La Palabra de Dios es viva
Dios llama a su servicio a los de humilde condición
EL HOGAR de Amós está en Tecoa, un pueblo a unos 16 kilómetros al sur de Jerusalén. Al este está el desierto de Judá, con sus colinas redondeadas y yermas, hendidas por valles y barrancos. Durante la estación lluviosa esta zona produce poca vegetación. Aquí Amós está empleado como humilde ganadero de ovejas. También efectúa trabajo de temporada como pellizcador de higos de sicómoro, punzando el fruto o arrancándole un pedacito para apresurar su maduración y aumentar su tamaño y dulzura.—Amós 1:1; 7:14, 15.
Mientras desempeña su obra de pastoreo, Amós recibe una llamada para servir de profeta para Jehová. Impulsado por el espíritu de Dios, se dirige hacia el norte al territorio del reino de 10 tribus de Israel. Valerosamente, Amós anuncia un mensaje de condenación para la casa real de Jeroboán, hijo de Joás, y también predice el exilio de Israel.—Amós 6:7; 7:9, 11.
En Betel, un centro de la adoración de becerros, el profetizar de Amós perturba en gran manera al sacerdote idólatra Amasías. Procurando asustar al profeta de Jehová, Amasías le dice: “Oh hombre de visiones, anda, vete corriendo a la tierra de Judá, y allí come pan, y allí puedes profetizar. Pero en Betel ya no debes volver a profetizar, porque es el santuario de un rey y es la casa de un reino.”—Amós 7:12, 13.
Por el denuedo que le comunica el espíritu de Dios, Amós se mantiene firme. “Yo no era profeta, ni era hijo de profeta,” dice, “sino que era guarda de ganado y arrancador de higos de sicómoros. Y Jehová procedió a tomarme de seguir tras el rebaño, y Jehová pasó a decirme: ‘Ve, profetiza a mi pueblo Israel.’” Entonces declara a Amasías el juicio que le sobrevendrá a éste por oponerse al mensaje de Dios: “En lo que respecta a tu esposa, en la ciudad llegará a ser una prostituta [al ser violada por soldados del ejército conquistador]. Y en lo que respecta a tus hijos y tus hijas, a espada caerán. Y en lo que respecta a tu suelo, por la soga de medir será repartido [por los que vengan a ocupar la tierra]. Y en lo que respecta a ti mismo, en suelo inmundo [fuera de la tierra de Israel] morirás.”—Amós 7:14-17.
El que se escogiera a Amós como profeta de Jehová en el siglo nueve a. de la E.C. ilustra vigorosamente el hecho de que el Todopoderoso no depende de los sabios del mundo para el logro de su obra. Aun hoy día Dios halla conveniente utilizar para su propósito a personas de humilde condición que están dispuestas a ceder a la influencia de su espíritu. ¡Y qué denodadas han sido estas personas al proclamar el nombre y el reino de él! Así se avergüenza a los sabios. De ese modo Jehová Dios prueba que la sabiduría de ellos no se necesita. Queda demostrado que las habilidades de las cuales ellos se enorgullecen no tienen valor alguno.—1 Cor. 1:26-31.