El registro de Babilonia... antiguo y moderno
Cuando Nemrod, bisnieto de Noé, comenzó a hacerse poderoso en la Tierra y se estableció como “poderoso cazador en oposición a Jehová,” el principio de su reino estuvo en Babel, Babilonia. Fue allí en Babel donde los hombres, en desafío a Jehová, decidieron hacerse un nombre célebre para sí por medio de construir una ciudad que tuviera una torre religiosa. Esto fue una apostasía, un apartarse de la adoración del Dios de Noé, una rebelión contra la soberanía de Jehová. Pero el programa de edificación de aquella gente resultó en un miserable fracaso. Jehová bajó y confundió el lenguaje de ellos. No pudiendo ya comunicarse unos con otros, se dividieron según grupos lingüísticos y fueron esparcidos desde Babel “sobre toda la superficie de la tierra.” (Gén. 10:8-10; 11:1-9) Llevaron consigo su religión falsa. Esta llegó a ser un imperio mundial de religión falsa, la mística “Babilonia la Grande.”
El origen común de las religiones del mundo se puede ver claramente. ¡Son tantas las similitudes! Por ejemplo, la antigua Babilonia se caracterizaba por la adoración de Semíramis y su infante Nemrod, tan similar a la adoración de la Madona y el niño del cristianismo apóstata. En su libro “Ancient Pagan and Modern Christian Symbolism” (El simbolismo del paganismo antiguo y del cristianismo moderno), Thomas Inman dice acerca de las imágenes de madre e hijo: “Estos grupos son tan comunes en la India como en Italia, en templos paganos como en las iglesias cristianas. La idea de la madre y el niño se representa en todo país antiguo de cuyo arte quedan restos.”
En su “Essay on the Development of Christian doctrine” (Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana), el cardenal católico romano John Henry Newman escribió acerca de muchas prácticas y doctrinas de esa índole, y dijo que “todas son de origen pagano” y han sido “santificadas por su adopción dentro de la iglesia.” ¡Pero eso último no es así! Por abrazar creencias y ceremonias babilónicas, el catolicismo y el protestantismo del día moderno, junto con el judaísmo, no han añadido santidad a las prácticas y doctrinas religiosas falsas. Más bien, se han identificado como organizaciones hijas de “Babilonia la Grande.”—Rev. 17:5.
Estas religiones “hijas” han participado prominentemente en ambos lados de las cruzadas y otras guerras sectarias de la historia. Las dos guerras mundiales de los tiempos modernos empezaron entre naciones llamadas “cristianas,” mientras que los sintoístas y budistas también llegaron a estar profundamente envueltos en ellas. En ambos lados, el clero religioso contribuyó a agitar la fiebre bélica. En vez de representar al ‘Dios de amor,’ el imperio mundial de la religión falsa siempre ha sido prominente fomentador del odio. Hasta este día, católicos y protestantes luchan unos contra otros en Irlanda del Norte. La religión tiene mucho que ver con la violencia que existe en el Oriente Medio.
Sin embargo, Babilonia la Grande es muy reprensible por lo que se describe en Revelación 17:6. Ahí leemos: “Vi que la mujer estaba borracha con la sangre de los santos y con la sangre de los testigos de Jesús.” ¡Esas palabras han tenido cumplimiento trágico, como en las persecuciones que se lanzaron contra los cristianos del primer siglo, en las inquisiciones de la Edad del Oscurantismo y, en el día moderno, en la violenta supresión de los testigos de Jehová por el católico Hitler! ¿Exigirá venganza por esta culpa de homicidio el ‘Dios de amor’? ¡Muy ciertamente hará eso!