Las visitas de ancianos benefician al pueblo de Dios
“Volvieron a Listra y a Iconio y a Antioquía, fortaleciendo las almas de los discípulos, animándolos a permanecer en la fe y diciendo: ‘Tenemos que entrar en el reino de Dios a través de muchas tribulaciones.’”—Hech. 14:21, 22.
1. ¿Por qué son necesarias las visitas de superintendentes viajantes hoy, como lo fueron en el primer siglo?
EN EL primer siglo, los apóstoles y otros ancianos hacían visitas oportunas como superintendentes viajantes a las congregaciones cristianas. Hoy día hay superintendentes viajantes que visitan con regularidad a más de 42.000 congregaciones de testigos de Jehová por todo el mundo. ¿Tienen mucho en común las visitas de esa índole, antiguas y modernas? ¡Ciertamente que sí! Porque las necesidades de los cristianos de hoy día son iguales a las que existían en los tiempos apostólicos. Necesitamos el estímulo y la ayuda práctica de estas visitas para seguir efectuando la voluntad de Dios en medio de condiciones difíciles.
2. (a) ¿Qué problemas han afrontado los cristianos, tanto en el primer siglo como ahora, y, por eso, qué trabajo se ha tenido que hacer? (b) ¿Por qué se han recibido con aprecio las visitas de los ancianos?
2 Debido a las imperfecciones heredadas, los cristianos primitivos experimentaron problemas que eran similares a los nuestros. (Rom. 3:23) Las tentaciones a las cuales se encararon eran muy parecidas a las que tenemos que resistir nosotros. (1 Cor. 10:13) Vivían en medio de un inicuo sistema de cosas que todavía está presente hoy y del cual todos anhelamos liberación. (Gál. 1:4) También tenemos que oponernos al adversario principal de ellos, el Diablo. (1 Ped. 5:8) Frente a sus debilidades carnales, presiones procedentes del mundo y la oposición que les venía de fuerzas invisibles inicuas de la región de los espíritus, aquellos creyentes del primer siglo tenían un trabajo que hacer. Su comisión era predicar las “buenas nuevas” y hacer discípulos. Esa comisión también aplica a los testigos de Jehová hoy día y tiene que efectuarse completamente antes del fin venidero de este mundo impío. (Mat. 28:19, 20; Hech. 1:8) Tanto en aquel tiempo como ahora, las visitas de hombres espirituales han sido acogidas como una provisión que tiene el fin de fortalecer, animar y ayudar en otros sentidos al pueblo de Dios.
3. ¿Qué beneficio podemos derivar de repasar los relatos de las visitas que se efectuaron en tiempos apostólicos y notar paralelos con lo que sucede en la actualidad?
3 Estas visitas hechas en tiempos apostólicos suministran una guía útil para nosotros hoy. (Hech. 14:21-23; 15:36) A medida que examinamos algunos relatos bíblicos y trazamos paralelos con lo que sucede en la actualidad, debería ser posible que profundizáramos nuestro aprecio de la provisión de tales “dones en la forma de hombres,” que rinden servicio según nuestras necesidades y las satisfacen.—Efe. 4:8, 11, 12.
CÓMO SE CONSIDERABAN LAS VISITAS DE LOS ANCIANOS
4. ¿Cómo ayudó a los hermanos una visita a la congregación de Antioquía?
4 Fue después de haberse celebrado el Concilio de Jerusalén de 49 E.C. que Judas y Silas fueron enviados junto con Pablo y Bernabé a Antioquía. Si usted hubiera estado allí, ¿qué habría experimentado? Según Hechos 15:32 los dos “profetas” Judas y Silas “animaron a los hermanos con muchos discursos y los fortalecieron.” Anteriormente había habido alguna disensión en Antioquía debido a la cuestión de la circuncisión. Pero ahora la congregación de Antioquía había recibido una carta preparada bajo dirección de espíritu santo, y esto, junto con esta visita de los dos “profetas,” había arreglado el asunto. La congregación tenía razón para regocijarse.—Hech. 15:2, 22-31.
5. ¿Qué nos dice Filipenses 2:20-22 acerca de cómo calificaba Timoteo para su obra?
5 Lo que hacía que los “ancianos” fueran tal estímulo a sus hermanos era el espíritu humilde y abnegado de ellos. Por ejemplo, tenemos a Timoteo, el compañero misional de Pablo, acerca del cual Pablo escribió: “No tengo a ningún otro de disposición como la de él que genuinamente cuide de las cosas que tienen que ver con ustedes. Porque todos los demás están buscando sus propios intereses, no los de Cristo Jesús.” Pablo, con quien Timoteo había trabajado, no vaciló en enviar a Timoteo a la congregación de Filipos con la confianza de que rendiría servicio como esclavo entre ellos para el “adelanto de las buenas nuevas.”—Fili. 2:20-22.
6. (a) ¿Cómo beneficiaría a los hermanos de Creta el que Tito llevara a cabo las instrucciones de Pablo? (b) ¿Qué efecto tendría el consejo de Tito en jóvenes y personas de edad avanzada, hombres y mujeres?
6 Por lo general los ancianos enviados a alguna zona en particular permanecían allí largo tiempo para fortalecer a los hermanos. Hubo gran necesidad de que Tito ayudara a resolver problemas en Creta. Se le dijo que ‘corrigiera las cosas defectuosas e hiciera nombramientos de ancianos en ciudad tras ciudad.’ Además, en vista de que algunos estaban enseñando a otros a ser ingobernables y habladores sin provecho, y comunicando ideas que engañaban, Tito había de seguir censurando a los desordenados con severidad, para que llegaran a ser “saludables en la fe.” (Tito 1:5-14) Había de aconsejar y exhortar a hombres y mujeres de edad avanzada, así como a hombres y mujeres más jóvenes, además de a los esclavos, para que el modo de vivir de todos ‘adornara la enseñanza de nuestro Salvador, Dios, en todas las cosas.’—Tito 2:1-10.
7. (a) ¿Cómo calificaban para su obra los superintendentes viajantes de aquel tiempo? (b) Según 1 Corintios 11:1, ¿cómo habría de considerarse a ancianos fieles como Pablo?
7 Está claro que hubo superintendentes bien capacitados que comunicaron instrucción necesaria a las congregaciones del primer siglo al visitarlas. Todos tenían años de experiencia en la obra de predicar, en encargarse de responsabilidades de ancianos y en aguantar penalidades. Pablo, después de alistar las persecuciones y peligros que afrontó, reveló su profundo sentido de responsabilidad, al decir: “Además de esas cosas de carácter externo, hay lo que se me viene encima de día en día, la inquietud por todas las congregaciones.” (2 Cor. 11:23-28) Tito, Timoteo y otros estuvieron estrechamente asociados con él en estas experiencias. (2 Cor. 8:23; 2 Tim. 3:10, 11) La fe ejemplar hizo de ellos ejemplos dignos de imitación.—1 Cor. 11:1.
8. ¿Qué amonestación recibieron los ancianos que habían venido de Éfeso, y cuál era su pensar y sentir con relación a Pablo?
8 Los hermanos no solo respetaron profundamente por su excelente trabajo a estos ejemplares “ancianos” visitantes, sino que también expresaron gran afecto personal por ellos. Un caso sobresaliente fue el de Pablo cuando se reunió con los ancianos que habían venido de Éfeso. Él les dio esta amonestación: “Presten atención a ustedes mismos y a todo el rebaño, entre el cual el espíritu santo los ha nombrado superintendentes, para pastorear la congregación de Dios, que él compró con la sangre del Hijo suyo.” (Hech. 20:28) Entonces les advirtió acerca de una apostasía que se acercaba, y los exhortó a mantenerse despiertos y ayudar a los débiles. Después de orar juntos, aquellos ancianos se sintieron conmovidos emocionalmente al despedirse de Pablo; les dolió de modo especial el enterarse de que ya no verían más el rostro del apóstol.—Hech. 20:29-38.
SE DA AYUDA PRÁCTICA A LAS CONGREGACIONES
9. ¿Cómo daban encomio y estímulo a las congregaciones los superintendentes que las visitaban?
9 Los superintendentes viajantes solían expresar encomio a aquellos primeros creyentes por las excelentes cualidades que éstos desplegaban. Así sucedió con relación a los “santos” de Colosas. Epafras había hablado acerca de las excelentes obras de éstos y del amor de ellos en sentido espiritual, y Pablo expresó gracias a Dios por esto. (Col. 1:2-8) La visita de Pablo a Tesalónica produjo resultados sobresalientes. Más tarde él escribió a los creyentes de aquel lugar y llamó atención a la obra fiel, la labor amorosa y el aguante de ellos. Ellos habían aceptado la palabra bajo tribulación y habían llegado a ser dignos imitadores de hombres como Pablo, Silvano (Silas) y Timoteo. (1 Tes. 1:1-7) Por palabra y ejemplo, aquellos ancianos enseñaron a los discípulos primitivos y les mostraron cómo podía desplegarse el fruto del espíritu de Dios en la vida diaria de ellos. Los animaron a colocar confianza implícita en Jehová y a confiar constantemente en él al orar. Las congregaciones se regocijaban con aquellas visitas, pues reconocían que se les fortalecía y se les animaba “a permanecer en la fe.”—Hech. 14:22.
10. (a) ¿Por qué no podría transigirse en cuanto a la limpieza espiritual y moral? (b) ¿Cómo estimularon aquellos ancianos a los pastores nombrados locales?
10 No hay duda de que los apóstoles y los ancianos tomaron medidas para encargarse de que las congregaciones de aquel tiempo funcionaran de manera ordenada, armoniosa, bajo la jefatura de Cristo. (Efe. 4:15, 16) Ellos sabían que había que mantener la limpieza espiritual y moral. No se podía transigir a este respecto. De otro modo, ¿cómo podría la congregación cristiana mantenerse separada del mundo y ser usada como vaso honorable para llevar a cabo la obra de Jehová? (2 Cor. 6:14-17; 1 Tes. 4:3-8; 2 Tim. 2:20-22) Para dar énfasis a la importancia de obedecer los requisitos divinos, aquellos ancianos hicieron visitas y escribieron cartas para ayudar a los pastores nombrados de la localidad y al rebaño que estaba al cuidado de ellos.—1 Ped. 5:1-5.
11. En armonía con el consejo de Pablo a Timoteo, ¿qué estímulo pueden dar los superintendentes viajantes a todos los superintendentes de las congregaciones hoy?
11 Pablo dio la siguiente amonestación al joven superintendente Timoteo: “Hazte ejemplo para los fieles . . . aplicándote a la lectura pública, a la exhortación, a la enseñanza . . . para que tu adelantamiento sea manifiesto a todos.” (1 Tim. 4:12-15) En sus visitas, los superintendentes viajantes de hoy dan consejos similares. Y tal como Pablo dio una encomienda a Timoteo, ellos animan a todos los superintendentes de las congregaciones a ‘predicar la palabra, ocuparse en ello urgentemente en tiempo favorable, en tiempo dificultoso, censurar, corregir, exhortar, con toda gran paciencia y arte de enseñar,’ y a ‘hacer la obra de evangelizador,’ y efectuar plenamente este ministerio.—2 Tim. 4:1-5.
12. ¿Qué consejo que envolvía juzgar se dio a la congregación corintia?
12 Los apóstoles no vacilaron en expresar lo que debería hacerse con relación a juzgar asuntos. Cuando Pablo supo de una situación que tenía que ver con un mal que no había sido corregido, avisó por carta lo que él habría hecho si hubiera estado presente personalmente, y dio a los hombres de responsabilidad de Corinto la firme dirección de ‘remover al hombre inicuo’ de entre ellos. (1 Cor. 5:3, 13) También animó a adoptar el proceder de usar para encargarse de las diferencias personales que hubiera entre los hermanos a hombres que fueran competentes para juzgar. (1 Cor. 6:1-6) Aquel consejo ayudó a los hermanos responsables a ajustar su manera de pensar.
UNA PROVISIÓN AMOROSA PARA FORTALECERNOS
13. (a) ¿Por qué podemos sentirnos agradecidos de que Jehová haya provisto superintendentes fieles, entre ellos los que con regularidad visitan a las congregaciones? (b) ¿Qué experiencia han tenido muchos superintendentes viajantes?
13 Hoy, debido a que el espíritu de Jehová funciona en su pueblo, hay hombres capacitados e industriosos que tienen muchos años de experiencia y que están disponibles para visitar las congregaciones. (Compare con Efesios 4:11, 12.) Aunque son hombres imperfectos, demuestran muchas de las excelentes cualidades que caracterizaron a Pablo, Silas, Bernabé, Timoteo y otros. En la actualidad, hay muchos superintendentes viajantes que tienen más de 30 años de experiencia en la obra de tiempo completo. Un superintendente de circuito que se encuentra activo en la actualidad emprendió el servicio de tiempo completo hace 55 años, a la edad de 18. (Ecl. 12:1) Ha servido continuamente desde entonces, y ha pasado los últimos 30 años visitando a las congregaciones. Casi todos estos hombres han servido también de superintendentes en las congregaciones locales y de precursores. Otros han pasado años en el campo misional o en una oficina sucursal de la Sociedad Watch Tower. La presencia de hombres como éstos en una congregación es una bendición que hace posible que toda la congregación derive fortaleza de las cosas espirituales que ellos pueden compartir con otros. Sus visitas pueden ayudarnos a efectuar nuestro servicio y adoración así como a cultivar personalidades cristianas.
14. ¿Qué muestra que estos ancianos califican para su obra, y qué se esfuerzan por edificar en otros?
14 Los representantes enviados a las congregaciones son invariablemente hombres que llevan la delantera en la obra de predicar el Reino y hacer discípulos. Han captado el sentido de la palabra y llevan excelente fruto. (Mat. 13:23) Imbuidos con un sentido de urgencia que nace de una genuina comprensión de lo que significa el reino de Dios, y reconociendo la seriedad de estos últimos días, no son holgazanes en su ocupación. (Rom. 12:11) Porque tienen esta actitud, se esfuerzan por edificar en otros el mismo espíritu evangelizador que identificó a la congregación cristiana primitiva.—Hech. 5:42; 8:1-4.
15. (a) ¿Cómo consideran los superintendentes viajantes los mandatos de Jesús que se dan en Mateo 24:14 y Mat. 28:19, 20? (b) En armonía con lo que sucedió después del Pentecostés de 33 E.C., ¿qué ayuda y ejemplo suministran ellos para las congregaciones hoy?
15 La alta estima en que tienen los superintendentes viajantes el mandato de Jesús de predicar las “buenas nuevas” y hacer discípulos los mueve a dar énfasis a esta comisión doble como una encomienda sagrada, un requisito divino. (Mat. 24:14; 28:19, 20) Recuerdan lo que sucedió después del día del Pentecostés en 33 E.C., y también más tarde, después de la conversión de Cornelio y su casa, a saber, que hubo un gran aumento en la cantidad de creyentes, y que a éstos se les instruyó plenamente, para que pudieran vivir en armonía con las “buenas nuevas” y declararlas eficazmente a otros. (Hech. 2:46, 47; 5:14; 6:7; 10:44-48; 20:20) Hoy, para que se siga multiplicando la cantidad de creyentes, los superintendentes viajantes invitan a la mayor cantidad posible de personas a participar con ellos en la testificación. Dan ayuda a los que carecen de experiencia. El celo y la excelente dirección de los ancianos visitantes contribuyen a la expansión de la obra de dar el testimonio. Ellos dicen, con Pablo: “¡Ay de mí si no declarare las buenas nuevas!”—1 Cor. 9:16.
16, 17. (a) Al estar alerta contra el que se introduzca la mundanalidad, ¿qué estímulo pueden dar los superintendentes viajantes? (b) ¿De qué maneras pueden ayudar a los hermanos a combatir la sutil influencia del materialismo?
16 Además, queda mucho trabajo que hacer en cuanto a ayudar a los que se asocian con las congregaciones a adelantar en el vivir cristiano. (2 Ped. 1:5-10) Algunos que todavía no se han librado de la mundanalidad pudieran tratar de introducir prácticas que aflojarían las elevadas normas de conducta que se establecen en la Palabra de Dios. Para evitar que penetre la mundanalidad, es necesario que los superintendentes viajantes desplieguen discernimiento y observen ciertas tendencias sutiles. Querrán animar al pueblo de Dios a adherirse estrechamente a los principios bíblicos con relación a sus hábitos de vida, la moralidad y sus tratos con otros, tanto en asuntos personales como en asuntos sociales. (1 Cor. 10:31-33; 1 Ped. 1:14-16; Heb. 13:18) A veces quizás tengan que recordar a los ancianos que deben obrar de manera decisiva en cuanto a mantener la limpieza moral, doctrinal y espiritual en las congregaciones.
17 En armonía con el consejo que Timoteo recibió, se insta a los superintendentes viajantes a advertir a los cristianos en contra de las influencias del materialismo, que tienden a introducirse en la congregación. (1 Tim. 6:9, 10, 17-19) Por su propio ejemplo al poner en primer lugar las cosas espirituales estimulan a otras personas a ‘buscar primero el reino de Dios.’—Mat. 6:33.
18. ¿Por qué es tan esencial el lograr estabilidad y madurez espiritual, y cómo se puede estimular a otros a alcanzar esto?
18 En un mundo en el cual vientos de doctrina religiosa confunden a la gente y la azotan de un lado a otro, es necesario que los que componen el pueblo de Jehová sean cristianos estables, plenamente desarrollados. (Efe. 4:13, 14) Deben hallarse en una posición firme, sin cambios rápidos debido a un modo de pensar independiente o presiones emocionales. (Col. 1:23; 2:6, 7) Correctamente, pues, los superintendentes viajantes deben dar énfasis a la necesidad de que todos los cristianos crezcan constantemente en el conocimiento exacto de Dios. (Fili. 1:9, 10; Col. 1:9-11) Estimulan el estudio personal, de familia y de congregación de modo que los cristianos se alimenten, no solo de ‘la leche de la palabra,’ sino de “alimento sólido,” para que comprendan plenamente “las palabras de justicia,” y ‘tengan sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto.’ (Heb. 5:12-14) Cuando inspeccionan la condición espiritual de una congregación, los superintendentes viajantes suministran consejo espiritual acerca de puntos de esa índole.
19. ¿Cómo ayudan los superintendentes viajantes a diferentes personas según la necesidad individual de éstas? (Sant. 5:19, 20)
19 Según tengan oportunidad de hacerlo, estos ancianos quizás visiten a personas enfermas, de edad avanzada y a otras. (Pro. 16:31; Mat. 18:12-14; contraste con Ezequiel 34:4.) Cuando les vienen a hablar individuos entre los cuales ha surgido alguna diferencia en asuntos personales, ellos quizás los amonesten de manera amorosa, pero firme, según las Escrituras, con la mira de restaurar la paz. (1 Tes. 5:14, 15) En modos que suelen pasar sin ser notados, pueden impartir edificación espiritual a los que tienen dudas acerca de la conducta cristiana o a quienes, por otras razones, es necesario ‘arrebatar del fuego.’—Jud. 22, 23.
20. ¿De qué manera han desplegado abnegación o disposición a sacrificarse los superintendentes viajantes y sus esposas?
20 Como en el primer siglo, estos superintendentes viajantes y sus esposas sirven en medio de una variedad de circunstancias. En muchas partes de la Tierra se mudan de un sitio a otro cada semana. Para llegar a zonas aisladas o territorio de selva, algunos viajan a caballo o en canoa, o caminan largas distancias sobre caminos o pasos entre las montañas. Por el bien de las congregaciones aguantan grandes penalidades. Muchos han aceptado asignaciones en lugares muy distantes de donde están su familia y amigos íntimos. Pero, sea cual sea su situación, sufren molestias voluntariamente, pues están dispuestos a adaptarse a las circunstancias por las “buenas nuevas.”—1 Cor. 9:23.
21. (a) Nuestro repaso del ministerio de estos ancianos debería ayudarnos a apreciar ¿qué? (b) Por eso, ¿qué preguntas nos sentimos movidos a hacer?
21 Un repaso de las muchas maneras en que las visitas de ancianos fieles han fortalecido las congregaciones, tanto en tiempos apostólicos como en tiempos modernos, no puede menos que ayudarnos a apreciar sus esfuerzos. Ciertamente estos ancianos que se desgastan en sus esfuerzos están entre las personas de las cuales el apóstol Pablo escribió: “Ahora les solicitamos, hermanos, que respeten a los que están trabajando duro entre ustedes y presidiéndolos en el Señor y amonestándolos; y que les den consideración más que extraordinaria en amor por causa de su trabajo.” (1 Tes. 5:12, 13) Aunque estimamos de este modo a los superintendentes viajantes, ¿cómo podemos derivar mayores beneficios, personalmente, de las visitas que nos hagan en los días del futuro? Veamos eso ahora.