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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1980
w80 15/5 págs. 30-31

Preguntas de los lectores

● Génesis 3:22 sugiere que, además de Jehová, otras personas en el cielo poseían algún conocimiento especial de lo bueno y lo malo. ¿Es así esto?

Parece que no solo Jehová tenía conocimiento de lo bueno y lo malo en el sentido que se quiere dar a entender en Génesis, sino también su Hijo unigénito.

Después que Adán y Eva habían pecado, Jehová los juzgó. Entonces Dios dijo: “Mira que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros al conocer lo bueno y lo malo, y ahora, para que no alargue la mano y efectivamente tome fruto también del árbol de la vida y coma y viva hasta tiempo indefinido, . . .”—Gén. 3:22.

La primera pareja humana no estaba desprovista de conocimiento de lo bueno y lo malo. Dios les había dicho que sería incorrecto o malo comer del fruto de un árbol que les había designado; a la inversa, el obedecer a Dios era bueno. (Gén. 2:16, 17) Por eso el “conocimiento” particular indicado por el “árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo” envolvía un determinar por uno mismo lo que fuera bueno y lo que fuera malo. Sobre esto, el profesor T. J. Conant escribió: “Al no prestar atención a la voluntad divina, y decidir y obrar por propia cuenta, el hombre escogió conocer por sí mismo lo que es bueno y malo.” Sí, Adán y Eva rechazaron la determinación divina y escogieron establecer su propia norma de lo que era bueno y lo que era malo.

Sin embargo, ¿qué hay acerca de la declaración de Dios: “El hombre ha llegado a ser como uno de nosotros al conocer lo bueno y lo malo”?

Algunos han pensado que aquí Dios estaba usando el plural de majestad, tal como un rey humano pudiera decir: “No nos sentimos complacidos” al referirse solamente a sí mismo. Pero hay otra posibilidad que parece tener fuerte apoyo bíblico.

En Génesis 1:26 Jehová dijo: “Hagamos un hombre a nuestra imagen.” Las Escrituras señalan a la conclusión de que Dios hablaba aquí a su Hijo unigénito, quien posteriormente vino a la Tierra como Jesús. Este, la Palabra, fue el obrero maestro de Dios por medio del cual todas las demás cosas fueron hechas. (Juan 1:1, 3; Col. 1:15, 16; Pro. 8:22-31) La similitud de expresión en Génesis 3:22 sugiere que Jehová estaba hablando de nuevo a la persona en más estrecha relación con él, su Hijo unigénito.

Si así es, eso indicaría que la Palabra ya tenía “conocimiento de lo bueno y lo malo.” Por su larga e íntima experiencia con Jehová, el Hijo ciertamente aprendió bien el pensamiento, los principios y las normas del Padre. Convencido de que su Hijo estaba familiarizado con estas cosas y era leal a ellas, es posible que Jehová le haya otorgado alguna libertad, también, en cuanto a encargarse de ciertos asuntos sin consultar directamente con el Padre en cada caso. Por eso, hasta ese punto el Hijo podría determinar y estaría autorizado para determinar lo que fuera bueno y malo. Sin embargo, él no estaría estableciendo una norma que estuviera en conflicto con la de Jehová.

En el caso de Adán y Eva, el que ellos llegaran a conocer lo bueno y lo malo tuvo que ver con quebrantar o violar el mandato de Jehová y rechazar sus normas. Por esto merecían morir y a ello fueron sentenciados.

En la Traducción del Nuevo Mundo y otras versiones, Génesis 3:22 termina con una indicación de pensamiento suspendido. Esto indica que Dios no puso en el registro una declaración de lo que debería hacerse. En vez de eso, sus palabras cesan y el siguiente versículo Gé 3:23 describe la acción misma; él echó a Adán y Eva del jardín. Por eso, la norma independiente que adoptaron Adán y Eva en cuanto a lo bueno y lo malo no era como la de Jehová y su Hijo. En vez de eso, fue una que los condujo a la desdicha.—Jer. 10:23.

● ¿Es necesario bautizar a alguien que desea bautizarse, pero cuya muy pobre condición de salud o edad avanzada harían que eso fuera correr riesgos?

La Biblia muestra que el bautismo por inmersión o hundimiento completo en el agua es muy importante. Por eso, hasta cuando sea necesario tomar pasos extraordinarios debido a la condición de alguna persona, esa persona debe ser bautizada si es del todo posible.

Jesús, ya resucitado, dijo a sus discípulos: “Por lo tanto vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos . . ., enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado.” (Mat. 28:19, 20) Sí, a los que aprendían la voluntad de Dios y se dedicaban a servirle se les había de sumergir completamente en agua, del mismo modo que Jesús mismo fue bautizado. (La palabra griega baptizein significa “hundir, sumergir, sumir.”) Acerca de Cornelio, el oficial del ejército, y la familia de éste, leemos: “[Pedro] mandó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo.”—Hech. 10:48.

En los tiempos modernos los testigos de Jehová han hecho arreglos para celebrar bautismos en las asambleas. El bautismo mismo pudiera efectuarse en una piscina o un lago o río cercano donde hubiera suficiente agua para una inmersión completa. (Compare con Hechos 8:38.) Pero algunas personas, aunque han deseado bautizarse así, no han podido estar físicamente presentes en una asamblea. Por eso, hasta se han efectuado bautismos completamente válidos en la localidad de esas personas en alguna bañera grande de un hogar. Esto ha sido útil en el caso de personas con padecimientos del corazón, personas de edad avanzada o cuya salud es especialmente delicada. El agua de la bañera pudiera calentarse para que no impusiera ningún esfuerzo a la persona. Y la persona que fuera a ser bautizada sería colocada en el agua con gran calma y gradualmente. Una vez que se acostumbrara al agua, podría efectuarse el bautismo mismo.

Pero ¿qué hay acerca de casos extraordinarios? Hasta en muchos de éstos ha sido posible la inmersión. Se ha bautizado a personas que han tenido heridas abiertas o perforaciones permanentes en la garganta. La herida fue cubierta con un trozo de material plástico y sellada brevemente en las orillas con cinta adherente. Además, se ha bautizado a personas que tienen que usar una máquina para respirar. Se han hecho arreglos para tener la ayuda de un médico o una enfermera entrenada. Se ha sumido a la persona paralizada en el agua mientras la persona respiraba por un tubo con boquilla. Entonces, para el momento del bautismo, se ha removido la boquilla, el resto del cuerpo ha sido sumergido y, tan pronto como la persona ha sido alzada a la superficie, se le ha colocado de nuevo la boquilla en la boca. Esos casos ilustran que, aunque quizás haya necesidad de ejercer cuidado especial o tomar precauciones especiales, en casi todo caso se puede efectuar el bautismo.

Por supuesto, pudiera ser que en algún caso extremo el bautismo pareciera absolutamente imposible por el momento. Entonces confiamos en que nuestro misericordioso Padre celestial comprenderá y aprobará a esa persona de ánimo dispuesto que se ha dedicado a él en su corazón. (Sal. 103:13, 14; Lam. 3:22) “Jehová mismo examina al justo. . . . Los rectos son los que contemplarán su rostro.” (Sal. 11:5, 7) De modo que podemos confiar en que, en los casos en que es físicamente imposible bautizar a una persona que recientemente se ha dedicado, Jehová considerará con misericordia la situación.

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