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  • Lo que otros han dicho sobre testificar de casa en casa
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1979
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1979
w79 1/12 págs. 20-21

Lo que otros han dicho sobre testificar de casa en casa

Cuando llegó el tiempo para que Jehová ejecutara juicio sobre la apóstata ciudad de Jerusalén, dio a su profeta Ezequiel una visión en la cual éste vio a un hombre vestido de lino y con un tintero de escritor. Jehová dio a este hombre la siguiente comisión: “Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y tienes que poner una marca en las frentes de los hombres que están suspirando y gimiendo por todas las cosas detestables que se están haciendo en medio de ella.” Los que recibieron la marca de aprobación se salvaron al tiempo de la destrucción. Todos los demás perecieron.—Eze. 9:2-11.

Hoy día se está efectuando una obra de marcar parecida a aquélla, por la cual se identifica a las personas que se sienten afligidas debido a la hipocresía, corrupción y culpa de homicidio que hallan en la cristiandad, y que están dispuestas a ponerse la verdadera personalidad cristiana... con la vida eterna en mira. Por toda la región de la cristiandad los testigos de Jehová llevan a cabo esta obra de marcar bajo la dirección de la clase representada por el “hombre vestido de lino,” y la realizan principalmente por una vigorosa campaña de predicar “estas buenas nuevas del reino” de casa en casa. (Mat. 24:14; Hech. 20:20) ¿Cómo ha recibido la gente esta campaña de testificación?

Como en el día de Ezequiel, ha habido personas que han estado dispuestas a recibir la marca del cristianismo verdadero. Otras se han opuesto con encono al mensaje. Y otras han hablado palabras de encomio respecto a los Testigos y sus métodos de predicar. Considere, por ejemplo, lo siguiente que dijo el sacerdote católico John A. O’Brien a unos 200 sacerdotes que se hallaban en el Seminario Conciliar St. Joseph, de Nueva York:

“A fin de alistar nuevos miembros y lograr que vuelvan los que se han apartado, no hay mejor método que el de establecer contacto personal con ellos. Esto lo logra el prudente, cortés y bien entrenado apóstol que toca los timbres de las puertas. El secreto del éxito fenomenal de San Pablo estribó en que usó sin cansarse el método de ir de casa en casa para conseguir conversos. Es irónico el hecho de que los que actualmente emplean el método apostólico sean las sectas no católicas, especialmente los testigos de Jehová, cuyos numerosos conversos nos avergüenzan a nosotros los católicos.”—“The Monitor,” 7 de julio de 1961.

Expresó más o menos la misma opinión el sacerdote católico J. S. Kennedy, quien dijo lo siguiente al escribir acerca de los testigos de Jehová:

“Su recorrido de puerta en puerta en busca de conversos es intensivo y nunca cesa. . . . su celo y abnegación deben darnos en qué pensar.”—“Our Sunday Visitor,” 3 de junio de 1962.

Y, más recientemente, en una conferencia de líderes religiosos que se celebró en España se hizo notar lo siguiente:

“Quizá [las iglesias] descuiden con exceso lo que precisamente constituye la preocupación máxima de los Testigos: la visita domiciliaria, que entra dentro de la metodología apostólica de la iglesia primitiva. Mientras las iglesias, en no pocas ocasiones, se limitan a construir sus templos, tocar las campanas para atraer a la gente y a predicar en el interior de los lugares de culto, [los Testigos] siguen la táctica apostólica de ir de casa en casa y de aprovechar todas las ocasiones de testimoniar.”—“El Catolicismo,” Bogotá, Colombia, 14 de septiembre de 1975.

Aunque las religiones ortodoxas esperan que la gente vaya a ellas, los testigos de Jehová siguen el ejemplo de Jesús y los apóstoles y van a la gente. Aunque estén proscritos o sufran persecuciones, siguen proclamando las “buenas nuevas,” como lo hicieron los seguidores primitivos de Cristo, de quienes se dijo:

“Se levantó gran persecución contra la congregación que estaba en Jerusalén; todos salvo los apóstoles fueron esparcidos por las regiones de Judea y de Samaria. Sin embargo, los que habían sido esparcidos fueron por la tierra declarando las buenas nuevas de la palabra.”—Hech. 8:1, 4.

No hubo modo de detener la predicación del reino de Dios en aquel entonces.

EN ESCALA MUNDIAL

En tiempos modernos se dio un testimonio extenso en la cristiandad hasta el tiempo de la II Guerra Mundial. Este testimonio se amplió grandemente a medida que, a partir de 1943, se envió a su obra a misioneros entrenados en la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower, South Lansing, Nueva York. En país tras país éstos llevaron a cabo una predicación intensiva de casa en casa, y luego reforzaron sus esfuerzos iniciales con muchos estudios bíblicos en los hogares de la gente. ¿Con qué resultado? Tan temprano como en el año 1950, un profesor de historia religiosa de la Universidad Northwestern, EE. UU., escribió lo siguiente:

“Los testigos de Jehová literalmente han cubierto la Tierra con su testificación. . . . Verdaderamente puede decirse que ningún grupo religioso particular en el mundo desplegó más celo y persistencia en el esfuerzo por esparcir las buenas nuevas del Reino que los testigos de Jehová. . . . Es muy posible que este movimiento continúe adquiriendo fuerza.”—C. S. Braden, en su libro “These Also Believe” (Estos también creen).

Otras personas también han estudiado la actividad misional de los testigos de Jehová. Uno de estos doctos, Bryan Wilson, profesor en el Colegio All Souls de la Universidad de Oxford, Inglaterra, visitó al Japón, donde estudió lo que él denomina “el reciente y rápido aumento” en las filas de los testigos de Jehová. Se publicaron los resultados de sus estudios en el “Social Compass” de enero de 1977, y se hicieron observaciones interesantes como las siguientes:

“Los Testigos ofrecen consejo práctico de amplio alcance, expresado en lenguaje de autoridad, sobre las relaciones maritales, cuestiones morales, la crianza de los hijos y otros asuntos prácticos. . . . Los Testigos tienen mucho que ofrecer [a los padres] a modo de consejo firme establecido en la Sagrada Escritura e integrado en una filosofía de vida coherente, dominada por un propósito resuelto . . . Además, el consejo de los Testigos tiene como añadidura la característica distintiva de que se ofrece uniformemente y sin hacer concesiones a las preocupaciones culturales de las diversas localidades. Se ofrece sin aire de superioridad y sin privilegio o prejuicio, y tiene la fortaleza de ser intransigente. . . . Nadie adopta la religión de la Watch Tower explícitamente por sus consecuencias beneficiosas: no se puede considerar que sus enseñanzas respecto a la crianza de los hijos tenga analogía con el arroz que usan las viejas misiones católicas y protestantes para reclutar a los nativos.”

Hoy día, en el Japón, más de 48.000 testigos de Jehová nativos predican de casa en casa la gran esperanza del reino de Dios. El profesor Wilson, en una encuesta de 377 de estos Testigos en Tokio, descubrió que el 58,3 por ciento de ellos se interesaron en lo que ahora hacen por medio de las visitas de casa en casa, mientras que el 34,3 por ciento recibió el testimonio inicial de un pariente, amigo o conocido. Así se puede apreciar lo eficaz que han resultado las visitas de casa en casa en este campo misional. El profesor también preguntó a los que entrevistó qué fue lo que los atrajo inicialmente a los testigos de Jehová, y a continuación suministramos algunas respuestas típicas:

“La amabilidad de los Testigos.” “El hecho de que nada olía a formalismo religioso y no había ostentación.” “La afectuosa cordialidad de los Testigos me atrajo, pulcritud, su deseo de ayudar y las buenas relaciones que existen entre ellos.” “La actitud y la personalidad del publicador que me habló por primera vez.” “La calidad de la congregación.” “Me sorprendí al hallar a personas tan mansas.” “Me impresionó el habla cortés de los Testigos. Cuando asistí a la Asamblea de 1973, la unidad de la organización me impresionó: me pareció que estaba observando a soldados bien entrenados.” “Las personas eran amorosas y bondadosas; y vi que disfrutaban de la reunión, y sinceramente trataban de aplicar los principios bíblicos a su vida.” “El amor y la afectuosa cordialidad entre los testigos de Jehová.”

Volviendo ahora al mundo occidental, examinemos un artículo que salió en el “U.S. Catholic” de enero de 1979. Fue escrito por William J. Whalen y lleva el título “Testigos de Jehová: Voy a hacer un viaje fundamental.” El subtítulo pregunta: “¿Da buenos resultados la religión llevada de casa en casa?” Entonces el artículo pasa a una consideración imparcial de la historia y las actividades de los testigos de Jehová. En conclusión, el escritor dice:

“Hace cien años un joven [Charles Taze Russell] dejó su tienda de ropa y empezó a enseñar su interpretación de la Biblia. Desde entonces centenares de personas han preferido morir antes que negar lo que entienden que es la voluntad de Jehová. Otras han arriesgado la vida suya y la de sus hijos más bien que aceptar una transfusión de sangre. Muchos han pasado largos años en prisiones y campos de concentración.

“En 1962 concluí un estudio de los testigos de Jehová con esta observación: ‘Es dudoso que a la Sociedad de Nuevo Mundo de repente se le acabe la energía. Sea que el Armagedón esté a la vuelta de la esquina o no, centenares de miles de personas, si acaso no millones, viven cada día creyendo que sí lo está.’ El Armagedón todavía está a la vuelta de la esquina, y hay mucho más del doble de la cantidad de Testigos que había en aquel tiempo. Todas las señales indican que el tamaño de la Sociedad Watchtower probablemente vuelva a doblarse durante la década siguiente.”

Obviamente, según opina el escritor que se acaba de citar, la “religión llevada de casa en casa” sí da buenos resultados. Pero lo de más importancia es que el espíritu y la bendición de Jehová están sobre su pueblo.—Zac. 4:6; Juan 14:15-17.

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