Dedicación... ¿a quién? ¿por qué?
“Pero ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa [nación consagrada; una nación dedicada], un pueblo para posesión especial.’”—1 Pedro 2:9, Traducción del Nuevo Mundo; Nueva Biblia Española; The New English Bible.
1, 2. (a) ¿Fue Abraham Lincoln miembro de alguna iglesia de la cristiandad? Y sin embargo, al pronunciar su discurso de Gettysburg, ¿en qué términos se refirió a la nación de la cual era presidente? (b) ¿Qué acción desdice de la confianza de esa nación en Dios, y cómo será un gobierno “para el pueblo” el gobierno que vendrá después de la dificultad mundial?
NINGUNA de las muchas iglesias que componen la cristiandad pudo decir que el decimosexto presidente de los Estados Unidos de América del Norte era miembro de ella. Sin embargo, cuando aquel presidente, Abraham Lincoln, hombre dado a leer la Biblia, pronunció su famoso discurso de Gettysburg el 19 de noviembre de 1863, dijo las siguientes palabras enérgicas:
“Hace ochenta y siete años que nuestros padres produjeron en este continente una nueva nación, concebida en Libertad, y dedicada a la proposición de que todos los hombres han nacido iguales.... Pero, en un sentido más amplio, no podemos dedicar... no podemos consagrar... no podemos santificar... este suelo. Los hombres valientes, vivos y muertos, que lucharon aquí lo han consagrado, mucho más allá del poco poder que nosotros tenemos para agregar a ello o detraer de ello.... Más bien, a nosotros los vivientes nos toca dedicarnos aquí al trabajo incompleto que tan noblemente adelantaron hasta este punto los que pelearon aquí. Más bien, a nosotros nos toca dedicarnos aquí a la gran tarea que queda ante nosotros...”
2 Desde que se pronunció aquel discurso memorable en el campo de batalla de Gettysburg, Pensilvania, los Estados Unidos han desmentido lo que afirma el lema que está inscrito en su billete de un dólar: “En Dios confiamos.” A pesar de estar dedicados a ello el presidente y cualesquier otros estadounidenses sinceros, “el gobierno del pueblo, por el pueblo,” sí ‘perecerá de sobre esta Tierra.’ Felizmente, esto no será una calamidad duradera “para el pueblo,” porque a esto seguirá el supremo gobierno real de Dios mediante su Rey nombrado, Jesucristo, para la bendición de todos los habitantes de este globo terráqueo, incluso lo que actualmente es el continente norteamericano.
3, 4. (a) ¿Qué nación se destacará entonces? (b) ¿De qué palabras que Jehová dirigió a Israel estaba citando Pedro con respecto a esta nueva “nación”?
3 Entonces se destacará una nueva nación. ¿Qué nación es ésa? Es la nación a la que se dirigieron las siguientes palabras inspiradas: “Pero ustedes son ‘una raza escogida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo para posesión especial.’”—1 Pedro 2:9.
4 Con esas palabras el apóstol Pedro cita expresiones que están registradas en Éxodo 19:5, 6 y que Dios empleó con respecto a Su pueblo escogido de Israel, que entonces estaba ante el monte Sinaí de Arabia. En ese texto leemos: “Y ahora si ustedes obedecen estrictamente mi voz y verdaderamente guardan mi pacto, entonces ciertamente llegarán a ser mi propiedad especial de entre todos los demás pueblos, porque toda la tierra me pertenece a mí. Y ustedes mismos llegarán a ser para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.”
5. A la luz del uso de expresiones en la Biblia, ¿significan la misma cosa “consagrar” y “dedicar”?
5 En los textos supracitados de Éxodo 19:6 y 1 Pedro 2:9 algunas traducciones dan realce a la frase sencilla “una nación santa,” al traducirla “nación consagrada” (Nueva Biblia Española; Versión Popular), o “nación dedicada.”a (The New English Bible) El que los israelitas aceptaran las normas de Jehová y vivieran en conformidad con ellas los separaría como pueblo consagrado o dedicado. Dios puede “consagrar” o “dedicar” una cosa, o a una persona o un grupo de personas. Desde el punto de vista de Dios, las dos palabras pueden significar esencialmente la misma cosa. No obstante, aunque los humanos imperfectos no pueden “consagrar” cosa alguna y constituirla limpia para un propósito santo, sí pueden “dedicar” algo correcta y amorosamente, y ellos mismos se cuentan entre lo que pueden dedicar.
6. (a) Al decir: “Todo cuanto ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo,” ¿qué acción tomó individual y colectivamente la nación de Israel? (b) ¿En qué arreglo los introdujo Dios sin coacción?
6 Dios propuso a los israelitas librados el que llegaran a ser una nación santa para él, con la condición de que ‘obedecieran estrictamente su voz y guardaran su pacto.’ Ellos contestaron: “Todo lo que ha hablado Jehová estamos dispuestos a hacerlo.” Así, tanto individual como colectivamente, se dedicaron irrevocablemente a su Salvador, Jehová Dios. Aunque Jehová ya los había escogido por ser ellos los descendientes naturales de Abrahán y los había librado milagrosamente de Egipto a través del mar Rojo, no obstante esperó a que los israelitas hicieran voluntariamente esta dedicación de sí mismos a él y a su adoración. Con esto como base fueron hechos el pueblo en relación de pacto con Jehová. Respecto a esto, leemos:
“Cuando todo mandamiento según la Ley se hubo hablado por Moisés a todo el pueblo, tomó la sangre de los torillos y de los machos cabríos con agua y lana escarlata e hisopo y roció el libro mismo y a todo el pueblo, diciendo: ‘Esta es la sangre del pacto que Dios les ha impuesto como encargo a ustedes.’”—Hebreos 9:19, 20; Éxodo 24:1-8.
7. (a) ¿En qué situación estarían los judíos de generaciones subsiguientes? (b) ¿Cómo pudieran ellos perder su condición de estar dedicados?
7 Los judíos de generaciones subsiguientes nacerían como miembros de esta nación dedicada y, a consecuencia de ello, estarían en relación de dedicación con Dios. Pero como individuos, al llegar a la edad en que podían asumir la responsabilidad, tendrían que imitar a aquellos judíos que habían estado ante el monte Sinaí al probar, por las motivaciones de su corazón y sus acciones, que realmente estaban dedicados a Jehová a fin de continuar en esta nación santa en condición aprobada. En realidad, el bienestar de ellos como nación y su mismísima vida dependían de ello. Esto es cierto porque Dios puede remover la condición de sagrado o santo que él coloca sobre un pueblo, si éste demuestra que es indigno, y transferirla a los que demuestren ser dignos. Eso explica por qué el apóstol Pedro llegó a aplicar las palabras que Dios habló originalmente al Israel natural, en el sentido de que ellos llegarían a ser para él “un reino de sacerdotes y una nación santa,” a la nueva nación cristiana que vino a la existencia en el Pentecostés de 33 E.C. ¿Cómo se efectuó esta transferencia de reconocimiento santo?
8. (a) Cuando Pedro escribió su primera carta inspirada, ¿qué calamidad estaba a punto de sobrevenirle a Israel, y qué relación ya no tenían con Jehová Dios los judíos? (b) ¿De quiénes, pues, se componía la “nación consagrada”?
8 Cuando el apóstol escribió las palabras de 1 Pedro 2:9, el pueblo judío se acercaba a un desastre nacional. Su ciudad de Jerusalén, donde estaba su templo, estaba a punto de ser destruida por las legiones romanas, y el pueblo judío había de ser dispersado entre las naciones, como Jesús había predicho. (Lucas 21:20-24) Triste como es decirlo, en 33 E.C. los judíos habían rechazado a Jesucristo, el Mediador del nuevo pacto de Dios, y era indiscutible que el antiguo pacto de la Ley para el cual el profeta Moisés había servido de mediador ya no estaba en vigor. A “aquello que es Israel según la carne” se le estaba rechazando entonces. (1 Corintios 10:18; Mateo 23:38) Jehová Dios había producido la nueva nación del Israel espiritual. (Romanos 9:6; Gálatas 6:15, 16) Esta nueva “nación consagrada” se componía de los discípulos de Jesucristo a quienes Pedro dirigió su carta, a saber, “los escogidos según la presciencia de Dios el Padre, con santificación por el espíritu.”—1 Pedro 1:1, 2.
9. ¿Preconocía Dios a los miembros individuales de aquella nación santa? ¿Cómo llegaron a ser una “raza” escogida?
9 Esto no quiere decir que Dios conociera a los miembros individuales y los designara por nombre de antemano. Más bien, él preconoció que produciría una nación nueva, “una nación santa,” y preconoció lo que se exigiría de cada miembro individual a fin de que éste fuera escogido y admitido en la nación santa. Además, por medio del espíritu santo de Dios se haría especialmente santa a esta nación espiritual, pues los miembros de la nación serían engendrados mediante espíritu santo para que llegaran a ser hijos espirituales de Dios. (Tito 3:4-7) En esta condición santa, o santificada, podrían servir de “sacerdocio real.” Como personas engendradas por espíritu, eran una “raza,” una “raza escogida.”
10. Puesto que Dios trata con los cristianos ungidos como “nación” o grupo, ¿qué preguntas surgen en cuanto a responsabilidad individual?
10 Pero, ¿cómo figura en el asunto la dedicación que de sí hacen a Jehová individualmente los miembros de la nueva nación? Aunque Dios los “consagra” o “dedica” como grupo o nación, ¿es preciso que cada uno de ellos haga una dedicación incondicional de sí mismo a Dios a fin de ser aceptado como miembro de esa nación nueva? ¿No es cierto que las Escrituras sencillamente dicen, en efecto: ‘Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo’? ¿O, simplemente: ‘Arrepiéntete y conviértete’? Por lo tanto, ¿no es cierto que lo único que se especifica que se necesita para llegar a ser discípulo de Jesús, cristiano, es sencillamente creer, arrepentirse y convertirse? Cuando Jesús, el Hijo de Dios, estuvo en la Tierra, ¿dio él el paso de la dedicación? Veamos.
“He venido... [para] hacer tu voluntad”
11. ¿Bajo qué arreglo de pacto con Dios nació Jesús, y por qué fue así?
11 En cuanto al nacimiento humano de Jesús, Gálatas 4:4 nos dice: “Cuando llegó el límite cabal del tiempo, Dios envió a su Hijo, que vino a ser procedente de una mujer y que vino a estar bajo ley [mosaica].” Después de haber nacido milagrosamente de una virgen judía, su circuncisión al octavo día corroboró el hecho de que por nacimiento él era miembro del pueblo en relación de pacto con Dios, y en relación con esto José y María “lo llevaron a Jerusalén para presentarlo a Jehová.”—Lucas 2:22-24.
12. ¿En símbolo de qué bautizó Juan a los judíos que venían a él, pero por qué se opuso al principio a bautizar a Jesús?
12 Fue a esta nación dedicada a la que se envió al precursor de Jesucristo, Juan el Bautizante, para que exhortara a la nación a arrepentirse. Jesús mismo dijo: “No fui enviado a nadie aparte de las ovejas perdidas de la casa de Israel.” (Mateo 15:24) El mensaje a este pueblo dedicado de Dios era especial, uno que no podía aplicarse a las naciones no israelitas. Juan el Bautizante instó a aquellas “ovejas perdidas de la casa de Israel” a que se arrepintieran de sus pecados contra el pacto de la Ley. (Mateo 3:1-6) “Juan bautizó con el bautismo en símbolo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyese en el que venía después de él, es decir, en Jesús.” (Hechos 19:4) Sin embargo, cuando Jesús se presentó a Juan para bautismo en agua, obviamente no lo hizo en símbolo de arrepentimiento, porque Jesús no tenía pecado y no había violado el pacto de la Ley bajo el cual había nacido. Puesto que Juan sabía esto, vaciló en bautizar a Jesús, pero accedió a la solicitud de éste cuando Jesús le dijo: “Deja que sea, esta vez, porque de esa manera nos es apropiado llevar a cabo todo lo que es justo.” (Mateo 3:13-17) ¿Qué quiso decir él con esas palabras?
13. (a) ¿Cómo cumplió Jesús Salmo 40:7, 8? (b) ¿Qué simbolizó el bautismo de Jesús?
13 Aquí Jesús estaba obrando en armonía con la siguiente profecía respecto a él registrada en Salmo 40:7, 8: “En vista de eso, dije: ‘Aquí he venido, en el rollo del libro está escrito de mí. En hacer tu voluntad, oh Dios mío, me he deleitado.’” En Hebreos 10:5-10 se aplica esa profecía a Jesucristo, ya que, en el caso de Jesús, Dios no quería sacrificios que se ofrecían en armonía con el pacto de la Ley mosaica, sino que quería como sacrificio el cuerpo humano perfecto que El le había preparado a su Hijo para que fuera sacrificado como base de un pacto nuevo. Por eso, Jesús al bautizarse no estaba dedicándose a Dios, porque ya era miembro de una nación dedicada y, puesto que no tenía pecado, no necesitaba la conversión. (Hebreos 7:26) Más bien, su bautismo fue símbolo de la presentación de sí mismo a su Padre celestial para hacer lo que era la voluntad de Dios para él de entonces en adelante. Y a este respecto Jesús fijó el modelo para el bautismo de sus discípulos.
14. (a) Después que Juan fue puesto en prisión, ¿qué mensaje comenzó a predicar Jesús? (b) ¿Para qué preparaba a la gente el arrepentimiento y el bautismo que se efectuaban en aquel tiempo?
14 Después que Jesús oyó que Juan el Bautizante había sido puesto en prisión, emprendió una campaña de predicar a los israelitas, que ya estaban dedicados. “Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: ‘Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado.’” (Mateo 4:17) El bautismo en símbolo de arrepentimiento cobró nueva intensidad. (Juan 3:26; 4:1, 2) Cuando el Moisés Mayor, Jesucristo, ascendió al cielo y le presentó a Jehová Dios el valor del mérito de su sacrificio humano, el pacto de la Ley mosaica quedó anulado y se colocó la base para el establecimiento del predicho “nuevo pacto.” (Jeremías 31:31-34) Por eso, en el día del Pentecostés de 33 E.C. los discípulos judíos de Jesús fueron transferidos del pacto de la Ley mosaica al “nuevo pacto” del cual el Moisés Mayor, Jesucristo, era el Mediador.b
15. (a) ¿Qué no terminó inmediatamente para los judíos al ser cancelado el pacto de la Ley? (b) Entonces, ¿cuál era la voluntad de Dios para los judíos a quienes les importara la relación de dedicación que tenían con Dios?
15 Aunque el pacto de la Ley ya había quedado invalidado, no había terminado el período de tiempo de Dios para mostrar favor y atención especiales a los judíos, en virtud de que eran la descendencia natural de Abrahán; este período no terminó sino hasta el año 36 E.C. Por eso, aun después del primer derramamiento de espíritu santo en 33 E.C., el apóstol Pedro, quien había sido ungido con espíritu, dijo lo siguiente a una muchedumbre de judíos en Jerusalén: “Arrepiéntanse, por lo tanto, y vuélvanse [conviértanse] para que sean borrados sus pecados, para que vengan tiempos de refrigerio de parte de la persona de Jehová y para que envíe al Cristo nombrado para ustedes, Jesús.” Para preparar su relación de dedicación para con Dios entonces se exigiría no solo que se arrepintieran de los pecados que hubieran cometido en contra del pacto de la Ley, pacto en el cual ellos todavía consideraban que estaban, sino también que se presentaran como miembros en perspectiva de esta nueva nación, pues entonces aquélla era la voluntad de Dios para todos los que llegaran a ser discípulos de Jesús, cristianos. Esto está corroborado por lo que Pedro había dicho anteriormente en el día del Pentecostés a los judíos que se sintieron “heridos en el corazón” por la parte que habían desempeñado en causar la muerte de Jesús. A éstos Pedro dijo: “Arrepiéntanse, y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don gratuito del espíritu santo.” Se ve, pues, que se exigía mucho más que un simple arrepentimiento y el resolverse de modo general a comportarse mejor en virtud de la creencia en Jesús.—Hechos 3:19, 20; 2:37-40, NM; VV.
16. (a) Cuando el mensaje del Reino llegó a los samaritanos circuncisos, ¿qué simbolizó su bautismo en agua? ¿Por qué? (b) ¿Qué corroboró el hecho de que se les había introducido en una relación de pacto con Dios?
16 Antes de ascender al cielo, Jesús dijo a sus apóstoles que ellos extenderían el testimonio acerca de él a “Samaria y hasta la parte más lejana de la tierra.” (Hechos 1:8) Aunque los samaritanos eran no israelitas, gente “de otra nación,” se circuncidaban porque aceptaban los libros de la Biblia escritos por Moisés y tenían a Moisés por mediador entre ellos y Dios. (Lucas 17:16-18) Debido a Su bondad inmerecida, Jehová tuvo a bien hacer que Pedro, al hacer accesibles las oportunidades relacionadas con el reino de los cielos, usara una llave especial para los samaritanos un poco antes de usar la llave para los gentiles incircuncisos. Pero puesto que aquellos samaritanos realmente no habían estado en el pacto de la Ley mosaica y estaban ‘adorando lo que no conocían,’ ahora, al bautizarse, primero tenían que dedicarse con entendimiento a Jehová Dios en el nombre del Mesías, Jesús, como Mediador del nuevo pacto. El hecho de que después fueron bautizados con espíritu santo corroboró que se les había aceptado en el nuevo pacto.—Mateo 16:18, 19; Juan 4:4-42; Hechos 8:5-25.
17. (a) ¿Cuándo y cómo visitó Dios por primera vez a los no judíos incircuncisos ‘para tomar de entre ellos un pueblo para su nombre’? (b) ¿Qué simbolizó el bautismo de ellos en agua?
17 En el año 36 E.C., cuando venció el tiempo de Dios para mostrar favor especial a los judíos, Jehová Dios dirigió su atención a los no israelitas incircuncisos, los gentiles, ‘para tomar de entre ellos un pueblo para su nombre.’ (Hechos 15:14-18) Pedro tuvo que usar otra de las “llaves,” cuando se le envió a la casa de un centurión romano llamado Cornelio, que manifestaba una actitud de amabilidad para con los judíos. Estos gentiles deben haber aceptado el testimonio acerca de Jehová Dios y su Mesías glorificado, porque el espíritu santo cayó sobre ellos y empezaron a hablar en lenguas. En su misericordia, Dios había empezado a conceder “también a la gente de las naciones arrepentimiento con la vida como objeto,” por medio de Jesucristo, “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” (Hechos 11:18; Juan 1:29) Además, Jehová los había aceptado y admitido en su nación espiritual sobre la base de la dedicación a él que habían hecho en su corazón. Espíritu santo corroboró esto. Por eso, ninguno de los judíos convertidos al cristianismo que acompañaban a Pedro pudieron oponerse al mandato que él dio de que fueran “bautizados en el nombre de Jesucristo.” Eso dio principio a “la conversión de la gente de las naciones.” (Hechos 10:1-48; 15:3) Desde entonces todos los que han deseado servir a Dios, sean judíos o gentiles, han tenido que hacer en su corazón una dedicación a Jehová. Y, en cuanto a su bautismo en agua, se presentan para hacer la voluntad de Dios para ellos, en imitación de Jesús.
18. ¿Qué preguntas, que han de considerarse en el estudio que sigue, se presentan ahora?
18 Pero, ¿cuán importante es la dedicación, de la cual el bautismo en agua es símbolo? ¿Cómo está relacionado esto con la salvación, especialmente en vista de que el día de la ira de Dios está cerca? ¿Tienen que bautizarse los que no son parte de la nación espiritual de Jehová, pero que esperan vivir en la Tierra para siempre?
[Notas a pie de página]
a Se hallan los primeros usos de la palabra “Dedicado” en las Escrituras Hebreas en Génesis 5:18-24, en el nombre “Enoc,” nombre que significa “Dedicado.” La grafía de este nombre en el texto hebreo es Hhanokh, y el término relacionado con la palabra hebrea Hanukah, que significa “Dedicación.” En Juan 10:22 se menciona la “fiesta de la dedicación” a la que asistió Jesús. (Biblia de Jerusalén; Versión Moderna) Hasta el día de hoy los judíos llaman esta fiesta Hanukah, que quiere decir “Dedicación,” como se puede ver de traducciones hebreas de Juan 10:22.
b No hay registro de que en algún momento antes del derramamiento de espíritu santo sobre ellos en el Pentecostés estos discípulos primitivos de Jesús se hayan bautizado de nuevo en símbolo de su presentación. Evidentemente el bautismo en símbolo de arrepentimiento con que habían sido bautizados antes, mientras todavía estaban bajo la Ley, incluía este aspecto, lo cual sería algo hecho en imitación de Jesús, ya que el bautismo que Juan ejecutaba tenía en mira el aparecimiento del Mesías y los preparó para hacer la voluntad de Dios para ellos en relación con dicha venida.
COMO REPASO, ¿PUEDE USTED CONTESTAR ESTAS PREGUNTAS?
◻ ¿De quiénes se compone la nación “santa” o “dedicada” que se menciona en 1 Pedro 2:9?
◻ ¿Cómo se dedicaron a Jehová Dios los israelitas de la antigüedad?
◻ Al ser bautizado Jesús, ¿estaba dedicándose a Dios?
◻ ¿De qué fue símbolo el bautismo en agua de los samaritanos y los gentiles creyentes?
◻ A fin de llegar a ser seguidores de Jesús, ¿qué tenían que hacer los no judíos incircuncisos?
[Comentario en la página 18]
En el día del Pentecostés de 33 E.C. llegó a existir una nueva “nación”
[Ilustración en la página 17]
Los israelitas de la antigüedad se dedicaron a Jehová Dios