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  • En la Alemania de la posguerra... los jóvenes alaban a Jehová
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1979
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1979
w79 15/1 págs. 8-13

En la Alemania de la posguerra... los jóvenes alaban a Jehová

ALEMANIA, 1978. Las llanas planicies del norte, barridas por el viento y alfombradas por campos de brezos atractivos a la vista; el centro industrial del Ruhr, con su paso apresurado como siempre, medio escondido bajo una capa de humo mezclado con niebla; los majestuosos Alpes bávaros cubiertos de densas capas de nieve recién caída, y enjambres de turistas cubriendo el panorama en busca de pantalones de piel, coloridos vestidos femeninos al estilo bávaro, picheles de cerveza y relojes de cuclillo... ésta es la Alemania que todo el mundo conoce. Parece que poco ha cambiado en ella.

Y sin embargo el mundo, junto con Alemania, ha cambiado, quizás nunca tan rápidamente como desde el fin de la II Guerra Mundial. Se han introducido nuevos peligros, nuevas actitudes y nuevas normas de conducta. Al salir del holocausto de la guerra, ¿qué clase de herencia podría dar la generación anterior a la generación de la posguerra?

No puede haber mejor herencia para equipar a la nueva generación a enfrentarse con éxito a sus problemas que el conocimiento exacto del Dios verdadero, Jehová, y de sus propósitos. Durante el régimen de Hitler hubo cristianos que tuvieron este conocimiento y cuya fidelidad bajo persecución es bien conocida. Teniendo en mente las palabras de David, de que “generación tras generación encomiará tus obras, e informará acerca de tus poderosos actos,” han estado resueltos a pasar esta excelente herencia a la generación de la posguerra. (Sal. 145:4) ¿Han tenido éxito en esto? Investiguemos.

JÓVENES CRIADOS POR PADRES CREYENTES

Muchos de los testigos de Jehová de la generación actual (desde 1945) han tenido la ventaja de haber sido criados o educados por padres y hasta abuelos que eran testigos de Jehová. Por ejemplo, tanto Elke como su hermana Heidi, quienes sirven a Dios de tiempo completo, se alegran de pertenecer a la quinta generación de Testigos en su familia. ¡Qué maravilloso es ver a familias enteras servir a Jehová unidamente!

Considere, también, la experiencia de una familia de Westfalia en la cual hay 15 hijos. Gerhard, que ahora sirve de tiempo completo en la oficina central de la Sociedad Watch Tower en Wiesbaden, recuerda la excelente educación que los hijos recibieron de sus padres cuando todavía todos vivían en el hogar. Era necesario celebrar tres estudios de familia para atender sus necesidades individuales: uno para los hijos mayores, otro para los muy pequeños, y el de los de “edad mediana.” El padre solía dedicar hora y media haciendo viajes de ida y vuelta en automóvil para llevar a su entera familia al Salón del Reino. ¡No se edifican familias cristianas fuertes sin esfuerzo!

EL PROBLEMA DE HOGARES DIVIDIDOS

Otros jóvenes no han tenido la bendición de disfrutar de una familia unida, pues han sido criados en hogares que han estado divididos en cuanto a religión.

Friedhelm recuerda que repetidas veces su padre le quemó la Biblia, libros y revistas. A pesar de los ambiciosos planes que su padre tenía para él, que era hijo único, se mantuvo firme en servir como proclamador de tiempo completo de las buenas nuevas acerca del reino de Dios.

En otro caso similar, Wilfried dice que él y su madre frecuentemente encontraban la puerta del hogar cerrada cuando regresaban de las reuniones cristianas. En una ocasión hasta tuvieron que dormir en el automóvil. En otra ocasión el padre arrastró a Wilfried fuera de la cama y comenzó a golpearlo con una lámpara. Pero por mantenerse fiel Wilfried se ganó, no solo el respeto de su padre, sino, lo que es más importante, la aprobación de Jehová. Él explica que “los hermanos siempre me hacían sentir bienvenido en la congregación, a pesar de que solo tenía 11 ó 12 años en aquel tiempo, y fue este amor lo que me ayudó a continuar.”

Uwe era un adolescente cuando llegó a ser Testigo, y afrontó oposición tanto en el trabajo como en el hogar.

Él recuerda la vez que aprovechó una oportunidad para hablar acerca de la verdad a otras personas durante el tiempo de descanso en el trabajo y fue recompensado, no con oídos que le escucharan, sino con un cubo de agua que le derramaron en la cabeza. Sin embargo, tanto él como su hermano, que ahora es misionero en España, continuaron progresando hacia la madurez cristiana.

Rolf-Dieter tenía solamente cinco o seis años cuando su madre llegó a apreciar la verdad de la Biblia. El padre de él, que se oponía a la verdad, no permitía que él ni su hermano menor asistieran a las reuniones cristianas, aunque su madre les hablaba en el hogar y los llevaba consigo siempre que era posible.

Él relata: “Recuerdo una ocasión en que mi padre me hizo ir a un servicio eclesiástico de una de las organizaciones religiosas de la cristiandad.” “Pero mamá me había explicado todo de antemano. Fui y escuché, pero mi conciencia no me permitió participar en las ceremonias, pues yo entendía que eran antibíblicas, a pesar del hecho de que todos los que estaban sentados a mi alrededor me golpeaban y susurraban lo que debía hacer.” Sin embargo, Rolf ejerció dominio de sí mismo con relación a los concurrentes a los servicios, pues reconocía que las Escrituras ordenan respeto a otras personas.

ENFRENTÁNDOSE A PROBLEMAS GRANDES Y PEQUEÑOS

La situación de los cristianos jóvenes no es fácil. El aguantar el ridículo y la mofa puede ser una verdadera prueba de lealtad. Después de la graduación los estudiantes varones se enfrentan a la cuestión de la neutralidad Y ellos, al igual que las jóvenes que son Testigos, han tenido que contender con todos los problemas que son comunes a los jóvenes hoy día: las drogas, el alcohol, la inmoralidad y muchos, muchos otros problemas.

Sí, hasta el encontrar a un compañero para el matrimonio puede ser un problema. Fue un problema para Ute. Ella explica:

“¿Dónde podía encontrar un cónyuge apropiado? Todos los jóvenes de nuestra congregación ya estaban casados. Quizás no hiciera daño el echar un breve ‘vistazo en el mundo.’ Pero no, simplemente no podía hacer aquello, pues estaba consciente del consejo bíblico de que uno debe casarse ‘solo en el Señor.’ En este asunto, también, puse mi confianza en Jehová. Entonces, durante la obra de construcción de nuestro nuevo salón de asambleas en Trappenkamp, conocí a mi novio. Nos casaremos en junio.”

¿Y qué hay de nuestros pequeñuelos con sus “problemitas”? Escuchemos a Eric:

“Tengo 10 años de edad y estoy en cuarto grado. Mis padres han sido Testigos por mucho tiempo, así que hasta cuando ingresé en la escuela me asociaba solamente con compañeros de creencia. Todo marchó bien hasta el día en que nuestra clase salió de viaje para pasar una semana en el campo en un albergue de la escuela. Yo nunca había estado fuera de casa antes. De repente, nuestro maestro enfermó y un maestro sustituto fue con nosotros. Yo no lo conocía. El domingo por la mañana él dijo: ‘Esta mañana todos iremos a la iglesia.’ Yo sabía que tenía que explicarle que yo no estaba de acuerdo con las enseñanzas que se presentaban allí, y que por esta razón prefería no ir. Durante el desayuno pensé en lo que podría decirle. Después del desayuno, le hablé, pero él dijo: ‘¡Tu irás, así que no argumentemos!’ Me fui a mi habitación y, cuando estuve solo, me acordé de lo que mamá me había dicho la mañana que había salido de viaje: ‘Si tienes problemas, Jehová conoce tu corazón. Puedes hablarle acerca de tus problemas.’ Lloré mientras oraba. ¡No quería tener ninguna relación con la religión falsa! Poco después, cuando salí afuera, me encontré con una maestra que me preguntó qué me pasaba, pues vio que yo había estado llorando. Le expliqué lo que había ocurrido. Ella dijo: ‘Yo me encargaré del asunto por ti.’ Al poco rato ella regresó y me dijo: ‘No tienes que ir. Hablé con tu maestro.’ ¡Qué contento me puse! Le di gracias a Jehová por haber escuchado mi oración. Su mano no fue corta.”

¿Un “problemita”? Puede que algunos piensen así, pero nuestra generación de la posguerra ha descubierto que Jehová no considera ningún problema demasiado pequeño ni insignificante como para que él le preste atención. Tampoco nos abandona cuando nos enfrentamos a problemas grandes. Veamos el caso de Marion:

Ella era un buen ejemplo de joven cristiana, y participaba activamente en la predicación del Reino con regularidad. Marion tenía solamente 17 años de edad y estaba llena de vida. Pero entonces un tumor en su espina dorsal comenzó a paralizarle lentamente el brazo. Se hizo absolutamente necesaria una intervención quirúrgica, pero, porque sería peligrosa, ningún médico estaba dispuesto a efectuarla sin sangre. Marion y sus padres permanecieron firmes. ¡No iban a desobedecer a Jehová, pasara lo que pasara! A pesar del dolor que Marion sufría, su buen espíritu nunca titubeó. Finalmente hallaron un cirujano que estuvo dispuesto a respetar sus convicciones religiosas. ¡La operación se efectuó sin sangre y fue un éxito! Sin embargo, el alivio fue breve; se necesitó una segunda y luego una tercera operación. A medida que la parálisis se fue extendiendo, el dolor se fue haciendo más intenso. Se le paralizó la lengua, pero sus acciones en el hospital continuaron dando testimonio de su fe. Amorosamente, y con gran esfuerzo, ella tejió un suéter de punto para su enfermera. Finalmente, cuando la muerte se hizo inevitable, los padres la llevaron a casa. Aunque su voz se hizo casi inaudible y ella casi no podía levantar la cabeza, sus padres la llevaban en camilla a las reuniones cristianas tan frecuentemente como se les hacia posible. Al igual que Job cuando estaba plagado, ella se mantuvo firme en la convicción de que ella también, algún día, sería bendecida por Dios y estaría tan llena de vida como siempre lo había estado. Murió el 28 de diciembre de 1977, a la edad de 18 años. Al rehusar transigir en su fe en Jehová, fue fortalecida por Él y se unió a la larga lista de cristianos que han sido fieles hasta la muerte, y que incluye a otros de los de la generación de la posguerra, cuyas oraciones por vida serán contestadas en la resurrección.—Hech. 24:15.

LOS QUE NO HAN SIDO CRIADOS POR PADRES CREYENTES

Desde luego, muchos de nuestros Testigos jóvenes no fueron criados por padres creyentes. Ellos, también, han tenido que resolver problemas, y en ocasiones muy serios, antes de que pudieran llegar a ser siervos de Jehová.

Tenemos el ejemplo de Christa, de 22 años de edad, quien se interesó en los testigos de Jehová cuando ellos empezaron un estudio de la Biblia con su hermano. Ella participaba activamente en trabajos de jóvenes católicos, pero también asistía a reuniones bautistas cada semana. Christa explica por qué comenzó a estudiar con los Testigos:

“No tenía la más mínima idea de llegar a ser Testigo. Tenía la meta de ganarme a mi hermano y hacer que volviera al catolicismo. Así que quise aprender tanto como fuera posible acerca de la Biblia y entonces usarlo para luchar contra estos ‘enemigos.’” Pero mientras más fue estudiando, más se fue convenciendo de que los Testigos tenían la verdad, como dice ella, “¡para mi horror!” Ella continúa diciendo: “Estaba dividida entre mis amigos católicos, mis nuevos amigos bautistas y los testigos de Jehová, de quienes realmente sabía muy poco con la excepción de que podían contestar todas mis preguntas bíblicas.”

Otro problema de Christa era el de la música. Desde los 15 años había cantado en público, y soñado con que algún día sería una “estrella.” Había recibido buena crítica en programas que tenían como objeto descubrir talento y había cantado en Inglaterra así como en Alemania. ¿Qué haría ahora? Ella pasa a decir:

“Tomé mi decisión después de visitar a mi amiga Janet, de Inglaterra, con quien mantenía correspondencia. Ella me dijo que la habían obligado a abandonar el hogar por causa de la verdad. Esto me hizo pensar con detenimiento, pues hacia solo cuatro meses que Janet conocía la verdad, desde que mi hermano y yo le habíamos dado testimonio durante su visita a Alemania. Ahora hubo una rápida sucesión de acontecimientos. Antes de partir de Inglaterra dejé de fumar. Tan pronto como llegué a casa terminé con todas mis amistades mundanas y quité de la pared todas las fotos de las ‘estrellas’ mundanas. Ahora me encontré libre para asistir a todas las reuniones cristianas. Pronto llegué a tener muchas nuevas amistades que eran realmente verdaderas. Me bauticé en 1974. Siete meses después volé a Inglaterra para ver bautizarse a mi amiga Janet. Le agradecíamos mucho a Jehová el que nos hubiera librado de la religión falsa y nos hubiera fortalecido para poder sobreponernos a muchos problemas.”

SERVICIO DE TIEMPO COMPLETO

Puesto que son jóvenes y generalmente no tienen obligaciones de familia, muchas personas de esta generación de la posguerra en la República Federal de Alemania han podido dedicar sus energías a predicar y enseñar la Palabra de Dios como trabajadores de tiempo completo. Una vez que han experimentado las bendiciones del servicio de tiempo completo o servicio de “precursor,” la mayoría ha deseado continuar disfrutando de ellas por todo el tiempo que les haya sido posible. De hecho, Karl-Heinz estaba tan determinado que buscó un cónyuge que tuviera el mismo punto de vista que él acerca del servicio. Dice:

“Desde entonces hemos disfrutado juntos de ocho años de servicio de ‘precursor’ y hemos sido grandemente bendecidos. Somos un matrimonio feliz y hemos ayudado a diferentes personas a aceptar la verdad, incluso a una familia entera, cuya cabeza es ahora un anciano de la congregación.”

Otros han estado dispuestos a hacer cambios en su trabajo seglar para poder dedicar más tiempo a la proclamación de las “buenas nuevas.” “No consideraba indigno para mí el trabajar como obrero inexperto para poder servir de ‘precursor,’” es la manera en que lo expresó Wolfgang, un decorador profesional. Carola, de dieciocho años de edad, tiene un trabajo de parte del tiempo en quehaceres domésticos, y lo describe como “¡una profesión maravillosa!” Helmut, quien recibió entrenamiento en una oficina de arquitectura, dedicaba parte de su tiempo al oficio de albañilería y cambió a distribuir periódicos temprano en la mañana, para poder servir de “precursor.”

Antes de aprender la verdad, Ulrich era jefe de cocina y trabajaba en los mejores hoteles y preparaba banquetes a domicilio para políticos prominentes y famosas personalidades del cine. Abandonó todo esto para tener más tiempo disponible para asuntos bíblicos. Dice:

“Mis amigos y colegas me aconsejaban contra ello; decían que me ‘hundiría’ aún más bajo. Mi carrera de llegar a ser un famoso jefe de cocina había terminado, también mis sueños de ‘ricachón.’ Pero yo jamás cambiaría todo eso por lo que tengo actualmente. Como ‘precursor’ soy más feliz que nunca... ciertamente mucho más feliz que antes de ‘hundirme’ tan bajo.”

ALABANDO A JEHOVÁ EN MUCHOS IDIOMAS

La generación de la posguerra también ha hecho un excelente trabajo en Alemania entre personas que hablan idiomas extranjeros. Muchos han aprendido un idioma extranjero para poder servir en una de las 167 congregaciones de habla española, griega, inglesa, italiana, portuguesa, turca, o yugoslava que hay en Alemania. Así que son “misioneros” en un campo extranjero dentro de su propio país. Otros se han mudado a España, Francia, Italia, Luxemburgo y otros países y están sirviendo allí.

Pero, desde luego, la generación posbélica de Alemania tiene sus misioneros que han recibido entrenamiento en la escuela misional de los Testigos, y ahora están sirviendo en países del extranjero. La mayoría de los 124 hombres y mujeres jóvenes que han sido enviados desde Alemania a esta escuela (en los Estados Unidos) durante los pasados 10 años pertenecen, por su edad, a ese grupo Y algunos que han tenido que regresar de sus asignaciones por problemas de salud, u otras razones, continúan a pesar de eso en el servicio de tiempo completo.

EL OTRO ASPECTO

Pero, desde luego, cada historia tiene dos lados y sería engañoso el suponer que todos los jóvenes entre los testigos de Jehová en Alemania son como los que hemos descrito. La indiferencia pública, las influencias mundanas, el materialismo... todas estas cosas han dejado su huella y continúan haciéndolo. Algunos jóvenes se han debilitado espiritualmente por no haber estudiado diligentemente la Biblia ni haber orado a Dios por la “sabiduría de arriba.” Un superintendente de circuito recientemente escribió que había quedado pasmado al ver lo poco que algunos jóvenes están haciendo en la obra de predicar:

“En las últimas tres congregaciones que visité, ellos forman el 23 por ciento de los Testigos, pero, en cuanto al tiempo que dedican a la predicación, son los más débiles. Le duele a uno el ver que algunos de ellos casi no tienen ninguna relación con Jehová ni con la congregación. Son ‘miembros’ de una religión, nada más. Es amargo para los padres el descubrir esto, pero muchas veces resulta que ellos mismos tienen en parte la culpa. En algunos casos esta situación se debe a negligencia de parte de los padres con relación al bienestar espiritual de sus hijos.”

A medida que este sistema inicuo se apresura hacia su destrucción, es tiempo de que todos los jóvenes despierten a lo serio de la situación, y obren en armonía con ello Jehová los bendecirá si hacen esto.—Rom. 13:11; Luc. 21:34-36.

¡Que los de nuestra generación de la posguerra que están sirviendo a Jehová y hablando de sus obras maravillosas CONTINÚEN SU EXCELENTE TRABAJO! (Sal. 145:4, 12) Que su ejemplo estimule a otros de la misma edad a luchar con valentía contra el ser entrampados por el inicuo sistema de Satanás. Habiendo recibido ellos mismos una herencia excelente, que reconozcan su obligación de transmitirla ahora a la generación venidera. Pero hay más motivación para servir fielmente ahora. ¡Si lo hacen, pueden tener el privilegio, debido al venidero milagro de la resurrección, de pasar esta excelente herencia a las generaciones que los han precedido! ¡Qué conmovedora expectativa! ¿A quién no le gustaría estar entre estos privilegiados?

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