La diferencia entre mi vida antes y mi vida ahora es como la diferencia entre un desierto y un océano.”

Debido a un accidente de natación, un joven hawaiano quedó restringido a una silla de ruedas. Por siete años se sintió defraudado en la vida, triste debido a su condición y deprimido. Pero al comunicarse con los testigos de Jehová y adquirir la esperanza de la Biblia todo esto cambió: “Ahora tengo una vida feliz, que vale la pena y que es satisfactoria. El saber que Jehová promete una vida eterna con salud y vigor perfectos en el nuevo orden tan cerca, además del hecho de que puedo ayudar a otros a alcanzar la vida eterna, me ha producido la mayor felicidad posible.”

No hay duda en cuanto a ello. Prescindiendo de su situación en la vida, sea que sus circunstancias sean normales, o hasta tan difíciles como las del parapléjico, usted tiene bendiciones que se pueden apreciar. Las apreciará si no las toma como lo que se hubiera de esperar, si no permite que el egoísmo, la codicia ni la envidia lo cieguen a ellas. Y no hay mejor manera de llegar a un aprecio pleno de sus bendiciones que por medio de conseguir un conocimiento y entendimiento de la Biblia, la Palabra de Dios. Los testigos de Jehová de su comunidad con gusto le ayudarán a adquirir ese conocimiento y entendimiento.

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