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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1978
w78 15/3 págs. 31-32

Preguntas de los lectores

● Mi esposo incrédulo me confesó que tiene otra mujer. ¿Es su confesión suficiente base para un divorcio bíblico?

En algunos casos, si el cónyuge incrédulo de un cristiano confiesa haber cometido inmoralidad, eso suministraría base bíblica para un divorcio, lo cual, a su vez, libraría al cristiano inocente para contraer segundas nupcias si lo desea.

La ley de Jehová Dios a la antigua nación de Israel permitía el divorcio por varias razones. (Deu. 24:1, 2) El adulterio, la homosexualidad y la bestialidad eran bases para dar fin a un matrimonio; a la persona culpable se le había de ejecutar. (Deu. 22:22-24; Lev. 18:22, 23) Sin embargo, la Ley manifestaba este requisito importante: “Por boca de dos testigos o de tres testigos debe ser muerto el que muere. No será muerto por boca de un solo testigo.” (Deu. 17:6; 19:15; Núm. 35:30) Por ser “amador de justicia y derecho,” Jehová requería que asuntos de aquella índole se determinaran por pruebas, por testigos, no por simple sospecha. (Sal. 33:5) Esto, por supuesto, se declaró en cuanto a aplicar la pena de muerte, no en cuanto a una acción de divorcio.

Otra situación de que trataba la Ley también ilustra la importancia de que haya prueba. ¿Qué había de hacer un hombre si sospechara que su esposa hubiera cometido adulterio pero ella lo negara y no hubiera testigos? La ley de Dios daba los trazos de un paso que podía darse, pero era un paso drástico que podía tener efectos duraderos para la esposa si ella era culpable o para el esposo si ella era inocente. Se podía llevar a la esposa ante el sacerdote y hacer que participara en un procedimiento prescrito que envolvía el beber cierta agua especial. Si ella era culpable, sufría el castigo divino de que su ‘muslo decaía,’ lo cual evidentemente daba a entender que sus partes sexuales se atrofiaban y desde entonces ella quedaba sin poder de concepción. (Núm. 5:12-31) Evidentemente en estos casos no se ejecutaba a la esposa adúltera, a pesar de recibir este castigo extraordinario de parte de Dios, porque ella negaba su culpa y no había los dos testigos que se requerían.

¿Cuál es la situación hoy en la congregación cristiana? ¿Es posible obtener testimonio sustancial en cuanto a la base para un divorcio bíblico?

Jesús mismo declaró que para sus seguidores la única base para divorcio, como base que librara a uno para contraer segundas nupcias, es la de que el cónyuge de uno cometa porneia, crasa inmoralidad sexual. (Mat. 19:9) ¿Habría suficiente base para divorcio en el hecho de que una esposa cristiana simplemente sospechara que su esposo fuera culpable de adulterio? No, pues las Escrituras Griegas Cristianas siguen con el principio de que un asunto sea establecido por dos o tres testigos, como lo requiere un sentido equilibrado de la justicia. (Juan 8:17, 18; 1 Tim. 5:19; Heb. 10:28) Por eso, si una esposa simplemente sospechara que su esposo hubiera cometido adulterio, pero él lo negara y no hubiese testigos que lo confirmaran, ella no tendría suficiente base para establecer ante la congregación cristiana que tuviera derecho a divorciarse de él y así estar libre para contraer segundas nupcias.

En algunos casos, sin embargo, el cónyuge incrédulo confiesa que es inmoral. Un esposo, por ejemplo, quizás hasta se jactara de ello ante su esposa como desafío y escarnio para lastimarla. Ella pudiera optar por pasar por alto su díscolo proceder. Pero ¿qué sucede si a ella le parece que no puede o no debe hacer eso? ¿Es la confesión de él suficiente prueba?

En esta situación no es como si él profesara inocencia o firmemente negara ser culpable de adulterio. Más bien, se lo confiesa a ella, aunque por causa de su reputación quizás no esté dispuesto a confesarlo de plano en un tribunal de derecho o ante otras personas. ¿Qué puede hacer la esposa?

Puesto que ella es parte de la congregación cristiana limpia, se daría cuenta de la importancia de encargarse apropiadamente del asunto para que, después de haberse divorciado de él, si ella posteriormente contrajera segundas nupcias no hubiera duda alguna en cuanto al haber mantenido ella ‘el lecho conyugal sin contaminación.’ (Heb. 13:4) Con ese fin, podría dar a los ancianos que representan a la congregación una carta en la cual describiría su situación, declarando que su esposo incrédulo le ha confesado que cometió inmoralidad. Y ella podría declarar que de acuerdo con Mateo 19:9 ella desea repudiarlo, obteniendo un divorcio legal y terminando así el matrimonio bíblica y legalmente.

Los ancianos considerarían si hay alguna razón conocida para llegar a una conclusión que difiera de la conclusión de que el cónyuge incrédulo ha sido inmoral. Si no hay tal razón, podrían aceptar la declaración firmada de ella.

‘Pero,’ quizás diga alguien, ‘¿no es posible que alguien presente una declaración engañosa, falsa, y diga que su esposo haya confesado inmoralidad cuando en realidad él nunca haya dicho eso?’ En realidad, sería engaño craso el que alguien intentara eso. David oró en una ocasión: “Tú has examinado mi corazón, has hecho inspección de noche, me has refinado, descubrirás que no he tramado.” (Sal. 17:3) A la inversa, Jehová sabe bien cuando alguien sí se pone a tramar, y Él se asegurará de que esa persona no tenga éxito al fin. Por lo tanto, si queda constancia de que una cristiana ha declarado que su esposo ha confesado inmoralidad, Jehová conoce los hechos. Como dice la Biblia: “No hay creación que no esté manifiesta a la vista de él, sino que todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.”—Heb. 4:13; Pro. 5:21; Jer. 16:17.

Por eso, si no hay razón para dudar de la declaración de la esposa, los ancianos de la congregación pueden dejar el asunto entre ella y Jehová. En ese caso ella tendría que llevar ante Dios la responsabilidad en cuanto a lo real del derrotero de inmoralidad por parte de su esposo, lo cual sería la base bíblica para poner fin al matrimonio aunque el divorcio legal se obtuviera con alguna otra razón como base.

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